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Lunáticos - por Jose Luis

Hacía ya algunos años que los terráqueos habían colonizado la Luna. No solamente eso; en aras de la investigación espacial, incluso habían construido, sobre una cresta de roca, colindante con el Mar de la Tranquilidad, un telescopio enorme. Cerca del telescopio, dos investigadores astrofísicos residían en la base lunar construida al efecto, llamada biodomo. El biodomo era una residencia para astronautas que, vista desde fuera, tenía forma de medio balón de fútbol. De color blanco, tenía muchas ventanas y unas vistas estupendas, tanto del espacio exterior como del planeta Tierra.

La gente de la Tierra, sobre todo los compañeros de Houston, llamaba a los astrofísicos, con cariño, “lunáticos”. Uno de los científicos, de nacionalidad estadounidense, se apellidaba Moon, curiosamente. El otro, de nacionalidad india, se llamaba Mahatma. A ambos solamente les quedaba una quincena para regresar al planeta madre, tras haber prestado un largo año de servicio como operadores del telescopio. Estaban deseando volver a ver a sus familias, aparte de que ya estaban hartos de tener que soportar la sexta parte de la gravedad que había en la Tierra.

Aunque eran unos científicos pragmáticos y cerebrales, a veces pasaban los ratos de asueto jugando al Monopoly, el famoso juego de mesa que no necesita presentación. Mahatma escogía siempre como ficha un sombrero de copa, mientras que el norteamericano jugaba con el zapato. Ningún otro juego de mesa los había enganchado tanto; de hecho, ni siquiera jugaban a las cartas. El Monopoly era su gran obsesión. Y más para Moon porque, nunca, en todo el año, había logrado ganarle ni una sola partida a su amigo y compañero de profesión.

—Te estaba buscando, Mahatma.

Moon se acercó a Mahatma, que estaba junto a una de las ventanas, mirando el hermoso planeta azul que estaba justo delante.

—Es hermoso, ¿verdad? —preguntó Mahatma.

—Desde luego que sí —respondió Moon, enarcando una ceja de extrañeza. Entonces Moon se fijó mejor en el rostro de su amigo, por el que corrían las lágrimas. Se alarmó—. ¿Qué te pasa, colega?

Sin decir palabra, Mahatma le entregó una carpeta de plástico con un dossier en su interior. Moon, preocupado, echó rápidamente un vistazo a las hojas de papel y, horrorizado por lo que había leído, ahogó un grito con la mano.

—¿Es cierto? ¿Estás seguro?

—Por completo. He repasado los datos muchas veces, Moon. Es el fin.

Mahatma abrazó a su compañero, dando rienda suelta a sus emociones. No podía parar de llorar. Moon tampoco pudo reprimir las lágrimas.

—¡Debemos avisarles!

Mahatma negó con la cabeza.

—¿De qué serviría eso? De cualquier forma, apenas sufrirán, pues todo acabará muy rápido. Tal vez deberías hablar con tu familia, ahora que todavía puedes.

—¿Tú ya lo has hecho?

—No me he sentido con fuerzas, la verdad. ¿Cómo le dices a una esposa, a unos hijos, que el mundo se va a acabar?

Moon se puso reflexivo. Miró por la ventana, observando la inmensidad del espacio, con los ojos vacíos.

—¿Entonces vamos a ser los dos últimos seres humanos de la Tierra, Mahatma?

—Querrás decir “lunáticos”, ¿no? —dijo Mahatma, esbozando un intento de sonrisa en su rostro, que parecía haberse avejentado treinta años—. De todos modos, nosotros tampoco vamos a durar mucho aquí arriba, Moon. Ya se nos estaba acabando la comida…

Entonces los dos astrofísicos aguantaron la respiración durante una eternidad, sobrecogidos por el miedo y la estupefacción.

—¡Ya está aquí! —gritó Moon.

