Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Capítulo I: Emboscada - por Leandro Bartolomeo Koninckx

Ya era hora del crepúsculo. Los tres ya estábamos fatigados de la caminata de ese día. El camino había sido largo, aunque por fortuna éste ya estaba llegando a su fin. A lo lejos se podía observar la gran muralla de color obsidiana. Hasta el más necio sabía que al encontrarse con un muro negro como el carbón habías llegado a la capital, a Abarthorn.
– Deberíamos apresurarnos si queremos llegar antes del cierre. -dijo Saiph que mientras iba caminando a la retaguardia seguía emplumando sus flechas y asegurándose si su arco estaba bien encordado. – No veo muy factible que podamos acampar por aquí. – El camino era bastante estrecho y estaba rodeado de pleno bosque. Sin embargo, había algo fuera de lo común en aquel lugar. No se escuchaba una sola ave cantar. No se veía ni un sólo insecto. Nada. Pero no estábamos solos.

Saiph se acercó a mi con un poco de torpeza. A pesar de tener sangre élfica, no se parecía en nada a uno de ellos. Habló para que solo yo pudiera escucharlo.
– Aanka, creo que nos siguen.
– Si, ya lo sé – le contesté con el mayor disimulo del que fui capaz. – Creo que desde hace más o menos medio kilómetro. ¿Cuántos crees que sean? – Siempre he tenido un oído excelente, y como estábamos andando por un camino real había que estar atento a los bandidos.
– No creo que más de dos – respondió luego de vacilar un instante.
– Agni… estoy cansada. ¿Podríamos descansar un poco antes de llegar a la ciudad? – Iri había soportado bastante pese a su escasa edad, aunque ya venía arrastrando los pies hace un buen rato. -Además necesito orinar-.

Tras pensármelo unos segundos, decidí que podíamos descansar unos minutos antes de llegar a la ciudad. Además, ya era hora de que nuestros acechadores fueran mostrando sus garras y colmillos.

Iri corrió hacia el bosque dando saltitos y tarareando una estúpida cancioncilla para niños endemoniadamente pegadiza. Cuando se perdió de vista, dos figuras emergieron del otro lado del bosque. El primero era un hombre calvo y del tamaño de un ropero, su acompañante era una mujer de pelo rubio rojizo. Sin embargo, la característica que más destacaba en ambos era que ninguno de los dos poseía ojos.
– Tú – me dijo el grandote señalándome con uno de sus dedos de salchicha. – Ese pelo azul. Debes ser Aanka. – Parecía que le costaba pronunciar cada palabra. Más bien iba jadeando entre medio de cada una.
– Veo que mi fama me precede – dije sin descaro – O acaso, ¿Te conozco? -. Una sonrisa de burla se dibujó en mi rostro. Saiph ya tenía una flecha preparada cuando el pelado se abalanzó cargando contra mí. Por más que la certeza del tiro fue excelente, el grandulón ni se molestó en reparar que tenía una flecha clavada en la frente y siguió contra mí. Al mismo instante, la mujer dio una serie de piruetas con una agilidad inigualable y logró desarmar al Saiph tirando su arco al suelo. El hombre logró apresarme fácilmente. Mientras, la mujer amenazaba a Saiph con un hacha muy rudimentaria que parecía estar hecha de piedra.
– Sethis, llévatelo. – dijo la de pelo rubio rojizo con una voz mucho más sombría de lo que habría esperado. – Yo me encargo del elfo. Sin embargo, cuando el corpulento hombre intentó moverme tuvo que soltarme al instante.
– Arrgh… ¡Caliente! – gritó y comenzó a sacudirse los brazos como si ayudara de algo. Su extraña actuación fue suficiente para distraer a la mujer un segundo, en el cuál Saiph le propinó una patada justo debajo de la mandíbula, cayendo así al suelo.

No fue suficiente para la mujer que se levantaba como si nada hubiera pasado. Sin embargo, para mi sorpresa salió huyendo como alma que persigue el diablo. Sethis seguía aullando de dolor, revolcándose y maldiciendo por lo bajo hasta quedar inconsciente.
– ¿Qué clase de criatura es esto? -dijo Saiph con todo el asco que fue capaz tras recuperar el aliento.
– Son grimlocks -contesté con un poco de duda.
– ¿Grimlocks?¿En la superficie? No lo creo.
– Solo una gran recompensa podría hacer salir a estas bestias de sus cavernas.
Antes que Saiph pudiera preguntarme lo que sea, Iri llegaba desde adentro del bosque.
– Listo – dijo con la inocencia de un niño. – ¿Nos vamos? –

No parecía haber reparado en el pelado inconsciente tendido en el suelo, o si lo hizo no pareció sorprenderle en absoluto. Unos instantes después las puertas de Abarthorn se alzaban magníficas frente a nosotros.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Nic-Is dice:

    Hola Leandro.
    Muy bueno tu texto. Me gusta mucho la fantasía épica. ¿Aanka tiene algún tipo de poder? Y la mujer rubia ¿por qué huyo de esa manera?
    La historia promete mucho. Espero que la continúes.
    El único consejo que se me ocurre, es que revises la puntuación de los diálogos. Hay por allí algunos detalles.
    Fuera de eso me gustó mucho.
    Si quieres pasar por el mío y dejarme algún consejo, es el 206.

    Escrito el 19 febrero 2016 a las 20:44
  2. 3. Leandro dice:

    Hola Nic-ls, muchísimas gracias por tu comentario. Realmente tengo que admitir que tuve bastantes problemas respecto a la puntuación en los diálogos así que realmente agradezco tu ayuda. Ahora voy a pasar a leer el tuyo. Un Saludo y gracias de nuevo por pasarte!

    Escrito el 22 febrero 2016 a las 00:01
  3. 4. Noemi dice:

    Hola Leandro,muy buen principio se nota que te gusta el género, tu relato es dinámico tiene mucha imaginación, muy buena atmósfera y realmente engancha. Los personajes son verosímiles, bien construidos y es fácil identificarse con ellos.Hay misterio y suspenso. Pero creo que tienes un serio problema,la gramática y es serio porque tu falta de manejo no te permite desenvolverte y a veces te hace decir lo que no quieres. Te doy un ejemplo “un segundo, en el cuál Saiph le propinó una patada justo debajo de la mandíbula, cayendo así al suelo”.”Saip le propinó…cayendo…” dicho así es Saiph el sujeto de cayendo y por lo tanto el que cae aunque por el contexto deduzco que el cae es el otro.La gramática es muy importante para que el lector te entienda, tu te apasionas con lo que escribes y te olvidas de ella. Por suerte eso se soluciona facilmente, es un trabajo aburrido pero necesario y sobran los buenos libros que la enseñan.
    Permiteme hacerte algunas sugerencias:
    “de la caminata de ese día” Mejor por la caminata
    “venía arrastrando los pies hace un buen rato”.Tienes que coordinar los verbos (venía,,,desde hacía) Si Iri tiene
    “escasa edad” es más verosímil decir hacer pis que orinar “acechadores” no existe, los que nos acechaban o nuestros perseguidores “Una sonrisa de burla se dibujó en mi rostro” ten en cuenta que si usas la primera persona el personaje no puede verse a sí mismo. Sethis y Saiph son nombres extraños muy parecidos y esto provoca confusión en el lector sobre todo en el momento de la lucha y te sugiero que cambies uno para que se diferencien más claramente
    Bueno me quedo con ganas de saber cómo sigue una historia tan buena, me gustó mucho y espero que la sigas ¡Mucha suerte!Por si te ineresa estoy en el 110. Saludos

    Escrito el 25 febrero 2016 a las 23:20

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.