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El hombre con el sombrero de copa - por Alfonso Besada

Web: http://www.alfonsobesada.es

Agazapado en la oscuridad, muerto de miedo. Ahí estaba el doctor Aldricht, escondido bajo su cama, conteniendo la respiración, sudando, nervioso, sin saber si quedarse allí para siempre o reunir valor y salir para enfrentarse a lo desconocido. Sabía que era el único superviviente de toda la colonia. No había visto los cuerpos pero lo sabía en lo más profundo de su ser. Él era el único con vida. La sombra que se había llevado a sus compañeros lo acechaba, esperando la oportunidad para hacerlo desaparecer a él también, para agotar su aliento. Sin embargo, sentía que debía hacer algo. Tenía que encontrar la manera de contactar con la Tierra e informar con todo detalle lo sucedido en la base. Al menos no moriría como un cobarde, bajo una cama.

El módulo de investigación donde se encontraba el laboratorio no estaba lejos de su habitación. Apenas unos cien metros lo separaba. Allí encontraría todo lo necesario para enviar una advertencia al mando de la misión en la Tierra. Abandonó su escondite con sigilo, controlando cada movimiento de su cuerpo, escuchando en el silencio. Se deslizó hasta la entrada y pulsó el botón de la pared, no sin antes dudar unos segundos. La compuerta se abrió. Al otro lado, el pasillo no mostraba signos de actividad. Asomó la cabeza con cautela y miró a ambos lados. Tomó el pasillo a la izquierda y corrió tanto como le permitieron sus piernas. Sacó su tarjeta de identificación del bolsillo y la pasó intranquilo por el escáner. Tuvo que pasarla una segunda vez, debido al temblor de su mano, para que las compuertas se abrieran.

El interior del laboratorio parecía un lugar seguro. Paredes gruesas con revestimientos de acero, nada de cristaleras, y un único acceso. Aldricht entró a toda prisa. Con las manos húmedas se restregó la cara para secarse el sudor. Tenía las gafas casi empañadas. Pasó de nuevo su tarjeta identificativa por el escáner del interior. Seguidamente tecleó un código numérico y las compuertas se cerraron al instante. Se sorbió los mocos. A su derecha, colgado de la pared, había un extintor. Lo descolgó y de un golpe seco destrozó el panel, saltando chispas por el cortocircuito. «Así ya no podrá entrar nadie», pensó. El doctor respiró profundamente, pero no dejaba de vigilar la puerta.

Se dirigió a su puesto y se sentó en él. Encendió el ordenador y esperó a que se iniciara y conectara con el servidor. Introdujo unos comandos para iniciar una grabación en el diario de investigación, marcando la opción de enviar una copia al mando de la misión.

—Soy el doctor Albert Aldricht, estableciendo contacto desde la base lunar GEA II en la cara oculta de nuestro satélite. La misión ha fracasado. Repito: la misión ha fracasado. Es de vital importancia que ponga en conocimiento de los responsables del proyecto lo sucedido aquí en la base. El miércoles —comenzó a relatar— tuvimos conocimiento de la desaparición de dos miembros del equipo científico. El jefe de seguridad y sus hombres no hallaron ni una pista en toda la base. Ni siquiera en los alrededores, en el exterior. Con el paso de los días, el número de colonos fue descendiendo inexplicablemente. Hoy es domingo cuatro de abril. Creo que soy el último miembro de toda la expedición que queda con vida, o que al menos no ha desaparecido. —Un ruido procedente del techo lo distrajo unos segundos. Prosiguió, agilizando su discurso con voz temblorosa—. El único dato que tenemos… que tengo es… Es una locura, lo sé —explicó alzando la voz, mientras se agarraba el pelo fuertemente con ambas manos—, pero es cierto. La tripulación hablaba de un hombre con sombrero de copa, nadie sabe quién es. Se los ha llevado a todos.

Creyó ver una sombra a sus espaldas. Se levantó de un salto. Quizá su mente le estuviera jugando una mala pasada. O tal vez no. ¿Qué sabía él acerca del hombre con el sombrero de copa? Ya no estaba seguro de nada. El corazón parecía querer salírsele del pecho. Estaba al borde de la locura. Se aproximó de nuevo al ordenador y, apoyando las manos sobre el escritorio, siguió hablando, aunque sin darse cuenta de que la grabación ya había sido enviada.

Una figura oscura se alzó ante él. Aldricht palideció. Enmudeció. No podía moverse. Estaba paralizado. No luchó, ni siquiera lo intentó. El pánico se apoderó de su cuerpo, de su mente. El pánico con forma de hombre con sombrero de copa.

