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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Shackleton blues - por María Kersimon

Cráter Shackleton, 10 de enero de 2054.
«Un meteorito de gran dimensión impactó a kilómetros de nuestra base. La nube de polvo de regolito en suspensión impide las videoconferencias interplanetarias y las comunicaciones locales. Durará meses. Tres de nosotros se dirigen al polo norte en la catapulta electromagnética.
He bajado a la base subterránea. Misión: chequear la central solar de la zona de sol perpetuo y comprobar los generadores termoeléctricos. Minimizar consumos energéticos».
30 de enero.
«Sin noticias de Joyce, Mackintosh y Worsley. La central apenas produce, pero es suficiente para mantener el crecimiento de las hortalizas en el invernadero».
10 de marzo.
«Sin noticias. Las constantes de los generadores no varían. Esto debería permitir el viaje de regreso en horas, sino por la catapulta, por los cables teleféricos o las vías férreas. Sin embargo, no hay señales».
En la unidad de registro, el comandante Ronaldo Damasio lleva el diario de a bordo. Unas profundas arrugas de preocupación surcan su frente. La calma aparente no alivia la tensión acumulada en las últimas semanas y una fría nausea le atenaza el estómago como un puño. «Así que esto es la soledad», piensa, al caer en una ensoñación que le hace revivir las carencias emocionales de su infancia solitaria.
Un ruido súbito le saca de su ensoñación. Pensando que puede ser uno de sus compañeros, se levanta. Aparece de la nada un perro bóxer de gran estatura, de mejillas caídas que le mira con seriedad. Flota, ingrávido y mueve las patas en el aire. El primer estupor deja paso a la alegría.
—¡Bruce!, ¿Eres tú?, me has asustado terriblemente.
—Hola, Doc, perdona, la próxima vez seré más sigiloso. ¿Te diviertes aquí?
—Ahora no. Pero no necesitas flotar, Bruce, aquí tenemos una atmósfera artificial.
El perro Bruce se desploma como un saco.
—Quería sentir el espacio, Doc, como tú, que querías ser astronauta cuando fueses mayor, ¿ahora qué?
—Problemas, Bruce.
—¿Estás en apuro, Doc?
—Es posible, Bruce, pero no lo sé, y esto me mata.
—¿Te mata Doc? Te veo bien vivo.
—Nunca has entendido los eufemismos, Bruce.
—¿Te preocupa no tener comida?
—No, no es eso, Bruce. ¿Te acuerdas cuando nos íbamos de vacaciones y te dejábamos al cuidado de la vecina que te alimentaba una vez por semana?
—Ah, estás solo, Doc.
—Si Bruce, como un perro. Es un esperar desesperando. Es no saber si te han abandonado ni por qué, si fue culpa tuya o no, dudar de todo de repente, hasta de si tu familia te quiso.
—Yo estoy contigo, Doc, me quedaré a tu lado.
El comandante Damasio se toma la pastilla y se acomoda en su unidad de descanso, sintiendo el cuerpo cálido de Bruce apretado contra él.
ESA, Paris, 30 de marzo.
—Ninguna emisión desde Shackleton, Fred, pero detectamos un murmullo desde Plaskett.
—Imposible Emy, en Plaskett no hay nadie en esta época del año.
—¿Enviamos un rescate? Una opción es adelantar la misión “Peary”; estaríamos allí en tres días.
—No tan simple, Emy. La misión “Peary” no se improvisa, y los costes de enviar un rescate son desmesurados.
Shackleton, 10 de abril.
—«Aquí Comandante Damasio, Shackleton. ¿Me oye alguien?»
—¿Doc, ¿qué significa “Shackleton”?
El comandante mira en torno a sí y no ve a nadie. Progresivamente van apareciendo una cola, una grupa… unas orejas y unas mejillas colgantes.
—Gracias, Bruce, por la delicadeza. Shackleton intentó cruzar la Antártida y la expedición fue mal. Tuvo que dejar a sus hombres en una isla durante 4 meses y medio. Regresó a buscarlos.
—Aquí estamos en el polo sur de la Luna, ¿verdad Doc? La historia se repite. Volverán.
—¿Cómo sé que no estoy soñando, Bruce?, ¿Qué no he perdido la razón? ¿Cómo sé siquiera que existo?
—Si eres capaz de imaginar algo y este algo se materializa, eres real, Doc.
—Patrañas, Bruce. Cierro los ojos e imagino… ¡un sombrero de copa! Ves, no aparece nada.
—Espera, Doc. Aún no eres experto. Tardará un poco.
ESA, Paris, 11 de abril.
—Por fin tenemos algo, Fred, tenemos a Worsley en pantalla, en Plaskett.
Shackleton, 11 de abril.
El comandante elige un kit de desayuno del área española. Encuentra pan, una loncha de jamón y una cuña de queso con un magnífico sombrero de copa en la etiqueta. «¡Bruce, me llegó…!». Bruce no aparece.
ESA, Paris, laboratorio de psicología, 27 de junio.
—René, no entiendo nada, estoy revisando la caja negra de Shackleton. ¿Con quién diablos hablaba Damasio en la luna?
—La mente humana tiene sus mecanismos protectores, Claire.

