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El último mensaje a Martha - por Arameo

Capítulo 1. La balada del pasado

En su sueño más recurrente, un águila negra le picoteaba el corazón mientras que con las garras llenas de sangre parecía requintear los retazos de intestino que le brotaban del vientre. Entre tanta agonía despertaba siempre sintiendo que el sueño era sin duda un agüero extravagante y grotesco de lo que estaba pronto a ocurrir.

El frío del invierno hizo escurrir una gota de sudor helado por su frente mientras trataba de aferrar sus dedos temblorosos a la culata de su 625 JM. El mismo viejo revólver que Martha le había regalado en su primer aniversario. Para él se convirtió de inmediato en una belleza. En aquel entonces él sabía muy poco de armas y nulo interés encontraba en cualquiera de sus representaciones, por muy elaboradas que fuesen. Pero el pacifismo interior de su corazón se vio desplazado por la magnificencia mecánica de su «Joan Mitchen», así la había nombrado en honor a su nana Joan.

Había pasado años preparándose para este momento y ahora sus nervios parecían a punto de traicionarlo. Latas y latas de Budweiser atravesadas por su diestra puntería, los interminables días de entrenamiento y las profundas meditaciones. Y todo para terminar temblando como una gelatina de mosaico hecha de leche aniñada y sin cuajar. « ¿Vas a mojar tus pañales pequeño?». Dentro de su cabeza escuchaba la voz dulce pero fuerte de Joan «Eres un hombrecito valiente, así que demuéstralo». Harry respiró profundamente el denso aire de las colinas y dejó de castañear. «Nunca olvides Harry. Perdona… pero jamás olvides».

Estiró y cerró los dedos de las manos para encontrar su punto de control, cerró los párpados por un segundo y al volver en sí, sintió en todo su cuerpo la necesidad de gritar, pero se mantuvo inmóvil. Algo en él había cambiado; él lo sabía, la sombra sonriente y burlona frente a él lo sabía, Joan Mitchen lo sabía… era cuestión de tiempo: «jamás lo olvides».

En el aire crujían las notas del silencio, danzando entre los cristales de hielo y neblina. Harry acercó su mano derecha cada vez más cerca de Joan, casi podía besar el gatillo y sentir la respiración de su vieja compañera metálica. Las pisadas en el hielo habían desaparecido y todo a su alrededor era de una blancura inmaculada. En los picos escarpados del Malaika apenas eran visibles los pinos que se erguían por toda la cordillera. Todo era tan blanco como una lechuza albina.

De pronto un siseo comenzó a subir lentamente desde la base de la nieve hacía arriba en el aire. Era un silbido agudo a tres tiempos completamente desacompasado que recordaba más a un aullido agonizante de lobo que a un silbido humano. Era la sombra frente a él riendo. Desconocía la identidad verdadera del ser que se hallaba ante él pero el rostro era simplemente inolvidable. Él era la oscuridad misma, el desconcierto con rostro, la pesadilla punzante, la peste que avanza lentamente carcomiendo todo a su paso: Mr. Águila Negra.

La sombra frente a él se erguía presuntuosa con una capa de misterio envolviendo su rostro alargado, del cual únicamente asomaba su puntiaguda nariz blanca. Harry finalmente logró colocar la palma de su mano en la correcta posición, su respiración ya había perdido el equilibrio. «Tranquilo» se dijo calladamente. Intentó recordar la canción de Martha en su cabeza. Cerró los ojos y se transportó a otra dimensión en un parpadeo.

Otra época en el tiempo, la cual se remontaba a uno 10 años hacía el pasado. Un baile de invierno, y una hermosa figura frente a él. No tenía a Joan aferrada a su pistolera. Ni siquiera tenía idea, entonces, de cómo usar un arma de fuego. Estaba tambaleándose ante la tonada de Jerry Butler, “Message to Martha”. Una sonrisa tímida asomaba en su rostro. Martha aún respiraba el mismo aire, sus manos palpitaban a un mismo pulso. Estaba viva, estaban juntos. Por última vez bailaban.

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3 comentarios

  1. 1. Mayca Nasan dice:

    Hola Arameo:
    Tengo que decirte que el párrafo inicial me ha impactado mucho. Muy efectiva esa visión del águila picoteando el corazón y removiendo con sus garras los intestinos… creo que el desayuno está centrifugándose en estos momentos en mi estómago, afectado por esa imagen tan vívida. Apuestas fuerte desde el primer párrafo.

    Por lo demás, interpreto que este primer capítulo actúa como un prólogo, y que a partir de aquí la historia mirará hacia el pasado. Me ha gustado mucho la frase final “Por última vez bailaban” porque creo que funciona bien como enganche. Nos deja con ganas de saber más. Y la frase “Y todo para terminar temblando como una gelatina de mosaico hecha de leche aniñada y sin cuajar”, me ha encantado, es brutal. La visión que provoca es bastante curiosa.

    Hay algunas frases donde, bajo mi punto de vista, existen algunas inconsistencias. Donde dices “escuchaba la voz dulce pero fuerte…” me cuesta imaginar una voz que sea ambas cosas a la vez. Y luego, hay por ahí alguna otra que no me concuerda bien, noto la frase como incompleta. Por ejemplo. “él sabía muy poco de armas y nulo interés encontraba ..:” Quizás mejor sería: “él sabía muy poco de armas y era nulo el interés que encontraba…”
    Un detalle menor, en el párrafo final, esos 10 años, deberían figurar como “diez”, preferentemente.

    En conclusión, me ha gustado tu relato, y creo que está bien escrito. Es un primer capítulo que promete y tienes una buena historia entre manos.
    Adelante!

    Si te apetece te invito a que leas el mío.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 10:36
  2. 2. CARMELILLA dice:

    Hola Arameo:
    coincido con las apreciaciones de Mayca.
    Me gusta este inicio, me parece muy interesante e intrigante, muy bien usado el lenguaje aunque en algún momento me he sentido algo confundida.
    Me gusta ese ir y venir del presente al pasado y me gusta ese final que nos pone en el inicio de una trama que promete.
    ¡Buen trabajo!
    Seguimos participando y leyéndonos.
    Saluditos.

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 17:48
  3. Buenas Arameo, me parece que es la primera vez que me acerco a tus letras y coincido con Mayca en la belleza de algunas frases, pero sin embargo otras te dejan un poco frío. Para ser un primer capítulo me falta algo de consistencia en el tema, está soñando como un Prometeo acosado por su águila negra, y luego parece que se pierde en el juego de los años, claro que el título la balada del pasado debería decirme algo, pero qué, acaso al cerrar los ojos te puedes transportar a otra dimensión, o bien está practicando snowboard y le ha pillado una avalancha. Aún no lo sé, no sé si me quiero perder en ese inmenso caos, me falta la empatía con el personaje, Harry, y la sombra de su pesadilla qué es, un lobo, un águila.
    Espero un segundo capítulo, a ver si me desenredo. Un abrazo.

    Escrito el 22 febrero 2016 a las 21:25

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