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Flavia - por Trescatorce

Web: http://www.trescatorcedreams.blogspot.com

Los pulmones estaban a punto de colapsar. Ella inspiraba pero el aire se negaba a entrar, aún así no dejó de correr como si le fuera la vida en ello. Porque le iba la vida en ello.
No sabía exactamente cuándo había empezado a conocer las calles, en qué punto exacto se había encontrado sobre terreno conocido. Cuando pudo ver la iglesia, se dio cuenta de que se había dirigido hacia allí inconscientemente desde el principio.
No era nada del otro mundo, pero era una iglesia bonita. Pequeña, con un solo campanario, de ladrillo visto, con ese color parduzco oscuro que toman los ladrillos que han vivido muchas décadas. Algunos hasta parecen llorar ríos de musgo por penas ya olvidadas.
Flavia también lloraba. Las lágrimas le abrían surcos de limpieza en las mejillas sucias, pero ella ni se percataba de ello ni intentaba limpiarlas. Lloraba de pena, de felicidad, de tensión, pero, sobre todo, de alivio. Estaba en lugar seguro. Por fin.
Sin aminorar su carrera subió la escalinata de entrada de dos en dos escalones. Las fuerzas le fallaron antes de llegar arriba y cayó, cuan larga era, sobre la fría loza. Más lágrimas, éstas de dolor, se unieron a las que ya caían. Tras lo que le pareció una eternidad sin poder moverse, se dio la vuelta y se sentó en uno de los escalones. Se miró la rodilla, y contempló el reguero de sangre que le manaba de una fea herida. De pronto fue plenamente consciente de su estado: la ropa hecha harapos, cubierta de mugre, el pelo encrespado y enredado.
La iglesia estaba enclavada en el centro del pueblo, en una plaza que aprovechaba un cerro natural, con lo que dominaba la vista del ayuntamiento. Normalmente solía haber mucha gente paseando, o sentados en los bancos, charlando, pero en ese momento no había nadie. Flavia miró hacia arriba, al cielo, pero fue incapaz de decidir qué hora podría ser. El sol apenas asomaba por un mar de nubes, y el aire era fresco. Lo último que recordaba es que empezaba el otoño y que necesitaría un nuevo cárdigan, pero desde entonces ignoraba cuánto tiempo había pasado en aquel sitio…
Una mujer, con las carnes que da la edad embutidas en una falda hasta media pierna azul oscuro y una blusa blanca, le tiró una moneda a los pies, sin ni siquiera mirarla. Cuando Flavia quiso levantar la cabeza ya solo fue capaz de ver la puerta principal de la iglesia cerrándose. Miró la moneda y se llevó las manos a la cara. Para eso había quedado, para pordiosera.
– ¿Qué es lo que me ha pasado? -sollozó.
Intentó levantarse, apoyó la mano derecha en el pavimento e hizo fuerza, pero apenas consiguió separarse del suelo unos centímetros. Volvió a caer, casi a plomo. De repente todo el cansancio acumulado se le vino encima, y el mundo osciló a su alrededor. Haciendo acopio de fuerzas, lo intentó una vez más, no había llegado hasta ahí para quedarse a las puertas. Esta vez el mundo a su alrededor no solo osciló, sino que se fundió a negro y Flavia cayó desmayada a los pies de la iglesia.
Cuando volvió en sí ya no estaba en la calle. Miró a su alrededor y reconoció con alivio la sacristía de la iglesia. Plantó un pie en el suelo y se incorporó con cuidado. Las lágrimas volvían a brotar, se retiró el pelo de la cara y fue cuando lo vio. Delante suyo, con una expresión de inquietud en los ojos, estaba el padre Lepoldo. El que había casado a sus padres y dado la Primera Comunión a ella y a su hermana. El que había sido un habitual en las cenas de los viernes, antes del accidente, cuando sus padres eran importantes figuras de la comunidad.
– Hija, ¿estás bien? -le preguntó el cura. -No hay nada de qué preocuparse, te daré comida y te puedes dar un baño, si quieres.
– Pa… -carraspeó, para aclarar la voz, rota de tanto gritar- Padre, ¿no me reconoce?
El párroco negó con la cabeza.
– Soy Flavia Zambrano.
El asombro se reflejó en todos los músculos de la cara del padre Leopoldo. Se llevó las manos a las mejillas.
– ¡Pero hija! -gritó. -¿Qué te ha pasado?
– Eso me gustaría saber a mí… – Y volvió a echarse a llorar, tapándose la cara con las manos.
El párroco se levantó y se sentó junto a ella.
– Shh, tranquila. Ya estás a salvo. Ahora cuéntamelo todo.