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20 comentarios

  1. 1. Manoli VF dice:

    Hola María. Como vecina, me ha tocado comentar tu escena, y me ha sorprendido la forma de enfocar esa misión lunar, directamente con el diario del personaje. Transmites realismo a la escena y sitúas muy bien la acción.

    Los diálogos están muy bien y referente al cuerpo del texto únicamente te recomiendo separar un poco los párrafos, porque se ve como un solo bloque. Esto es más notorio al principio, con el diario, que tras la fecha no hay separación, y después con los diálogos. Puede que al copiar el texto el formato te haya quitado los espacios.

    Por lo demás a mí me ha gustado mucho y no he visto nada que me haya chirriado especialmente. Así que no me queda más que felicitarte por la historia.

    Un saludo.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 11:15
  2. 2. Frida dice:

    Hola María. Un título muy elegante, de hecho, yo por el nombre, nunca hubiese imaginado la locura de la soledad que nos relatas. Me ha gustado tu historia, además, esa forma de contárnosla, me ha recordado un poco al libro “el marciano”, pues siempre iniciaba la narración con una entrada de diario,además, debía mantener un invernadero para poder sobrevivir y, al igual que tu protagonista, se pasaba mucho tiempo en soledad, sin poder conectar con otros seres vivos.
    Si la soledad ya de por sí es mala, mucho peor cuando te hallas en la luna, aislado por completo. Es algo que puede mellar a un hombre para toda su vida.

    Así mismo, he de remarcar que me ha gustado el pequeño homenaje que le has hecho a Shackleton, colocando esta vez, a los aventureros en la desconocida y desierta luna, que al fin y al cabo tanta similitud tiene con esa gran masa de hielo a la que debieron enfrentarse.

    En cuanto al aspecto técnico, tan solo he visto una cosilla:
    “—¿Doc, ¿qué significa “Shackleton”?”, creo que se te ha colado la primera interrogación.

    Felicidades por la narración aquí presentada.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 20:10
  3. 3. beba dice:

    Hola, María: Lo más notorio de tu cuento es el estilo tan seco, tan de “soledad”; realmente todo está invadido del regolito espiritual que envuelve al hombre y al perro. La forma de “diario” o “crónica” también aporta al escenario. Muy bien logrado.Aplausos.
    Mi cuento es el 164.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 03:57
  4. Hola María:

    De veras que me ha impresionado positivamente tanto la historia como la forma en cómo construiste el relato. Felicitaciones!!!
    Como dice Beba, qué sequedad la de la soledad, la del frío y el aislamiento. Cuántos recursos tiene la mente humana para paliar sus efectos en nosotros.
    Muy bien logrado el reto del sombrero de copa en la luna, por cierto. Creo que para todos fue algo que de veras retó nuestra capacidad de inventar, de ingeniárnosla.

