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El Ascensor - por Emyl Bohin

Web: https://emylbohin.wordpress.com/

El Ascensor.

No dejaba de mirar a todas las mujeres que se incorporaban al trayecto. Era lo que se podía esperar de él. Un hombre joven, recién salido de la adolescencia y que por primera vez se encontraba frente a una situación del todo desconocida. Su físico: un tipo alto, quizá demasiado delgado, aunque gracias a su delgadez los pómulos quedaban resaltados; si añadimos el rubio de sus cabellos, el aspecto de galán americano quedaba garantizado. Aquel día fue la primera vez que le vi, le observé con detalle, era imposible que eso no sucediera. Servidor llevaba un par de años trabajando allí, había tenido otros compañeros. En ese momento me dedicaba a observar, ver sus maneras, a imaginar cuanto tiempo podía durar en el trabajo; los anteriores no habían aguantado mucho. Pero a este se le veía contento, sobre todo cuando alguna chica se acercaba más de lo que las buenas costumbres recomendaban.

—Primera planta: Urología, Neurología, Digestivo.
—A ver si le dan el alta hoy, que ya está desesperado.

En aquel tiempo, te estoy hablando de finales de los sesenta del siglo XX, el comportamiento de las mujeres era más recatado; la imagen que más recuerdo de ellas era con una carpeta sobre su pecho, bien sujeta por los brazos cruzados. Siempre las vi así, supongo que alguna vez abrirían la carpeta, pero eso no ocurrió en mi presencia.

—Segunda planta: Cirugía general, Maxilofacial, Otorrino.
—¿Qué vas a hacer esta tarde? ¿Te vienes al cine?

Samuel, que así se llamaba el que por un tiempo fuera mi compañero, se apoyó contra la pared para poder observar mejor a la belleza que había entrado. Zuecos, pantalón, chaqueta y bata de un blanco que serviría para competir en los anuncios de detergente de la época, su tez morena, inusual en aquel lluvioso norte y su cabello negro resaltaban aun más sobre su uniforme. El toque de color lo daba el turquesa de sus ojos y el granate del fonendoscopio que colgaba sobre sus hombros.

—Tercera planta: Traumatología, Ginecología.
—¿Baja?
—No, sube.

Se quedó ensimismado, mirando el diminuto estetoscopio, había visto más, pero eran todos de color negro y la campana, leyó en el diccionario que ese era el nombre que tenía la parte metálica que se aplica al enfermo, la campana, como te decía, era más pequeña que la de los demás. En esos pensamientos estaba el bueno de Samuel, cuando se percató de que la zona en la que estaba apoyada dicha campana, no era la más indicada para mirarla fijamente. Levantó la vista y se cruzó con los ojos de ella. La doctora sin pestañear, agarró las solapas de su bata y las cruzó sobre su cuello, de modo brusco giró la cabeza y adoptó un aire de mirada perdida. Samuel se volvió hacia la puerta para ocultar el repentino rojo de sus mejillas, al tiempo que se atusaba una chaqueta que, por la talla y los brillos, podía adivinarse que había sido heredada.

—Cuarta planta: UCI, Aislamiento.
—No sé cuándo va a parar de llover.

Se había metido en un lío, o al menos eso creía. Era su primer día y parecía que no empezaba bien. ¿Quien sería aquella doctora? Si ella tuviese algún cargo de responsabilidad o conociera a alguien de los de arriba, podría buscarle algún problema. Era su primer día y estaba en periodo de prueba. ¿Qué opinaría su padre? Había tenido que pedir favores a personas que apenas conocía para conseguir este trabajo para su hijo. ¿Lo consideraría una traición a la confianza depositada? Había podido molestar al vértice de un sistema piramidal; cuando él, un joven que acababa de entrar a trabajar de ascensorista no se consideraba ni un pequeño guijarro de su base.

—Quinta planta: Pediatría, Respiratorio
—Adiós, buen día.

Un poco cortante tal vez, pero la doctora fue la única persona que se despidió aquella mañana al bajar de un servidor, lo cual tranquilizó a nuestro amigo: la persona que me iba a acompañar durante los próximos años, hasta el día en el que las autoridades decidieron que las gentes ya eran capaces de viajar solas en un ascensor, aunque sea en uno como el que te ha contado este cuento.