En efecto, ya había llegado el fin del mundo. Un cometa de dimensiones gigantescas impactó contra la Tierra, dando comienzo al Armagedón.

Mahatma se apartó de la ventana.

—No puedo mirar, es demasiado horrible.

Ninguno quiso observar el desastre… Los dos hombres estaban blancos por fuera y devastados por dentro. En un instante, fue como si hubieran perdido las ganas de vivir por completo. Algo de su profundo interior había sido arrancado de cuajo. Estuvieron varias horas sin poder hablar, al menos hasta que Moon decidió romper el silencio.

—Echemos otra partida, Mahatma. Presiento que esta vez te voy a ganar…

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9 comentarios

  1. 1. Lemo dice:

    Hola José Luis

    Me permito decirte que no acabo de ver muy creíble tu relato. Me explico, no es creíble que un asteroide así pase desapercibido en la tierra o que la tierra no esté conectada a los datos del telescopio lunar.
    Me parece un tanto precipitado. En cambio me gusta todo el tema del monopoly, el sombrero y el final.
    Escribes bien, aunque creo que en este caso los lunáticos daban para más.

    Un saludo

    Escrito el 17 abril 2016 a las 02:02
  2. 2. KMarce dice:

    Saludos José Luis:

    Voy a decirte primero las mejoras y luego lo que me ha gustado.
    La historia me parece a cierto punto inverósimil, por eso de la conexión entre ambas centrales. La parte de completa sensibilidad de ver los resultados irrefutables, no me pareció propia de personas que han estado analizando datos y datos durante un año. No sé quizá sino fuera un hecho que ocurriría casi de inmediato, sino algo que pasaría años después… Y luego, la frialdad del final, (yo no diría horas, sino días)… aunque se puede darle otro sabor, que tendrá su victoria, sea por suerte o porque su amigo se deje vencer.
    Me ha gustado mucho la idea, una base lunar, un telescopio espacial, y la descripción de su pequeño mundo, lo hace muy vívido y real. Me ha gustado que no tuviera esa “dósis” de tecnisismo imcomprensibles, y una serie de datos que no dicen nada. Para mi ver, cada palabra está bien usada. Porque al final, esa camadarería entre los “lunaticos” y sus compañeros terrícolas, y su inminente desgracia, hace pensar en que más que científicos, hay personas.
    Me ha gustado y disfrute la lectura, aun con esas mejoras, porque creo que como dice Lemo, los lunáticos, la historia, da para más.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 04:04
  3. Hola José luis,
    De acuerdo con los compañeros que me han precedido en los comentarios, la historia es un poco precipitada quizás por la limitación de letras y se convierte en poco creíble.

    En cambio la primera parte del relato y ese juego al monopoly entre los astronautas me han gustado bastante más.

    En algunos momentos repites la misma palabra en una misma frase e igual quedaría mejor usar sinónimos.
    Un saludo

    Escrito el 17 abril 2016 a las 11:39
  4. 4. charola dice:

    Hola José Luis! Me parece una historia bien escrita, quizás repites el término nacionalidad muy seguido y creo que es innecesaria incluso esa palabra. La historia, es cierto que le falta verosimilitud, pues los que están en Houston también sabrían sin duda la desgracia inminente. El final como que es muy rápido que dejan de lado su sufrimiento, me parece poco menos que imposible. En cuanto a la forma salvo los detallitos antes dichos. Por lo demás Felicitaciones. Saludos.
    Estoy en el 36, si gustas pasar por mi relato.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 21:16
  5. 5. barojo dice:

    Hola José Luis!

