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'Réquiem de Paz' - por Daphne

El autor/a de este texto es menor de edad

Una vez que sus dedos terminaron de tocar el frío botón para subir al quinto piso, directo a su departamento, la adolescente de dieciséis años por instinto apoya la espalda contra la fría y metálica pared del objeto, dejando que su cabeza caiga en el lado izquierdo de su propio cuerpo, con intención de cerrar los ojos y hacer de cuenta que los pocos minutos (máximo cinco) de subida pasaran en un santiamén, creyendo que dormir siempre ahorra el tiempo, pero esta vez, no podía hacerlo, no por ahora. Su cabeza da vueltas y no es que estuviera bajo los efectos del alcohol, porque si no, no habría llegado hasta el ascensor del edificio con un alto alquiler. Y no es que ella vive allí; todo lo contrario. En ese edificio, en el apartamento 302, vive el viejo. El viejo verde y asqueroso que solo sabe mandar a la gente, ese viejo es el culpable del estrés y mareos mentales de la adolescente. El viejo, el zorro, el fanfarrón, el atrevido; antes de la mierda del trabajo, no era escoria humana, pero tampoco un pan de Dios. Tenía sus límites como todo ser humano. Después de esa mierda, el viejo comenzó a controlar el dinero, a guardarse más de la mitad del pago que ganaban entre él y su esposa, María, para hacerse de su vida ‘alocada’, comenzó a controlar los tiempos de computadora de ambas, a acosarlas por las redes sociales, a mantenerlas vigiladas las 24 horas. La esposa, madre de nuestra protagonista, no hacía nada, no peleaba, solo lloraba y se disculpaba como perro faldero por los errores como: La sopa estaba demasiado fría, caliente, porque no guardó bien la ropa, se olvidó de sacar la basura, etc. Era una inútil para la sociedad, una mujer débil que dependía de un estúpido hombre, siempre excusando con que le enseñaron a ser sumisa a los hombres como perro faldero.

Es irónico que su primogénita este yendo para enviar al hospital al viejo, al viejo que la condeno, al traidor que cumplió la traición más grande de su vida, la que más ardio en las venas de su hija: Guardar en secreto todo el dinero dentro de un diccionario de mentira, un dinero que era la última esperanza para pagarle la operación de cáncer de estómago a María. Nuestra protagonista se aguanto muchas, pero muchas cagadas del viejo, incluso los golpes que este proporcionaba a la madre con el puño cerrado y a ella con el cinturón en la espalda; duele muchísimo, mucho más de lo que usted debe imaginar. Aguanto que el viejo la internara en un hospital en espera de un ‘donante’ para su pobre corazón, abandonándola, solo para dar la imagen de un ‘padre preocupado’… Y lástima que la gente sea idiota para no darse cuenta de la realidad. Eso fue en vacaciones. A finales de estas la volvió a sacar con más de tres medicaciones para dar la apariencia de que fueron de viaje a Inglaterra. Lástima que esas fotos nunca salieron, ¿Cierto?

Pero ya no más. La muerte de María fue el colmo, el máximo, el límite. No dejaría pasar ni una más a ese viejo. Pobre de él que se metió con la bestia. Y la protagonista solo quería reír, porque aprendió en su corta vida que hombres como su padre son solo unos pobres diablos que merecen ser colgados de un árbol para que los cuervos coman su carne podrida. Y era irónico que ardiera de la ira por María, su madre, una mujer que dio luz a los dieseis años de edad y permaneció junto a un hombre patoso, asqueroso y despectivo. La odiaba, la odiaba por darle la vida, por darle el permiso de respirar.—Deseo morir.— Murmuró inaudiblemente entre las cuatro paredes de metales que la rodean, fijando esos ojos marrones contra la puerta en espera de abrirse, cuando el elevador paro, pero… Su deseo fue escuchado.

El deseo de Paz fue escuchado.

Escuchado en el momento menos indicado.

Escuchando cuando los cables dejaron de funcionar. Escuchado en el momento del impacto, escuchado en la sangre esparcida en el suelo. Escuchado en el cuerpo sin corazón palpitar, escuchado en el mortal silencio que hubo en un colapso de seis segundos.

