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La arena del tiempo - por A.R.Payán

Web: https://m.facebook.com/tintadeletras

El sonido del timbre llegó a cada rincón del silencioso museo antropológico. Sus puertas habían cerrado hacía una hora. Daniel, el director del museo, era el único que aún permanecía en el interior. Extrañado se dirigió hacia la entrada.
Cuando abrió, vio que al otro lado esperaba un hombre, iba vestido con el uniforme del servicio postal. El cartero le entregó un paquete no muy grande. Daniel firmó el albarán de entrega y cerró. Sopesó la caja que tenía entre las manos, se miró el reloj; aún tenía tiempo para mirar que había en el interior. Con paso decidido se dirigió a su despacho ansioso por ver el contenido. Cuando estuvo dentro cerró la puerta, dejó el paquete sobre la mesa y cogió el cutter de su cajón.
De adentro extrajo un reloj de arena. Lo estuvo observando durante un tiempo, parecía sacado de otro tiempo. Por su forma y sus extraños grabados dedujo que era muy antiguo. Volvió a coger la caja para comprobar quien lo enviaba y comprobó que no había dato alguno del remitente.
Sostuvo el reloj en sus manos, sus iconos le llamaban la atención. Nunca antes había visto esos símbolos, por la disposición que tenían, parecía ser un idioma desconocido o en desuso.
Antes de dejarlo sobre la mesa le dio la vuelta. Un fino hilo de arena comenzó a caer llenando de manera sigilosa el otro lado. Alargó el brazo y miró el reloj de su muñeca, se hizo un gesto a sí mismo de reproche al ver lo tarde que se le había hecho.
Salió del despacho y telefoneó a Sara, su mujer, quien no iba alegrarse. Habían quedado hacía más de media hora para celebrar su quinto aniversario.
—Llevo esperándote media hora, ¿dónde andas? —La voz de Sara sonó malhumorada.
—No te vas a creer lo que han traído al museo.
—Si no vienes en diez minutos me voy a casa.
Daniel fue a decir algo pero la luz se apagó al tiempo que se cortó la comunicación. Segundos después se escuchó un gran estruendo. Se encontraba a pocos pasos de la puerta y desde allí podía ver que llovía con fuerza. Fue entonces cuando adivinó que la tormenta había cortado la comunicación y la luz en toda la calle.
Solo en la oscuridad le llegó un sonido desde el interior del museo. Se giró, todo estaba oscuro. Por un instante aguantó la respiración agudizando así el oído. Avanzó varios pasos hacia la sala principal, se detuvo, volvió a dejar de respirar y escuchó. Una tenue voz llegó hasta donde estaba. Dubitativo avanzó, la voz se repetía mientras caminaba. El sonido le fue guiando hasta llegar frente a la oficina. Sujetó el pomo de la puerta; el corazón de Daniel amenazaba con salirse del pecho. Con temor fue abriendo despacio. Cuando vio el interior su cara palideció. No reconocía el despacho donde apenas había estado cinco minutos antes. Sus ojos torcieron hacia la mesa donde descansaba el reloj de arena, sobre él, no sabía cómo ni por qué, descansaba un loro blanco, quien lo observaba fijamente. La estancia tenía un olor diferente. El ambiente allí dentro le parecía raro. Se fijó en el reloj, apenas quedaba arena por caer. Avanzó hacía la mesa con la mirada puesta en el loro que, echó a volar cuando los últimos granos de arena dejaron de caer. Daniel se empezó a encontrar mal, su pulso se ralentizó y la vista se le fue nublando hasta que se vio tumbado en el suelo.

Sara cruzó la puerta de la entrada del museo alertada por la presencia policial. Había recibido la llamada de un agente instándola a que se presentase en el museo. A su encuentro salió un policía de paisano; muy a su pesar, le comunicó el fallecimiento de Daniel. Mantuvieron una corta conversación donde se sucedieron preguntas sobre Daniel y si éste tenía algún problema con alguien, a lo que Sara respondió que no.
El agente entró primero y se hizo a un lado. Lo primero que a Sara le llamó la atención era el despacho, estaba cambiado, parecía estar sacado de un tiempo pasado. Después su vista se posó en el reloj de arena y en sus grabados, nunca antes había visto algo parecido. En un acto reflejo su vista se posó en Daniel, en la cara tenía extrañas marcas que coincidían con las que había visto en el reloj. Sobre el pecho descansaba una pluma alargada de una blancura reluciente.

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10 comentarios

  1. Hola A.R. Payán,

    Me gusta mucho cuando soy capaz de leer un relato, incluso en la primera lectura, del tirón, sin que surja duda alguna de lo que estoy descubriendo. Felicidades por hacerlo tan ameno.

    Quiero decirte un par de cosas, a ver si estás de acuerdo. Tampoco es que tenga razón ni nada, es simplemente una opinión:

    “Volvió a coger la caja para comprobar quien lo enviaba y comprobó que no había dato alguno del remitente.”. Para mí el segundo “comprobó” recarga demasiado la frase, quizá con un simple “vio” hubiera bastado.