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9 comentarios

  1. 1. Sabina DuAr dice:

    Cómo estás Emyl Bohin.

    Para empezar te diré que, aunque la idea general se puede entender, la exposición no es muy clara.
    Si empezaras el primer renglón con Servidor, le darías fuerza al texto.
    Todo el tiempo me sentí dentro de un hospital, mas no dentro de un ascensor.
    Hay frases completas que sobran, no aportan nada a la historia.
    Por ejemplo:
    Lo que se podía esperar de él.
    Su físico.(el aspecto de galán americano quedaba garantizado), esta frase no me parece agradable, podrías reconsiderarla.
    Tal vez me equivoque pero, suena mejor: lo observé en detalle, Que, con detalle, como está escrito.

    Pero a este se le veía contento… esta frase me gusta toda, sólo le cambiaría le, por lo, se lo veía contento.

    EL siguiente fragmento me gusta, sobre todo desde la palabra,..la imagen que más…

    Samuel que así se llamaba el que por un tiempo…
    Que tal te suena así: Samuel, el que por un tiempo…
    Si le suprimes: que así se llamaba, enriqueces el texto.
    el resto del fragmento me gusta.

    En el siguiente párrafo, se nota que conoces, cuando describes el estetoscopio.
    La zona en donde estaba la campana…reconsidera esta frase, podría mejorarse trabajándola un poco.

    Este debería de ser el principio del cuento: La doctora sin pestañear, agarró las solapas de su bata…

    Gran logro, el fragmento anterior.

    En general el texto es confuso, los personajes no son claros.
    En cuanto a la enumeración: Planta una… planta dos, etc etc, no creo que sea necesaria toda esa información.

    Fotalezas. Ortografía y puntuación.

    Comentario Personal.

    Deduzco que tienes mucho que ver con hospitales, y todo este conocimiento es valioso para crear personajes que tengan que ver con ese campo.
    Muy buena ortografía y puntuación.
    La idea del cuento es muy buena, sólo que hay que sintetizarla.

    No te preocupes, por mis comentarios, a mí me sucede lo mismo, me cuesta mucho trabajo exponer las ideas claras.
    Sólo procuro ser lo más honesta posible al hacerlos, con la única idea de que crezcamos juntos.
    Es lo mínimo que espero también encontrar en quienes comentan mis textos.

    Mucho ánimo.
    Si coincidimos en este espacio, es porque nos interesa escribir mejor.

    Un abrazo.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 14:07
  2. 2. Frida dice:

    Hola Emyl. Muy original el que sea el propio ascensor el que cuenta la historia. A mí jamás se me ocurren historias que conlleven tanta imaginación.

    Sabina te hace unos apuntes muy enriquecedores, por mi parte, decirte que coincido con ella en eso de que me siento más dentro de un hospital que en un ascensor.

    En cuanto al relato en sí, tienes un ascensor que puede recordar, que posee cierta empatía, al menos con Samuel, usa esas dotes, más que saber cómo es físicamente Samuel o en que planta para, sería más enriquecedor que nos mostrases cómo se forjó ese cariño que el ascensor le tiene, a través de una anécdota.

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 14:58
  3. 3. Andres dice:

    Hola Emyl:

    Sinceramente, me ha encantado tu cuento. Es como la quinta vez que lo leo jaja. Ya lo había leído como hace 5 días y he estado pensando en como criticarlo… ¡Recién me acabo de enterar en el comentario anterior que el ascensor estaba contando el cuento! Ahora me gusta aún más que antes jajaja. Bueno no importa… ¡Empecemos con la crítica!

    Forma: Me parece que está muy bien escrito, casi que no le encuentro fallas jaja. Me han gustado mucho tus descripciones, hiciste que todo sea muy bonito en algo que es tan común como un día normal en un ascensor, aunque sea de uno de finales de los 60.

    ” La doctora sin pestañear, agarró las solapas de su bata y las cruzó sobre su cuello, de modo brusco giró la cabeza y adoptó un aire de mirada perdida ” Esto es lo único que creo que puedo criticar. “…un aire de mirada perdida” ¿No hace qla chica parezca distraída cuando en realidad debe estar molesta? Tal vez estoy equivocado, y vos querías expresar eso.

