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El Reencuentro - por Saldivia

Web: http://saldivia.blogspot.com

En el ascensor, Marlene remiró nerviosamente la fecha en su móvil, aspirando inútilmente estar errada. Era 25 de julio, día pautado para la celebración del vigésimo aniversario de egreso de su promoción de bachilleres. Mientras caminaba hacia el salón de eventos, lucubraba sobre lo que presenciaría allí. Tenía muchas referencias de reuniones de ese tipo, en la que abundaban clichés como la condiscípula por siempre bella después de todos estos años, el compañero tontarrón que nadie recordaba y súbitamente reaparecía exhibiendo varios doctorados, la que se hizo modelo y vino desde Tokio, el cerebrito que hablaba como un diccionario ambulante y acabó adicto al prozac… en fin. Ella, siempre cauta, serena y lejana del centro de los acontecimientos, seguiría viendo los toros desde la barrera.

No pudo ahuyentar el recuerdo de Alexander, quizás la única obsesión (silenciosa, pero obsesión al fin) que se había permitido tener. Evocaba su imagen adolescente, sus cabellos desordenados y largos que enmarcaban un atractivo rostro barbilampiño y soñador, su piel y sus músculos con los tonos justos de bronceado y fuerza respectivamente… y su actitud lejana, indiferente, impasible ante los callados ruegos y la discreta persecución. Jamás le dirigió la palabra más allá de la cortesía mínima, jamás le pidió su número de teléfono. Tal vez para él, ella siempre fue la muchachita que estudiaba un año menos en el mismo liceo y que frecuentemente encontraba por casualidad. Quizás su actual preferencia por las mujeres, tan poco evidente y subyacente como todo lo que rodeaba su vida, se debía a aquel tácito desprecio.

Probablemente estaría (y aquí Marlene hizo ese mohín de desagrado que la caracterizaba) Leo Torres, aquel gordito que nunca la dejó en paz desde que coincidieron en primer año. La invitó a salir al menos treinta veces, la seguía como un perro faldero, le obsequiaba golosinas, le ayudaba con los trabajos de biología… siempre con la vana esperanza de ser su enamorado. Pero ¿cómo podía ella tomar en cuenta a un tipo así, lleno de acné, torpe, miope y contador de chistes verdes? La última vez que lo vio, en el paseo de celebración de la graduación, llorando le juró que algún día se arrepentiría de su desdén. Patético. Después se fue a estudiar a Brasil y afortunadamente nunca más supo de él.

La reunión se desarrollaba de forma predecible. Marlene, como siempre, algo distante de los epicentros de abrazos, anécdotas recontadas, intercambio de señas perdidas y presentación de cónyuges. Gentil pero sin involucrarse, evasiva. Su serenidad solo era perturbada por la recurrente mirada sonriente de una atractiva y esbelta mujer que, sentada sola, parecía cómoda sabiéndose ajena a todo el barullo. Marlene se sintió atraída magnéticamente por la quieta energía que emanaba de esa bella dama, por su innata elegancia y su actitud segura. Fue inevitable sucumbir a la tentación de acercarse e iniciar una charla intrascendente.

Entre banalidades, la beldad le comentó que aguardaba a que su marido terminase de divertirse y que, aunque sentía no pertenecer allí, para ella era suficiente saber que su amado esposo la estaba pasando bien. Iba a preguntar quién era el afortunado receptor de tan intenso sentimiento, mas no fue preciso. Un sonoro "¡Marlene!" la hizo voltear para encontrarse cara a cara con un cambiado pero reconocible Leo Torres que, luego de saludarla con inesperada calidez, se arrellanó junto a su costilla a hacerle mimos y (aparentemente sin pretenderlo) enrostrarle tácitamente cuan feliz era junto a esa especie de Marlene 2.0 repotenciada y mejorada que era su mujer. La plática derivó entonces por los vericuetos de los recuerdos adolescentes, de los cuales Nina (así la llamo Leo) parecía estar enterada, no cabe duda, gracias a la elocuente verborrea y prodigiosa memoria del susodicho. Marlene procuró eludir el tema del juramento de Leo, pero este se encargó de rescatarlo, dramatizarlo y burlarse de sí mismo, ante las sonoras carcajadas de Nina y, mal que le pesó, de ella misma.

