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Fuego al descubierto - por Alfonso Besada

Aaron Parker entró por la puerta giratoria del hotel y atravesó el hall en dirección a los ascensores. Vestía su habitual indumentaria de trabajo: traje oscuro, camisa blanca y zapatos de cordones. Esperó un instante a que bajara el ascensor. La pantalla superior indicaba que se encontraba en la tercera planta. Las puertas se abrieron con el sonido de unas campanas. Del interior salieron clientes del hotel con mucha prisa que casi arrollan a Parker. Accedió al habitáculo y pulsó un botón, tras lo cual el ascensor comenzó a subir lentamente.

El elevador se detuvo en la segunda planta. Volvió a sonar el timbre de campanas y se abrieron las puertas. Tras ellas apareció una pareja, un hombre y una una mujer. Reían a carcajadas estridentes y desagradables. Ella llevaba un vestido de tirantes, descubierto por la espalda, amarillo con pinceladas verdes y flores púrpuras. Él, un pantalón vaquero y camisa blanca de cuadros azules, desabotonada por la parte superior. Apestaban a alcohol. Se encontraron de frente a Parker, se miraron y se echaron a reír a la vez que entraban en el ascensor. Parker ni se inmutó; actuó como si nada.

—Disculpa, amigo, si parece que nos reímos de ti. Nada más lejos de la realidad. Anoche estuvimos de fiesta y…

—No soy tu amigo, y tampoco hay nada de qué disculparse —dijo con frialdad, observándolos de reojo.

La pareja cruzó la mirada e intentó inútilmente contener la risa. La seriedad de Aaron les hizo estallar en otra molesta carcajada. La expresión de éste daba a entender hartazgo. Cerró los ojos, dio un pequeño resoplido y supo mantener la compostura ante la impertinente pareja.

En la planta sexta, el elevador hizo otra parada pero no había nadie esperando. Quien fuera, se habría cansado de esperar y se había marchado o tomado otro ascensor. La pareja no cesaba en su interés por llamar la atención. Esta vez, Parker ladeó la cabeza hacia la izquierda y descubrió a la pareja besándose. Él la agarraba con fuerza del pelo rizado y la apretaba contra su cara. Ella subía y bajaba sus manos con aparente desesperación, recorriendo la espalda de él en toda su extensión. En lugar de besarse, era como si se quisieran devorar el uno al otro, abriendo uno su boca para engullir la del otro. En cierto modo era asqueante: el ruido, el brillo de la saliva ajena en el rostro, los tocamientos… Aaron se sintió incómodo, pensó que sobraba. Pero no era así. Estaba donde tenía que estar. En el momento idóneo, aunque la situación fuese comprometida.

La pareja estuvo así hasta llegar a la planta novena, destino de la mujer. El hombre la despidió con un beso en los labios y sus manos se liberaron a medida que ella salía del ascensor.

—Uff, esta mujer es puro fuego, amigo —le dijo cuando se cerraron las compuertas—. ¿A qué planta vas?

—A abajo —le respondió Parker con la misma frialdad que al principio—. He olvidado que tenía que hacer una llamada desde el vestíbulo.

El hombre extendió un brazo por delante de su cara para pulsar el botón de la planta baja. Parker comprobó que llevaba una alianza en su dedo anular. Sin embargo, no vio anillo alguno en las manos de la mujer del vestido de flores, cuando la pareja se despidió segundos antes. Quedaba confirmada la traición de aquel hombre hacia su esposa. Ése era el motivo por el que Aaron se encontraba en ese ascensor, el motivo por el que había sido contratado, y por el que iba a cobrar una cuantiosa cantidad de dinero.

El ascensor se detuvo en el hall. El hombre de la camisa de cuadros se despidió amistosamente y se alejó en dirección a la puerta giratoria de entrada al hotel. Aaron se dirigió al pasillo de la derecha de la recepción. Descolgó un teléfono público e introdujo en él unas monedas que sacó de un bolsillo del pantalón. Seguidamente desdobló un pequeño papel que llevaba en su chaqueta y marcó el número que estaba escrito en él.

