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Noche en el museo - por Frank Murray

La lluvia y el viento golpeaban los grandes ventanales que rodeaban el antiguo edificio que albergaba el museo de historia natural. Los cristales resonaban como si se fueran a quebrar y Teo no podía evitar mirarlos cuando pasaba por los pasillos exteriores. Por si la soledad de la noche en tamaño edificio y las leyendas que habían llegado a los oídos del recién llegado vigilante no fueran suficientes, la tormenta de aquella noche venía cargada de aparato eléctrico, por lo que de cuando en cuando los rayos iluminaban las estancias del museo resaltando las figuras y proyectando siniestras sombras en suelos y paredes. Como era natural, pocos segundos después llegaba el estruendo de los truenos, que ponían la piel de gallina a Teo.
Mientras todo aquello sucedía en el exterior, Teo agarraba con fuerza el mango de su linterna y con la otra mano tanteaba uno de los botones de su uniforme de vigilante. Él ya sabía que no era la persona idónea para el puesto. Sabía que pasaría las noches sólo, recorriendo un edificio vacío con la única compañía de todos sus temores, pero no tenía muchas más opciones y había conseguido pasar la entrevista. Cuando el cartero le llevó los documentos de admisión al puesto no podía creer que lo hubieran escogido a él, pero ahora había llegado la hora de la verdad y tenía que demostrar que era apto o volvería a casa con las manos vacías.
Caminaba por los pasillos dirigiendo el haz de luz de su linterna a un lado y a otro. «¿En busca de qué? ¿Quién querría entrar aquí y para qué?», pensaba a modo de excusa, pero aun así seguía haciendo la ronda, como le habían ordenado. Subió los peldaños de unas escaleras y llegó al pasillo situado al este. A un lado enfocaba estanterías repletas de botes con numerosas muestras con siglos de antigüedad. Al otro, la barandilla que daba a la nave central del edificio y por la que se observaban los pasillos del lado contrario.
Volvió a girar la linterna a su izquierda y dio un respingo al toparse con la mirada amenazante de un tigre disecado. «¡Qué infantil! Asustarme con un gatito…», se decía intentando relajarse. Al volver a iluminar a su derecha se le heló la sangre. Al otro lado de la cámara, en el pasillo del primer piso, justo a su altura pudo ver la cabeza de un niño asomando por encima de la baranda y mirándole fijamente. Dio un respingo hacia atrás y se topó con una de las estanterías de cristal, que sonó por todo el edificio.
Cuando logró recuperar el equilibrio se dio cuenta de que se le había caído la linterna. La recogió del suelo y observó a su alrededor. No había nada extraño en este pasillo y no parecía haber roto nada. Con el haz de luz apuntando hacia el suelo se acercó a la balconada y con pulso tembloroso fue subiendo poco a poco la linterna con la vista clavada en el pasillo de enfrente, ahora a oscuras. Contuvo la respiración y dirigió, al fin, la luz hacia el lugar donde había visto al niño. Nada. No había absolutamente nada.
Corrió de nuevo hacia las escaleras y bajó el tramo por el que acababa de subir. Ascendió por el tramo contiguo que se dirigía hacia el pasillo oeste del edificio. Al llegar arriba, tomó aire antes de enfocar con su linterna hacia la izquierda, donde había visto la figura de aquel niño hacía unos segundos. Se giró y con él la luz de la linterna, hasta que alumbró el final del pasillo, pero tampoco había nada. Sólo un pasillo, estanterías repletas de animales y un par de bancos para sentarse.
Dio la vuelta para volver a bajar las escaleras, cuando notó algo a su derecha. Subió la linterna y la luz rebotó en una cara redonda, pequeña y de ojos profundamente negros, que abrió la boca y comenzó a gritar. Teo trastabilló, pisó mal el peldaño de la escalera y cayó de espaldas. Se sintió caer, pero se descubrió gritando en su silla. Miró a su alrededor. Estaba en la mesa de la garita, donde tenía su linterna, el reloj de arena que usaba como diversión para marcarse el tiempo entre rondas y su loro, la radio que le acompañaría cada noche. Miró al reloj de arena. Todavía quedaba tiempo hasta la siguiente ronda.

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8 comentarios

  1. Hola Frank Murray,

    Lo del loro al final está como un poco apretujado, sin embargo, es un excelente relato.

    Felicidades, y un saludo

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 20:06
  2. 2. Gama dice:

    Saludos Frank!

    Una recomendación que te hago a primera vista es la de separar los párrafos uno de otro, ya sea mediante espaciado o con tabulación, de esta manera se ve menos apretujado y para el lector resulta más agradable.

