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Revancha - por Agustin

Escapó y se fue a la luna. Llegó un cuarto creciente. Buena época, aunque es mejor cuando está Llena, la vista de los paisajes es más nítida. Ágilmente, casi volando subió a lo alto de un monte y miró hacia el cielo, quería ver su planeta desde allí arriba. Lo vio muy pequeño, casi insignificante. Cuando se dio cuenta que estaba absolutamente solo, dudo, era un caballero, igual cerró el puño y blandió desafiante el dedo mayor de su mano izquierda, era zurdo. Lo disfrutó aunque sintió cierta congoja al recordar los días en que creía que su pequeño cascote cósmico era el centro del Universo y que él era muy importante. Con el sol iluminando el satélite, el osado gesto, envuelto en su impecable guante blanco, brilló como un cometa joven y potente.
Ensayó unos pasitos de tap. Saltó haciendo algunos lejanos movimientos de calistenia, había pasado mucho tiempo desde la última vez, le crujieron todas y cada una de las articulaciones. Elegante como siempre, calzado en su smoking y su sombrero de copa, delgado y más alto debido a su victoria, gritó, aulló, rio, blasfemó y siguió con unos movimientos marciales, una suerte de extraña y triunfal danza guerrera. Todo era un festejo, pero al lanzar una patada le dolió la parte posterior de la pierna, la cintura y el culo.
Recorrió el satélite descubriéndolo. Miró a su alrededor y las estrellas lo acariciaban. Así, metido en el paisaje, todo se veía diferente, los cráteres, el mar de leche, los volcanes. Desde allá abajo sólo era un globo plateado. Acá era la paz, volver al vientre de su madre, estar de nuevo en casa. El silencio escuchado en ese instante, era el mismo que reinaba dentro de su cabeza cuando lograba escapar hacia la música o hacia lo que Maríadelalma le había dado. La temperatura era ideal, como el amor que lo envolvía y traspasaba. En medio de tanta alegría sintió hambre. Buscó que comer, metió la mano en unos pequeños huecos y saco unas extrañas flores con la consistencia del pan y sabor a lo que deseara. Le dio sueño y se acostó de lado sobre una suave colina. Se durmió mirando como las mariposas selenitas danzaban y unas extrañas ardillas se acercaron y comenzaron a arrullar su cansancio. No estaré más solo, pensó entresueños. Soñó sin saber que soñaba y soñó soñando que en la luna soñar era la realidad y la realidad era sueño. Al tumbarse de lado y girar la cabeza vio como la colina suave transformada en un inmenso muslo blanco, voluptuoso y cálido lo invitaba a besar y acariciar. A través de los siglos sintió la energía cósmica irguiéndose furiosa entre sus piernas.
Cualquiera en su sano juicio le hubiera dicho que estaba viejo para ese cambio. Mudarse a La Luna a su edad era una locura. Sabía con certeza que si se hubiera quedado, la locura lo hubiese tomado de la consciencia. Loco y encerrado en un geriátrico, hubiera estallado. Ahora, si querían encerrarlo tendrían que buscarlo, encontrarlo y volverlo al Planeta. No podrían. No lo iba a permitir! Volvió a insultar. Se acordó de Julia, había sacado lo mejor de su madre y lo peor de él y con sus genes hacía tiempo que quería domarlo, encerrarlo y olvidarlo. Volvió a reír.
No había quien lo cuidara y ya no tenía edad para vivir solo, era peligroso. Eso es lo que decían. Todos lo creían menos él. Se acordó de alguien más alguna vez le prestó atención, un enfermero joven que vino a un reemplazo y lo escuchó sin burlarse ni aconsejarlo ni querer convencerlo de nada.
De la misma manera que no les creyó cuando le dijeron que no podía llegar a La Luna sino era en una nave espacial, tampoco les había creído cuando le dijeron que era por su bien, que iba a estar mejor, en compañía de gente con intereses comunes, entretenido, disfrutando de tooodo su tiempo.
Ahora sabía que podía y que no importaba la edad, ni la artritis, ni la vista gastada, ni los dolores. Sabía que no iban a poder someterlo ni guardarlo en un resumidero de viejos. Los pocos días que le quedaban eran suyos! Le había costado mucha vida llegar a la luna, 86 años le había costado y no los iba a negociar. ¡No señor! ¡Que se vayan a la mierda!

