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Cuarenta años - por CamiloMK

«Sally, tenemos que salir ya». Era la segunda vez que Elliot la llamaba sin obtener respuesta. La astronauta tardó unos segundos en reaccionar, pero finalmente asintió con un gesto distraído antes de dirigirse hacia la puerta de la capsula espacial. «¿Estás bien? Desde hace un par de horas te noto, no sé cómo decirlo… lejana» preguntó su compañero por medio del transmisor que ambos llevaban en el casco. Sally tan sólo se encogió de hombros y respondió con un escueto «No me pasa nada Elliot. Salgamos ya».

El primer paso de Sally en la luna (un salto, en realidad fue un salto) le trajo el recuerdo de la voz severa de su padre, fallecido diez años atrás en una cama fría de un hospital en Michigan. Sally siempre lo recordaba con su vestimenta habitual del parque de diversiones en el que había trabajado toda su vida: un chaleco azul claro y un sombrero de copa del mismo color.
—Tenemos que recoger doscientos gramos de piedras del sector Alfa 402 —anunció el Elliot por el micrófono, pero la astronauta respondió únicamente con su silencio.

La mujer siguió avanzando por inercia, moviéndose a cámara lenta sobre la superficie de esa enorme roca muerta. Nuevamente, escuchó en su mente la voz grave de su padre; el mejor experto en dinamitar todos sus sueños y proyectos. Nunca la había apoyado, ni siquiera cuando desde pequeña había dados muestras de una inteligencia fuera de lo común. Desde ese entonces los elogios de los maestros se hicieron tan comunes como las reprimendas que su progenitor le lanzaba como dardos punzantes cuando no obtenía la mejor nota en los exámenes:

«¿Así que quieres ir al espacio? —le dijo con tono violento cuando tenía doce años—. La NASA no acepta estúpidos, ni mediocres. Tienes que ser mejor que todos, Sally, ¿me oyes? Mejor que todos».

—Mujeres… comentó Elliot con tono sarcástico, cansado del silencio inexplicable de su compañera.
Pero esta vez Sally sí pareció salir de su letargo.
—¿Qué dijiste?
—No nada… es que no entiendo por qué estás tan callada. Desde esta mañana pareces otra persona. Es la primera vez que estás en la luna y pareces que todavía estuvieras, no sé… en la tierra.
— …Elliot, ¿qué hacía tu padre cuando eras pequeño?
El astronauta pareció sorprendido ante aquella pregunta.
—Y ¿eso? ¿De dónde salió ese interés repentino en mi vida privada?
—Sólo respóndeme por favor.
—Era profesor universitario. Enseñaba física en Harvard. ¿Y el tuyo?
—Mi papá trabaja en un parque de diversiones. Era el encargado de hacer entrar a la gente al salón de los espejos.
La risa de Elliot se escuchó distorsionada por el transmisor.
—Me estás tomando el pelo, ¿cierto?
—No Elliot, no estoy bromeando. Siempre estaba vestido con un grotesco traje azul que hacía reír a los niños —replicó Sally tras un breve silencio.

La astronauta no tardó en comprenderlo. Su padre, a quien ella había temido toda su vida, no había sido para el mundo nada más que una historia ridícula. La astronauta entendió finalmente el porqué de su impecable severidad ante su única hija. No era que no la hubiese querido. Al contrario, le tenía tanto afecto que no quería que viviese lo que él había vivido.
Dos lágrimas se escaparon de sus ojos y se perdieron en el fondo del casco.

— Hoy cumplí cuarenta años –dijo Sally con voz grave —. Desde que tengo cinco he querido viajar a la luna. ¿Tienes idea de lo difícil que ha sido para mí llegar hasta acá?
—Claro que lo sé. ¿Tú crees que la NASA me mandó acá por mi cara bonita? –dijo Elliot antes de lanzar otra risotada deformada por el transmisor.
—No, Elliot. La verdad es que no lo sabes. Tú eres un hombre. Yo, por el contrario soy una mujer. Y no sólo eso, soy la primera mujer sobre la luna. A mí me ha tocado trabajar tres veces más que a ti, tres veces más que a todos.

Su compañero enmudeció de golpe.

Ambos astronautas siguieron avanzando en silencio. Únicamente se escuchaba por el transmisor el jadeo de su respiración entrecortada. Antes de llegar al sector Alfa 402, Sally miró el firmamento y creyó reconocer en el destello de los astros, el color azul claro del chaleco de su padre.

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5 comentarios

  1. 1. Beatriz dice:

    Que agradable leer a una pareja (hombre/mujer) … y que a los 40 Sally sea la primera mujer en la luna… es fantástico !!!