[…]

Al final, solo pudo escucharse en el fondo, su canción favorita: El Réquiem de Mozart.

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4 comentarios

  1. 1. Yoli dice:

    Hola Daphne.
    Me ha gustado el relato, has plasmado bien la angustia y la ira de la chica. El final ha sido sorprendente, trágico, no me lo esperaba. Muy bien echo.:)

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 14:36
  2. 2. Sergiodammerung dice:

    He visto algunas faltas de ortografía, pera nada grave, nada que impida la lectura. Has plasmado muy bien los sentimientos del personaje. Y el final me ha gustado mucho, totalmente inesperado. Enhorabuena.

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 18:48
  3. 3. Melisa dice:

    Hola, Daphne!

    Escribiste un relato cargado de emoción y de ira muy bien logrado. Me resultó fácil entender a la protagonista y sentir lo que ella siente.

    A mí me dio la sensación de que es la adolescente protagonista quien cuenta la historia (tal vez desde el más alla), porque si bien está escrita en tercera persona, el relato contiene emociones y situaciones que sólo ella pudo haber experimentado (como por ejemplo, conocer lo mucho que le dolieron a la protagonista los golpes con cinturón).

    Me gustaría mencionar algunas sugerencias para conseguir que el texto resulte aún más fluido.

    -El primer párrafo se me hizo demasiado largo. Pienso que también podría escribirse de esta manera:

    “Una vez que sus dedos terminaron de tocar el frío botón para subir al quinto piso, directo a su departamento, la adolescente de dieciséis años, por instinto, apoya la espalda contra la fría y metálica pared del objeto. Con la intención de cerrar los ojos y hacer de cuenta que los pocos minutos (máximo cinco) de subida pasaran en un santiamén, deja que su cabeza caiga del lado izquierdo de su propio cuerpo. Piensa que tal vez dormir la ayude a acelerar el tiempo, pero esta vez no podía hacerlo, no por ahora.”

    -En esta oración “… se disculpaba como perro faldero por los errores como: La sopa estaba demasiado fría, caliente, porque no guardó bien la ropa, se olvidó de sacar la basura, etc.”, pienso que los ejemplos podrían enumerarse de manera más fluida de esta manera: “… se disculpaba como perro faldero por tonterías, tales como servir la sopa demasiado fría o demasiado caliente, no guardar bien la ropa, haberse olvidado de sacar la basura, etc.”. En la oración siguiente a esa, omitiría la reiteración de “perro faldero”.

    -En los últimos párrafos hay bastantes verbos en pasado sin acentuar.

    En cuanto al desenlace, me gustó mucho, realmente es sorprendente! Hay que tener cuidado con lo que uno desea. 😉

    Saludos!

    Escrito el 20 marzo 2016 a las 04:48
  4. 4. Caritobel dice:

    Hola Daphne:

    Me sumo a las correcciones que te ofrece Melosa, y agrego las mías.

    En general creo que existe cierto problema con el largo de las oraciones, las pausas que das con las comas, y las fluidez de lo que deseas expresar. Sos repetitiva con algunas ideas o expresiones que son innecesarias. Incluso si tu intención es reafirmar algo, podes hacerlo con palabras equivalentes.
    Ejemplos de lo que te señalo:

    ” Su cabeza da vueltas y no es que estuviera bajo los efectos del alcohol, porque si no, no habría llegado hasta el ascensor del edificio con un alto alquiler. Y no es que ella vive allí; todo lo contrario. En ese edificio, en el apartamento 302, vive el viejo. El viejo verde y asqueroso que solo sabe mandar a la gente, ese viejo es el culpable del estrés y mareos mentales de la adolescente. El viejo, el zorro, el fanfarrón, el atrevido; antes de la mierda del trabajo, no era escoria humana, pero tampoco un pan de Dios”.