Nina y Marlene intercambiaron teléfonos y comenzaron a frecuentarse, a veces con la compañía de Leo. Marlene se las arreglaba para no atormentarse por el enorme letrero imaginario con la palabra “traición” que surgía en su mente cada vez que jugaba a la seducción con Nina.

Algún tiempo después, Nina le contó a Marlene como conquistó a Leo: Se fue a Brasil tras su pista, ya que desde siempre estuvo enamorada de él. Allí, a sabiendas de su irreductible gusto por las mujeres, decidió cambiar de sexo y pasar a llamarse Nina en lugar de Alexander.

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15 comentarios

  1. 1. Frida dice:

    Hola Saldivia. Como siempre me has sorprendido, sobre todo con ese impactante final. Me has dejado literalmente con la boca abierta. Lo que más me ha sorprendido, curiosamente, no ha sido la transformación de Alexander, que también, sino su enamoramiento por ese Leo Torres que nos muestras, tan carente de atractivo y, sobre todo con una personalidad poco llamativa.

    Me he sentido muy metida en esa rutinaria y obligada reunión entre ex compañeros. Creo que has hecho una buena descripción del ambiente allí reinante, a través de los ojos de Marlene.

    Por cierto, ahora que lo pienso, tanto Marlene como Nina, son nombres de divas, de mujeres con mucho carácter y gran complejidad, no sé si los has escogido a propósito por ello o si ha sido casual.

    Tan solo he percibido un pequeño detallito al final.
    1.”Nina le contó a Marlene como conquistó a Leo”. En cómo, has olvidado acentuar como.

    Desde luego, la narración te hace querer avanzar y adentrarte en el porqué, Marlene, a pesar de su aborrecimiento cada vez que acude a la reunión, continua presentándose a ese acontecimiento.

    El texto está muy bien cuidado y es fluido. Te felicito.

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 11:54
  2. 2. Saldivia dice:

    Hola Frida, gracias por tu opinión! la verdad, el texto salió así, con el ascensor apenas como un componente incidental al principio, y las palabras traición y diccionario (además de ascensor) colocadas allí un poco forzadas. Muchas veces los relatos salen con toques autobiográficos, y nuestras vivencias los enriquecen. Yo conozco varias Marlenes (que aquí en mi pais no es nombre de diva, sino mas bien suena a chica corriente), mujeres discretas, conservadoras, estatura promedio, color de piel promedio, tono de voz promedio, inteligencia promedio, nunca escandalosa, nunca alborotada, nunca demasiado triste, nunca exagerada… casi que aburridas. El nombre de Nina lo tomé de Nina García, una editora de modas muy glamorosa. Leo Torres es el nombre de un amigo, pero el personaje de Leo está inspirado… en mi. Yo fuí un absoluto nerd en bachillerato, luego los años me han sentado mejor, así que en el relato hay una especie de venganza contra tod@s l@s que me rechazaron en esa época por mi apariencia (todavía tengo pendiente vengarme de los porteros de discotecas que no me dejaban entrar por mi look informal jajajaja)

    Gracias por leeerme, pasaré pronto a leer el tuyo

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 15:40
  3. 3. amparo rouanet moscardó dice:

    Hola Saldivia
    Ante todo, me ha gustado mucho tu relato. Te pongo algunas sugerencias por si te pueden ayudar.
    La palabra “lucubrar” le falta una “e”: elucubrar.
    La caracterización de los personajes a través de su físico y su personalidad está bien perfilada,aunque, quizás, en lugar de describirlas, podías haber mostrado alguna (“Marlene… distante de los epicentros de abrazos”)Se me ocurre:(“Marlene esquivó el abrazo de… y le dio la mano”). El contenido del relato es digno de una novela, muy original; la ambientación está muy bien conseguida y el giro final de la historia esta genial.

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 18:10
  4. 4. Caciba dice:

    ¡Hola, Saldivia!