    Tu relato es el siguiente al mío, por lo tanto voy a intentar hacer un comentario más profundo, siguiendo las recomendaciones de la página.
    En cuanto a la forma, los primeros párrafos me parecen demasiado descriptivos, hay repeticiones, o grupos de palabras que redundan en una misma idea, que pueden ser eliminadas y dejarían el texto más sencillo o más “limpio” (“investigadores astrofísicos”, “residían en la base lunar construida al efecto, llamada biodomo. El biodomo era una residencia para astronautas…”). También me parece que, en ocasiones, das demasiada información al lector, por ejemplo, en lo de la nacionalidad de los “lunáticos”. ¿Es realmente relevante para el texto?¿El apellido Mahatma no le daría ya una pista al lector sobre el origen del personaje? Otro ejemplo sería lo del Monopoly, si no necesita presentación, esa frase rompe, en mi opinión, el ritmo de la narración.
    Quizás yo alargaría un poco la parte dramática de la historia y profundizaría en los sentimientos de los personajes, sobre todo, en la resignación final: si van a morir igualmente, lo hacen pasando un buen rato.
    Por último, me parece bien escrito, con un buen vocabulario y una buena estructura.
    En cuanto al contenido, me ha resultado un poco “típico”, la destrucción de la tierra, los últimos supervivientes, etc. Si el relato profundizara más en la psicología de los personajes, no tendría apenas importancia, pero al dejar esa parte un poco colgada, pues es una historia más. Bien escrita, eso sí, que no es poco.
    El comentario personal ya te lo he hecho, ciertamente. Yo creo que el relato mejoraría describiendo menos, sugiriendo más y profundizando un poco más en el carácter psicológico de los personajes.
    Por cierto, me encanta cómo has introducido el sombrero de copa 🙂
    Un saludo.

    Escrito el 18 abril 2016 a las 09:48
  6. 6. Beatriz dice:

    Me gustaron mucho los diálogos,que hayas incluido al telescopio como parte del relato y el argumento escogido.
    Namasté

    Escrito el 18 abril 2016 a las 11:36
  7. 7. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola José Luis, como siempre tu lectura es atrayente y fácil de seguir. Me gusta que lo tuyo no se adentre en tecnicidades y tus personajes sean dos tipos normales en su lugar de trabajo. Si acaso son eruditos en la materia de la viajes astronáuticos no lo demuestran solo sienten la tragedia por venir. Te felicito.

    Escrito el 21 abril 2016 a las 01:27
  8. 8. marazul dice:

    Hola José Luis creo que has condensado una historia extensa en 750 palabras. Me explico: el tema es tan importante, sobre todo por el resultado final, que hay que terminar deprisa. A no ser que realmente hayas querido plasmar justo ese momento, pero tampoco lo parece.
    He de decirte que tu relato me ha gustado más por la forma de escribir que tienes. Escribes bien y eso es lo importante. Por otro lado te comento que me gusta respetar el estilo de cada persona. A mi no me molestan las descripciones, ni quiero cambiar el planteamiento del creador. Quiero leer textos con firma y con el sello del autor. No me gusta la uniformidad. Desde luego, siempre y cuando no se cometan barbaridades de documentación o faltas de ortografía.
    Nos leemos. Un saludo

    Escrito el 24 abril 2016 a las 10:16
  9. 9. Isan dice:

    Saludos Jose Luis:

    Como siempre, saco alguna cosilla que me llama la atención. Te comento estas:

    “planeta madre”: tal vez sobraría lo de madre.

    Sobra la coma entre roca y colindante.

    Pones biodomo dos veces que, aunque estén separadas por un punto, están juntas. Y, aun sin estar mal, sería mejor evitar una.

    Cierto que en esto de los asteroides no puede haber sorpresas de tipo: ¡anda, si no lo había visto! Hoy se puede predecir su llegada con años de antelación, pero eso yo lo pasaría por alto, en este caso. Es la forma que tienen de asumir su final y el de la humanidad propia de lunáticos en su genuina acepción, que es en lo que se han convertido. La clave de este relato está en el Monopoli. Me encanta.

    Como siempre me quedo fascinado con la frescura con la que escribes. Parece fácil pero no lo es y siempre con tu punto de ironía.

    Hasta el próximo, porque es seguro que te buscaré.

    Escrito el 25 abril 2016 a las 00:49

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