    Aquí escribiste “si no”, y es “sino”. Creo que es irrelevante si el alquiler del departamento es alto o bajo, a tus fines, solo ocupa espacio. Hubiese utilizado “viva” en vez de “vive”. Empleas dos veces seguidas “edificio”, cuando podrías omitirlo una vez. Yo hubiese hecho así la oración que comienza con la repetición de edificio:
    ” En el apartamento trescientos dos, vive el viejo verde, asqueroso, fanfarrón,atrevido, que solo sabe mandar a la gente; él es el culpable del estrés y mareos mentales de la adolescente.”
    Cuando empezas a hablar del trabajo la oración se vuelve confusa. Tal vez deberías aclarar por ejemplo: ” antes de su trabajo, no era escoria humana, pero tampoco un pan de Dios” ( omito la mala palabra porque después la volvés a repetir más adelante)

    Mejor colocá los números en letras como en el caso de “24”.

    “La esposa, madre de nuestra protagonista”. Para economizar palabras yo hubiese puesto “Maria” o “Su madre”. Y luego añadiría la corrección que te señalo la compañera Melisa.

    “Es irónico que su primogénita este yendo para enviar al hospital al viejo, al viejo que la condeno, al traidor que cumplió la traición más grande de su vida, la que más ardio en las venas de su hija” Otra vez caes es la repetición con “viejo”, que se repite demasiado en la historia. “traidor que cumplió la traición”, es una frase redundante. “Condenó” con tilde. Yo hubiese dejado algo así:

    “Es irónico que su primogénita lo este por enviar al hospital; él, que la condenó cometiendo la traición más grande en su vida, que ardió como ninguna en las venas de su hija…”

    “Y lástima que la gente sea idiota para no darse cuenta de la realidad. Eso fue en vacaciones. A finales de estas la volvió a sacar con más de tres medicaciones para dar la apariencia de que fueron de viaje a Inglaterra. Lástima que esas fotos nunca salieron, ¿Cierto?”. Aquí quitaría la “y” del principio —lo haría en cada lugar donde empezaste la oración de esa forma—, luego del idiota pondría una coma, proseguiría ” Esto fue en vacaciones, cuando finalizaron, la sacó con más de tres medicaciones, para dar la impresión de que fueron de viaje a Inglaterra.( aunque esta parte y la quenle siguen me resultan confusas). Después repetís “lástima”, pero ya la usaste.

    “Y la protagonista solo (quitaría esta palabra que más adelante repetís) quería reír, porque aprendió en su corta vida que (,) hombres como su padre(,) son solo unos pobres diablos que merecen ser colgados de un árbol(,) para que los cuervos coman su carne podrida”.

    “—Deseo morir.— Murmuró inaudiblemente entre las cuatro paredes de metales que la rodean, fijando esos ojos marrones contra la puerta en espera de abrirse, cuando el elevador paro, pero… Su deseo fue escuchado”.

    Corrijo espacios y mayúsculas:

    —Deseo morir —murmuró inaudible mente entre las cuatro paredes de metal (solo es acero) que la rodean, fijando sus ojos contra la puerta esperando a abrirse; cuando el elevador paró… su deseo de paz fue escuchado.

    “Escuchado en el momento menos indicado.

    Escuchando cuando los cables dejaron de funcionar. Escuchado en el momento del impacto, escuchado en la sangre esparcida en el suelo. Escuchado en el cuerpo sin corazón palpitar(¿?), escuchado en el mortal silencio que hubo en un colapso de seis segundos.

    […]

    Al final, solo pudo escucharse en el fondo, su canción favorita: El Réquiem de Mozart.

    Escuchado, es utilizado demasiadas veces, le quita fluidez a tu final.

    La frase final es la que más me desconcierta, porque en ningún momento decís que se puede oír, ni en fantasía ni en realidad, ninguna canción en particular.

    La temática del relato me gusta, pero la manera en como se interrumpe la dinámica, por las trabas en la escritura, dificulta mucho la lectura.
    Trata de corregir eso para la próxima. Si pulís esos errores, hay mucho potencial.

    Seguí trabajando.
    Te mando saludos.

    Escrito el 9 abril 2016 a las 19:53

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