    Un abrazo
    Te invito a pasar por mi relato, es el número 72

    Escrito el 19 abril 2016 a las 05:30
  5. 5. Nicolás Falcón dice:

    Hola Maria:
    gracias por tu aportación sincera hacia mi relato.
    La verdad, hechaba de menos un poquito de caña.
    Intentaremos ponernos las pilas con la ortografía y la gramática.Un saludo, nos leemos.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 19:50
  6. Hola María:
    Es un placer leer tus relatos. La narración en forma de diario se adapta de manera perfecta a este tipo de aventuras en donde parece que la rigidez técnica y científica absorbe la mente de los protagonistas, o al menos así debe ser a efectos prácticos. Personas cumpliendo una misión, lenguaje técnico, anotaciones escuetas y directas en un diario. Todo encaja, y de pronto aparece la parte humana. Viene siendo como un recordatorio de nuestra fragilidad anímica. Somos capaces de dominar las técnicas más complicadas, de parecer invulnerables a las situaciones más duras, de vencer con solvencia las pruebas más difíciles y sin embargo en nuestro interior sigue latiendo el ser desvalido que necesita agarrase de cualquier símbolo frente a las adversidades. Veo tu relato como una metáfora de la necesidad de nuestra mente de crear un mundo interior que por mucho que la técnica y la ciencia se desarrolle siempre tendrá vigencia. En este caso Damasio se aferró a Bruce y lo veía y hablaba con él, era un ser que había marcado su infancia, y allí estaba en el momento más difícil de su vida, intercambiando palabras, ayudándole a vivir. ¿Es muy diferente esto a la creencia de un Dios al que recurrimos en los momentos de apuro? Para mí Bruce es un recurso inconsciente de la mente de Damasio para aferrarse a la vida, haciendo por decirlo de algún modo, las veces de Dios. René lo dice: “La mente humana tiene sus mecanismos protectores” Es como si dijera: “Dios está ahí”, pero no ese Dios que nos han vendido durante toda la vida. Se trata de un Dios interno y particular que nosotros nos creamos para sortear las vilezas de la vida. Cada uno tiene la libertad de llamarlo o reconocerlo como quiera, pero ahí está.
    Si debiera puntuar tu relato de uno al diez, pondría un diez sin pensarlo. Creo que has apostado duro y has logrado crear de una manera muy ingeniosa una fábula preciosa del carácter humano.
    Muy bueno. Felicidades
    P. D. Nunca había oído la palabra regolito y desde el punto de vista semántico me parece preciosa.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 20:56
  7. 7. María Kersimon dice:

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios positivos. Mi objetivo era transmitir ese sentimiento de soledad profunda y de desolación que puede llegar hasta la locura. Veo por vuestras reacciones que, en cierta medida, lo he logrado y esto es para mi una gran recompensa y una confirmación. Esto es lo bueno de nuestra pequeña comunidad: nos da la oportunidad de comprobar cómo se recibe lo que queremos hacer llegar. Es cierto, Manoli, que ganaría con separaciones —que no puse—. al estilo seco me ayudó también el hecho de que tuve que reducir en 400 palabras, Bea, pero era la intención. La aparición del sombrero de copa, María Inés, vino del recuerdo de la aparición de la pluma azul en “Ilsusiones” de Richard Bach. La aparición del perro me la inspiró la aparición del gato de Cheshire de Alicia en el pais de las maravillas. También hay un error técnico que me vino a la mente a los 5 minutos de introducir el texto: el perro no necesita flotar no por la presencia de una atmósfera —que también la hay en la estación internacional donde todos respiran libremente—, sino por la presencia de una gravedad artificial.
    Gracias de nuevo por compartir conmigo. Me pasaré por vuestros relatos y los comentaré.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 21:03
  8. 8. María Kersimon dice:

    Gracias Manuel, creo que me voy a ruborizar a causa de la buena crítica que me haces. Si que lo que se describe aquí es la fragilidad de la mente humana frente a la adversidad extrema. Efectivamente, el perro Bruce es un desdoblamiento de una parte de la mente de Damasio que súbitamente se disocia para evitarle una desintegración total, al borde de la cual está. A la vulnerabilidad de la personalidad humana, en este relato se viene a añadir la especial fragilidad de Damasio debido al hecho de que ha tenido una infancia muy carenciada. Esto lo explicaba pero lo tuve que quitar porque me pasaba de palabras. Quería describir un personaje que, a la vez que inmensamente vulnerable, era también inmensamente resiliente por haber tenido que crearse estrategias para sobrevivir. Qué bueno es sentirse comprendido, gracias de nuevo por tu lectura atenta y participativa. Siento que cada uno recibe a su manera y pone un poco de su parte. Qué bueno.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 21:23
  9. 9. beba dice:

    María: El estilo seco me pareció un acierto; es como haber dado con la música justa para un evento. Olvidé mencionar al perro, tan compañero como uno de verdad, a pesar de ser un fantasma del delirio. Muy, muy bueno.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 21:54
  10. 10. beba dice:

    Hola, María:
    Me encantó tu comentario; en especial, tu sugerencia de sacudir un poco lo apolíneo; genial la referencia a los timbales de Strawinsky; no se me había ocurrido pensar que todo va “demasiado en patineta”. Aunque me pides que no te haga caso, te agradezco porque me das pie para valorizar los contrastes enérgicos, como recurso narrativo.
    Cariños.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 21:32
  11. 11. Wolfdux dice:

    Hola María, un relato que no deja indiferente. Enhorabuena, un saludo.

    Escrito el 21 abril 2016 a las 22:43
  12. 12. KMarce dice:

    Saludos María:

    Gracias por pasar a leer y comentar mi relato.
    El tuyo como dice Wolfdux, no deja indiferente, y muy cronólogico.
    Si secundo las observaciones que te hiciera Manoli, eso ayudara a ver más ordenado los hechos ocurridos, y el comentario de Frida, pero son menudencias por errores de tipeo.
    Y el perro… los amo, así que encontrar uno por aquí fue un agrado, y más que fuera parlante.
    Te diré que es una cualidad que no espero que ocurra jamás (ni con un collar a lo “UP”) porque tengo una weimaraner que vive conmigo obsesionada…y si hablara me volvería, literalmente, loca.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 22 abril 2016 a las 00:36
  13. 13. beba dice:

    Para Jordi, María y Manoli:
    Acerca de “La Diosa Cautiva”(164)Dejé en mi texto una posible corrección para precisar mejor a los personajes. A ver qué les parece. Saludos.

    Escrito el 22 abril 2016 a las 03:33
  14. 14. Caritobel dice:

    Hola María Kersimon.

    Primero, gracias por haber entendido tan bien mi relato, me encantó tu comentario, porque si vos sentiste y percibiste todo eso, me siento menos perdida en cuanto al rumbo que le quiero dar a mis historias, muchas gracias, de verdad.
    En cuanto a tu texto, primero me sumo a la observación de los espacios; hubiese dejado al texto visualmente más prolijo.
    Otra cosa, entre la conversación de Bruce y Damasio, es como que repetís mucho sus nombres, son solo dos, y con indicios nos damos cuenta quien le habla a quien, sobra nombrarlos todo el tiempo.

    Esta frase no la entiendo : “Es un esperar desesperando”.

    Me gusta como tratas la soledad; que nos puede empujar un poco a la locura, más cuando se viven momentos reiterados de soledad y marcan a la person, incluso de niño.
    Me parece que destacaste un rasgo humano que fácilmente nos llega a todos; que levante la mano quien alguna vez no sintió soledad. Aunque a algunos la soledad ya ha dejado de herirnos porque, como todo, se puede convertir en una catapulta hacia la mejor versión de nosotros mismos si usamos nuestra resilencia. Entonces se convierte en un lugar de reflexión.

