Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Ese olivo que ya era viejo cuando yo era niño - por Sam B

Después de unos minutos encerrados por culpa del apagón, supe que en realidad quería ir a la azotea. Me había dicho que se dirigía al último piso, pero adiviné su verdadera intención cuando empezó a hablarme de su padre. Si te dicen que van al último piso y te cuentan alguna historia de su familia, seguro que van a la azotea.

—Es un trabajo noble —le dije—. Siempre es bueno tener un diccionario en casa.

—Tiene toda la razón. El problema es que, teniendo internet, ya casi nadie piensa que vale la pena gastarse dinero en esas cosas. Las enciclopedias fueron lo primero que se dejó de vender. «Ocupa mucho espacio», decían siempre. ¿Sabe que si busca la palabra «enciclopedia» en una enciclopedia no la encuentra?

—¿Lo dice en serio? Debe ser una muy mala.

—Al contrario, eso ocurre en las mejores. Piénselo… no, mejor, le contaré una cosa. ¿Conoce a Linneo? Fue un gran naturalista. Estudió cientos de especies y las describió con mucho detalle. Sin embargo, cuando decidió describir a la especie humana se limitó a escribir «Mírate a ti mismo». Curioso, ¿no cree? Solo alguien inteligente querría comprar la mejor enciclopedia. Por lo tanto, las mejores enciclopedias son para gente inteligente.

—No va a conseguir venderme una —dije mientras se me escapaba una carcajada que interrumpí de golpe—.

—No se preocupe, ya no trabajo en eso.

—¿Usted? Había entendido que era su padre.

—Sí, mi padre quería que continuara el negocio familiar. Y lo continué. Mi hermana se negó y se puso hecho una furia. Para mi padre aquello era una especie de traición. «Una ofensa para mí y mi apellido», decía él. ¿Un poco exagerado, no le parece?

—Supongo que sí, pero espero que pudieran hacer las paces. No es bueno estar reñido con los hijos.

—No puede tener más razón, aunque tristemente no fue así. Mi hermana se mantuvo firme y recibió una paliza. Una buena paliza. Nunca te imaginarías que un vendedor de enciclopedias calvo y huesudo pudiera hacer algo así.

—Eso es francamente… horrible. Creo que no hay otra palabra para definirlo.

—Oh, sí que hay más palabras. Por eso es importante tener un buen diccionario de sinónimos en casa. ¡No, por favor, no ponga esa cara! Es solo una broma. Todo esto es demasiado triste, por eso hay que hacer bromas. Aún queda lo peor, ¿puede creerlo? Mi hermana perdió un ojo y mi madre pidió el divorcio. Mi padre se llevó una denuncia, pero ningún juez llegó a dictar sentencia. Su corazón explotó, literalmente.

La luz auxiliar se apagó y la lámpara principal volvió a encenderse con un tintineo. Un traqueteo reanudó la subida del ascensor. No supe qué contestar. Bajé la mirada y pude ver los dedos de su mano derecha frotar un anillo que apenas relucía.

—Será mejor cambiar de tema —dijo—. ¿Cuánto tiempo lleva trabajando en esto?

—Toda la vida.

—Es raro ver ascensoristas hoy en día.

—Lo sé, pero hago bien mi trabajo y aquí me quieren mucho. A todos los clientes les gusta una buena conversación y recibir algunos halagos. Le aseguro que subir tantos pisos en un cacharro tan lento podría ser muy aburrido.

—Tiene toda la razón, pero… ¿qué haría usted si ocurriera algo, cualquier cosa, quién sabe, que hiciera pensar que ya no hace falta alguien para dar conversación en este ascensor? Podrían poner uno más rápido, o algún tipo de videojuego para entretenerse, ¡qué sé yo!

—¿Qué haría si me despidieran? Buscaría otro ascensor.

—¿Y si no quedaran más ascensores?

—Supongo que también subiría a la azotea —dije, y el hombre dejó de respirar por un momento, sorprendido—. Hay una vista muy bonita. La mejor de toda la ciudad. Se ven los cines y todos los críos armando barullo en la puerta, el parque con el olivo ese tan viejo que ya era viejo cuando yo era niño, las cometas volando sobre la arena de la playa si hace viento, el solar donde murió mi hijo cuando se cayó del andamio, el balcón de mi casa donde se asoma mi mujer cada noche para verme llegar a casa… Sí, creo que vería a mi mujer asomándose al balcón. Entonces bajaría en el ascensor y volvería a casa.

El hombre guardó silencio y tragó saliva. Con los dedos, frotó de nuevo su anillo de compromiso.

—¿A la planta baja, señor? —dije—.

—No. Mi esposa me espera arriba.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. KMarce dice:

    Saludos Sam B.
    No creo haber leído algo tuyo antes, sí eres nuevo te doy la bienvenida o feliz regreso, si estuviste ausente.
    Las normativas del taller, nos piden comentar tres textos, conforme a cómo se deben de comentar: Forma, Contenido y Opinión personal. Te invito que también hagas lo mismo.

    Forma:
    Basándome en la ortografía, has cuidado la misma, usando adecuadamente. He notado que has usado todos los signos de puntuación, con la excepción de los puntos y comas.
    El punto a mejorar es la construcción de los diálogos, has colocado el guión de cierre en oraciones en donde debería no usarse, porque no hay continuidad del propio diálogo, por lo que, las líneas deberían escribirse así:
    —¿A la planta baja, señor? —dije. *
    *Aquí ya no hay más narración o parlamento, y debe de cerrarse a punto y aparte, sin el guión narrativo de cierre.

