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Las minas de sírex - por M. H. Heels

Web: http://mhheels.wordpress.com

Cuando Syara era pequeña, la Luna era muy diferente. Aún recordaba aquel enorme cartel que veía cada día al ir al colegio: una mujer de una belleza perfecta, con su vestido de noche y un pequeño sombrero de copa dorado ladeado hacia la izquierda. Debajo, en letras grandes y brillantes, se leía: «Viaja a la Luna. Imprescindible etiqueta». Siempre le había fascinado esa idea de la luna. Se imaginaba grandes fiestas de gala, bailes de salón y aquellos príncipes de los viejos cuentos besándote en la mano. Pocos años después descubrieron el sírex y la Luna dejó de ser un lugar exclusivo para convertirse en la gran explotación minera que era ahora.

Las minas de sírex eran tan peligrosas que, al principio, en ellas únicamente trabajaban convictos a cambio de reducción de condena. Cuando comprendieron que la esperanza de vida en las minas se limitaba a unos tres años, se negaron a volver. Fue entonces cuando se convirtió en una forma rápida de hacer dinero. Rápida, pero no fácil. «Trabaja 1500 días y vive con los gastos pagados» era el eslogan con el que te captaban. Te prometían una vida a todo tren y con todos los vicios que pudieras imaginar por algo más de cuatro años de trabajo. En realidad el eslogan debería ser «sobrevive un año más que la media y nos compensa pagarte». Las cuentas eran sencillas: el 96% de los mineros no sobrevivía. Aun así, miles de ilusos lo intentaban a diario.

Syara se levantó antes de que sonara el despertador, como cada día, e hizo la marca en la pared.

—Día 1100 —dijo en alto con menos optimismo del que se merecía ese momento.

Había pasado el límite psicológico de los mil días, debería estar contenta. Aun así, hacía mucho que no se sentía contenta por nada. Ese sitio le estaba robando algo más que la salud. Se puso el uniforme de seguridad y salió hacia el trabajo como un autómata, sin pensar en nada.

Llegó a la mina demasiado pronto. Le gustaba llegar un rato antes del cambio de turno. La explanada que daba acceso a las minas era, en realidad, uno de los parajes más bonitos que quedaban en la Luna. Aún conservaba aquella belleza fría, oscura y salvaje de la antigüedad. En esos momentos, cuando aún estaba vacía, le transmitía mucha paz.

La nave descendió en ese instante justo en el medio de la explanada, como si fuera el sitio más normal del mundo para aterrizar. Syara la reconoció. Sólo había una nave así en todo el universo: la Sugar Witch. Al ver bajar al hombre con el arma cargada a la espalda, no tuvo que preguntarse qué hacía allí. Era día 1, día de pago, el único día en el que Swang Velor se acercaba por sus queridas minas.

Syara bajó corriendo hacia el montacargas de acceso, llegando a la vez que el hombre. Se miraron. El hombre se movió con rapidez para coger su arma, pero Syara fue más rápida. Le sujetó la muñeca con una mano mientras con la otra pasaba su tarjeta de acceso por el lector. La puerta se abrió con un clic eléctrico.

—Sé a lo que vienes—respondió Syara a la pregunta que bailaba en la mirada del hombre—. Te ayudaré.

— ¿Por qué?

—No encontrarás a un solo minero que no quiera ver muerto a Swang Velor.

Tiró de él para entrar en el montacargas y apretó el botón de subida.

—Está en su despacho del ático. Él nunca baja a las minas por miedo a la infección.

El hombre hizo una mueca cuando escuchó la palabra «infección».

—Gira tres veces a la izquierda y una a la derecha, allí está su despacho. Mata a todos los que te encuentres que no lleven el mismo uniforme que yo—dijo al abrirse las puertas —. Te esperaré aquí para que puedas volver a salir.

El hombre asintió con la cabeza y salió corriendo. Syara escuchó los disparos. Primero cercanos, después más lejos. Se hizo un silencio de unos instantes y el último disparo sonó a música para sus oídos. Por primera vez en tres años, volvió a sentir esperanza.

—Vamos —dijo el hombre cuando volvió a entrar en el montacargas.

Las alarmas comenzaron a sonar de manera estridente. El montacargas se paró en seco.

—No han descubierto —dijo Syara señalando hacia la cámara de vigilancia del montacargas con la cabeza—. Estamos muertos.

—Todavía no —respondió el hombre metiendo un nuevo cargador en su arma.

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11 comentarios

  1. 1. M. H. Heels dice:

    Errata encontrada (puede que haya más, pero he encontrado esta):

    Donde dice:
    —No han descubierto —dijo Syara….

    Realmente debería decir:
    —Nos han descubierto —dijo Syara…

    En fin, son cosas que pasan. Espero que os guste.
    Nos leemos.

    Escrito el 17 abril 2016 a las 08:52
  2. 2. Miriam Torres dice:

    Buenos días desde Madrid (España), M. H. Heels

    A pesar de esa pequeña errata (que pasa a cualquiera) te felicito por el texto. Está muy bien descrito, es correcto con la puntuación y es ameno. Me he quedado con las ganas de saber qué pasa en esa huida.

    Sin embargo, espero que me permitas darte un consejo: Se repite mucho la palabra “aún”. Sería bueno que la omitieses o la sustituyeses por otros nexos.

    También hay una “Luna” escrita en minúscula al principio del texto.

