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Estado de excepción, - por Noemi

Estado de excepción

Eran tiempos difíciles. Dictadura militar, estado de sitio. Yo era muy joven, llevaba puesto un poncho jujeño que me llegaba casi a los tobillos y me cubría como una carpa. Debajo apretaba contra el pecho el “Diccionario de psicoanálisis” de Laplanche -Pontalis, ejemplar carísimo que una compañera de facultad, Cecilia, me había prestado. Serían la una de la madrugada cuando, a punto de abrir la puerta de calle, alguien se detuvo detrás de mí. Tuve un conato de angustia, pero me dije «No seas paranoica» Me había mudado hacía poco tiempo y no conocía a nadie en el barrio.
Lo miré de reojo, me sonrió. «Debe ser un vecino». Entré, él me siguió. Llamé al ascensor y cuando éste arribó entramos juntos. Yo vivía en el último piso, él presionó un botón más bajo y el ascensor se puso en marcha.
De repente, entre pisos abrió la puerta de rejas. El ascensor se detuvo y él se volvió apuntándome con una pistola 45.
─Esto es un asalto─dijo.
«¡No jodas!» Sentí todo el peso de la irrealidad. Era como si hubiese desembocado en la peor película B que recordara. Pero de una cosa estaba segura, el arma era real y me estaba amenazando. No puedo decir que haya sentido miedo, todo resultaba demasiado grotesco. Eso no impidió que repitiese mentalmente las oraciones de mi infancia, que para eso una las aprende.
─¡Dame lo que tengas de valor!
Consternada le alcancé mi joya: el precioso diccionario Laplanche-Pontalis.
«¡Traición, perdóname Cecilia nunca podré devolvértelo!»
─¡No, nada de libros!
«¿Entonces qué ?¿Qué podía yo tener de más valioso?»
─La cartera, dame la cartera.
Mi cartera emergió de debajo del poncho acompañada por un profundo suspiro de alivio. Dentro dormían unos miserables 50 pesos.
─Ahora date la vuelta que me voy a ir.
Obedecí sumisa.
─Antes, te voy a atar las manos.
«¿Qué? ¡Ah, no!» Temí que quisiera violarme y eso no podía permitírselo.
─¡No!─ grité volviéndome, furiosa. Y me salí del libreto. De pobre muchachita sumisa aterrada pasé a loca histérica incontrolable.
El brusco cambio lo tomó desprevenido. Para atarme las manos había encajado la pistola tras el cinturón, lo que me brindó un segundo de gracia. Aproveché para continuar gritando desbocada.
─¡Socorro! ¡No me mate! ¡No, las manos no! ¡Estoy embarazada!
Cuando volvió a sacar la pistola y trató de golpearme en la cabeza, grité todavía más alto.
A todo esto ya se oían ruidos que venían de los departamentos vecinos.
Con una acrobacia digna de un stunt cinematográfico, el ladrón saltó por un espacio abierto en la reja del piso superior. Yo seguí gritando, por las dudas, hasta que comenzó a venir gente, en diverso grado de nocturna desnudez, a socorrerme.
Una señora con ruleros y en camisón me preguntó:
─¿Estás embarazada?
─¡No!
«Pero debe ser más difícil matar a dos que a uno »
Alguien había llamado a la policía al oír el primer grito, el patrullero llegó antes de que pudiesen destrabar el ascensor. Un joven y educado oficial me interrogó en cuclillas por el agujero.
─Es seguro que todavía está en el edificio─ concluyó─ ¡A ver, Gomez trae la ametralladora!
Allí me desmoroné. «Nadie caza ladronzuelos con ametralladora»
Ya lo dije, eran tiempos difíciles. No funcionaban las reglas corrientes.
De súbito el sainete se había convertido en drama.
Él hubiera podido matarme fácilmente pero no lo hizo. Si lo encontraban no le darían oportunidad de contárlo, llevaba un arma y eso bastaba.
Por suerte no lo encontraron.

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6 comentarios

  1. 1. Guiomar de zahara dice:

    Noemi: tu historia aunque algo “grotesca”, como tú muy bien dices, se lee con facilidad. Me imagino la situación en el ascensor, no cuando saca la pistola, sino al entrar y el hombre detrás de ella y máxime en esos tiempos tan difíciles. muy bien llevada la acción. solamente una cosa: yo pondría en lugar del “carísimo” diccionario, Difícil de encontrar o algo por el estilo(es una sugerencia)por lo demás ¡Enhorabuena!

