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El Ascensor - por M. H. Heels

Web: http://mhheels.wordpress.com

El dolor de cabeza le martilleó la base del cráneo medio segundo antes de despertarse. En realidad, podría decirse que fue el dolor de cabeza el que le despertó. Abrió los ojos. Una luz demasiado blanca y demasiado intensa hizo que el dolor se agudizase. Un pitido le taladró los oídos. Se hizo un ovillo intentando protegerse, tapándose la cabeza con los brazos. Fue en ese momento cuando notó el dolor en las costillas que le cortó la respiración. Y se echó a llorar.

Hacía años que no lloraba. Una extraña parte de su cerebro intentó recordar cuándo había sido la última vez que había llorado. Otra parte, como si entablasen una conversación, le decía que era estúpido preocuparse de eso en el estado en el que se encontraba. Aun así, su mente iba por libre y le recordó, no la última vez que lloró, sino todos los momentos en los que debería haber llorado y no lo hizo.

Se obligó a abrir los ojos, más por eliminar todas aquellas imágenes de su cabeza que por el mero hecho de abrirlos. El dolor de cabeza se agudizó de nuevo, pero esta vez intentó acostumbrarse a la luz. Lo primero que vio fue su propio reflejo en el espejo. Apenas se reconocía. Le había crecido la barba, había perdido unos diez kilos y unas enormes manchas negras habían aparecido bajo sus ojos. Se tocó la cara negándose a aceptar que aquella imagen era él mismo. Llevaba puesto un pijama blanco, parecido a los de los hospitales, y estaba descalzo. La ropa le colgaba del cuerpo como si fuera demasiado grande para él. Se levantó la camisa. Se le marcaban las costillas. Quizás fueran más de diez los kilos que había perdido. Por lo demás no había nada extraño en su cuerpo, nada que le diera alguna pista del motivo por el que le dolían todos los huesos.

Tardó un buen rato en dejar de mirarse a sí mismo. Cuando por fin miró alrededor se dio cuenta de que estaba dentro de un ascensor. Era un bastante grande, aunque no lo suficiente como para ser de un hospital por lo que su pijama dejaba de tener sentido. Ahí no entraría una camilla. Era un ascensor normal. Demasiado. Paredes blancas y lisas, botones plateados, un espejo, luz blanca e impersonal… Nada que le diera algún tipo de pista de donde estaba. En ese momento fue consciente de que tampoco recordaba cómo había llegado allí. Intentó hacer memoria pero, por alguna razón, el primer recuerdo que llegó a su mente supo que era de hacía demasiado tiempo.

Apretó el botón de la planta baja. No ocurrió nada. Apretó el resto de botones uno a uno. Tampoco ocurrió nada, hasta que apretó el de la planta 13. Entonces, el ascensor comenzó a moverse. Estaba bajando, lo cual le sorprendió porque la planta 13 era la última de la botonera. El ascensor se movió durante mucho rato, demasiado incluso para haber llegado a la planta baja, hasta que de repente frenó en seco haciéndole perder el equilibrio. Tuvo la sensación de que el cerebro se le vaciaba y una náusea le llegó a la base de la garganta.

Las puertas se abrieron. Dudó si debía salir. Se asomó a la puerta. Era una habitación blanca, vacía. Algo o alguien, no supo bien qué, deslizó un libro abierto hasta la puerta del ascensor. Desde donde estaba no pudo ver de dónde había venido. Observó el libro sin atreverse a moverse de donde estaba. Era un diccionario en el que se había marcado la palabra «traición» con un rotulador rojo. Las puertas se volvieron a cerrar, mucho más rápido de lo que esperaba, sin darle tiempo a reaccionar, dejándole de nuevo encerrado en el ascensor. «Traición» pensó, intentando encontrarle algún tipo de significado.

Notó que el ascensor se ponía de nuevo en marcha, esta vez, subiendo. La velocidad fue en aumento hasta que se detuvo. Durante media fracción de segundo sintió la ingravidez antes de caer al vacío. En ese instante, todos los recuerdos volvieron de golpe. Supo quién era, supo qué hacía allí y supo qué había hecho para estar allí. Comprendió la acusación de traición y supo a ciencia cierta que era culpable. Recordó todo lo ocurrido con una claridad asombrosa y revivió el infierno de su último año. Pero sobre todo supo, con total seguridad, que iba a morir por lo que había hecho.