    Si quieres pasar por el mío es un número anterior al tuyo 🙂

    Escrito el 17 abril 2016 a las 10:34
  3. 3. Caciba dice:

    Hola, M.H. Heels,

    Me gusta muchísimo el tema de tu relato. En cuanto a la forma, ya te ha dicho Miriam la repetición de “aun”; por lo demás no he encontrado erratas, me parece bien narrado.
    El contenido: ha captado mi interés desde el principio, ya te digo que me ha gustado mucho. El problema, para mí, está cuando llega la nave. Ahí me parece que falta alguna explicación (cosa que entiendo perfectamente con el limite de palabras y a mí tambien me pasa).
    ¿Por qué sabe ella lo que va a hacer ese hombre?, ¿quien es?
    De todas formas, si los compañeros que te comentan lo entienden bien, entonces es problema mío.

    Me ha gustado tu historia. Enhorabuena y un saludo.

    Escrito el 18 abril 2016 a las 13:10
  4. 4. Caciba dice:

    Erratas mías: quién, límite…uf…

    Escrito el 18 abril 2016 a las 13:11
  5. 5. Beatriz dice:

    uiii… armado y violento, aunque no había de otra… la mina era muy peligrosa
    Namasté

    Escrito el 20 abril 2016 a las 00:20
  6. 6. Wolfdux dice:

    Solo he visto dos cosas que me han llamado la atención: esa “luna” en minúscula que ya ha comentado Miriam y una pequeña confusión con respecto al hombre armado. He tenido que releerlo para comprender que “Swang Velor” no es el hombre que acaba de llegar. La protagonista sabe el nombre de la nave y sabe de las intenciones de la persona que baja de ella, pero no identificas al hombre armado. Falta información que el lector agradecería para su mejor comprensión, pero para nada empaña el resultado final. Un gran relato de principio a fin. Felicidades.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 09:26
  7. 7. Manoli VF dice:

    Hola K. Marce!!

    He leído tu texto con intriga. Me has mantenido en suspense con la dinámica del relato. Muy bien lograda la escena.

    Lo he visto bien en su conjunto, lo único que me parece reseñable es lo que ya te comenta Wolfux sobre una parte del contenido:

    -Yo también tuve que leer dos veces el mismo párrafo que Wolfux comenta. Creo que nos faltan datos aquí sobre el personaje (de repente aparece uno y la protagonista sabe a qué viene y se involucra al instante) por mucho que digas que todo el mundo lo odia, lo planteas muy fácil: “Gira tres veces a la izquierda y una a la derecha, allí está su despacho. Mata a todos los que te encuentres…” es de suponer que el presunto asesino sabría dónde encontrarle o tendría un plan trazado, si incluyeras que ya conocía a la chica y lo esperaba tendría mayor verosimilitud.

    En cualquier caso he disfrutado con la lectura. Nos seguimos leyendo (estoy en la escena 160).

    Un abrazo.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 11:01
  8. 8. Manoli VF dice:

    Díscúlpame M.H. Heels, te he cambiado el nombre, en un lapsus. Mil perdones 🙁

    Escrito el 20 abril 2016 a las 11:03
  9. 9. Frida dice:

    Hola M. H. Heels. Un relato dinámico y muy ameno, sin desperdicio, pero he de subscribirme a los comentarios de los compañeros, yo también he debido releer el mismo párrafo en cuestión, pues al principio entendía que el hombre y Swang Velor eran la misma persona. El consejo que te da Manoli es muy acertado, pues parece extraño que sin conocerse, el hombre tras liquidar a Swang Velor y compañía, decida por un acto de caridad, dejar vivir a la protagonista. A no ser que Syara y él tuviesen una conexión previa, no es coherente con un delincuente de tal frialdad, comportarse como un buen samaritano.

    En cuanto a la parte técnica, tú misma has detectado un gazapo y los chicos han apuntado certeramente esa Luna en minúscula.

    1.”Cuando Syara era pequeña, la Luna era muy diferente.” En esta frase dices dos veces la palabra era. Creo que podrías prescindir del primer era diciendo: “Siendo Syara pequeña, la Luna era muy diferente”.

    2.”llegando a la vez que el hombre. Se miraron. El hombre se movió con rapidez para coger su arma,” Aquí usas dos veces la palabra hombre. Creo que el segundo hombre podrías suprimirlo, comenzando así la frase: “Él se movió con rapidez…”

    Por cierto, me vine a tu relato por el título, puesto que me pareció curioso. Yo también situé el mío en una excavación de helio-3.

    Escrito el 20 abril 2016 a las 18:07
  10. 10. Roger7NHICAP dice:

    Hola Heels,
    Tu capacidad narrativa es encomiable, por eso pienso que has escrito el relato sin tiempo para revisión. Es suficiente una pequeño arreglo para subsanar la duda sobre si el hombre de la nave y Swang Velor son la misma persona: “…que hacía allí. Venía a CARGARSE a Swang Velor. Era día de pago, el único MOMENTO en que Swang se acercaba por sus queridas minas”.
    El final elegido hace pensar en una segunda parte salvo que quieras que pensemos en Syara como una mujer avariciosa e ilusa que pretende redimirse de su dramático error, ayudando a eliminar al criminal Swang, asesino de mineros ilusos.
    La historia es original, suena a parábola, y está bien escrita. La he leído de un tirón y me gustó.
    Te seguiré leyendo.
    Un abrazo.

    Escrito el 21 abril 2016 a las 16:15
  11. 11. Peter Walley dice:

    Hola M.H.,

    Muy buena idea y bien hecha la ambientación, me ha recordado al inicio de ‘Desafío total’. Lo único frustrante es que nos dejas parados en el mejor momento, yo quiero que continúes el relato y nos aclares lo que pasa 🙂

    Un abrazo

    Escrito el 29 abril 2016 a las 06:47

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