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7 comentarios

  1. 1. Jelly Bangster dice:

    Está increible!!!!!
    Me en encantó, quiero leer más.
    La verdad tu trabajo me parece impecable (mi humilde opinión de lectora novata XD) Pero creo que haces un trabajo extraordinario. La manera en la describes, la situaciones, más elaborada pero sin ser excesiva, la trama, a mi gusto, está bien planteada desde el principio, es muy buena. Espero te sirva mi comentario.
    Te invito a comentar el mío soy el numero 146, sería genial que pudieras tomarte un momentito y darme tu opinión. 😀 😀

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 21:49
  2. 2. Cryssta dice:

    Hola Trescatorce, en general tu capítulo está bien escrito y creo que cumples tanto con lo que se pedía en el taller como en el reto.

    En cuanto a los mejorables:

    – ve a la entrada que hay en el blog donde se explica cómo poner los guiones en los diálogos porque no los has puesto bien
    – en “Las lágrimas le abrían surcos de limpieza en las mejillas” yo quitaría “de limpieza”, también quitaría “ni intentaba limpiarlas” y lo quitaría puesto que “ni se percataba de ello”, si no se percata no puede tener intención de…
    – cuando cae en la escalinata dices que lo hace “sobre la fría loza”, la loza se utiliza para la vajilla, no para hacer escaleras
    – debía ser “Normalmente solía haber mucha gente paseando o sentada en los bancos charlando” hablas de “la gente”
    – dices “pero en ese momento no había nadie” y en la siguiente frase dices otro “pero”, el segundo sería mejor quitarlo y decir “Flavia miró hacia arriba, al cielo, y fue incapaz de decidir qué hora podría ser”.
    – en “Cuando Flavia quiso levantar la cabeza ya solo fue…” aquí sobraría el “ya”
    – al padre le llamas Lepoldo y luego Leopoldo
    – cuando hablas del padre dices dos veces “El que”
    – es “a su hermana y a ella”
    – dice “El asombro se reflejó en todos los músculos de la cara”, es mejor decir “El asombro se reflejó en la cara” ya que en la expresión de asombro no se utilizan todos los músculos de la cara, por ejemplo los párpados inferiores están quietos

    Espero haberte ayudado. Un abrazo.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 12:55
  3. 3. Isolina R dice:

    Hola, Trescatorce:
    Tu primer capítulo me ha gustado bastante y me he quedado con ganas de saber más de Flavia Zambrano.
    No quiero extenderme en elogios, pero quiero dejar claro que aunque te voy a comentar bastantes cosillas, me gusta cómo escribes. Y alguna figura de las que has usado merecería figurar como ejemplo en los libros de retórica.
    Por lo general me incomoda el abuso de determinantes posesivos (“mi, mis, tu, tus, su, sus”) y suelo señalarlo, cuando comento, y proponer que se sustituyan por artículos determinados. Si alguien puso: “lo cogió con sus manos” le sugiero: “lo cogió con las manos”. Pues bien para la primera oración de tu texto voy a sugerirte lo contrario. En lugar de “Los pulmones” yo pondría “Sus pulmones”, o “Los pulmones de la pordiosera”, o “Los pulmones de Flavia”. No me gusta que el inicio sea con unos pulmones que no pertenecen a nadie.
    En “aún así no dejó de correr” sobra la tilde en “aun”.
    Tienes ocho veces la palabra “pero”. No está muy bien que haya tanta adversativa; pero si quieres ponerlas, deberías usar otros nexos diferentes a “pero”.
    En el segundo párrafo hay dos adverbios en “-mente”. Yo evitaría ponerlos tan cerca.
    La palabra “iglesia” la tienes seis o siete veces. Puedes quitarla en: “cayó desmayada” y en “reconoció con alivio la sacristía”. ¿La sacristía puede estar en algún sitio distinto a la iglesia? ¿Hay posibilidad de que el lector piense en la sacristía de otra iglesia distinta a la que aparece en el texto desde un ratillo?
    En “No era nada del otro mundo, pero era una iglesia bonita” repites “era” (a lo largo del texto aparece “era-n” en cinco ocasiones, conviene reducirlas a dos o tres). Como también aquí aparece “pero”, te sugiero así: “Sin ser nada del otro mundo, era una iglesia” El adjetivo “bonita” hay que evitarlo en boca del narrador, salvo que sea una adolescente quien hable. Busca sinónimos.
    Esto: “Algunos hasta parecen llorar ríos de musgo por penas ya olvidadas.” Es una personificación de antología. Bravo.
    No me convence: “ese color parduzco oscuro que toman los ladrillos que han vivido muchas décadas”. La personificación de “han vivido” no me gusta. Yo cambiaría ese verbo por : “han soportado la intemperie”.
    En: “Las lágrimas le abrían surcos de limpieza en las mejillas sucias, pero ella ni se percataba de ello” quitaría “ella” y “de ello”.
    En “Lloraba de pena, de felicidad, de tensión, pero, sobre todo, de alivio” antes de “pero” en lugar de coma, punto y coma.
    Esto “Sin aminorar su carrera subió la escalinata de entrada de dos en dos escalones”, lo pondría así: “Sin aminorar la carrera, subió los escalones de entrada de dos en dos”.
    Los demostrativos no deben llevar tilde nunca (“estas”).
    En “una falda hasta media pierna azul oscuro”, el orden debía ser otro. Supongo que lo azul oscuro es la falda, no la pierna.
    “Delante suyo” es incorrecto. Debe ser: “Delante de ella”.
    Las rayas de los diálogos y de los incisos aclaratorios debes repasarlas. Son más largas que los guiones y hay que pegarlas sin espacio. Te sugiero que leas el post que puso Iria en Literautas. Lo explica muy bien.
    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 19:26
  4. 4. Noypia dice:

    Hola Trescatorce!

    Para mi gusto, tu narración está completa, limpia y con una buena trama. Las descripciones me han parecido preciosas, con un vocabulario amplio y mucho detalle, sin hacer que sea excesivo.

    Lo único que puedo decirte es:
    ¡Quiero leer más…!

    Tu primer capítulo me ha dejado verdaderamente intrigada y ahora tu texto puede ser interpretado según la imaginación de cada uno de muchas maneras.

    En definitiva, me ha encantado.

    Espero que mi comentario te haya sido de ayuda.

    Si te apetece comentar el mío soy el número 147.

    Un abrazo

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 20:04
  5. 5. Trescatorce dice:

    Muchas gracias por vuestros comentarios, agradezco las palabras de ánimo, los elogios y, sobre todas las cosas, agradezco el tiempo que os habéis tomado para criticar el texto (que no a mi).
    Jelly: Me pones la cara colorada. Ahora me paso por tu texto, muchas gracias por tus palabras.
    Cryssta: tomo nota de todas tus palabras, las agradezco muchísmo. No sabes cuánto. Lo único de lo que me voy a defender es de lo de la línea de los diálogos. Sé cómo hay que usarlos, pero aun no he aprendido a hacerlo desde mi portátil, que es magnífico para todo excepto para los guiones de los diálogos. Sigo averiguando como ponerlos de forma correcta…
    Isolina: Me apunto todas las mejoras que me aportas, las pondré en práctica con las de Cryssta. Sé que no estaba pulido, la verdad es que tenía poco tiempo y decidí enviar el comienzo del proyecto que tengo entre manos, así también me serviría de entrenamiento, para ver si merece la pena continuarlo. Gracias por señalar lo que te ha gustado también, me sonrojas pero también gusta (no voy a mentir). Me he puesto una medalla por la personificación ;-). Sobre los guiones te digo lo mismo que a Cryssta, que no sé hacerlo con el portátil con el que trabajo.
    Noypia: Muchísimas gracias por tus palabras, son más importantes de lo que piensas.
    En definitiva, gracias a todas y todos (si los hubiera) por haberse tomado el tiempo necesario para leer y comentar mi texto.

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 19:25
  6. 6. Cryssta dice:

    En la entrada del blog que te digo te explica cómo poner los guiones de los diálogos dependiendo del ordenador que tengas

    Escrito el 21 febrero 2016 a las 23:13
  7. 7. José Nuñez dice:

    Tienes que hacer tus deberes tío. 151. José

    Escrito el 23 febrero 2016 a las 22:33

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