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8 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Me he pasado por tu relato para leerlo y te dejo mi comentario.
    He encontrado estos fallitos:
    Era un bastante grande ————- era uno bastante grande
    tipo de pista de donde estaba ——- tipo de pista de dónde estaba
    En cuanto al contenido, he notado que al principio el personaje está tirado en el suelo, hecho un ovillo, y al momento siguiente se mira en el espejo. No hiciste notar que se había levantado (y con dificultad, me imagino, por el tema de los huesos doloridos) para mirarse en el único espejo que había dentro del ascensor.
    Pero el relato está muy bien narrado, has logrado crear un ambiente opresivo y cumplir con la parte del reto. Es cierto que lo del diccionario parece un poco metido con calzador, pero la verdad es que lo comprendo perfectamente.
    Un saludo

    Escrito el 17 marzo 2016 a las 19:47
  2. Hola M. H. Heels. Muy buen relato. La historia es buena, me gustó leerla, me resultó atrapante. El reto opcional se ve claramente cumplido. La historia tiene un contexto en el cual te deja cosas abiertas, al libre albedrío del lector, como por ejemplo los recuerdos que le aparecen cuando baja, pero a su vez eso lo hace interesante.
    Con respecto a formas, comparto con el comentario de José Luis, no he visto nada más que necesite sugerencia.
    Excelente relato, genial historia.
    ¡Exitos!

    Escrito el 17 marzo 2016 a las 22:04
  3. 3. A.R.Payán dice:

    Homa M.H. Heels!!
    La historia que nos planteas me parece buena. A mí por lo menos así me parece.
    A parte de lo comentado por los compañeros veo el uso de la redundancia en varias ocasiones, en el primer párrafo por ejemplo usas la palabra dolor varias veces, pero si repasas el texto verás como ocurre en más ocasiones.
    Terminando, texto bueno, buena ortografía, pero ojo a la redundancia, que hace que el texto sea menos gustoso.
    Buen relato.

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 14:42
  4. 4. Roger/NHICAP dice:

    Hola Heels,
    Me ha gustado la narración que consigue crear un clima agobiante: un hombre maltrecho encerrado en un ascensor que sube y baja sin control por el protagonista. El texto es correcto pero he tenido que leerlo un par de veces para descubrir lo que no me gustaba. Era la sonoridad, desigual entre los diferentes párrafos.
    En mi opinión, el primer párrafo se diferencia del resto, aún a pesar del abuso de la palabra “dolor” (como indica AR.Payán. También “supo” y “demasiado” en varios párrafos). Utilizas con habilidad la combinación de frases cortas y largas, y me gustó, pero en el resto reduces a algo testimonial dicha mezcla. Lástima.
    Por lo demás, es un texto con una narrativa de calidad, sin adornos, de fácil lectura y con final intrigante. Me gustó la reflexión sobre la necesidad de llorar que haces en el segundo párrafo.
    Buen trabajo. Un abrazo

    Escrito el 22 marzo 2016 a las 19:11
  5. 5. Sergio Mesa dice:

    buenas M.H. Heels!! (de primeras siempre escribo tu “apellido” con doble “l” …)

    felicidades por el relato, como siempre muy sólido. formalmente no tengo apenas quejas, más que las ya señaladas (aunque yo no vi las redundancias). si tengo que ponerle alguna pega es por el contenido.
    aunque me gusta mucho la narración, por sobria y bien llevada, el final resulta apresurado y, a mi en particular, algo forzado… pensé que iba a cerrarse como un círculo, volviendo a al punto inicial como en una especie de castigo de Sísifo. pero elegiste dejarlo abierto y, de hecho, plantear una buena ristra de incógnitas. bueno, son decisiones creativas y hay que respetarlas 😉
    un saludo, nos leemos
    Sergio Mesa

    Escrito el 23 marzo 2016 a las 18:29
  6. 6. Kepa dice:

    Hola M.H Hells

    Comparto la opinión de algunos comentarios sobre alguna falta en la forma o estilo. Alguna palabra que sobra. Por lo demás, es un relato al que imprimes velocidad, lo que se agradece, también tensión, y que culminas con un final abierto, que a algunos puede gustar y a otros no. En mi caso lo prefiero, pues con tan poco espacio para escribir le dejas al lector que imagine lo que quiera, sin forzar un último párrafo con explicaciones sobre lo ocurrido.
    Enhorabuena!

    Escrito el 24 marzo 2016 a las 19:20
  7. 7. Peter Walley dice:

    Hola M.H.,

    A estas alturas es difícil encontrar alguna imagen que no hayamos leído antes, pero tú lo has conseguido al principio del relato, cuando abre los ojos para eliminar las imágenes de su cabeza. Muy vívido y muy bien expresado, todos lo hemos hecho pero nunca lo había leído.

    La historia está bien aunque según avanzaba se me fue volviendo más confusa, no tanto por los detalles que faltan sino por los que no me acaban de concordar: ¿por qué el ascensor baja para ir al que se supone es el último piso? ¿cómo es que no recuerda nada del último año hasta que empieza a caer?

    En cualquier caso se disfruta la lectura y cumple con creces el reto del mes.

    Saludos,
    Peter

    Escrito el 31 marzo 2016 a las 17:18
  8. Como ya te dije en tu blog, un relato muy bueno. Tras leer los comentarios aquí expuesto, coincido en que he visto redundancias que me han sacado un poco de la lectura. Por otro lado, he pensado como Sergio, cuando el ascensor subía sin control, creí que se iniciaría otra vez la historia, pese a ello, me ha gustado la rotundidad del final.

    Un abrazo. ¡Nos leemos!

    Escrito el 31 marzo 2016 a las 21:21

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