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 09:06
  2. 2. Tucci dice:

    Hola Noemi!

    Soy Tucci,

    Me encantó de tu historia el carácter real que tiene, es algo que pudo ocurrir o puede ocurrir y está muy bien relatado.

    Lo único que te diría es que el primer párrafo grande, si estuviera dividido, podría agregar acción y ayudar a que el lector se pierda, en los cambios de situación o en las pausas.

    Espero que mi comentario te sirva de algo!

    Escrito el 19 marzo 2016 a las 02:07
  3. 3. Verónica Murillo dice:

    Hola Noemi, tu relato me ha dejado impresionada, más porque es la tercera historia de asaltos que me cuentan hoy (Bueno, hoyn la leí, jaja) Cuando leí el título casi me voy de largo, te juro que es algo en lo que no quiero pensar ya que se supone que se implementará en mi país en unas semanas y de algo de pánico.

    Bueno, pero lo importante aquí es tu relato, que es bastante realista, le puede pasar a cualquiera y eso nos da que pensar que es uno de los cometidos de un relato.

    Felicidades, besos.

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 23:12
  4. 4. Noemi dice:

    Guiomar, Tucci, Verónica,¡¡ las felicito por la fineza del análisis!! Nunca creí que alguien se daría cuenta pero las tres me hablan de lo real que les resulta mi historia. La verdad es que es literalmente autobiográfica, ocurrió así tal y como lo cuento con pelos y detalles.Gracias por haberse tomado el trabajo de leerla. Guiomar lo de carísimo,bueno en aquella época lo era, primera edición de lujo. Tucci tienes razón el punto de “Serían…” tendría que ser punto y aparte. Verónica, comprendo tus sentimientos (yo me pasé la mitad de mi vida bajo el Estado de excepción) por eso te agradezco doblemente el esfuerzo. Un abrazo muy fuerte.

    Escrito el 21 marzo 2016 a las 23:28
  5. 5. Wiccan dice:

    Buenas Noemi,

    Me sumo a lo que te comentan los compañeros, es una historia muy bien narrada que se lee con facilidad y en la que la acción está muy bien expresada con esos pensamientos intercalados de la protagonista. Son precisamente esos pensamientos lo que para mi destaca más en el relato ya que considero que transmiten ese toque realista a la historia consiguiendo que empatices automáticamente con la protagonista. Es horrible pensar que esas cosas puedan pasarte a ti o a otras personas en esas situaciones tan apuradas.
    En cuanto a la forma creo que está bien escrita, no he encontrado muchas cosas que “criticarte”. Si que te diría que en la frase “El ascensor se detuvo y él se volvió apuntándome con una pistola 45” eliminaría el segundo “el”, no porque esté mal sino porque se hace repetitivo (en el anterior párrafo se dice “él” y “el ascensor” tambien)y en cualquier caso por el contexto se entiende quién se vuelve con la pistola. Por otro lado, en la frase “hasta que comenzó a venir gente, en diverso grado de nocturna desnudez, a socorrerme” eliminaría las dos comas, creo que ralentizan la frase y en realidad no es necesario.
    Gracias por compartir el relato. Un saludo!”

    Escrito el 25 marzo 2016 a las 02:32
  6. 6. Conchi dice:

    HOLA Noemí, soy Conchi

    Gracias por comentarme, tendré en cuenta tus sugerencias, y efectivamente, quise decir “Ella enrojeció” En cuanto al desequilibrio que me comentas, pues casi que lo hice aposta. Quise reducir al final para dejar margen al lector de soltar su imaginación y no darle todo hecho. !Pero qué le voy hacer! soy novata y no siempre se obtienen los resultados que uno espera. Para eso estamos aquí.
    Bien pues, ahora paso a comentarte tu relato.
    Lo cierto es que me has hecho vivir lo, la situación es incómoda pero el relato lo has plasmado de forma que lo he sentido que me pasaba a mí, Has cogido un ritmo ideal y ese cambio de personalidad ha hecho ver los fuertes sentimientos de la protagonista. Me ha encantado Te felicito.

    Escrito el 29 marzo 2016 a las 09:04

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