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13 comentarios

  1. 1. marazul dice:

    Hola Alfonso
    Un relato muy dinámico y que desde el principio engancha. Si me he detenido es por eso, porque tu principio es bueno. Y según he ido leyendo no me ha defraudado. Tu estilo en la narración es claro y rápido. La tensión se palpa en toda la escena. Y el sombrero de copa ocupa un lugar relevante en la historia.
    Me ha gustado mucho y te felicito por ello.
    Un saludo. Marazul

    Escrito el 17 abril 2016 a las 21:53
  2. desde el título me engancho!es una historia de ficción muy verosímil, das un toque de credibilidad que me encanta y un final que me movió! el mio es el 138 si quiere leerme, quiero seguir leyéndote

    Escrito el 18 abril 2016 a las 04:03
  3. 3. Beatriz dice:

    Me gustan las historias de fracasos… son el preludio del triunfo…
    Namasté

    Escrito el 18 abril 2016 a las 12:52
  4. 4. Otilia dice:

    Hola Alfonso Besada,
    Siguiendo la regla del taller de comentar los tres siguientes al nuestro he leído tu relato.
    Me ha gustado y he sentido la tensión. Tu narración es clara y se lee fácilmente. No me ha gustado la frase de los mocos, en mi opinión no aporta nada y no es agradable.Bien escrito,¡felicidades!
    Saludos

    Escrito el 18 abril 2016 a las 14:16
  5. 5. Don Kendall dice:

    Hola Alfonso,
    Me gusta el relato. Tiene una gran sobriedad y elegancia. Como viejo lector, no tanto ahora, del Círculo de Lovecraft he encontrado en tu relato un nuevo aporte a los Mitos de Cthulhu : El hombre con sombrero de copa qué pasa por méritos tuyos a acompañar a la “a la araña apocalíptica”, al “vampiro estelar”, etc. , dentro del cosmicismo y horror cósmico. Un buen relato en ese género que cumple el reto y la temática muy bien. Estructura adecuada que lleva al lector de forma hinóptica hasta sus terrores más profundos e infantiles.
    Gracias por compartir

    Escrito el 18 abril 2016 a las 16:25
  6. 6. Victor Hugo Montenegro dice:

    ¡Hola Don Kendall!

    Hay algo que me gustaría resaltar de tu estilo, y es la facilidad para hacer la caracterización y descripciones de tus personajes. Algo como: “…Tenía la nariz plagada de protuberancias como una patata grillada de color malva. Vestía blusón verde brillante sobre un pantalón pirata a juego. Desde las botas dos tallas mayores, asomaban calcetines rayados cubriendo apenas las canillas.” Esto me ha gustado bastante, creo que en mi escritura este punto me hace falta trabajarlo.

    Los diálogos están muy bien trabajados, no son para nada planos y logran envolver al lector.

    En mi opinión realmente en cuanto a la forma está muy bien escrito, solo una línea que tal vez se podría mejorar: “…y comenzó a hablar con un decepcionante tono de “castrati” desafinado “que para nada se” correspondía con su magnífica estructura corporal”. Quizá yo la dejaría como: “…y comenzó a hablar con un decepcionante tono de “castrati” desafinado, que no correspondía en lo absoluto con su magnífica estructura corporal”. Solo es cuestión de gustos, en todo caso tu línea así está bien solo le quitaría el “se”. Ya me contaras haber que piensas.

    ¡Por lo demás, un excelente trabajo!

    ¡Un abrazo!

    Escrito el 18 abril 2016 a las 16:47
  7. Gracias por los comentarios. El relato en sí debía tener esa atmósfera de tensión constante para poner en situación al lector, ya que era una forma de plantear la necesidad del protagonista de dejar la grabación al final del relato. Esta grabación es clave en la historia original, pues es visionada por un equipo que llega a la Luna y se encuentra con que los colonos que estaban en la base lunar, han desaparecido. En la grabación encuentran respuestas a lo que descubren al llegar. La cosa es que la historia original se me fue de madre, otra vez, y buscando cómo encajar un relato que tuviera relación con lo que ya tenía escrito, recurrí al origen de la grabación.