    “…el comportamiento de las mujeres era más recatado; la imagen que más recuerdo de ellas era con una carpeta sobre su pecho, bien sujeta por los brazos cruzados. Siempre las vi así, supongo que alguna vez abrirían la carpeta, pero eso no ocurrió en mi presencia” Me ha gustado mucho esa descripción de como eran las mujeres en ese entonces, hermoso.

    “Pero a este se le veía contento, sobre todo cuando alguna chica se acercaba más de lo que las buenas costumbres recomendaban.” También me ha gustado mucho esa expresión jaja.

    “Zuecos, pantalón, chaqueta y bata de un blanco que serviría para competir en los anuncios de detergente de la época, su tez morena, inusual en aquel lluvioso norte y su cabello negro resaltaban aun más sobre su uniforme” Me ha encantado también como describís y como comparas el guardapolvo con las propagandas de la epoca.

    También me gustó como ponías los pisos y las conversaciones en medio de las descripciones, como que dabas un descanso entre párrafo y párrafo, muy bueno.

    Bueno, como ya te he dicho, encuentro más fortalezas que fallas. Que gran cuento.

    Relato: Bueno la historia es gran cosa que digamos, pero me parece que eso es lo que hay que destacar. Teniendo un relato no tan interesante has logrado que se interesante por tus descripciones y como lo contás. Impresionante jaja.

    Opinión personal: Bueno, que me ha parecido muy bueno jaja. Voy a buscar el tuyo el mes que viene para ver como te ha salido.

    Abrazo!!

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 07:28
  4. 4. Andres dice:

    La historia no es gran…*

    Que sea interesante por tus descripciones*

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 07:52
  5. 5. Roger/NHICAP dice:

    Hola Emil,
    Celebro poder leer algo tuyo de nuevo, después de tanto tiempo. Has logrado un estupendo relato, ameno y con la originalidad de hacer narrador-protagonista al ascensor. Destaca las acertadas descripciones de los comportamientos de los usuarios del ascensor, donde muestras muy bien a los personajes.
    Te diré que, una vez más, existen ligeras coincidimos en nuestros relatos, donde los protagonista observan y describen a los viajeros del ascensor.
    La narración me ha gustado por su sencillez y calidad.
    Un abrazo

    Escrito el 22 marzo 2016 a las 13:48
  6. 6. Emyl Bohin dice:

    Hola Sabina DuAr:
    Gracias por pasarte por mi cuento por el studio pormenorizado que has hecho de él, He tomado nota de tus consejos e incluso me he planteado la reescritura para publicarlo en mi blog, me temo que va a salir otra historia, pero creo que puede ser un ejercicio interesante.
    Me costó encontrar tu relato, por la razón de que lo firmas como Madrigal y no tenía nada que me indicara que las dos personas eran una sola.
    Hasta la próxima.

    Escrito el 26 marzo 2016 a las 20:07
  7. 7. Emyl Bohin dice:

    Hola Frida:
    Ante todo darte las gracias por pasarte por aquí y por comentar mi relato. No puedo estar de acuerdo en lo que dices acerca de tu imaginación, ya que he visto en tu narración de este mes que imaginación no te falta.
    He consultado con otros lectores sobre lo que Sabina y tú me habéis comentado acerca de sentirse en un hospital y no en un ascensor y son de vuestra misma opinión. Es un fallo al parecer muy común, cada uno en su imaginación ve la escena, pero al transcribirla obvia datos que impiden la comprensión.
    Hasta el siguiente relato.

    Escrito el 26 marzo 2016 a las 20:42
  8. 8. Emyl Bohin dice:

    Hola Andrés:
    Gracias por pasarte por aquí y por el tiempo que dedicas a comentar mi relato.
    Me alegra saber que te haya gustado el cuento y tomo nota de tus apreciaciones y de tus consejos para tratar de mejorar.
    Gracias de nuevo y hasta la próxima.

    Escrito el 26 marzo 2016 a las 20:48
  9. 9. Emyl Bohin dice:

    Hola Roger:
    Yo también me alegro de volver por aquí, y de que te acuerdes de mí. Sí, han pasado casi dos años desde mi última entrada en Literautas, en fin.
    Gracias por tu tiempo y por tus palabras de ánimo.
    Seguiremos leyéndonos y buscando coincidencias.
    Saludos.

    Escrito el 26 marzo 2016 a las 20:58

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