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CANTO LUNAR - por M.M ARIEL

Web: http://delfin.bioidentia.com/wp/usuarios/m-m-ariel/

En el amanecer de los tiempos, un grupo de hombres danzaba alrededor de una fogata, al son de tambores y flautas, mientras emitían profundos sonidos guturales, ofreciendo cánticos y alabanzas a la luna. Solo vestían una especie de falda de tejido blanco que dejaba el pecho musculoso al descubierto. Sus pies descalzos y sus manos sudorosas formaban rítmicas figuras que se confundían con las sombras. Los llamaban adoradores de la luna. Dormían durante el día, y cada noche salían a celebrar la luna menguante, la luna creciente, y el esplendor de la luna llena.

Esa noche, envueltos frenéticamente en sus tonadas hipnóticas, cantaron como nunca logrando conmover a la diosa de la luna, quién bajó volando en una nube, hasta posarse en el centro del grupo por encima de la fogata. Los machos desconcertados pero jubilosos, la recibieron con los brazos abiertos agradecidos por su presencia.

La diosa les habló con una voz fría y les obsequió palabras azules: les prometió que los llevaría a la superficie de la luna a un sitio paradisiaco, donde podrían convivir con ella y sus hijas, gozando de los placeres de la piel, de manjares exquisitos, y experiencias inolvidables. Los exaltados corazones de los varones, se dejaron enredar por una nube blanca suave al tacto, y fueron transportados lentamente hasta posarse en un lugar lleno de brillantes y gigantescos cristales de todos los colores, donde el aire era fácil de respirar, sobre todo porque estaba impregnado de un aroma herbal balsámico, que impregnaba los sentidos con sensaciones de conciencia mística.

Los hombres extasiados conocieron entonces a las hijas de la diosa, unas maravillosas mujeres de piel azul, ademanes delicados y sonrisa despiadadamente fascinante, quienes inexorablemente se apoderaron de las mentes y los sentidos de aquellos afortunados hombres.

La diosa les habló con voz cálida y les obsequió palabras amarillas: mientras estuvieran cerca de los cristales, ya no sentirían cansancio, sueño, tristeza, ni miedo. Podrían comer, beber y gozar de todos los placeres celestes por toda la eternidad, pero si alguien, por alguna razón quisiera salir de la zona de cristal, debía portar en su cabeza un sombrero de copa de color negro, para protegerse de los inclementes destellos de la tierra, esa imponente esfera azul dibujada en el cielo, cuyo resplandor podría hacer perder el juicio.

Siglos y siglos pasaron entregados en deleites y alegría inimaginable, hasta que Denis, uno de los dichosos hombres, pero también uno de los más curiosos, convenció a sus amigos Wilks, Ulfur, Lape y también a Liska de que lo acompañaran a dar un paseo fuera de la zona cristal, no sin antes por supuesto, colocarse el sombrero de copa para resguardar su integridad. Después de un rato caminando por entre las rocas lunares, sintieron la necesidad apremiante de regresar con sus divinas compañeras, las de piel índigo y labios apasionados. Pero Denis, un tanto absorto, se sentía atraído por algo que no podía explicar, era el azul verdoso del globo terrestre. Sus amigos a su lado, le exhortaron a regresar, pero Denis, ante el asombro de sus amigos se retiró el sombrero, y pudo recordar su anterior vida en la tierra. El hombre percibió sensaciones extrañas en su corazón, que lo condujeron a desprender algunas lágrimas. Sus amigos bastante alarmados por lo que ocurría, se acercaron curiosos para ver de cerca este extraño líquido, maravillados, decidieron que ellos también querían probar, así que se retiraron el sombrero, sintiendo de inmediato la nostalgia del agua, de los árboles y del viento.