    Don Kendall, no he leído nada de Lovecraft, pero lo he oído tantas veces, y me conozco tantos títulos suyos, que el hecho de que el mío pudiera encajar dentro de su obra es todo un halago. Lo cierto es que ni yo mismo sé a estas alturas quién o, más bien, qué es el hombre con sombrero de copa. Es un misterio para mí mismo. Seguiré escribiendo y dejaré que sean los propios personajes de la historia los que me descubran qué o quién es. Lo que sí tengo claro, que no tanto al principio, es que no será una psicosis colectiva por falta de oxígeno o cosas así. El hombre con el sombrero de copa es un ente vivo con mucho peso como para rebajarlo al fruto de un delirio. Saludos.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 02:04
  8. 8. Laura dice:

    GUAU Alfonso!!!
    No pude respirar mientras lo leía. Maravillosa inserción del sombrero de copa.
    Impecable el estilo.
    Mis más sinceras felicitaciones

    Escrito el 19 abril 2016 a las 10:43
  9. 9. Alma Rural dice:

    Alfonso, te felicito. Sencillamente, genial.

    Un relato muy bien escrito, interesante desde la primera palabra. El ritmo que le das al texto hace que se lee sin darte cuenta. Con las descripciones has conseguido ambientar a la perfección el pánico que siente el protagonista.

    El contenido muy interesante y la forma correcta en todo momento. No tengo fallos que reportarte porque yo no los veo.

    Lo dicho, me ha encantado tu relato. Te felicito.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 18:36
  10. 10. Saldivia dice:

    Hola Alfonso, gracias por opinar sobre mi relato. Del tuyo debo decir que no es sencillo escribir una historia de terror en estos tiempos en que pocas cosas nos asustan. Y lo has logrado. El ambiente se crea grandiosamente, en la mejor tradición de Hitchcock. Opino diferente a Otilia en el sentido de que ese toque de cotidianidad que da la sorbida de mocos genera un pequeño respiro, un valle en esa inquietud creciente que surge al adelantar la lectura, lo que hace más impactante lo que sigue. Y el reto adicional está muy bien cumplido, ya que el sombrero de copa es fundamental en tu relato.

    Espero seguirte leyendo, te felicito sinceramente.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 02:02
  11. 11. Alfonso Besada dice:

    Hola, Saldivia. Respecto a lo de la sorbida de mocos del protagonista, estoy dividido entre tu opinión y la de Otilia. Visualicé la escena del protagonista, nervioso, intentando cerrar la puerta, sudando… y con tanta presión y miedo encima, se le cae el moquillo por la nariz porque no tiene tiempo de limpiarse, y por muchas vueltas que le di, por mucho que busqué en el diccionario, en Google, sólo encontraba la expresión “sorber los mocos/la mucosidad”. Y lo puse porque veía la escena con claridad en mi cabeza, como si yo estuviera tras el protagonista viéndolo todo, así que conté lo que veía. Y puede que haya a quien como tú, le parezca un puntazo meter esa sorbida de mocos, pero he de reconocer que, como a Otilia, cada vez que leo el relato y llego a esa parte, como que me chirría la frase un poco. No sé, será cuestión de gustos. De todas formas, gracias por el comentario. Nos seguimos leyendo. Saludos.

    Escrito el 22 abril 2016 a las 02:23
  12. 12. Manoli VF dice:

    Hola Alfonso. Tu relato me ha traído a la cabeza al ” hombre del saco” en versión ” hombre del sombrero de copa” todo el relato mantienes bien el suspense, aunque en mi opinión, ese ” sombrero de copa” crea cierta ruptura en la homogeneidad del texto, no me encaja mucho con lo de la colonia lunar,quizás si apareciese en un callejón a media noche…pero en cualquier caso el texto consigue su objetivo: intrigar e inquietar al lector.

    Nos seguimos leyendo, Alfonso. Un saludo.

    Escrito el 24 abril 2016 a las 23:52
  13. 13. Alfonso Besada dice:

    En eso consiste el miedo, Manoli, en algo que no esperas. En la Luna puedes esperar encontrarte un alíen, vacío, falta de oxígeno, de gravedad… pero nunca un hombre con un sombrero de copa. Nuestro cerebro está preparado para asimilar el caso del alien porque establece una relación coherente con el escenario, pero no puede relacionar al hombre con el sombrero de copa y la Luna. Esa incoherencia o imposibilidad, es la que aumenta el miedo porque nuestro cerebro no está preparado para comprenderlo. Imagina que te cortas un dedo y sangras. Te asustas pero llega un momento en que lo asimilas y retomas el control. Ahora imagina que la sangre que brota de tu dedo es azul o negra. Intenta retomar el control en esa situación. Mientras tu cerebro averigua la causa de la coloración anormal de tu sangre, tu miedo se multiplica. Yo al menos lo veo así. Gracias por tu comentario. Saludos.

    Escrito el 25 abril 2016 a las 01:27

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