    Una palabra que cambiaría sería “eran” por “fueran” en la quinta línea del primer párrafo.

    Has cuidado bien la ortografía de tu texto.

    También te recomendaría revisar una vez más tu texto, creo que hay algunas frases que pueden “pulirse”.

    Me ha gustado la historia, el uso del género de terror.

    Nos leemos!

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 14:12
  3. 3. Frank Murray dice:

    Sr. Pimienta, es cierto que el loro está un poco cogido con pinzas.

    Gama, toda la razón con el formateo de párrafos. No sé muy bien qué pasó porque tenían su espaciado, etc. antes de subirlo. Tendré más cuidado la próxima vez. Igualmente de acuerdo con el tema revisiones.

    ¡Muchas gracias a ambos por leer y dar vuestra opinión!

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 19:36
  4. 4. Lemo dice:

    Hola Sr Pimienta.

    A mi me ha resultado un tanto denso el relato. Quizás párrafos más pequepos. Pero bueno eso va por gustos.
    La trama está bien planteada, quizás como dicen los compañeros el tema del loro.
    No suelo buscar faltas pero no me suena bien el tema del grito, quien grita el niño ? O el protagonista?

    Buen relato.

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 18:04
  5. 5. merchylam dice:

    Hola Sr. Pimienta,
    Me ha gustado, y sobre todo a medida que avanzaba me preguntaba cómo ibas a resolver el final. Que sea con un sueño, no me ha gustado tanto pero en 750 palabras y dada la ambientación que precede ya tenías poco espacio. Es como si te hubieras precipitado en el final. Aún así, y aun con algunos errores de puntuación se lee de corrido porque, eso, la ambientación y el suspense esta bastante bien logrado.
    Algunas cosillas que he podido ver y que puedes pulir si quieres:
    Esta frase es muy larga y da mucha información:
    Por si la soledad de la noche en tamaño edificio y las leyendas que habían llegado a los oídos del recién llegado vigilante no fueran suficientes, la tormenta de aquella noche venía cargada de suficiente aparato eléctrico, por lo que de cuando en cuando los rayos iluminaban las estancias del museo resaltando las figuras y proyectando siniestras sombras en suelos y paredes.
    En ella repites dos veces y muy seguido noche, y también suficiente, quizás algunos adjetivos o circunstanciales de tiempo podrían eliminarse. Igual que un par de gerundios muy seguidos.Recién llegado vigilante no es necesario porque luego nos lo vas ha explicar. Pero además hay un detalle a tener en cuenta, referido al narrador que es Teo.Y que sin embargo en esa frase no lo es. Mira ver qué te parece al cambiarla de esta manera:
    Por si la soledad en tamaño edificio, y las leyendas que habían llegado a sus oídos no fueran suficiente, la tormenta de aquella noche venía cargada de aparato eléctrico como para ponerle los pelos de punta. De cuando en cuando los rayos iluminaban las estancias del museo y resaltaban las figuras, proyectando siniestras sombras en suelos y paredes.
    En un par de párrafos también la palabra tramo está repetida, al igual que pasillo. Imagino que has tratado de posicionarnos en el edificio, y en el recorrido que hace el vigilante pero repásalo porque a veces no es necesario dar tanto detalle.
    Aún así la historia es bonita y buena. Solo tienes que pulirla.
    Un placer leerte.

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 02:11
  6. 6. Frank Murray dice:

    Hola chicos,

    ¡Muchas gracias por vuestros comentarios!

    Lemo, no te preocupes por buscar faltas,. Se agradece, ya que es para lo que estamos aquí: para mejorar. Lo de los párrafos lo expliqué en otro comentario. Tendré más cuidado la próxima.

    Merchylam, agradezco mucho tus sugerencias y puntualizaciones. Sé que faltó revisión.

    Un saludo,
    Frank Murray

    PD.: ¡No culpéis al Sr. Pimienta de perpetrar este intento de relato!

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 09:20
  7. 7. L. Mor Arcadia dice:

    No suelo leer terror, pero tu historia me hizo ponerme en la piel del protagonista y morderme las uñas. ¡Creí que se rompería el cuello con la caída!

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 06:00
  8. 8. Oda a la cebolla dice:

    ¡Hola, Frank Murray! La historia la conduces con personalidad, pero veo demasiada descripción. Está todo un tanto agolpado, aunque las descripciones sean buenas. ¡Seguimos leyéndonos! Saludos y buen fin de semana.

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 13:49

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