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El día de ayer - por Algol

El autor/a de este texto es menor de edad

Me limpio los ojos para ver a través de la gran tormenta de arena que se levantaba en torno a una gran estatua de mármol, bien trabajada por cierto. El enorme loro, que salió del sobre que esta mañana me dio el cartero antes de entrar al museo, seguía revoloteando por todo el recinto, mientras sus enormes alas convertían en polvo todo.
El loro detiene su vuelo sobre la estatua y su gran silbido parece ser de otro mundo, algo irreal e inexistente. Me mantengo firme, que no sienta mi miedo y no me ataque. No tengo nada justo ahora para hacerle frente, ni una rama siquiera.
Un “despierta flojo” interrumpe mi sueño. Tal vez y se repita mañana, tal vez no, pensándolo bien me da igual. Hoy vamos de visita al museo, en la escuela, espero no ver a ese loro, ni al cartero, ni asfixiarme en medio de un montón de polvo y arena. El profesor no dirá nada si falto, no quiero ir, tengo habilidad de ser manipulativo, luego le invento una excusa a todo mundo.
Mamá me prepara una enorme tasa de espumoso chocolate para mí esta mañana, algún día le preguntaré porqué soy su único hijo, por ahora no. Me termino la tasa mientras mamá se dirige hacia la cocina para preparar el desayuno. Alguien toca el timbre dos veces. “Ve a ver quién es” es todo lo que mamá me dice desde donde está. A través del grueso metal de la puerta puedo ver al cartero, ¿Para qué? Bien pudo poner la correspondencia en el buzón. No se mueve.
Abro la puerta para que él también pueda verme y entregarme lo que sea que traiga, sino para mí entonces para mamá. Puedo ver su piel, debajo de la palidez del guante de su uniforme, de un leve color arena. Me entrega un sobre grande y se retira, apresuradamente como es su costumbre. Entro. Puedo ver, sin abrir el sobre, que es un presente de mi prima Isabela, el dibujo que ella pinto en su clase de la universidad, para que lo disfrutara e averiguara que pasa realmente con ella, con esa pintura.
Fiebre. Mi temperatura se acerca a los 40 o C. mamá dice que en este estado no debo ir a la escuela, no por hoy. “Llamaré al médico para que venga a verte”. Regreso a mi habitación. Una vez solo, tomo un cúter y desgarro el sobre. La pintura está hermosa, digo yo, pero mi prima no opina lo mismo, cree que le falta algo o tiene algo de más, quiere que yo encuentre ese fallo, antes de que ella se lo envíe a su novio, un amante de los loros. El enorme pájaro pintado se alza en vuelo en medio de una tormenta, mostrando toda su altivez, con el destello de cada pluma y la caída de cada rayo.
Coloco mi mano en la pintura y busco lo que está mal.
– ¿está bien? –me pregunta al otro día.
–Algo así. Sabes, el problema no es que la pintura no esté bien sino el deseo de la misma influye sobre ti.
Caminamos por un largo rato, en silencio los dos, evitando miradas y disimulo una tos.
– ¿Qué es lo que realmente quiere?
–Quiere estar en un museo, o por lo menos en un lugar silencioso. Así eres tú, ¿recuerdas? No debiste haber mezclado tu sangre con la pintura.
La vergüenza aparece en su rostro, se pone toda colorada. Ella es tan rara, a su manera, como yo también lo soy, sería mejor tratar de congeniar, a nuestros padres les encantará eso.
–Te veo otro día.
Tomo un taxi para regresar a casa. Imagino a Isabela en su cuarto, llorando por lo que hizo e intentando excusare.
Por la noche, mientras observo las estrellas, la enorme ave cruza el cielo, surcando el aire y acabando con el silencio.
Museo. Al abrir mis ojos me encuentro en el museo de la ciudad. Sé que esto es algún día en el futuro. La pintura de Isabel pendía en una de las paredes, mostrando todo el trabajo bien hecho.
– ¿Eres feliz?
Por repuesta recibo su canto.
–Yo creo que sí.
Sin más por hoy me voy a dormir. Mañana será un mejor día. Creo.

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5 comentarios

  1. 1. Isaac dice:

    Algol, no sé si yo soy algo tonto o qué pasa, pero es que no me he enterado de qué va tu historia. La imagen que creaste del sueño, en el inicio, me pareció muy buena, pero luego me parece que te pierdes, o me pierdo yo, entre palabras que al parecer no van a ninguna parte.

    ¿Quizás vio la pintura y luego vino el sueño? ¿Es una historia asíncrona? Puede ser y yo no me he enterado, o puede que no y me lo esté inventando.

    Como dije, empezaste bien con la imagen del sueño en el museo, pero luego te vas repitiendo una y otra vez hasta lograr que el uso de la palabra se vuelva pesado y, a mí gusto, demasiado continuo.

    Sólo son impresiones mías, tampoco me hagas demasiado caso.
    Relato #83, por si te apetece.

    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 03:17
  2. 2. Carlos S.M dice:

    Me ha costado seguir la historia, la leí dos veces, pero aun así no la comprendo y me liado bastante al intentar entenderla sin conseguirlo. Creo que hay una buena base, Como consejo personal, mejorar el texto para que el lector pueda entender.

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 19:18
  3. 3. Elvi dice:

    Me ha gustado tu relato, es muy agradable e imaginativo.
    Ten cuidado con las palabras a la hora de redactar,para no ser muy repetitivo.
    El recipiente de beber el chocolate es taza, no “tasa”.
    Te envío una sonrisa y espero leerte mas veces.
    Un saludo.

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 18:57
  4. 4. Jisaen dice:

    Hola,

    La historia es interesante, aunque como te menciona Carlos, es difícil seguirla. Ten en cuenta de que cada linea que escribimos es siempre mejorable. Yo creo que existe una frase y solo una que es capaz de expresar exactamente lo que queremos decir, la única forma de encontrarla es escribiendo y reescribiendo.Es como decía Picasso La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.

    Felicitaciones,

    Jisaen N° 67

    Escrito el 25 mayo 2016 a las 08:12
  5. 5. Algol dice:

    Muchas gracias por sus comentarios.
    es la primera vez que me animo a participar de este modo ya que anteriormente solo disfrutaba leyendo. de cualquier modo estoy muy entusiasmado y espero ya haber mejorado para la proxima XD

    Escrito el 28 mayo 2016 a las 21:19

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