    Me gustó mucho. En el relato del mes pasado mencionaste París también, creo que te gusta el lugar —es mi conclusión —, yo sueño con conocer París.

    Te felicito. ¡Viste que sí se podía! Nunca hay que darse por vencido, aunque el tiempo corra en nuestra contra, y las consignas para las historias sean tan complejas. Ja,ja, ja.

    Te mando un saludo

    Escrito el 22 abril 2016 a las 05:35
  15. 15. Guiomar de zahara dice:

    María: tu relato me dejado ¿cómo te lo explicaría mejor? pensativa, preocupada… me ha llevado a la soledad “no querida”. Hay personas que están a gusto viviendo solas y otras que necesitan estar en compañía. Tu historia es clara y concisa, a la vez que encierra un alto contenido para pensar.
    ¡un acierto!

    Escrito el 22 abril 2016 a las 08:31
  16. 16. Victor Hugo Montenegro dice:

    ¡Hola María!

    No sé que tienen las narraciones que parten del contexto de ser manejadas desde un diario que logran involucrarte de una manera tan directa con los hechos. En particular en este relato se logra el objetivo, en las primeras líneas cada fecha, es la intriga de qué va a ocurrir en la siguiente y eso me ha gustado bastante. En el párrafo: “En la unidad de registro…” este párrafo me pareció apropiado para acumular la tensión de las líneas anteriores en la expresión de el comandante Ronaldo Damasio. Y en adelante pues la forma en como dirigiste los diálogos me parecieron muy bien manejados. La verdad poco y casi nada tengo que refutarle a tu relato, está bien madurado, se dejó reposar y también se ve el trabajo en la precisión del vocabulario.

    ¡Te felicito, uno de mis favoritos!

    ¡Un abrazo!

    Escrito el 22 abril 2016 a las 16:16
  17. María
    Me ha gustado tu relato, la forma que has escogido para narrarlo en forma de diario personal creo que ayuda a reflejar la absoluta soledad de ese hombre que necesita crear compañeros que le ayuden a mitigarla.
    Es cierto que el hecho de no haber hecho separación entre los fragmentos, dificulta un poquito la lectura pero es una nimiedad porque el texto tiene ritmo y se lee bien.
    Felicidades muy logrado.

    Escrito el 22 abril 2016 a las 18:19
  18. 18. Ian Pellicer dice:

    Hola que tal.
    Sin duda lo más destacable de tu historia es lo bien que trasmitiste la soledad y lo que una persona hace para evitarla, lo cual me recordó un poco a la película de Naufrago, en donde el protagonista llega a una isla desierta y en medio de la soledad habla solo con una pelota que llama Wilson.

    Gracias por pasarte y por todas tus recomendaciones.
    Saludos

    Escrito el 23 abril 2016 a las 16:03
  19. 19. Laura dice:

    Hola María.
    Me ha gustado mucho tu relato, especialmente donde incluiste a un perro como compañía imaginaria.
    Al igual que somo señala Caritobel, no es neceario señalar en cada diálogo el interlocutor al que dirige pues son sólo dos.
    Por todo lo demás, maravilloso.
    Por si te interesa y puedes, estoy en el 9

    Escrito el 24 abril 2016 a las 15:34
  20. 20. earendil dice:

    Hola María.
    Ya casi a punto de la publicación de los textos fe mayo, he decidido darme una última vuelta por los de abril. Me alegri mucho de haber descubierto tu historia.
    Nada más que añadir a la lista de elogios de los otros comentaristas, perfectamente emitidos.
    Sólo he encontrado una pega, y es que nos has separado los párrafos ni las diferentes entradas de diálogo y cuaderno de a bordo.
    Por lo demás, genial.
    Nos leemos.

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 09:02

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