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La Deidad - por Ana Vigo

Web: http://cabalinho.blogspot.com.es/

Cuando el cielo se oscureció sin previo aviso, supo que estaban condenados. No era época de lluvias, y desde luego nunca nadie había visto una tormenta como la que se produjo aquel día. Del cielo comenzaron a caer pájaros.
Mira que les había advertido lo peligroso que podía ser albergar aquella estatua en el museo. Pero nadie lo había escuchado. Algunos se habían reído de él, lo habían llamado loco y supersticioso. No reparaban en que él era un superviviente. Era el último de un largo linaje que se remontaba a las zonas más desérticas y primigenias. Sus antepasados habían pisado la misma arena de los dioses, la compartían con ellos. Fueron testigo de la locura del dios mensajero y de su castigo.
No fue fácil llegar al museo. Las aves caían con fuerza. Lo golpeaban sin piedad, tanto a él como a otros transeúntes, a los coches y mobiliario urbano. Algunos remontaban el vuelo antes de estrellarse, lo que era aún peor. Se lanzaban rabiosos contra todo lo que se movía, como en la conocida película de Hitchcock.
Un loro parece empeñado en arrancarle los ojos al hombre. Tiene que atestarle un puñetazo y echar a correr para librarse de él. Cuando alcanza su destino está malherido y exhausto. Entra sin que ninguno de los guardas le dirijan la palabra; contemplan desconcertados el fenómeno meteorológico.
Entra en la reducida sala de la estatua. Como si se hubiera cansado de su pedestal, la obra de mármol ha bajado de su base y permanece sentada en un rincón de la sala. El hombre recuerda las leyendas que le han transmitido sus antepasados. Sufre unos instantes de pánico. Pero le escuecen las heridas y da un aso al frente.
—Os lo ruego, señor, haced que se detenga la tormenta.
Él lo mira socarrón.
—No me da la gana, panoli.
Sonríe ante la expresión patidifusa de su interlocutor.
—No queríamos molestaros —se disculpa en nombre de la humanidad ignorante. La estatua suelta una carcajada.
—¿Te crees que me importa lo que hagáis? No, pequeño, esto es un asunto entre mis hermanos y yo. Los humanitos no sois más que daños colaterales. Aguantaos con eso.
Otro paso al frente, otro intento de ignorar el miedo que lo atenaza.
—Por favor, os lo ruego. Sé que os hicieron daño. Pero los humanos no tenemos la culpa.
—Me la refanfinfla —se encoge de hombros la estatua—. Sois la especie que creó mi hermana doña perfecta. La misma que siempre me trató como un simple subordinado, un cartero que ni pincha ni corta. Esto le pasa por convertirme en estatua. ¡Que se fastidie!
—Lo hizo porque vos intentasteis asesinar a vuestra propia familia —le recuerda. La estatua no pretende negarlo.
—Son un hatajo de palurdos, empeñados en que la gente los adore. Eso ya no se lleva nada, hoy en día está de moda el agnosticismo.
—Yo creo en vos —insiste el hombre—. Y creo que mostraréis piedad.
En un último intento se arrodilla ante la estatua. Ella lo mira con un brillo extraño en sus ojos de mármol. Suelta una risotada.
—Anda, a rezar al campo.
Traza un gesto con su brazo de piedra, y el hombre se ve propulsado a través de la ventana abierta.

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8 comentarios

  1. 1. Isaac dice:

    Iniciaste con una imagen muy buena que no se a mí por qué me recordó mucho al maestro H. P. Lovecraft —al que no sé si has leído—. El personaje al que los demás tildan de loco, deidades que de alguna forma buscan ¿venganza? Tienes algunos elementos que, de verás, me lo recordaron mucho.

    ¿Pájaros rabiosos que caen del cielo al estilo Angry Birds? ¡A eso me refiero! Es terror estrafalario que esconde quizás también una pizca de humor.

    Vuelvo a mi punto primero para apuntar que, a pesar de aquello, el texto cae en un lenguaje un poco más mundano; me parece que pierde un poco el estilo que en el inicio está muy bien logrado, más aún se nota este cambio en los diálogos, que ya no parecen disertados por deidades.

    Muy bien escrito, no encuentro errores ni formalidades acusadas en las que debería puntualizar. En general me ha gustado mucho tu texto, por las palabras que eliges me parece de fácil acceso y la esencia de tu relato; atemorizante a ratos y no puedo dejar de resaltar ese arranque que me pareció tan bueno.

    Saludos, y si quieres, soy el #83.

