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Como una estrella - por Henar Tejero

COMO UNA ESTRELLA
El ascensor se abrió en la planta baja y entraron Marina y su hija Leticia. Cualquiera que las viera juntas diría que están hechas del mismo molde, pues ambas eran muy atractivas. Marina ya había cumplido los cincuenta, pero su esbelta figura y su indumentaria juvenil la hacían parecer más joven. Tenía el pelo corto y muy negro, del mismo color de sus ojos, cargados de magnetismo. Su hija era el vivo retrato de su madre, aunque denotaba el sexappeal típico de una veinteañera que quiere hacerse sentir atraída por los chicos de su edad. Prueba de ello era su minifalda y sus tacones de vértigo.
El ascensor se cerró y la madre pulsó el botón número ocho. Comenzaron a subir. El ascensor era viejo y ruidoso y no ofrecía mucha seguridad y como si de una premonición se tratara al llegar al quinto piso se oyó un golpe en seco, con el consiguiente apagón.
– ¿Y qué pasa ahora? – preguntó desconcertada la hija.
-Creo que nos hemos quedado encerradas-añadió la madre. Tocó la alarma, pero no se oyó respuesta ninguna. Insistieron varias veces sin ninguna respuesta y Leticia notó como la faltaba el aire, como si a un pececillo le hubieran sacado del agua y hubiera comenzado a aletear.
-Tranquila hija, veras como pronto nos sacan de aquí. No es la primera vez que me quedo encerrada y la vez anterior nos sacaron enseguida. Yo estaba con tu padre de vacaciones en Londres y fue entonces cuando él me tranquilizó en esos momentos. Recuerdo cómo iba a todas partes con su diccionario de inglés. Qué felices eramos…
– ¿Por qué os vais a divorciar mamá?, él te ha pedido una segunda oportunidad, te lo rogado y no has querido saber nada de él-.
-No, ya no hay retorno. Se largó con su secretaria, esa niñata de pacotilla, diez años más joven que yo y apuesto que mucho más guapa. Y eso fue como una traición.
-Sí, es cierto mamá, pero a mí me ha dicho que la pasión ya se acabó. Ya han dejado de verse. Además solamente hacía que pedirle la tarjeta de crédito y papá decía que ya se la veía venir, con sus bolsos de Louis Vuitton y sus trajes de Armani.
-Me alegro, le está bien empleado. Para que luego se queje cuando yo voy de compras. ¿Y te ha dicho que me lo cuentes?
-No, todo lo contrario. Me dijo que lo mantuviera en secreto, pues si no te reirías de él. Me ha dicho que está arrepentido y que quiere volver contigo.
Bajo la tenue luz que producían la luz de emergencia, la voz emitida al hablar estallaba como un eco en el campo, aumentando el sonido más decibelios de lo permitido. Y ese eco se coló para los adentros de Marina, llegando a un rinconcito de su roto corazón.
-No sé Leti, es mucho dolor.
-Creo que no me has contado nunca como le conociste. ¿Cómo fue?
-Fue en el gimnasio, cuando yo tenía más o menos tu edad. Su figura atlética se podía percibir con esa camiseta de tirantes y su chándal ajustado. Tenía su pelo castaño engominado y a mí me pareció el chico más guapo que había visto en mucho tiempo… o en toda una vida. Y pronto empezamos a hablar y una cosa llevó a la otra. Empezamos a salir y nos casamos tres años más tarde. El resto ya te lo sabes. Poco después te tuvimos a ti. Papá consiguió ascender en la empresa de publicidad. Mi trabajo a turnos de enfermera hacía que cada vez nos viéramos menos. ¡Y esa pelandrusca remató la jugada!
-Papá me ha dicho que firmareis el divorcio la semana que viene-
Su madre asintió.
-Y… ¿no le echas de menos? Yo noto la casa muy vacía.
-Ya sabes que sí. ¿Me estás intentando convencer para que vuelva con ese farsante?
-No es eso, sólo quiero que recapacites. Eso es algo muy serio.
Se hizo un largo silencio, o al menos eso le pareció a Marina pues vio pasar por su mente imágenes fugaces como una estrella recorriendo el firmamento. Cuando ansiaba ir al gimnasio, la facultad. Recordó sus vacaciones estivales en distintos parajes y países, el nacimiento tan ansiado de su hija, las oposiciones de enfermera, el entierro del abuelo Teo, la mudanza a la buhardilla…. y varios fogonazos que la resumieron su vida al lado de su amor.

-Quizás me lo piense- susurró…

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7 comentarios

  1. 1. Yoli dice:

    Hola Henar Tejero:
    Está muy bien relatada, has sabido plasmar bien la rabia y la melancolía de la mujer por su marido.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 15:22
  2. 2. Guiomar de zahara dice:

    Henar: Una historia muy común, pero muy bien narrada. Por poner algún pero, la descripción de madre e hija algo exagerada. Una cosa, las repeticiones de: respuesta, saca… se arreglan con sinónimos.
    La trama buena.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 15:26
  3. 3. Emma dice:

    Hola Henar: Cumpliendo con el objetivo de comentar los tres textos siguientes al mio, me encuentro con tu relato.
    Una historia común como dice Giomar, pero has sabido escribirla como si fuese única. Muy bien narrada, lo único que me chirría un poco (siempre desde mi propio criterio), es que la conversación se mantenga en un ascensor donde acaban de quedarse encerradas. Sería más creíble si llevaran un tiempo en el ascensor esperando ser rescatadas.
    Yo quedé una vez atrapada en un ascensor y te aseguro que en ese momento solo piensas en pedir ayuda, es a partir de cierto tiempo cuando te relajas, bien porque has conseguido pedirla y estás esperándola, o porque has entendido que nadie te va a escuchar. Que conste que es sólo una opinión.
    Por otro lado consigues el reto, y acoplas las palabras exigidas con bastante éxito.
    Espero leerte en próximos talleres.
    Un abrazo.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 21:50
  4. 4. Kaiku dice:

    Buenas, el relato no cuenta nada de nuevo. Aun así, la historia está bien llevada y no se hace pesada.

    Escrito el 23 marzo 2016 a las 23:28
  5. 5. Henar Tejero dice:

    Os doy las gracias a todos por dedicarme un ratito a leer y hacer un comentario. La verdad que el tema no es muy original, pero yo lo he querido plasmar en una conversación con su hija dentro de un ascensor. Por eso, me he esmerado también en la narrativa. Gracias de nuevo.

    Escrito el 26 marzo 2016 a las 11:27
  6. 6. Gisela Lupiañez dice:

    Hola Henar Tejero: un buen relato y una buena forma de encarar una situación común. Únicamente me hace ruido el final. No estoy segura de que si la madre está tan furiosa con su esposo (con justa razón) se dejara convencer tan fácilmente por las palabras de la hija y un puñado de recuerdos aunque éstos sean felices.
    Saludos!

    Escrito el 29 marzo 2016 a las 15:50
  7. 7. Lesly Bosco dice:

    Hola,

    llego un poco tarde, pero bueno.

    Los diálogos están mal puntuados, se debe usar la raya larga.

    He visto laísmo 2 veces.

    Como ya te han comentado la historia no es muy original y abunda el uso de clichés.

    Revisaría la ortografía, hay alguna palabra mal acentuada.

    Está bien narrado, aunque no me convence que los padres se conocieran en el gimnasio, ni que le perdone tan rápido… Pero bueno, por lo demás la forma de narrar bien.

    saludos

    Escrito el 6 abril 2016 a las 21:24

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