—¿Señora Garrison? —Esperó respuesta de su interlocutora—. Parker. Sus sospechas eran ciertas. Vaya esta tarde a la biblioteca, como acordamos, y deje el primer pago entre las páginas del diccionario. Seguiremos en contacto.

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4 comentarios

  1. Hola Alfonso, gran historia, muy buena. No me di cuenta de quien era el tipo hasta la última parte, en que lo mencionás, desenlazando el relato. Me gustó. Acerca del reto opcional, para mí está cumplido.
    No tengo sugerencias en cuanto a formas, me parece que está bien escrito, al menos no he notado nada que genere incomodidad en la lectura.
    Excelente relato Alfonso.
    ¡Exitos!

    Escrito el 17 marzo 2016 a las 18:42
  2. 2. Jisaen dice:

    Hola Alfonso,

    Muy buena historia, se deja leer con fluidez y mantiene la expectativa del desenlace hasta el final. Los personajes bien establecidos, son sólidos. Tomando en cuenta que la extensión del relato es corta te la arreglaste para ello.

    Solo tengo una duda,
    ….El hombre extendió un brazo por delante de su cara para pulsar el botón de la planta baja. Parker comprobó que llevaba una alianza en su dedo anular. Sin embargo, no vio anillo alguno en las manos de la mujer del vestido de flores, cuando la pareja se despidió segundos antes. Quedaba confirmada la traición de aquel hombre hacia su esposa….

    Al ser Parker contratado por la Sra. Garrison para confirmar la traición de su esposo, y ya que es cierto que éste fue plenamente identificado por Parker y que la traición se evidenciaba en su presencia; me parece que el dato de las alianza o la falta de ésta, pierde un poco de trascendencia.

    Felicitaciones

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 16:30
  3. 3. Wiccan dice:

    Hola Alfonso,

    Buena historia, muy bien escrita, con buen ritmo y un desarrollo fluido. La única cosa que noté de entrada fue la repetición de “una” cuando entra la pareja en el ascensor, que evidentemente es un problema de revisión.
    La historia está bien llevada, aunque me pareció raro que Parker llegara al hall justo en el momento en el que tenía que coger el ascensor para no perderse la entrada de la pareja en su piso, es como muy justo, aunque doy por hecho que es un profesional y que lo tenía muy calculado.
    En cualquier caso muy buena historia, gracias por compartirla.
    Un saludo!!!

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 00:46
  4. 4. Alfonso Besada dice:

    Hola. Muchas gracias a los tres por los comentarios. Yendo por partes:

    Jisaen, no entiendo eso de la pérdida de trascendencia. ¿Te refieres a que lo de las alianzas no es relevante, que no es una información importante? Puede ser. Durante todo el relato, Parker es un usuario de un ascensor que presencia una escena dentro de él. No es hasta el final donde se descubre como un investigador privado, por eso de mantener la intriga. Parker sabe quién es el señor Garrison porque debe haber hecho un trabajo previo, sin embargo, el lector no. La pista que puede dar el dato de la infidelidad al lector es el tema de las alianzas. Al menos es así como pretendí hacerlo. Separé la información que tiene el personaje de Parker de la que quiero que tenga el lector hasta el final del relato.

    Wiccan, no es raro si miramos el contexto desde una perspectiva más amplia, una perspectiva que por limitaciones de espacio no pude meter. Un investigador sabe cuándo actuar porque tendrá hecho un trabajo previo, pero puede que haya sido error mío. Al principio, Parker iba a ser un botones del hotel que estaría todo el tiempo dentro del ascensor. Más tarde o más temprano, se cruzaría con el señor Garrison y su amante. Al final, lo puse como un amigo que iba a visitar a un cliente del hotel. Quizá deba explicar mejor el contexto sin cargarme la intriga, infiltrar a Parker como un botones o simplemente, trabajar más esa parte del relato. A mí me gusta escribir el relato durante la primera semana, y dejarlo reposar para releerlo y revisarlo la segunda. Estos fallos demuestran que escribir un relato 3 días antes del plazo, por muchas lecturas y revisiones que se le hagan, no son suficientes. De ahí que acabe de ver la repetición de la palabra “una”, cuando antes de mandarlo, juraría que la segunda “una” no estaba ahí.

    Saludos.

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 03:05

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