Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Pete Shaw en el país de las maravillas - por Luis Oliveira

BITÁCORA ESPACIAL, DÍA 86/90, 1800hrs. 28 DE FEBRERO DEL 2010.

Faltan cuatro días para irme de la Estación Espacial Internacional, hago denodado ahínco para no saltar de la alegría, que diciéndolo de tal manera, tampoco es muy difícil con gravedad cero. Es increíble que lleve ya casi tres meses aquí arriba. Esto sin duda es una experiencia que engrandece al ser humano y sobretodo reverdece el amor que le profesamos a la ciencia y al espacio los que compartimos esta profesión.

Temprano tuvimos una conferencia en la sala de investigación, en el Nodo 1, contiguo a los dormitorios. Estábamos todos los seis científicos que habitamos la nave en este período: las dos biólogas rusas, un piloto y un médico canadienses, además de mi compañera Jane, ingeniera mecánica y yo, otro piloto; aunque estos últimos no vinieron con nosotros, ni tampoco se irían, ellos estaban en un programa de investigación paralelo acerca de los efectos colaterales en el cuerpo humano sometido por largos períodos de tiempo a la gravedad cero, que en principio duraría dos años. Nos hablaban desde la base de operaciones central de la NASA, en Houston, Texas, era el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Claro que esto les pareció algo relativamente normal a los demás tripulantes de la estación a excepción de Jane y a mí, únicos oriundos de allí, por lo que nos sentimos bastante orgullosos de que el presidente quisiese enterarse de nuestros asuntos. Lo que más le importaba, además de saber si habíamos cumplido con nuestro acometido aquí arriba, era conocer nuestro estado de salud, a lo que respondimos que estábamos mejor que nunca. Jane hizo una broma que despertó una sincera carcajada en la sala diciendo: estamos que nos subimos por las paredes, ah no, que ya lo hacemos. Luego se dirigió a la tripulación en completo y después de intercambiar algunas conversaciones etéreas con mis compañeros, se despidió de manera formal y dijo que estaría el día 3 para recibirnos en tierra firme y, una vez más, darnos la bienvenida a nuestro hogar, el planeta Tierra.

BITÁCORA ESPACIAL, DÍA 89/90, 1300hrs. 2 DE MARZO DEL 2010.

Estamos a menos de veinticuatro horas de la partida, estoy contando cada minuto que pasa, cada kilómetro que orbitamos, no aguanto más, quiero abrazar a mi hija Aria y darle un beso encarnecido a mi mujer, ¡hace tres meses que no las veo! Al menos físicamente. Mantener conferencias visuales con ellas a través de este tiempo me ha permitido sobrellevar la carga, todo eso sin contar la cantidad de horas que pasamos trabajando, afortunadamente esa situación no te deja mucho tiempo libre para ponerte melancólico.

La parte que más me emociona es el doceavo cumpleaños de Aria, es en tres días. Lleva meses hablándome sobre ese día, está eufórica con la noticia de que su libro favorito, Alicia en el país de las maravillas, estrena su versión en película el mismo día en el que cumple doce años. Por supuesto que quiere celebrarlo en el cine, comiendo palomitas. Eso es imperativo. Le enloquece el personaje al que Lewis Caroll, el autor, bautizó bajo el nombre de El Sombrerero. Tiene afiches y posters de él en su pared y sus cuadernos exponen una cara pálida y sonriente portando un sombrero de copa en bastante mal estado, que muy difícilmente logra contener los exuberantes rizos rojos que brotan por los lados. Yo poseía el libro en mi estantería, el cual me regaló a su vez mi padre, hasta que ella decidió tomarlo. No sé qué vio en él, en mí no causó ese efecto, pero ella lo adora.

Al asomarme por la ventanilla de mi dormitorio, pegado en la pared, veo la luna esconderse por el horizonte del planeta, a lo lejos, brindando su maravillosa luz y su imponente influencia sobre nuestro hogar, poco a poco el impresionante satélite fue hundiéndose a medida que nosotros orbitábamos hasta que finalmente lo perdí de vista.

BITÁCORA ESPACIAL, DÍA 90/90, 1500hrs. 3 DE MARZO DEL 2010.

Ha llegado el día de irme, mi trabajo aquí arriba ha finalizado, me enorgullezco en haber prestado mis servicios en esta nave y haber servido con honra al avance de la ciencia en favor de la humanidad y de mi país. Mi hermosa hija y mi mujer me esperan.

Esta bitácora pasa ahora a formar propiedad de la NASA para su posterior estudio y consideración.

