Moony - por Manel1984

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Él y otro chico se miraron. El cielo era negro y repleto de estrellas. Le pareció sentirse más ligero.

-¡Wow! Increíble estoy en la Luna! Siempre había soñado con estar aquí. ¿Quién eres tu? – se le dibujó una sonrisa inocente de niño.

El otro chico, desvió la mirada con indiferencia y se alejó de él.

Por un momento pensó que sólo podía haber una interpretación a que dos personas estén en la Luna sin traje espacial y respirando tan campantes: era un sueño.

-¡Que alucinante! -musitó

Sus ojos volvieron a posarse en él. Tenían un brillo extrañamente intenso. Nuevamente, volvió a desviar la mirada y con paso firme se alejó rápidamente. Contra toda lógica, no parecía afectarle la gravedad.

-¡Espera, no te vayas! Un momento, ¿cómo haces para que no te afecte la gravedad??
-No soy lo que crees… déjame…
-¡No, espera! ¡No te vayas! ¡Espera! Reconócelo, no es normal que estemos respirando, el ser humano no puede….
-Ya te he dicho que yo no soy lo que crees..
-Entonces, ¿quién o qué eres? – Le preguntó con cierta mezcla de desesperación y enfado.
-Me llamo Moony.
-¿Moony? ¡Que nombre más ridículo!
-Viene de la palabra “Moon”, de vuestro idioma terrestre.
-¿Como que nuestro idioma terrestre? ¿Insinúas que no eres de la Tierra? Venga, por favor, solo falta esto! Esto es surrealista! Por dios que me habré tomado para tener estos sueños?
-No es ningún sueño.
-Si claro hombre y yo soy bombero…a ver cuando me despierto ya! ¡Que aburrimiento de sueño!
-Está bien, te lo demostraré…

Entonces, con una rapidez inaudita y como si de un hábil ilusionista se tratara, se sacó un sombrero del bolsillo. Y acto seguido, con un magistral, preciso y aunque extraño salto se lo puso en la cabeza al chico.

-Ah estupendo, y ahora ¿qué se supone que tiene que pasar? ¿Ves como esto es un sueño? Madre mía, vaya fiesta me debí dar anoche..
-No funciona porque tienes que vaciar tu cabeza, tienes demasiada frecuencia de pensamientos…
-¿Que deje de pensar? ¿Y por qué? ¿Por qué debería creerte? ¿Y si te equivocas?
-¿Ves? Demasiadas preguntas, demasiadas ideas. Siento decirte que no me equivoco.
-Pero.. ¿no ves que esto es imposible? Que tu seas de otro mundo ya me cuesta creerlo, pero que yo, un ser humano, pueda respirar aquí… ¿acaso no ves que es totalmente ilógico? ¡Mi cuerpo no podría soportarlo! La temperatura, el oxígeno…
-¡Para, para! – le interrumpió bruscamente y con severidad.
-No lo entiendes, los seres humanos estáis llenos de prejuicios y pensamientos.
-Pero es que….
-No hay peros amigo, hay más cosas que el cuerpo. – Y con un simple gesto le acercó la yema de sus dedos a sus sienes.
-Concéntrate…vacía tu mente.

Entonces algo terriblemente inquietante sucedió: vio que el suelo temblaba violentamente pero sus pies no lo notaban. Lineas finísimas de luz iban hacia el centro de su visión, mientras su alrededor se desenfocaba trazando curvas que rotaban enérgicamente. Notó como su cuerpo se encogía, como sus brazos, sus manos se deshacían en bolas luminosas que se agrupaban en líneas. Su visión ahora era lo más insólito e inverosímil que pudiera haber imaginado. Su mente no entendía ni podía comprender aquello. Su percepción espacial estaba completamente distorsionada, y veía desde dentro de cada punto y al mismo tiempo con una visión global, como desde fuera de su cuerpo.
-Dios mío! Dios mío! Dios mío! – gritó asustado
Y viajó como partículas de luz a una velocidad inimaginable, acercándose a la Tierra, surcando el espacio con un movimiento furioso y frenético de halos a su alrededor, cruzando en segundos nubes. Después, con un movimiento suave y elegante disminuyó velocidad, vislumbrando brevemente la ciudad y después su casa, y en cosa de un segundo, entrando en su habitación por la ventana. La cama estaba vacía.

Vio a Moony que le miraba fijamente esperando su reacción.
-Pero entonces como llegué a la Luna? Fue un sueño, es imposible. ¡Sigo sin creérmelo!
-Es tu energía.

Y entonces, Moony se desvaneció en esferas de luz, que se agruparon rápidamente en líneas, y volaron casi instantáneamente escapando por la ventana.

Por raro que le pareciera, nunca llegó a despertar. Y no menos extraño fue que nunca más supo de Moony. A duras penas y sin comprender todo aquello, siguió con su vida.

Su mente se rebelaba con frecuencia repitiendo “Moony, que nombre más ridículo”. Pero sin duda un nombre que le haría recordar siempre aquellas palabras. Desde aquello ya nunca fue el mismo.