    Tus relatos siempre son originales y con muy buenos finales (mira que eso es difícil).

    En la primera de lectura de tu historia notaba algo raro…, luego me di cuenta de que has utilizado palabras mas usuales de las que acostumbras: ¡las entiendo todas!, pero echo de menos alguna que tenga que buscar en el diccionario 🙂

    Me ha gustado tu relato, narras de maravilla y el comentario que has hecho luego sobre tu “venganza” me ha hecho mucha gracia. Me encantará leer tu relato vengándote de los porteros de discoteca.

    Un saludo y enhorabuena

    ¡Y gracias por comentar el mío!

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 22:53
  5. 5. Caciba dice:

    (En la primera lectura)

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 22:54
  6. 6. Elisabet Jiménez dice:

    Buenos días Saldivia,
    Maravillosa historia. Me encanta como recreas ese ambiente, un tanto hostil, que se repira en este tipo de eventos. Las rencillas adolescentes, al igual que los amores, son difiles de olvidar.
    Cuando presentas a Nina, no sé porque se me viene a la imaginación que antes era un hombre (en la primera lectura) pero ni soñando que fuese él, el de Marlene. Ahora entiendo su actitud lejana, indiferente e impasible hacia ella.

    Sorpresivo, bien estructurado y genial ambientación. Lenguaje muy cuidado

    Por ponerte un pero, me ha parecido un poco extenso aunque el final de traca lo arregla todo.
    Lo de elucubrar ya te lo han comentado.

    Chapó

    Me ha encantado leerte y comentarte.
    Nos leemos!!

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 08:19
  7. 7. Saldivia dice:

    Amparo, Caciba, Elisabet, gracias por sus comentarios! Quiero poner un punto de atención sobre la palabra lucubrar: La puse a propósito, ya que también es válida (aparece en el DRAE como sinónimo de elucubrar), siempre me han llamado la atención las palabras que difieren por muy poco y son aceptadas, como setiempre-septiembre, otubre-octubre, sicólogo-psicólogo y tantas otras, dentro de las que están lucubrar-elucubrar. De eso se han escrito tratados, y siempre surgen dudas, pero afortunadamente tenemos herramientas muy buenas para consulta en línea como http://dle.rae.es/?w=diccionario y http://www.diccionarios.com

    Un gran saludo!

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 12:48
  8. 8. Lemo dice:

    Hola Saldivia

    Relato muy interesante. El final me parece un tanto precipitado, quizás debido a tener que acabarlo tan pronto.
    En cuanto al contenido genial, con el revelado final, me encanta ser sorprendido.

    Felicidades y un saludo.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 18:46
  9. 9. Ioakim dice:

    Hola Saldivia, primero agradecerte que te pasaras por mi relato.
    En cuanto al tuyo, mi más sincera enhorabuena. Realmente interesante.
    No puedo evitar ponerme en la piel de Marlene, puesto que yo mismo me veo así en una fiesta, o en general, en reuniones con gente del pasado. Ese primer punto lo has conseguido, que me sintiera identificado con el personaje. Y ahora, me esperaba que la mujer fuese la esposa de Leo, ¡pero que fuese Alexander!
    Bravo.
    La única pega que le puedo poner son algunas palabras que no son tan habituales, como liceo, barbilampiño… Que en mi humilde opinión, me han retrasado un poco a la hora de la lectura tratando de comprender lo que significaban (especialmente babrilampiño, no lo había oído nunca 😉
    Aun así, me ha encantado. Estaré atento a tus escritos.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 19:56
  10. 10. Saldivia dice:

    Hola Amparo, Caciba, Elisabet, Lemo y Ioakim, gracias por sus comentarios! les hago algunas acotaciones particulares:

    Amparo y Elisabet: Lucubrar es válido (segun el DRAE) solo que elucubrar se usa más. Pasa lo mismo que con septiembre – setiembre, psicólogo – sicólogo etc.

    Caciba: Ya veremos cuando sale lo de los porteros, espero resulte divertido. Y en cuanto a las palabras domingueras… ya aparecerán, tu solo espera!