    Como

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 03:45
  2. 2. Nuria GR dice:

    Hola Ana,

    Coincido casi totalmente con la opinión que te ha dejado Isaac. El texto está muy bien escrito y se lee con fluidez. Cuando he comenzado a leer me ha interesado mucho la historia, sin embargo al leer el final me he quedado como que le faltaba algo, me esperaba que pasase algo más.
    Yo hubiera escogido también otro tipo de lenguaje para el dios estatua. Es como si no le pegara decir palabras como “panoli” o “refanfinfla”.
    Escribes muy bien, sigue así.
    Un saludo.

    P.D. Soy el texto 80. Estaré muy agradecida si pudieras pasarte y dejarme tus comentarios.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 20:19
  3. 3. Ana Vigo dice:

    ¡Gracias por vuestras críticas! Intentaré mejorar.
    La cuestión de que quede incompleto la verdad es porque quería dejarlo en un “cliffhanger”, pero tal vez no es lo más adecuado. Lo revisaré, así como el estilo que va perdiendo.
    En cuanto al detalle del lenguaje que usa el dios, es intencionado; quería presentar una deidad cercana, muy “humana”, de ahí que se exprese de una forma tan poco solemne.
    Me pasaré por vuestros relatos en breve, ¡saludos!

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 22:07
  4. 4. jose dice:

    me gusta la idea y el desarrollo del texto. el final, aunque creo que precipitado, está bien buscado. por otra parte, y esto es una opinión personal, la historia de la estatua-dios no es demasiado original.
    formalmente me desconcierta un poco el paso delos pretéritos perfectos al presente en las descripciones de como llega al museo.
    espero haberte sido de ayuda.

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 08:01
  5. 5. Juana Medina dice:

    Hola Ana,
    Gracias por tu visita y por tus comentarios.
    Tu historia, como a nuestros compañeros, me atrapó de entrada. Se me fue cayendo un poco porque no estoy segura de entender el porqué de la venganza de los dioses. Por eso mismo tal vez lo que menos me gustó fue el final. Creo que en el siglo XXI habría sido más probable que tan antiguos dioses como parecen ser estos, tan anacrónicos y decadentes, cayeran ellos hechos polvo. Acaso me equivoque pero no estoy segura de haber comprendido bien el conflicto central.
    El lenguaje es fluido y agradable y se lee con agrado.
    Te seguiré leyendo.
    Un abrazo

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 14:59
  6. 6. Carlos S.M dice:

    Hola Ana.

    Muy buen relato, me ha gustado mucho, sobre todo el lenguaje de la estatua, lo de panoli me pilló por sorpresa, buen detalle, me sonaba muy cómico. Felicidades un gran relato.

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 20:18
  7. 7. Oliver Sierra dice:

    Hola Ana,

    es un relato con buena estructura. La narración lleva de contínuo hasta el final. Creo que le podías haber sacado más jugo al diálogo para averiguar más sobre el dios o sobre su siniestro juego.
    Las ideas fluyen bien hasta que entra en escena el dios estatua y empieza un toma y daca un tanto extraño.

    El lector avanza como el protagonista por la escena hasta que somos defenestrados por puro capricho divino, como analogía de tantas cosas, me gusta.

    Espero sea de ayuda,
    un abrazo.

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 18:19
  8. 8. Perla Preciosa dice:

    Veo un relato fantástico, tirando a místico, pero el caso es que no sé muy bien adónde quiere llegar, aunque sí está muy claro aquello de que quien hace algo paga por ello. Da la impresión de que todos los seres creados por ese dios están empeñados en eliminar al hombre, único superviviente humano, tanto los superiores como los inferiores. No sé si con ello pretendes decir que el hombre es el ser más miserable que hay en la Tierra, como parece confirmarlo el final. Da bastante que pensar también la mezcla de entidades que haces en un mismo personaje, como el de la estatua, al mostrar sentimientos de odio y resentimiento. Pero lo cierto es que está bien escrito: tienes una buena retórica para dar vida a los personajes. Por si te apetece, estoy arriba, en el 70. Te puntualizo, para terminar, unas pocas cuestiones formales.

    ” Mira que les había advertido lo peligroso que podía ser albergar aquella estatua en el museo”: faltan exclamaciones, por mucho que sea estilo indirecto libre.
    ” Fueron testigo de la locura del dios mensajero y de su castigo”: falta concordancia entre el verbo y el sustantivo.
    ” Sois la especie que creó mi hermana doña perfecta”: faltan mayúsculas en nombre propio.

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 20:04

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