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Asesino Silencioso - por Diego Manresa Bilbao

Cuando dejé el restaurante aquella tarde camino del Cuartel General de la empresa, al lado de mi compañero y sin embargo amigo Antonio, empecé a tener un mal presentimiento respecto a la tarde y a la semana en general. Aún así, no creía que los acontecimientos se fueran a desarrollar de esa manera tan dramática.

Antonio y yo nos conocíamos desde hacía cinco largos años, los que yo llevaba en la empresa; siempre habíamos tenido muy buena relación. Éramos de la misma edad, con aficiones parecidas y además los dos éramos hinchas del Atlético de Madrid, por poner un ejemplo tonto. De hecho, algún fin de semana habíamos quedado para ver el partido; ya fuera en mi casa, en el bar o hasta en alguna ocasión que fuimos juntos al estadio. De ahí que me diera una enorme pena y una vergüenza horrible lo que pasó; pero hay veces en la vida en las que un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer, por mucho que le pese o le duela; y sea quien sea a quién se lleve uno por delante.

La mecha, por decirlo de alguna manera, se prendió cuando entramos en el ascensor; dispuestos a subir al séptimo piso, a seguir con nuestros quehaceres. Lo que hizo detonar todo fue cuando la puerta estaba a punto de cerrarse, al ver como unas uñas pintadas de rojo impidieron su clausura completa, con un más que evidente riesgo para esa bella y bastante bien cuidada mano. La puerta volvió a abrirse, y ella entró.

Ahí es cuando me di cuenta de que todo el mal estaba hecho ya. No había forma de escapar ni de arreglarlo, el daño era inminente. Y tuve miedo. Me acojoné, hablando mal y pronto, y tuve que traicionarle.

Ella era una chica realmente guapa. Alta, casi de mi metro ochenta, pelirroja, con unos ojos azul verdosos que, pese a haberlos visto solamente una fracción de segundo -estaba de espaldas a nosotros, sólo le dio tiempo a decir “buenas tardes” y volverse hacia la puerta de aluminio al entrar- te hacían desear no únicamente vender a un buen amigo, sino a tu propia madre si hiciera falta. Además, por la forma de vestir en el día en cuestión, un vestido de chaqueta rosa, con falda muy corta y tacones muy largos, tenía todo el aire de ser una mujer un tanto “delicada”, por decirlo de alguna forma, y no hubiera aceptado aquella situación. A decir verdad, no era la primera vez que me fijaba en ella, la había visto alguna vez en ese mismo ascensor o en el bar de abajo, sin atreverme, de momento, a decirle nada.

Quién iba a pensar que a lo largo del tiempo íbamos a vivir tantas cosas juntos. A veces pienso que tal vez fuera esto lo que inició todo.

Lógicamente, la tensión iba en aumento, al menos sobre mi persona. Tenía tan sólo unos pocos segundos para decidirme a actuar, con las dos opciones que habitualmente se tienen en la vida, tristemente; o hacer lo correcto, o sobrevivir.

Yo creo que incluso Antonio, una décima de segundo antes del golpe de gracia, se dio cuenta de lo que iba a hacer, de la deslealtad que estaba a punto de cometer. Lo vi en su cara. Quiero creer, en mi ánimo exculpatorio, que él hubiera hecho lo mismo de haberse encontrado en la misma situación que yo. Como ya he dicho, un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer.

Me gustaría poder preguntárselo ahora, después de tanto tiempo.

No fue hasta la frontera entre el segundo y el tercer piso cuando consumé mi traición y, por qué no decirlo, mi indignidad. El aire se empezó a volver irrespirable, hasta nauseabundo diría yo y, presa del pánico, lo solté:

– ¡Joder, Antonio! Si hubiera una imagen en el diccionario para la palabra “cerdo” saldría tu foto. ¡Qué asco, macho! Te has pasado, encima delante de esta pobre chica…

Me pareció ver, en el reflejo de la puerta de aluminio, que ella sonreía un poco…

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12 comentarios

  1. 1. Juana Medina dice:

    Diego, Diego,
    Creí que íbamos directamente al asesinato, me preguntaba qué iría a hacer tu personaje con el cuerpo de Antonio y cual sería la reacción de la pelirroja. Es decir que me has tenido en vilo como corresponde a un buen relato. y luego zas, me has dado un genial golpe de efecto al final. La sorpresa me ha hecho reír mucho. Y claro, después entendí a qué venía tu “un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer”. Mis más cálidas felicitaciones. ( Por supuesto no he mirado ni puntuación, ni tildes, ni gramática, ni sintaxis. Me has llevado en vilo hasta el final)

    Escrito el 17 marzo 2016 a las 21:18
  2. 2. juanjohigadillo dice:

    Buenos días, Diego:
    De los pocos relatos que llevo leído hasta el momento, el tuyo es el único que me ha impulsado a hacer un comentario. Pese a describir una situación bastante común mantienes al lector perfectamente engañado hasta el final. Mis elogios a tu originalidad.
    Enhorabuena.

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 10:19
  3. Gracias por pasar por mi Puerta de Europa I. Joder, Diego, nauseabundo e irrespirable este relato. Quién se iba a imaginar que pasaríamos por esta experiencia escatológica. Y Antonio, el pobre a callar, no?
    Un abrazo.

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 20:53
  4. 4. Manoli VF dice:

    Hola Diego. Muy buena escena: la chica fina y los dos guaperas, uno de ellos tipo Torrente, quizá, jaja, me ha gustado mucho y has cumplido el reto en su totalidad y has salido muy “airoso”.

