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Vacaciones no tan Perfectas - por Matilde

Vacaciones no tan perfectas

Nada más traspasar la puerta del edificio del aeropuerto, David Peterson, notó la diferencia de clima de su país –Canadá- con el de esta isla, al otro lado del Atlántico, casi lindando con África. Se despojó de su cazadora de cuero y avanzó hacia la parada de taxis.

El taxi, un Mercedes Benz, circulaba a gran velocidad por la autopista con dirección al sur de la isla donde estaban las playas de arena dorada caldeadas por el sol.

El paisaje que se divisaba a través de la ventanilla era semidesértico y polvoriento salpicado de algunos pueblos. A lo lejos se veían altas montañas cubiertas de flora autóctona: tabaibas, verodes, cardones…

Se acercaban a la zona turística del sur y las urbanizaciones de apartamentos y hoteles casi montados en el mar se sucedían.

Su destino estaba próximo y ante la visión que surgía ante él, David Peterson preguntó en un perfecto español:
—¿Qué iglesia es esa que se ve?
—No es una iglesia, señor, —contestó el taxista— ese es su hotel, al que voy a llevarle.
—Pero si tiene forma de iglesia con su cúpula y torres de campanario.
—Sí, es que los propietarios quisieron representar en el hotel su pueblo, incluida la iglesia.

El taxista paró delante de la puerta principal del hotel y le ayudó con el equipaje.

Cuando Peterson entró en el hall principal con dos alturas, donde estaba la recepción quedó maravillado. Pareciese que estaba en la parte central de una iglesia: techos abovedados sostenidos por gruesas columnas con ventanas altas formando arcos por las que entraban la luz inundando todo el espacio. Por supuesto, la decoración no era la de una iglesia sino moderna, incluido un gran piano de cola y mullidos sillones.

David Peterson se dirigió hacia el mostrador de recepción y tuvo que guardar turno en la larga cola de turistas que esperaban a ser atendidos. Era la hora del almuerzo y se sentía cansado y hambriento.

Por fin le llegó su turno:
—Buenas tardes. Tengo reserva de una suite a nombre de David Peterson.
El recepcionista consultó el ordenador, preguntó a su compañera, miró unos papeles encima del mostrador…
—Perdone, ¿me puede repetir su nombre? ¿Cuánto tiempo hace que hizo la reserva?
—Mi nombre es David Peterson. Hice la reserva hace tres meses.
—Pues lo siento mucho. No hay ninguna reserva hecha a su nombre.
—No puede ser. Yo mismo hice la reserva —y mostrándole su móvil continuó–. Además, mire, ustedes me mandaron un email hace tres días en el que me aseguraban y recordaban mi reserva.
—Le puedo ofrecer una pequeña habitación con entrada directa desde la piscina —el recepcionista le hablaba con voz de culpabilidad—.Seguro que mañana tendremos solucionado este error.
Peterson ya no podía más. Estalló
—Necesito comer, indíqueme el comedor, por favor.

El comedor estaba atiborrado. No había buffet. La comida, servida en la mesa por pulcros camareros era buena aunque con sabores que él no estaba acostumbrado. Ese día el menú incluía platos típicos y tradicionales de la isla. Peterson degustó con gran deleite el “sancocho”: papas “sancochadas” con “cherne” salado al que le añadió “mojo” verde primero y rojo después. El “gofio escaldado”, servido en un cuenco aparte, se acompañaba con cascos de cebolla roja. De postre, leche asada con miel.

Ya más repuesto y con el cuerpo cargado de energía, se dirigió a la habitación a la que un botones habría llevado su equipaje.
La distancia que tuvo que recorrer era larga. Sorteando varias hamacas colocadas al borde la piscina, llegó delante de la misma.
La puerta estaba abierta y comprobó como alguien salía corriendo de ella y saltando rápidamente por encima de una hamaca se perdía entre los bañistas.

