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Viaje a un destino - por Hurope

El aire espeso y saturado de aquel completo vagón, se hacía insoportable e irrespirable. Roberto, tras más de ocho horas de viaje en un tren, sufriendo el traqueteo y el deambular de pasajeros de un lado a otro, tenía motivos más que suficientes, para desear que esa aventura tocara a su fin. El desasosiego y la excitación, daban paso a la incertidumbre, por conocer al hombre del que tantas veces le había hablado su madre.
« Cuando te ríes, eres exactamente igual que él», le comentaba cuando se carcajeaba leyendo algún comic o viendo alguna comedia por televisión.

La relación de sus padres fue breve pero intensa y finalizó antes de que él naciera. Su madre, mujer joven de veintidós años, risueña y despreocupada, lo había conocido en una verbena de una noche de verano.
En cuanto sus miradas se cruzaron, sintieron como un rayo les atravesaba el corazón – eso es lo su madre le había explicado –, así que, después de un rato hablando y también bailando las canciones que entonaba el grupo de música, el flechazo entre ambos, era más que evidente.
Desde ese momento y hasta que acabó aquel verano, pasaron cada lapso de tiempo del que disponían juntos, y antes de que la temporada estival tocara su fin, Elvira, así se llamaba su madre, averiguó su estado de buena esperanza.
La familia de Elvira, juzgó mal esa relación desde el principio, ya que Vicente, que así se llamaba su padre, pertenecía a una familia humilde. Entendieron, que era un amor de verano, y que no iría a mayores, pero cuando conocieron el embarazo de Elvira, se afanaron rotundamente en alejarla de allí, tanto, que hasta vendieron la propiedad y no volvieron nunca más.

Roberto, había crecido conociendo la verdad de su historia. Su madre, rehízo su vida con otro hombre, Ricardo, que ejerció siempre como un buen padre, y había tenido dos hijos más, Rita y Pedro, con los que mantenía una excelente relación. Pero ella, siempre le habló de Vicente, su verdadero padre, como un hombre noble y de una calidad humana increíble.
A Roberto, le resultaba extraño, cómo podía albergar sentimientos amorosos, hacia una persona que no había visto jamás, pero del que su madre, guardaba un recuerdo muy especial en su corazón. Elvira, le había repetido en más de una ocasión, « lo quisieron enterrar, como si nunca hubiera existido, pero mamá te lo va a explicar». Conocía la historia con pelos y señales, como si hubiera sido un testigo ocular de todo cuanto aconteció. Su madre, se lo había relatado, con un brillo en sus ojos, en tantas ocasiones y con toda clase de detalles.

Que Vicente, fue el verdadero amor de su madre, no tenía la menor duda, aunque ella nunca se lo hubiera manifestado explícitamente.
Elvira, por su parte, siguió manteniendo relación con sus padres, al principio, porque económicamente dependía de ellos, y después de conocer a Ricardo, porque prefirió perdonarlos a vivir siempre con esa amargura en su interior. Aunque muy adentro suyo, y después de tantos años, sentía la rabia de aquella mujer herida, a la que alejaron de Ricardo drásticamente, sin más motivo, que la diferencia de estatus.
Tras el fallecimiento prematuro de su madre, Roberto, quedó desolado y pasaron varios años, hasta que se planteó si Vicente seguiría vivo, si tendría familia, si habría pensado alguna vez en él… Tenía curiosidad por contrastar, si la imagen que su madre le había descrito, se correspondía con la persona que Vicente sería ahora.

Esa idea, le había rondado por la cabeza en los últimos años, pero jamás, había encontrado la voluntad para decidirse y empezar a buscar, quizás, porque el miedo a enfrentarse a una parte de sus orígenes, era más fuerte, que la curiosidad por conocer al hombre que le había dado la vida y que había dejado una estela tan profunda en su difunta madre.

Por casualidades de la vida, un hermano suyo, de padre claro, lo había encontrado en una página de perfiles profesionales y se había puesto en contacto con él. Roberto, recordaba, con la sorpresa metida aún en el cuerpo, el día que recibió y leyó aquel email. La sangre se agolpaba en su cabeza y el pulso retumbaba tan fuerte, que no era capaz de comprender las palabras que leía. Sin pensárselo, lo arregló todo y cogió un tren, rumbo a encontrar respuestas.

