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Cambios - por Juan Chukofis

Web: http://nadiesabeellugar.blogspot.com.ar/

Cambios

Está ahí con la mirada perdida. Disimula, hace chistes si le hablan del tema. Pero los cambios no son buenos. Está parado ahí, aprieta los botones como un pasajero más. Ya no usa el sillón giratorio de cuerina deshecha. Ajeno al refugio de una conversación de rutina que nunca dura más que pocos segundos. El movimiento vertical en el silencio ahora advierte de una impensable caída
El tablero de aluminio con números digitales rojos reemplazó a la palanca de hierro oxidada que está en el mismo lugar como reliquia del siglo pasado que fue ayer. El ascensorista se mira al espejo, se toca la panza, se acaricia la cabeza. Recuerda el manejo de la palanca, los dedos sobre controles de mando que sólo él entendía, marcando el compás de una música de radio portátil. La armonía imperfecta con la máquina. «Guarda con el escalón», frase repetida que justificaba su presencia. La rutina que hace sosos y dulces los días se quebró; solo quedan recuerdos que se resiste a olvidar. Cosas que no puede asimilar. El amor al oficio invisible creciendo entre la indiferencia de la gente. Fichas del arte de ascensorista cayendo de un tragamonedas desaforado, sordo e incoloro. No existe palabra en el diccionario que distinga al huérfano de un oficio. Tanto machacan con que lo nuevo es mejor, más fácil y rápido que todo eso se te mete en la piel y cuesta creer que la mayoría de las cosas que se suponen indispensables para vivir no son más que artilugios de una mente confundida que se pierde y alimenta de lo que consumimos a diario.

Ella pone un pie en el ascensor. Está ahí, parada, único testigo de su secreto resplandor: el ascensorista. Recuerda cuando se quiso enterar de lo que ya sabía. La intuición se atribuye a los sentidos pero sólo brilla cuando tiene razón. En el principio fue el deseo de venganza. Pero se aferró a los consejos de su terapeuta: mirate al espejo, recuperá la humillación, qué importa el qué dirán. Como si fuera fácil. Piensa demasiado, como pensó siempre pero no quiere dar marcha atrás. A sus cuarenta años y después de ser madre se cuida y se resiste a cortarse el pelo largo y rubio. Piensa que el sexo es vacío porque le pide cosas que ya no están, que se perdieron en el tiempo, y no hay pasión, no se miran a los ojos, no hay deseo, y no hay besos que duren más que el instante de obligación, no comparten una salida solos, no ponen música ni bailan, convirtieron al amor en una rutina mecánica y aburrida. Falló la confianza, se perdió el cariño. La necesidad de alguien que te escuche y de alguien a quien escuchar. Pero no olvida la herida que nunca se permitirá perdonar. Por más terapia de pareja que hagan, por más que no pueda imaginarse la vida sin él y por más que no pueda llevar de la mano a la soledad y la maternidad la traición duele, le provoca un odio indecible en el cuerpo.
Se olvida del tiempo pero vuelve al presente. Recuerda el encuentro de lo nuevo. Corría porque no llegaba al colegio a buscar a los chicos y en una esquina se lo llevó puesto. Ella diría después que él se la llevo puesta: ella sabía dónde iba, él, en cambio, caminaba distraído mirando el cielo sin nubes o un árbol. Al chocar se le cae el celular, porque ella puede hablar mientras corre. Él se agacha, ella lo mira con odio fingido, distinto al que siente últimamente. Él recoge los pedazos de celular tirados en la vereda. Ella se agacha con la intención de sostener el odio en sus ojos pero no puede porque está cansada, porque en el fondo de todo descubre el nacimiento de algo nuevo, como si un buen recuerdo del futuro se pusiera en marcha. Agarra una birome de su cartera, anota un número en la mano de él y sigue corriendo con los pedazos de celular en la mano.

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5 comentarios

  1. 1. Manoli VF dice:

    Hola, Juan. Cumpliendo el reto de Literautas de comentar a nuestros vecinos me he pasado por tu texto. Me ha gustado tu historia, profunda y entrañable, aunque no me ha quedado muy claro el final ¿es la misma protagonista la mujer de la que siente añoranza? En cualquier caso encuentro que cumples con el reto bastante bien y me ha gustado esa figura del “ascensorista” que tan bien describes. Un saludo.
    Te invito a pasarte por mi escena (10)

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 18:29
  2. 2. Caciba dice:

    Hola, Juan. Muy buena narración y manejo del vocabulario y recursos. He leído tu relato varias veces y despacio, pues al principio me dejó duda la historia de la mujer. Leyéndolo detenidamente lo he comprendido, ha sido determinante una frase que, en principio, no sabía a qué te referías: “… único testigo de su resplandor”. Ahora lo veo claro.

    Son dos historias nostálgicas con el ascensor y ascensorista como vínculo entre ellas. Parecidas pero contrarias. Mientras el ascensorista añora los tiempos de antes, odia lo nuevo y los cambios, la mujer también siente nostalgia del pasado que fue mejor pero necesita el cambio, lo nuevo.
    El ascensorista fue testigo del encuentro de ella y de él (lo nuevo, un cambio a mejor), de cómo se desarrolló la escena y sabe el porqué de su resplandor.

    Muy buenas historias, me ha gustado esa distinta visión de “lo nuevo”, “el cambio”, y cómo lo has enlazado.
    Tu relato es para leerlo despacio. Lo he disfrutado. Ah, y he aprendido una nueva palabra: “birome” que junto con: “mirate” y “recuperá” deduzco que eres argetino.
    Enhorabuena
    Un placer haberte leído, saludos

    Escrito el 18 marzo 2016 a las 20:19
  3. 3. beba dice:

    Hola, Juan:
    Tu cuento tiene un aura nostalgiosa y bella;está muy bien escrita, pero no me resulta claro el argumento, aunque el comentario de Caciba es una buena opción de interpretación.A mí me parecen dos historias independientes en la acción: la nostalgia del ascensorista “de antes”; y la historia de traición y nuevo amor de la mujer. Creo que les falta interconexión.

    Escrito el 24 marzo 2016 a las 00:12
  4. 4. beba dice:

    Si quieres leer “Mis musas están de parto”, puedes pasar por mi blog, ahorayodigo.blogspot.com
    Gracias

    Escrito el 24 marzo 2016 a las 00:14
  5. 5. Cryssta dice:

    Hola Juan, auqnue tu relato está bastante bien escrito tengo que decir que no me he enterado muy bien de qué va. No sé, tal vez sea porque a mí me cuesta mucho leer textos que tengan pocos puntos y aparte.

    Espero leerte en otro taller.

    Escrito el 24 marzo 2016 a las 21:24

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