    Lemo: Realmente las 750 palabras te obligan a dar finales algo precipitados, sin embargo en este caso era preciso resolver antes de que el lector empiece a preguntarse si Nina no sería Alexander, porque si no… ¿por que lo menciona el relato?

    Ioakim: Una de las particularidades más sabrosas de la lengua castellana es la cantidad de variables regionales que presenta. En mi pais (Venezuela), liceo es una palabra muy común, ya que todo instituto público de educación secundaria recibe ese nombre. Por ejemplo, yo estudié en el liceo “Aplicación” (público y gratuito), mientras mi hermana estudió en el colegio “Juan Maldonado” (privado y de pago)

    barbilampiño si es una palabra menos común, se usaba más antes cuando era poco común que los hombres no tuviesen ningún vello en su mandíbula, y por tanto ello constituía una particularidad, hoy en día con la ausencia de vello corporal como tendencia es casi un estándar. Un ejemplo del uso de es palabra lo consigues en “El Trovador. Drama caballeresco en 5 jornadas” escrito por Antonio Garcia-Gutierrez,Juan-Eugenio Hartzenbusch y Manuel Breton de los Herreros

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 20:47
  11. 11. Isolina R dice:

    Hola, Saldivia:
    ¡Vaya sorpresa! La historia me ha gustado un montón.
    Aparte de lo que ya te han señalado otros compañeros, quiero decirte lo que más me ha llamado la atención: aparecen diez adverbios en “-mente”. Creo que convendría reducirlos a tres o cuatro.
    En: “feliz era junto a esa especie de Marlene 2.0 repotenciada y mejorada que era su mujer.” Aparece repetido “era”.
    Los nombres de asignaturas y ciencias deben ir en mayúscula (“Biología”).
    Espero que estas sugerencias te sirvan.
    Saludos

    Escrito el 22 marzo 2016 a las 01:43
  12. 12. Manoli VF dice:

    Hola Saldivia.
    Original y sorprendente relato con no una sino varias vueltas de tuerca que encajan muy bien. Me ha gustado mucho y lo único que me ha llamado la atención y te ha comentado ya algún compañero es ese enamoramiento de “Alexander” hacia Leo, por nuevo, ya que no das datos anteriores.

    Respecto a lo que cuentas de autobiográfico para inspirarte en ese personaje, a veces nosotros mismos somos quien más nos exigimos, aunque si es verdad que los adolescentes le dan mucha importancia al físico, que no lo es todo, por supuesto.

    Encantada de leerte. Te invito a pasarte por mi escena (10). Un saludo.

    Escrito el 22 marzo 2016 a las 19:32
  13. 13. Clau Cruz dice:

    Hola Saldivia.

    Tu relato me ha gustado por la originalidad que presenta. La forma en que describes esas reuniones un tanto incómodas al principio, por haber pasado tanto tiempo sin saber nada de la vida de los ex compañeros de clase.
    No puedo dejar de mencionar la vuelta de tuerca que ha tenido tu final, en verdad no lo esperaba por ahi. Pero ha estado genial.

    ¡Muy buen trabajo! espero seguirte leyendo.

    Gracias por pasarte por mi relato, tus comentarios ¡me han levantado el ánimo!

    Saludos.

    Escrito el 22 marzo 2016 a las 21:50
  14. 14. Leonardo Ossa dice:

    Hola Saldivia, nos has sorprendido a todos. Muy buena historia. Espero seguir leyendo tus relatos.
    Hasta pronto.

    Escrito el 25 marzo 2016 a las 03:39
  15. 15. Lesly Bosco dice:

    Hola,

    un relato ameno y bien narrado, el primer giro era predecible pero el final inesperado me ha sorprendido, la verdad.

    No tengo mucho que añadir, sobre lo de usar palabras que se utilizan poco, yo creo, y solo es una opinión, que hay que tener cuidado con eso porque algunas de las que mencionas da la sensación de que el narrador es un poco cateto. Igual a alguien que esté acostumbrado a usarlas no le pasará eso, pero no las usa la mayoría de la gente. Aunque sobre gustos…

    Nos leemos.

    un saludo

    Escrito el 7 abril 2016 a las 19:24

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