La diosa de la luna, acongojada por lo sucedido, reflexionó y poco a poco se percató de que tarde o temprano la curiosidad de los hombres los llevaría desprenderse de su seno. Comprendiendo con claridad la tristeza de estos hombres, les borró la memoria, los envolvió en su sedosa nube y los transportó nuevamente a la tierra, donde los transformó en lobos adultos de negro pelaje y ojos rojos. Desde entonces, cuando hay luna llena, estas criaturas emiten un sonido agudo de evocación, de reminiscencia, como si hubieran perdido algo querido, algo azul, algo cristalino, que en otro tiempo les colmó de felicidad.

Denis, con el tiempo se volvió un lobo civilizado hasta que se encontró en Paris con el mago de Siam, pero ese es otro cuento.

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5 comentarios

  1. 1. CARMELILLA dice:

    Hola M.M Ariel:
    texto con lenguaje muy sencillo y con muy buenas descripciones. Logras que la trama avance adecuadamente, quizá se hecha de menos un poco un lenguaje algo más retorico, pero sólo digo quizá.
    La primera lectura me sonó “algo brusca”, y sin embargo en una segunda todo fluyó positivamente. Me gusta. Un contenido original, bien expresado, la curiosidad, la tentación, el placer, la evocación y el deseo de lo perdido y esa luna “caprichosa” que realmente hace con los hombre lo que quiere.
    Me gusta tu trabajo.
    Seguimos participando.
    Saluditos.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 19:19
  2. 2. Cryssta dice:

    Hola M.M ARIEL, en general tu relato me ha gustado aunque hay algunas cosillas que me han despistado. Te digo lo que yo he visto:

    – hablas de “un grupo de hombres” y luego usas primero el verbo en singular y después en plural “danzaba” “emitían”
    – “vestían una falda de tejido blanco” eso de “especie de” no está bien que lo diga un escritor, si no era una falda es mejor que le pongas un nombre y luego ya si puedes aclarar que es “una especie de falda”
    – Luna y Tierra cuando se refiere al satélite y al planeta van con mayúsculas
    – “les habló con voz fría”
    – entiendo que las palabras dichas con voz fría sean azules y las dichas con voz cálida sean amarillas pero cuando explicas las palabras no entiendo diferencia entre ellas
    – dices “impregnado” y poco después “impregnaba”, eso es repetir
    – “extasiados” va entre comas porque es una aclaración
    – cuando nombras a los amigos sobra el “también”
    – repites “sus amigos” varias veces en el mismo párrafo
    – tras “este extraño líquido” iría bien un punto y seguido
    – “los llevaría a desprenderse de su seno”
    – no entiendo muy bien por qué los transforma en lobos privándoles de su forma original
    – “con el tiempo” entre comas

    Tengo que decirte que el final me ha encantado, no he podido por menos que ponerme a cantar la canción de “La Unión”.

    Espero haberte ayudado. Un abrazo.

    Escrito el 18 abril 2016 a las 12:29
  3. 3. Jada Beaumont dice:

    Buenas,
    La redacción es buena, utilizas un lenguaje sencillo y se entiende a la perfección. Es una historia un tanto peculiar que además refleja una situación en la que te puedes encontrar cualquier día. ¡Sigue así!
    Mi relato es el 64, por si te apetece pasar y dejar tu comentario, gracias.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 14:39
  4. Me gusta la sensación que me trasmitió la lectura de tu cuento.
    Serenidad, como ir paseando descubriendo un mundo distinto.
    Muy buenas descripciones. El final me dejó algo desconcertada. La Luna resulta caprichosa al transformar a los hombres en lobos, pero es impactante.
    -Solo que la frase -“sobre todo porque estaba impregnado de un aroma herbal balsámico, que”- me sacó bruscamente de relato. Yo lo quitaría.
    Un hermoso cuento.
    Gracias por el comentario que dejaste en mi historia.
    Saludos. Hasta el próximo cuento.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 19:00
  5. 5. MM Ariel dice:

    Gracias a todos por sus comentarios. Por supuesto que me han ayudado mucho. Conozco algunos escritores que solo admiten comentarios positivos, los cuales están muy bien. Pero cuando te hacen un examen exhaustivo, sabes que vas por buen camino. Gracias de nuevo.

    Escrito el 22 abril 2016 a las 17:32

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