Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Un contratiempo afortunado - por Arrietty

Tengo seis años, cuatro das y cinco horas viniendo al mismo sitio. A cualquiera le parecería mucho tiempo, a mi en cambio me gusta mucho trabajar aquí. Tengo una nave de dos metros cuadrados donde caben otras cinco personas. El panel de control tiene once botones con diferentes funciones los cuales manejo a la perfección. Como todo servidor público, frecuentemente me toca hacer de psicólogo, la gente sube a mi nave con ganas de desahogarse, por suerte, si en algo es bueno un mudo, es escuchando, así que me he enterado de toda clase de historias fascinantes.
En este momento la nave, o como la llaman los usuarios “el ascensor”, está casi llena, en la esquina se encuentra la señora Bertha, antes, era una mujer dulce y amable, me regalaba constantemente galletas recién horneadas, todo cambió el día en que el esposo planeó una terrible traición, escapando con una jovencita de su clase. Fue entonces cuando la dolida señora intentó cambiar su aspecto para verse más “juvenil”, ahora anda toda incómoda con ropa tan pequeña que parece prestada y con un maquillaje que no le queda, pobre señora y ¡pobre de mí! que me quedé sin galletas.
La familia Angustias son el trío que termina de ocupar mi nave, ellos eran una pareja que parecía funcionar muy bien, hasta que hace cuatro años decidieron incursionar en el mundo paternal, desde entonces han envejecido un montón, siempre andan discutiendo sobre cómo debe ser la vida de la pequeña Sophie, quien a mi juicio es una niña perfectamente normal y bien educada, pero la señora Angustias no parece opinar lo mismo, ella es sumamente estricta con su hija, la trata como mayor, cosa que saca de quicio al señor quien apenas abre la boca ante su frustración, es ella la que siempre pone el punto final de todas las conversaciones utilizando palabras rebuscadas como si las acabara de sacar de un diccionario.
De pronto, mi corazón se acelera, y aunque desde hace rato veo como me desafía un botón de la blusa de Bertha, que de un momento a otro saldrá disparado, sé inmediatamente que no es eso lo que me pone nervioso, se acerca “la parada”, cuando suena el timbre para abrir las puertas veo mi reloj, es la hora justa, entonces estoy seguro de que el amor de mi vida atravesará el umbral. No, no soy acosador lo que pasa es que la gente suele ser tan rutinaria que es difícil perderle la pista.
Allí está, mi Isabella, da un paso tropieza con el tapete lo que me da ventaja para atajarla en mis brazos, pasa tan seguido que el dèjá vu ahora es rutina. Suspiro al contemplarla unos segundos, que parecen años, hasta que el ruido desaprobatorio de la señora Angustia me saca pronto de mi ensimismamiento. Isabella me da las gracias y se acomoda al final de la nave.
La nave se detiene de golpe y se apagan las luces, Bertha da un grito como sacado de una película de terror, a lo que la señora Angustias responde tajantemente llamándola infantil y otras cosas más. Le hago señas al señor Angustias para que llame a la central, quienes le explican que hubo una falla eléctrica y que no saben cuanto tiempo demorarán en resolverla, que debemos mantener la calma y esperar.
La señora Angustias empieza a culpar a su marido porque se retrasaron en salir, al parecer este inconveniente acarreará terribles consecuencias en el futuro prometedor de Sophie, unos minutos después de escucharla el señor Angustias levantando la voz le dice a su mujer que haga silencio, la señora fue tomada por sorpresa, solo le hace caso uno segundos antes de continuar con la discusión.
En medio del alboroto, en la otra esquina Isabella permanece inmóvil, bajo la escasa luz de emergencia se ve aún más hermosa, nuestras miradas se cruzan y me regala una pequeña sonrisa. Por un momento parece titubear, observa el cuadro de la situación y decide acercarse, mi corazón está que se sale, estoy seguro de que todos pueden oír su latido. Se coloca a mi lado sujetando unos libros y apuntes, sin querer, desvío la mirada hacia ellos y leo “Lenguaje de señas a tu alcance”, justo cuando mis ojos no pueden creer lo que leen y mi cerebro no sabe cómo procesar la información, Isabella se acerca a mi oído diciendo “¿Sabes?, la verdad, es que no soy para nada torpe”.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Yoli dice:

    Hola Arrietty:
    Ha estado muy bien el relato, me ha hecho gracia que hayas comparado el ascensor con una nave. Me ha gustado el protagonista (pobre, quedarse sin galletas 🙂 ) e Isabella. Has tenido unas cuantas faltas de ortografía, sobretodo el principio.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 15:11
  2. 2. GAIA dice:

    Muy bueno, te felicito. Me puedes leer si gustas, estoy en el 34
    Suerte!!

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 13:25
  3. 3. tyess dice:

    ¡Cuantas historias! Todas muy curiosas, y todavía ocurriendo, porque así es la vida. Me cae muy bien el protagonista, además.
    Esa confesión al final, ya me la sospechaba, y me encantó el detalle del libro, por todo lo que implica.

    En forma, esto requiere acomodar comas, o de plano reestructurar todo.
    »»la nave, o como la llaman los usuarios “el ascensor”, está casi lena, 
    Y aquí: “el trío que termina de ocupar mi nave,”. ¿”termina” tiene ese significado?

    Escrito el 22 marzo 2016 a las 07:34
  4. 4. Arrietty dice:

    Hola, gracias por los comentarios, soy nueva en esto de la escritura y es mi primer intento acá en Literautas, me complace mucho que el texto les haya gustado. Me pondré a trabajar en esas comas para mejorar.
    Saludos

    Escrito el 28 marzo 2016 a las 12:50

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.