« Próxima estación, Santón»…. Escuchó Roberto y al poco las puertas del tren se abrieron.

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4 comentarios

  1. 1. Don Kendall dice:

    Hola Hurope, Me gustó el comienzo por lo del tren, ya que para mi relato recurrí también al tren.
    El primer párrafo me parece conseguido según el modo que sugería Paul O’Neil :«.coge al lector por la garganta en el primer párrafo..». Creo que lo ges. A partir de ahí en mi opinión no sigues apretando. Yo como lector necesito que me toquen las emociones ( no que me las cuenten) . Por eso y teniendo en cuenta que la historia promete, tal vez si colocas como segundo párrafo o incluso como primero el que tienes como penúltimo párrafo, el que empieza con “Por esas casualidades de la vida…” , yo como lector me encuentre muy interesado en saber que puede haber en ese email que produce tantas emociones al personaje según el narrador. (En ese párrafo, no ayuda nada el inciso “de padre claro” ). Prueba a leer en voz alta en ese orden, yo lo leí y quedé más enganchado al relato. En general es un riesgo evocar mucho el pasado para un primer capítulo, porque te puede coger como arenas movedizas y ralentiza el ritmo. Hay detalles que se pueden mostrar sin que el narrador sea tan omnisciente o sabiondo si se quiere. Hay alguna fisura en el relato en ese sentido (la madre no manifestó explícitamente..por ejemplo), que puede cansar al lector, en estos momentos que necesitamos que no se desenganche.
    En fin ,como ves son cosas que se me ocurren afectuosamente porque la tarea que te propones es dura, pero ten en cuenta que el narrador en tercera persona está diciendo que el personaje Roberto conocía con “pelos y señales” una historia que de momento no parece muy motivadora para que el lector le acompañe en ese viaje.
    En cuanto al reto, en mi opinión el “cliffhanger” es dejar al lector”al borde del precipicio”. No tengo muy claro que sea así en este caso.
    Es un gran mérito participar y exponerse a comentarios y en ese sentido admiro tu trabajo y agradezco que lo compartas.
    Un abrazo (Ah, es mi primer comentario siguiendo la norma de comentar los tres siguientes al propio. En mi caso el #221 “Camino de Canfranc”

    Escrito el 17 febrero 2016 a las 20:14
  2. 2. Rocío dice:

    Hola Kendall,

    Agradecerte las molestias que te has tomado en comentar el texto. Soy una aficionada en esto de la escritura, así que mi finalidad es aprender. Con consejos como el tuyo, lo iré consiguiendo.

    Es verdad, que con el cambio de párrafos que me has sugerido, la lectura se hace más dinámica.

    Quizá también he pecado de ser demasiado sabionda y he de dejar al lector que imagine detalles sin mostrárselos de forma tan evidente.

    Me pasaré por tu texto y siempre, bajo mi modesta opinión, lo comentaré.

    Un abrazo para ti tb!!

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 11:42
  3. 3. Don Kendall dice:

    Rocío , solo un pequeño comentario al hilo de lo que dices. Cuando me refiero al narrado sabiondo no estoy hablando del autor. En la escritura de ficción el autor no pinta nada para el lector. Si esto sucediese hay algún fallo. Cuando leo Juego de Tronos , por ejemplo, no me interesa si G. Martín sabe mucho de Shakaspeare, le gustan las hamburguesas o pega a su gato. Eso ya es otra cosa.
    Te lo cuento porque es un error que solemos cometer al principio, no plantearnos quién es el narrador y que voz le damos.
    Solo eso, saber que si eliges un narrador omnisciente que lo sabe todo, puede haber lectores que se cansen. Y si lo que te interesa es tener al lector cogido por las emociones, te interesa un narrador menos sabiondo, quizá un narrador omnisciente “con limitaciones” que acompañe al lector en sus descubrimientos. Pero bueno esa es tu opción como autor/autora y yo no soy nadie para decirte que debes hacer. Un beso, y seguimos hablando si quieres

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 16:23
  4. 4. Rocio dice:

    Gracias de nuevo…. Intuyo que eres un erudito en la materia, así que intentaré seguir tus sugerencias …
    No lo medite tanto a la hora de escribirlo, solo imqgine la historia e intente expresarla como mejor me sonó… Soy consciente que me falta técnica…
    Buen fin de semana

    Escrito el 20 febrero 2016 a las 13:13

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