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6 comentarios

  1. Tu historia me ha gustado, ese hombre que no se conforma con vivir la vida que le tienen preparada, que a pesar de su edad se siente tan joven como para largarse a la luna, bien por tu protagonista.
    En tu texto, te recomendaría que revisaras los acentos, hay algunas tildes que se han quedado sin poner y que confunden la lectura.
    También revisaría la estructura del texto y su puntuación, muchas frases seguidas que pueden cansar al lector, separa ideas y mejor en párrafos separados, pero esto solo es una sugerencia,
    También diría que en tu primera frase esa luna llena, va en minúscula porque no es ningún nombre.
    Un saludo

    Escrito el 17 abril 2016 a las 11:12
  2. 2. Marazul dice:

    Bravo por tu historia, Agustín. Y por ese simpático viejecito libre y loco. Me encanta como comienzas el relato con ese baile de nuestro elegante protagonista: guante blanco,smoking,sombrero de copa (chistera)….Me dan ganas de bailar con él y sumarme a su mundo de ficción. ¡Qué se divierta, que sueñe y disfrute!
    Toda esa frase :”soñó sin saber que soñaba y soñó soñando……..” aparte de ser muy sonora y musical por las repeticiones, nos expresa todo el sentido del relato. Es la clave de tu relato, Agustín.
    Otras metáforas como la del “muslo blanco, voluptuoso……..” son de lo más acertadas, finas y elegantes.
    Me ha gustado mucho tu historia, tanto en su forma como en su significado: la luna como escape
    ¡Enhorabuena!
    Saludos. Marazul

    Escrito el 17 abril 2016 a las 18:34
  3. 3. Jose Luis dice:

    Hola
    Me gustaría señalar estas cosas que he visto:
    Nuestra luna, siempre con mayúscula: Luna
    Llena, llena
    dudo, dudó
    igual, igualmente
    rio, rió
    buscó que comer, buscó qué comer
    saco, sacó
    como las mariposas, cómo las mariposas
    entresueños, entre sueños
    Repetición excesiva del verbo soñar, creo yo.
    como la colina, cómo la colina
    La Luna, la Luna
    No lo iba a permitir!, ¡No lo iba a permitir!
    acordó de alguien más alguna vez, acordó de alguien más que alguna vez
    Los pocos días que le quedaban eran suyos!, ¡Los pocos días que le quedaban eran suyos!

    Poético y lírico tu relato, es la descripción perfecta de la esperanza y del inconformismo, del canto a la imaginación y al espíritu que nunca muere. Bien narrado y llevado, el final hasta resulta sorprendente.
    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2016 a las 12:06
  4. 4. Agustín dice:

    Hola, buen día.
    ¿Cómo puedo hacer para agradecer a las personas que comentaron la escena que escribí?

    Escrito el 21 abril 2016 a las 14:56
  5. 5. Marazul dice:

    Yo ya me doy por contestada Agustín.
    De nada, ha sido un placer.
    Saluditos

    Escrito el 23 abril 2016 a las 10:04
  6. 6. beba dice:

    Hola, Agustín:
    ¡Genial! Ese personaje y sus instancias valen oro. Muy bien dichos sus sentires, pesares y pensamientos; sus gestos, sus bailes, y su ochentosa energía “cósmica”.
    Todo este tesoro merece un buen cofre que lo contenga: a poner en marcha las sugerencias de José Luis, que comparto totalmente.
    Mi relato es el 164, para que “me devuelvas la atención”, ja, ja.

    Escrito el 24 abril 2016 a las 02:51

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