    Escrito el 18 abril 2016 a las 13:00
  2. 2. Darkan dice:

    Hola CamiloMK. La temática del relato es interesante. Bien manejado en los tiempos y en la acción teniendo en cuenta la limitada extensión. Sin embargo, no se si creer que una mujer tan inteligente, que fue elogiada por sus maestros y luego fue la primera mujer en la luna, no iba a darse cuenta en los pasados 35 años las razones de su padre para tratarla así.
    Adicionalmente, quisiera recomendarte que te des una revisada de las reglas para escribir diálogos. En la línea “—Mujeres… comentó Elliot con tono sarcástico”debería haber una raya antes del “comentó” de Elliot. Pero no te preocupes, son sólo temas de forma que son fáciles de corregir. Lo bueno es que tu historia es creativa e interesante. Muchas gracias por compartirla.

    Escrito el 19 abril 2016 a las 04:16
  3. Hola CamiloMK:

    Me gusta mucho la idea de tu relato. Muestras muy bien cómo para Sally es inevitable recordar a su padre: ” el mejor experto en dinamitar todos sus sueños y proyectos”, justo cuando está logrando el de ser astronauta, cuando cumple los 40. También me parece muy crédulo que su compañero no comprenda su falta de entusiasmo, su ensimismamiento.
    Coincido plenamente con Sally que a muchas de nosotras nos ha tocado trabajar 3 veces más para lograr algo similar en el campo laboral; pero bueno ahí vamos construyendo esos sueños realidad. Bravo!!!

    Quizás yo revisaría algunos aspectos formales como la forma en cómo presentas los diálogos, así como está escrito este ejemplo parece más un pensamiento de un personaje y no un diálogo.«¿Estás bien? Desde hace un par de horas te noto, no sé cómo decirlo… lejana» preguntó su compañero por medio del transmisor que ambos llevaban en el casco. Sally tan sólo se encogió de hombros y respondió con un escueto «No me pasa nada Elliot. Salgamos ya».

    Qué bueno leer tantos relatos diferentes que surgen a partir de la misma propuesta. Qué viva la creatividad, qué viva!!!

    NOTA: Si tienes chance, te invito a leer mi relato que es el número 72

    Escrito el 19 abril 2016 a las 05:13
  4. 4. Nuria GR dice:

    Hola Camilo, es un relato emotivo y has resuelto a la perfección el reto, este mes no era nada fácil en mi opinión. Sí que he visto algunas cosillas a corregir, que intuyo son simples despistes, como por ejemplo la tilde de “capsula”, quitar el artículo en “el Elliot” o la “s” de “había dados” y “pareces que estés”, o también cuando dices “mi papá trabaja” en lugar de “trabajaba”, creo que te ha faltado dar otra lectura al texto para pulir esos detalles.
    Por otro lado, también he visto algunas expresiones que me han parecido incorrectas en la primera lectura, pero no estoy segura porque tal vez sean diferencias geográficas, por ejemplo, “desde ese entonces” a mí suena mucho mejor “desde entonces”, pero como digo no sé si es incorrecto lo que tú has escrito.
    La Tierra, cuando se refiere al nombre de nuestro planeta debe ir con mayúscula.
    Otra cosa, quizá abusas un poco del término “la astronauta” para referirte a Sally, por ejemplo en el párrafo en el que Sally comprende el porqué de la dureza d su padre lo usas dos veces muy seguidas y resulta un tanto redundante.
    En resumen, tienes una buena historia con mucho potencial y muy emotiva, pero te ha faltado volver a leer en voz alta el texto para limpiar algunas impurezas de redacción. Así y todo me ha gustado. Buen trabajo.
    Soy el texto 65 por si quisieras pasarte a dejarme tus comentarios.
    !Hasta la próxima!

    Escrito el 19 abril 2016 a las 07:57
  5. 5. Caritobel dice:

    Hola CamiloMk

    Creo que lo que vi en fallas y técnicas ya te lo mencionaron. Como dijo Nuria, simple impurezas totalmente corregibles.

    Tu estilo es limpio, coherente, y dinámico.

    Yo entiendo a la protagonista, no necesariamente ser inteligente te ayuda a ser sabio, o ignorar las heridas que puede llevar un corazón. La inteligencia queda relegada, incluso cualquier tipo de razón, cuando uno no se siente amado, y fue en un instante tan trascendental para ella con un simple comentario sobre su padre, que la hizo caer en la realidad.
    Manejas bien los momentos anímicos de los protagonistas, y dejas una enseñanza muy clara: a veces a las mujeres nos cuesta todo tres veces más, sólo por ser mujeres, en una sociedad que es bastante machista.

    La historia me gustó, a pesar que la acción ocurre más en la cabeza de Sally, que en su entorno; lo que es totalmente válido.

    Te felicito por lo logrado. Si tenés ganas de leerme, estoy en el relato 11.
    Saludos.

    Escrito el 23 abril 2016 a las 20:12

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