    Contenido:
    El texto es llamativo, un espacio simple pero que lleva al lector a continuar leyendo esperando ver que ocurrirá más adelante. Una trama sencilla, de personajes sin nombre, pero con profesión, y sus experiencias.
    Me pareció una idea acertada, desde el inicio creemos que es el enciclopedista que buscaría la azotea, pero él que ella busque a la esposa, me deja un hueco. Ya que no se sabe la razón del porque ella está en ella, o al menos, me fué incapáz de comprender ese punto.
    Opinió Personal:
    Me ha gustado en general la historia, y el personaje del ascensorista me parece muy cálido, la descripción de lo que él ve desde la azotea(bueno, malo, un mal recuerdo y el destino que espera), me parece la nota que me ha gustado más de todo el relato.
    Muy bien, sigue escribiendo, los cambios a mejora son mínimos y creo que tienes mucho potencial.
    No olvides comentar… ¡nos leemos!

    Escrito el 17 marzo 2016 a las 23:20
  2. 2. Caritobel dice:

    Hola San B.

    Cuando ya comenté todo lo que debo -o autores que ya se como escriben-, prosigo a leer lo que me llama la atención. Me acerqué hasta acá porque me gustó el título de tu relato,que no es un dato menor, teniendo en cuenta que por el contenido de las, historias muchos repiten títulos.

    Como dijo la compañera KMarce, es poco o nada lo que puedo agregar al tema del forma del texto, y estoy de acuerdo con ella en las cosas por mejorar.
    En cuanto al contenido de la historia, es simple pero claro, tiene un punto, aunque al final se me enreda un poco. Pienso en la azotea y pienso en suicidio, y cuando dice que va a arriba por su esposa, ahí me descoloca.

    A mi me gustó también esa parte tan intima que describe el ascensorista al contar lo que vería él desde la azotea, despertó sentimientos de empatia muy profundos para con el personaje, y eso me encanta.

    Ya te digo, de no ser por ese temita de al final porque sube, lo demás va súper encaminado. Te felicito.

    Nos leemos en la próxima, si queres pasarte por mi relato estoy en el 194.

    Saludos.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 03:05
  3. 3. Caritobel dice:

    Puse San en vez de Sam, perdón.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 03:06
  4. 4. barojo dice:

    Hola Sam B.!
    El relato me parece bien construido. Me ha gustado el ritmo y ha mantenido mi atención todo el tiempo. Los compañeros ya te han comentado algunas cosas, a las que yo quiero añadir el uso de una segunda persona impersonal (“nunca te imaginarías”) que queda un poco rara porque, al principio, parece que se refiere al ascensorista.
    El contenido me ha gustado mucho. Me parece una buena idea y el principio engancha mucho, con ese ascensorista tan buen psicólogo. Dos cosas quiero apuntar:
    – Primero, la palabra ascensorista, en España, designa a la persona que repara ascensores. Desconozco si tiene también el significado de botones, que es lo que deduzco que es, pero me ha desconcertado un poco, porque al principio el ascensor está estropeado.
    – Segundo, el final es un poco ambiguo. Yo le doy la interpretación de que su mujer ha muerto y está esperando arriba, en el cielo. Por eso se va a suicidar. No sé si estaré acertada o no.
    Me alegro mucho de que me haya tocado comentar este relato, he disfrutado mucho.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 13:58
  5. 5. Sam B dice:

    Hola a todos y gracias por los comentarios. Me apunto las correcciones.

    Barojo, lo he mirado y la palabra “ascensorista” (según la RAE) se puede usar para designar ambas cosas (a quién repara ascensores y a quién los maneja). Gracias por el apunte.

    Escrito el 31 marzo 2016 a las 18:03
  6. 6. Verónica Murillo dice:

    Hola Sam B, por aquí devolviendo tu grata visita a mi relato y me encuentro con este relato tan hermoso. Me encantan los relatos sencillos, con algo profundo que decir sin tramas truculentas.

    En mi opinión pienso que el vendedor pensaba suicidarse con su esposa y luego de las palabras del ascensorista decide ir a disuadirla a ella también… Yo la considero una de esas partes que quedan al lector rellenar, no se puede dar todo, pero tu mensaje es claro. Felicidades, un gustazo leerte.

    Escrito el 1 abril 2016 a las 03:14
  7. 7. Camilo Moreno dice:

    Hola Sam B, soy uno de los que tenía que comentar tu relato (soy el 165), perdón por la demora. Me gusta tu escritura, es muy fluída y se deja leer facilmente. Me hizo acordar un poco a los relatos de Henry James, no sé si has leído algo de él, pero si no lo has hecho te lo recomiendo, creo que te gustará.

    Con respecto al relato, creo que hubiero sido bueno que renforzaras el final con algún comentario del protagonista que haga que la última frase del hombre sea emocionalmente más fuerte para el lector.

    Algo del tipo

    —¿A la planta baja, señor? —dije, sabiendo que la vida de este hombre dependía del tablero de un ascensor.

    Saludos.

    Escrito el 3 abril 2016 a las 20:21

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.