David entró. En un principio no notó nada extraño a excepción de la pequeñez de la estancia. Pasó al baño y cuando salió quiso consultar sus emails: <<¿Dónde está el ordenador?>>, se preguntó. Y entonces lo vio: las dos maletas abiertas y rotas, la ropa desperdigada… El ordenador, cámara y otros aparatos de medición y observación habían desaparecido.
Llamó a recepción y acudieron rápidamente. Después de comprobar y revisar todo, llegaron a la conclusión que le habían robado. El director le informó que el hotel nada podía hacer en estos casos ya que ellos no se responsabilizan de los objetos que estén fuera de la caja fuerte. La responsabilidad de que le hubieran robado era únicamente suya. <<¡Pues sí que empezaban con buen pie sus vacaciones!>>

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6 comentarios

  1. 1. Lucas Trevisiol dice:

    Hola, Matilde!
    Me gustó mucho tu relato, los diálogos me parecieron buenos y el contenido en general también lo es.
    Me gusta como describes la gastronomía del lugar, hace pensar al lector que tal vez hayas pisado esa parte del mundo antes ¿No?
    Otra cosa que quiero destacar es la síntesis, desde la llegada al aeropuerto y de ahí al hotel, con interacciones de los personajes, descripciones de comida típica del lugar y el conflicto hacen que cueste creer que el texto este acotado en 750 palabras.

    Lo que te criticaría es el final, puesto que conforme avanza el relato, desde la escena en el taxi interpreté que la estadía en el hotel seria mucho mas sombría; pero comprendo que sería el primer capítulo de una novela y que ésta se iría desarrollando a medida que pasan los días en la obra. No es nada grave.

    Te invito que pases por mi relato, soy vecino tuyo (el numero 51) 🙂

    Escrito el 17 febrero 2016 a las 19:35
  2. Hola Matilde, pasé por el título de tu cuento y tuve deseos de saber cuán imperfectas podían ser unas vacaciones.

    Me gustó mucho leer lo que relatas y la forma en cómo lo has hecho. Me encantaría que compartieras tu novela una vez que la hayas concluido.

    Pobre Peter, desde su llegada al hotel se anunciaba el desastre. Me gusta mucho cómo describes la vía entre el aeropuerto y los hoteles de playa. Las comidasm y la poca amabalidad que encuentran algunos turistas al llegar a sus ‘paraisos tropicales’.

    Gracias por compartir tu relato, si gustas pasa por el mío, se llama, esa culpa no es mía. Te felicito!!!!

    Nos leemos

    Escrito el 17 febrero 2016 a las 23:55
  3. 3. Vespasiano dice:

    Hola Matilde:
    Tu relato me ha parecido demasiado descriptivo. Más parece un folleto propagandístico de las bondades de la Isla (supongo que las Canarias).
    Llegamos al desenlace inesperadamente y al “cliffhanger” sin tener noticias del personaje, a que se dedica y para que quería los aparatos de observación si estaba de vacaciones.
    De cualquier manera he leído el relato con cariño, aunque no me ha parecido idóneo como para ser el capitulo primero de una novela.
    Felicidades y a seguir trabajando.

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 17:38
  4. 4. Ophelie dice:

    Matilde, me ha gustado mucho tu historia, está bien llevada y redactada, además dejas el final abierto pera poderlo continuar y da que pensar. Solo te voy a hacer una pequeña observación,a mi modo de ver. Pareciese. Creo que te quedaría mejor (Parecía) Y entonces lo vio… No vio el ordenador, creo que te quedaría mejor( entonces vio) Un saludo. Estoy en el número 52, por si necesitas hacer alguna observación

    Escrito el 18 febrero 2016 a las 22:18
  5. 5. CARMELILLA dice:

    Hola Matilde:
    Me gusta tu trabajo y a mi sí me parece que tus descripciones nos hacen recorrer junto a David el camino hasta el hotel e imaginarnos como era este.
    Cuando dices que David estalló, te recomendaría que la frase que dice la pongas entre signos de exclamación para darla más énfasis, incluso si estalla debería decir “algo más fuerte”.
    En la frase “con sabores que él no estaba acostumbrado”, yo pondría “con sabores a los que él no estaba acostumbrado”, a mi me suena mejor.
    La evolución de las recién iniciadas vacaciones de David me estaban sacando la sonrisa y a la vez pensando en la imagen que se va a llevar del lugar en el que las está pasando.
    Si en el primer capítulo le ha pasado “de todo” y “nada bueno” en sus vacaciones, no me puedo imaginar cómo van a seguir y eso está bien logrado por tu parte, intriga y ganas de saber cómo se va a seguir desarrollando ” la cosa” y sobre todo, cómo va a acabar.
    ¡Bien hecho Matilde!
    Saluditos.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 20:54
  6. 6. Matilde dice:

    Les agradezco los comentarios que han hecho a mi primer capítulo de novela. Con cada uno de ellos he aprendido algo. Me he leído los relatos de ustedes aunque no les haya comentado nada. Al no sentirme muy segura en mis comentarios he preferido no hacerlos. Creo que todos hay que valorarlos en positivo.

    Escrito el 24 febrero 2016 a las 10:23

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