El Sueño - por Aura

El autor/a de este texto es menor de edad

Estoy con la mente en blanco, en este momento ningún pensamiento recorre mi ser.Ni un ruido, ni un recuerdo y me pregunto quién soy, qué hago aquí. Intento reaccionar, pero sigo en la misma situación, inmóvil, sin hacer nada.

Me despierto de golpe, sobresaltada y jadeando. Mi vista, yo… todo me retumba en los oídos. Empiezan a sonar voces a lo lejos, algo bajas y confusas. Son recuerdos, escenas de mi vida, pero no logro entenderlos. Están relacionados entre sí, no entiendo cuál es su significado, su propósito.

Mi vista, en este momento no es nítida, aun así, no importa… al menos estoy viva y sana, es lo importante.
Cierro los ojos e intento ponerme de pie firmemente para no caerme de bruces. Al alzar la mirada, me ha sido fácil reconocer que el lugar donde estoy se trata de una cueva fría y sombría con un pequeño estanque.

Parece ser que me encuentro sola, sin nadie que me pueda dar respuestas o siquiera ayudarme a afrontar esta situación. Justo encima de mí hay una pequeña abertura alta y profunda que parece nunca acabar, por el que se ven unas pequeñas y brillantes estrellas. Admiro su belleza, nunca antes las había visto tan de cerca, tienen una forma peculiar.

No puedo dejar de mirarlas ¡son tan preciosas! Necesito seguir andando, llegar al estanque, paso a paso. Me detengo justo enfrente ni un paso más ni un paso menos, si llego a dar otro, estaría ahora mismo sumergida en el agua añil.

Me pongo de rodillas y extiendo el brazo para alcanzar un nenúfar que parece ser el único ser vivo que aquí habita. Luce blanco, con sus delicados pétalos en los que destacan unos pequeños cráteres que recuerdan mucho a la luna.

Tienen un parecido singular. Me aproximo a cogerlo, de repente, imágenes, recuerdos llegan a mí. ¿Un sombrero? ¿Qué querrá decir?

Sigo aquí atrapada, en una cueva oscura, con un estanque añil y frío en el que se encuentra un precioso nenúfar y una abertura profunda en el techo por donde se divisan una multitud de estrellas admirables.

No hay salida alguna. Solo hay voces que hablan acerca del estanque, sin embargo no sé qué dicen, son muy confusas, es como si estuviesen susurrando.

Por un momento todo se silenció de repente, un solo pitido se escuchaba, casi me lanzo al agua. Antes, me fijo en un destello brillando en el fondo, una luz muy cálida y agradable. Es grande y me da seguridad, ahora sí, me sumerjo en el estanque, nadando hacia el fondo. Estoy decidida, voy a atravesar la luz.

Mi mente vuelve a estar en blanco, sin pensamientos ni ruidos. Vuelvo a despertarme, sin embargo, me encuentro sentada en la nave espacial que me trajo a la luna.

Parece ser que todo había sido producto de mi imaginación. Puede ser, porque todos esperábamos con mucha ansia encontrar vida en la luna. El sueño era muy real, pero lástima que no era nada más que mi mente jugándomela.

Mi amigo Ryan me despertó moviéndome de lado a lado. Estoy algo mareada para reaccionar.

—Vamos despierta, ya hemos llegado— Me dice Ryan intentando que haga caso.

—Deja que me hidrate, he tenido un sueño muy raro— Le digo entrecerrando los ojos.

—No tardes mucho, ¿vale?— Es lo último que pronunció antes de empezar a caminar

Llevamos caminando unos cinco minutos y seguimos sin encontrar nada. La Luna tiene un suelo grisáceo y blanquecino, es una textura parecida a la tierra de un huerto, fresca y con un aroma a naturaleza.

— ¡Susan!— Me grita alguien desde lo lejos.

Al voltearme para ver de quién se trata me tropiezo con una piedra y caigo al suelo lentamente dando un gran brinco dado a la gravedad de la Luna, aún así reboto contra el suelo dándome algún que otro cabezazo, gracias a dios que un sombrero de copa me atenúa el golpe. Algunos de los tripulantes se acercan a mí preguntándome si me encuentro bien, yo les asiento.

Espera… Es el mismo sombrero que vi en mi sueño, cuando estaba en aquella cueva. ¿Será una señal? ¿Cómo puede ser el mismo, si nunca antes lo había visto realmente?

Quizá sea una pista, un acertijo que haya que resolver. De momento me quedaré con la duda, hasta que llegue el momento de saberlo.