    Y luego, creo que a veces utilizas demasiado las frases cortas, y podrías conseguir más fluidez uniéndolas, como por ejemplo:
    “Sara cruzó la puerta de la entrada del museo alertada por la presencia policial. Había recibido la llamada de un agente instándola a que se presentase en el museo. A su encuentro salió un policía de paisano;”. En este caso, con un par de “y” y modificando alguna palabra, hubiera sonado mejor.

    En todo caso, el relato está muy bien, y consigues dar ese toque misterioso que estabas buscando.

    Un saludo!

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 14:21
  2. 2. Laura dice:

    Hola A.R.
    Muy buen relato. Me gustó muchísimo.
    Nada que señalar desde mi lectura.
    Sigue escribiendo!!!

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 11:07
  3. 3. Majencio dice:

    Me ha gustado el relato. Buen ritmo y descripciones ajustadas, sin hacer pesado el texto. La historia es correcta, con la dosis justa de misterio, pero con pinceladas que ayudan al lector a completar mentalmente lo que no cuenta el relato. De hecho, cada lector lo va a completar con lo que quiera y eso es un acierto.

    El estilo es bueno, pero alguna cosa creo que puedes pulir. En esta frase:

    “Sus ojos torcieron hacia la mesa donde descansaba el reloj de arena, sobre él, no sabía cómo ni por qué, descansaba un loro blanco, quien lo observaba fijamente.”

    Repites dos veces “descansaba”, pero entiendo que esto es fruto de un despiste. Lo que creo que es mejorable es lo de “no sabía cómo ni por qué”, que yo quitaría, ya que parece que estés justificando la aparición del loro al ser un requisito del taller. Creo que la frase funcionaría mucho mejor así:

    “Sus ojos torcieron hacia la mesa donde descansaba el reloj de arena. Sobre él, un loro blanco lo observaba fijamente.”

    Creo que es un estilo más directo que hace que el relato sea más fluido, ayudando al lector a construir su escena mental con más facilidad.

    En cualquier caso, me ha gustado el relato.

    Muchas gracias por compartirlo con nosotros.

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 14:00
  4. Hola A.R. Payán,

    En primer lugar, gracias por tu comentario en mi relato.

    La idea es buena, el relato está bien pero, en mi humilde opinión, explicas con mucho detalle, utilizando el preciado espacio del que disponemos (solo 750 palabras) para indicar cosas obvias, como por ejemplo “Cuando abrió, vio que al otro lado esperaba un hombre, iba vestido con el uniforme del servicio postal. El cartero le entregó un paquete no muy grande.” que podría haberse quedado en “Cuando abrió, vio que al otro lado esperaba un hombre. El cartero le entregó un paquete no muy grande.” O el hecho de coger el cutter del cajón para abrir el paquete.
    Son detalles que en una novela larga pueden funcionar pero que en un relato corto es mejor eliminar y utilizarlos, por ejemplo, en el final, que he visto algo precipitado.

    ¡Es un buen relato, sigue así!

    Felicidades

    Aina Pons Triay
    ainaponstriay.wordpress.com
    Mi relato este mes: nº 23 – VAN A ENCONTRARTE https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-35/5655

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 07:00
  5. 5. Menta dice:

    Hola A.R. Payán: Has sido el primero en hacer una crítica a mi escena y te doy las gracias.
    Tu relato me ha gustado mucho porque he sentido el miedo que produce el misterio de lo que no entendemos. Me ha recordado a la trama del comic Las 7 bolas de cristal de Tintin de Hergé. Espero que escribas una segunda parte en la que desveles la solución al reloj, el loro y sobre todo de la muerte del director.
    He encontrado unas cosas que te quiero señalar pero como es la primera vez que hago una crítica no sé si tengo o no razón. Podemos discutirlas más tarde.

    1.- Estilo coloquial

    Dices: Daniel, el director del museo, era el único que aún permanecía en el interior.
    Único- Como es un adjetivo creo que debería acompañar a un sustantivo.
    Pones: Cuando abrió, vio que al otro lado esperaba un hombre.
    Daniel firmó el albarán de entrega y cerró.
    abrir, cerrar, son verbos transitivos que suelen estar acompañados de su complemento. Ejemplo: Cuando abrió la puerta – cerró el pestillo.
    Digo que es un estilo coloquial porque suprimes muchas veces el sustantivo, los complementos, etc. Pero lo que dices, a pesar de estas omisiones, se entiende perfectamente, es igual que cuando hablamos que también omitimos muchas palabras, por esto me parece un estilo muy coloquial.

    2.- Reflexivo
    , se miró el reloj; Creo que es incorrecto este “se” reflexivo, creo que se tiene que poner: miró el reloj, o miró su reloj (para especificar que no fue el de la pared).

    3.- Repetición de las mismas palabras que están muy cerca.
    -miró y mirar- , se miró el reloj; aún tenía tiempo para mirar que había en el interior.
    -comprobar y comprobó – Volvió a coger la caja para comprobar quien lo enviaba y comprobó que no había dato alguno del remitente.