Atentamente,

Astronauta, piloto militar, padre y esposo,

Pete Shaw.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

6 comentarios

  1. 1. Diana Hunt dice:

    Hola Luis:
    Intentaré afinar 😉
    En primer lugar, tengo que decir que la mayoría de las frases son excesivamente largas. Cuando he leído en voz alta, me ha costado llegar.
    No está mal mezclar asuntos técnicos con otros más mundanos en una bitácora. Sin embargo, en el apartado técnico necesitaría más precisión. Por ejemplo: ya que se enumera a quiénes componen la misión, entonces sería lógico dar sus nombres y cargos. Solo se hace con Jane y me queda raro. Aunque, al final, ninguno interviene en la historia.
    Hay expresiones un poco rimbombantes. Por ejemplo: “hago denodado ahínco…”, “reverdece el amor que profesamos…” Se podrían simplificar para dar más naturalidad.
    Me parece una idea muy buena la narración por medio de cuaderno de bitácora. Creo que es una oportunidad para ver claro el proceso temporal de una historia y la evolución.
    Sin embargo, no me ha quedado muy clara la historia que querías contar aquí. Da la impresión que se tratara solo de un diario anecdótico, pero no un relato propiamente dicho (me he quedado con la curiosidad de qué trataba la misión).
    Espero haberte sido de ayuda.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 17:00
  2. 2. Luis Oliveira dice:

    Hola Diana.

    Antes que nada, ¡muchísimas gracias por tus palabras! Me han ayudado (aunque ahora tarde..) a ver los fallos con más claridad.

    Quiero decirte que tienes la razon completamente con respecto a la terminología técnica en el relato, pero bueno, espero que puedas comprender que soy sólo un aficionado y a pesar de haber estado unos días investigando y recabando información acerca de las naves espaciales y de las misiones antes de escribir nada, no me atreví al final a ponerme exquisito —y arruinarlo por completo— con cosas que desconozco.

    Otra verdad es, que a pesar de la dificultad que me supuso imaginarme algún escenario en la luna, soy íntegramente honesto al confesar que no tengo la menor idea ni siquiera de cómo surgió la idea de contar algo a través de un objeto, como una bitácora. Leer tu comentario, sin embargo, me ha despertado un gusanillo y me entraron ganas de trabajar en un proyecto de ese estilo. Voy a darle vueltas a ver qué se me ocurre.

    Por último, y con respecto a lo de los personajes, aunque sólo bautice con nombre a dos, además del presidente, sí que ofrecí algún dato sobre ellos:

    “las dos biólogas rusas, un piloto y un médico canadienses, además de mi compañera Jane, ingeniera mecánica y yo, otro piloto..”

    En resumidas cuentas, grata experiencia, retadora sin duda alguna, y agradecido por tu comentario. Procedo a leer los demás y seguir aprendiendo. (El ego me pudo y busqué el mío primero directamente jajaja).

    Escrito el 18 abril 2016 a las 05:31
  3. 3. Diana Hunt dice:

    “me ha despertado un gusanillo y me entraron ganas de trabajar en un proyecto de ese estilo. Voy a darle vueltas a ver qué se me ocurre.”:
    Y ojalá yo pueda leerlo! 😉

    Escrito el 18 abril 2016 a las 10:51
  4. ¡Hola Luis!

    Me gusta leer diarios personales, por lo que el bitácora de un astronauta no puede más que satisfacerme. No puedo hacerle nada, es mi yo chismoso y cotilla el que habla.

    Sin embargo, creo que tu relato queda desubicado. Estoy leyendo a un señor astronauta que solo quiere volver a casa y abrazar su mujer e hija, pero no me explica nada de la Luna, y maldita sea, ¡está ahí arriba! ¿Por qué ha estado ahí estos tres meses?. Es como una historia incompleta, eso me parece, vaya.

    He visto un par de cosas que quería comentarte. Voy a usar un trozo del texto a modo de ejemplo:

    “Estábamos todos los seis científicos que habitamos la nave en este período: las dos biólogas rusas, un piloto y un médico canadienses, además de mi compañera Jane, ingeniera mecánica y yo, otro piloto; aunque estos últimos no vinieron con nosotros, ni tampoco se irían, ellos estaban en un programa de investigación paralelo acerca de los efectos colaterales en el cuerpo humano sometido por largos períodos de tiempo a la gravedad cero, que en principio duraría dos años.”

    Lo primero, es que quitaría el “todos”, porque luego ya enumeras a los científicos, para mí, sobra. Se podría simplificar, las frases són demasiado largas. Podrías separar la enumeración de los científicos y la explicación del porqué algunos no vuelven a la Tierra.
    Aparte, cuando Pete cita a sus compañeros, acaba con “aunque estos últimos no vinieron con nosotros”. No digo que sea erróneo, pero no queda claro quienes no vuelven, ¿Los otros cuatro?, ¿él mismo y Jane?, ¿los seis?.

    Es solo mi opinión,

    ¡Un abrazo!

    Escrito el 19 abril 2016 a las 08:49
  5. 5. Luis Oliveira dice:

    Debidamente anotado y comprendido, ¡gracias por pasarte!

    Escrito el 19 abril 2016 a las 17:47
  6. 6. Escorpión dice:

    Cordial saludo Luis.
    Estoy completamente de acuerdo con lo que dice el amigo, Pimienta. A tu texto le falta desarrollo.
    Creo que el grueso de la historia debió realizarse en la Luna, y al parecer tú la has desarrollado en la estación espacial I.
    -A veces hay unos temas que le cuestan a uno desarrollar. Hay que tener ciertas bases para meterse con la ciencia ficción.
    -De todas maneras aplaudo tu esfuerzo.
    -La expresión: “hago denodado ahínco” en mi modesto parecer, hay algo que no cuadra.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 abril 2016 a las 00:38

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.