    Encantada de leerte. Un saludo.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 00:06
  5. 5. Werchy lam dice:

    Bueno, ya veo que me toca darte caña. Lo que no quita para decirte en primer lugar que es verdad que el relato lleva hasta el final y está bien, pero….
    “compañero y sin embargo amigo” será compañero y también amigo. Por qué ahí no tiene porque haber incompatibilidad.
    “La mecha, por decirlo de alguna manera…” rompe el hilo conductor. No pasa nada por decir “la mecha se prendió cuando entramos en el ascensor”, ya está, sin más, entendemos perfectamente que es una metáfora.
    ” Lo que hizo detonar todo fue cuando la puerta estuvo a punto de cerrarse, al ver como unas uñas pintadas de rojo impidieron su clausura completa, con un más que evidente riesgo para esa bien cuidada mano” Hay algo que no funciona en esa frase o al menos a mi me lo parece. No sé si son las palabras detonar y clausura o la concordancia de algún verbo. Entiendo que no querías repetir cerrar pero no sé yo le daría una vuelta, algo más sencillo.
    Y el último pero es el engaño. El lector espera una traición , un drama, una mecha que se prende, una detonación, algo grave… y al final es algo tan sencillo como acusar a un amigo de que se ha tirado un cuesco. Es gracioso desde luego, pero nos has engañado muy bien.
    Soy el 82, hasta pronto.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 01:16
  6. 6. Verso suelto dice:

    Hola Diego,

    tu relato mantiene la intriga hasta el final. A mi me has tenido despistado con lo de “un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer”, de hecho, cuando ya está ella dentro, pensé en una traición homosexual,algo así como que Antonio le mete mano y el denuncia en alto la agresión desactivando completamente al competidor. En una segunda lectura ya pillé el truco chusco que emplea.
    Muy bueno. Felicitaciones.
    Si te apetece pasarte por el mío estoy en el 182.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 21:02
  7. 7. Nic-Is dice:

    Hola Diego.
    Me atrapaste de principio a fin. Empecé intrigada, y terminé divertida y asqueada a partes iguales.
    Con relación a lo demás, me uno a Werchy Iam, Pero eso son detalles. Es un relato muy bueno.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 22:44
  8. 8. José Torma dice:

    Que bien con el engaño! Construi 20 escenarios diferentes de crimen asesinato, deshacerse del cadaver, de convertir a la chica en complice y despues de tanto “pedo” que hice en mi mente, me haces reir al darle el giro final.

    Muy bueno compadre, me ha gustado un buen.

    FElicidades y gracias por tu visita a mi relato.

    Escrito el 20 marzo 2016 a las 20:44
  9. 9. Dante Tenet dice:

    Buen relato Diego:
    La traición se resuelve rápido y bien.
    Mas importante es el ritmo del personaje-narrador que no decae nunca.

    Nos seguimos leyendo

    te invito a pasar por el mio (N°5)

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 01:43
  10. 10. Peter Walley dice:

    🙂

    Todo el relato pensando qué traición podía llegar a cometer y al final resulta ser la explicación más sencilla. Me ha gustado cómo le has dado voz propia al narrador. Y las palabras diccionario y traición está muy bien llevadas. Enhorabuena.

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 22:31
  11. 11. Nina Latte dice:

    Hola Diego, tu texto es uno de los tres siguientes al mío. Disculpa que haya tardado tanto en pasarme por tu relato. Espero no repetir los comentarios de los compañeros.

    Me he reído muchísimo con la ocurrencia, puag, hahahahahaa. Una historia “típica” de ascensores muy bien llevada.

    Me gustaría hacerte un par de comentarios formales.

    En la primera frase, se repite la palabra “tarde”.

    Lo de “el Cuartel General de la empresa”, creo que podrías quitar lo de “de la empresa” porque se sobreentiende.

    Faltan comas en el: “mi compañero, y sin embargo amigo, Antonio”. También hubiera funcionado: “mi compañero, y A PESAR DE ELLO amigo, Antonio”, que es una broma muy típica entre compañeros.

    Cuando dejé el restaurante aquella TARDE camino del Cuartel General (de la empresa), al lado de mi compañero, y sin embargo amigo, Antonio, empecé a tener un mal presentimiento respecto a la TARDE y a la semana en general.

    En esta frase faltan comas (te las pongo entre paréntesis), se repite “éramos” y debes tener cuidado con las rimas (edad, además):

    ÉRAMOS de la misma EDAD, con aficiones parecidas y(,) ADEMÁS(,) los dos ÉRAMOS hinchas del Atlético de Madrid, por poner un ejemplo tonto

    En esta frase, sobra el “ella” (que se repite en una frase anterior y queda repetitivo):

    (Ella) era una chica realmente guapa.

    La descripción de la chica me parece demasiado cargada de tópicos y los guiones no están bien escritos. Es una pena, porque aquí se distrae mucho la atención del lector. En cuanto leí lo de: “vestido de chaqueta rosa, con falda muy corta y tacones muy largos, tenía todo el aire de ser una mujer un tanto “delicada”, ya me quedé esperando algún chiste. Creo que una descripción más “realista” te hubiera ayudado a mantener al lector atrapado con lo del “asesino silencioso” un poco más.

    En general, es un relato muy bueno. Espero que te sirvan mis comentarios. Seguiré leyéndote.

    Escrito el 28 marzo 2016 a las 20:11
  12. 12. Pato Menudencio dice:

    Durante un momento lo vi venir.

    El asesino era un peo ninja, silencioso pero mortal

    Saludos.

    Escrito el 8 abril 2016 a las 18:27

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