    4.- Dices: …no sabía cómo ni por qué
    Pienso que le falta el primer ni. …ni cómo, ni por qué

    5.- descansaba un loro blanco, quien lo observaba fijamente
    Pienso que quien se refiere a personas no a animales ni a cosas, debería ser que, el cual.

    6.- Cambio de tiempo verbal:
    Dices: Lo primero que a Sara le llamó la atención era el despacho, estaba cambiado, parecía estar sacado de un tiempo pasado.
    Yo sustituiría la palabra era por fue

    7.- Echo de menos algunos adverbios de tiempo para señalar el paso de éste.

    Me ha gustado corregirte el texto y ya ves que lo he hecho con mucho cariño y detalle para eso eres mi primer visitante.
    ¿Escribirás pronto la segunda parte?
    Muchas gracias por todo, Menta

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 12:55
  6. 6. merchylam dice:

    Hola AR,
    Gracias por pasarte por mi relato y por tu comentario.
    En general el tuyo no está nada mal, aunque creo que hubiera necesitado una limpieza. Eso habría hecho que no hubieses repetido tan cercanas algunas palabras que ya te ha señalado Menta.
    Aina también te ha llamado la atención sobre dos oraciones que se podrían haber resuelto de otra manera para ahorrar palabras, dado el escaso espacio que tenemos es escaso. Es como si hubieras hecho un primer borrador y lo hubieras enviado sin repasarlo. No pasa nada aún repasando a todos se nos escapan cosas, pero ya verás porque aquí, mirando otros relatos también se aprende a mirar el de uno mismo, así que no desanimes.
    Es cierto que el reflexivo de “se miró el reloj” no es adecuado, pero sin embargo “único” en “era el único que permanecia en el museo” si está correcto.
    “De adentro extrajo un reloj de arena” Creo que es “De dentro” y aún así hubiera quedado mejor “Del interior”.
    Daniel ve iconos en el reloj, sin embargo Sara ve mejor, ve grabados. Daniel podría haber visto marcas o extraños dibujos o letras en arameo, y de esa forma extenderse en cómo eran, porque así, icono, sin más hace pensar en algo más grande, en las técnicas bizantinas para pintar imágenes.
    religiosas.
    Salió del despacho y telefoneó a su mujer,Sara, quien no iba a alegrarse. ese “quien no iba alegrarse”, afea la frase, pero además está de más, porque a continuación con lo de que había quedado con ella hacia media hora ya suponemos que debe estar enfadada. Es más, el enfado se ve por si solo en la conversación telefónica que tienen a continuación.
    Ya ves, es cuestión de ahorro, básicamente.
    En cuanto a la trama a mi me ha gustado aunque le falten algunos detalles que tu como autor nos has ocultado, de manera que no se resuelven del todo. ¿Cómo aparece el loro de la nada? ¿Y qué tiene que ver con el reloj de arena? Quién se lo envía ha querido matarlo, ¿por qué?. ¿Qué ha hecho Daniel par merecer eso?
    Todo esto que te digo es con la mejor de las intenciones, es más yo también he metido la pata en la trama. Aqui, estamos aprendiendo todos. En cualquier caso no escribes mal, se entiende y la atmosfera de misterio está bastante conseguida.
    Me viene a la cabeza un relato que he leído de Mirell.Échale un ojo, y verás cómo lo ha hecho. Quizás te sirva de ayuda.
    De igual modo ha sido un placer leerte y comentarte.
    Hasta la próxima entrega

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 16:36
  7. 7. Wolfdux dice:

    Un relato muy inquietante. Hay preguntas que quedan sin respuesta como bien comenta Merchylam y dejan a la imaginación mil y una posibilidades. Un saludo.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 08:20
  8. Muchas gracias por leerme y comentarme.
    Vuestros extensos comentrios son una envidia para mí, y una gran ayuda en mi progreso.

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 14:07
  9. Tanta descripción y a la vez tanto al aire ¡Algo complicado de leer! Pero está muy bien estructurado, muy creativo.

    Escrito el 6 julio 2016 a las 12:09
  10. 10. Alfredo Mambié dice:

    ¡Nuevamente por aquí, colega! Espero no lo tomes como un acoso, jaja Saber que tienes tiempo ya como participante en Literautas, me anima a ponerme al corriente de todo lo que a uno le es posible aprender, compartir y recibir de otros compañeros lectores… ¡Se aprecia muchísimo! En cuanto a tu texto: ¡me encantó! Ciertamente al principio (a uno como escritor) nos cuesta sintetizar para que nuestro escrito se transforme en un cuento corto. Sin querer, hacemos que el lector se quede con ganas de más. Todos esos cabos sueltos y pistas, te hacen ver, que puedes ir hilvanando una historia más larga y compleja. Una humilde recomendación futura es que si tu intención ha sido escribir un cuento, entonces pule el texto y sintetiza al máximo la historia. Elimina excesos. Cuando el texto y sus personajes te expresen lo contrario, resérvales meses y años de tu vida y escribe tu novela. ¡Felicitaciones y éxitos, Antonio!

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 16:00

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