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El gran océano - por Merche González

Web: http://www.casiviernes.es

Era una noche estrellada, de belleza tropical. El despegue había sido un éxito y la emoción se reflejaba en los ojos de Amelia, húmedos de alegría. Por fin había llegado el momento.

Sin dejar de observar el firmamento, miraba de reojo los controles de su avioneta: velocidad constante, nivel de combustible alto, rumbo este. Si todo salía como estaba previsto, en un puñado de horas alcanzaría su objetivo, Gran Bretaña, y sería la primera mujer de la historia en sobrevolar el Atlántico. Fantaseó por unos instantes con qué ocurriría si lo conseguía. ¿Se haría rica y famosa? ¿Expondrían su roja avioneta en un museo? Aunque todo eso le importaba poco. No tenía que demostrar nada a nadie. Amelia era entusiasta y cabezota, como su padre, y sólo quería volar cada vez más alto, cada vez más lejos.

Las primeras horas fueron las más sencillas. Estaba descansada y concentrada, no tenía hambre o sueño y, aunque era de noche, el tiempo acompañaba tal y como estaba previsto. Amelia recordó cuánto le había costado llegar allí arriba. Todos la tacharon de desequilibrada cuando anunció sus intenciones. Incluso su padre, con el que parloteaba como un loro contándole sus aventuras y que siempre la apoyaba, trató de persuadirla para no realizar ese vuelo. Recordó el día en que el cartero llamó al timbre de casa y le entregó un sobre certificado con el último permiso para emprender su aventura. Tan solo hacía dos semanas de aquello y parecía una eternidad.

Un destello interrumpió sus pensamientos. Un relámpago iluminó el mar de nubes a lo lejos. Fijó la vista en el oscuro horizonte y se concentró en el pilotaje. Pasados unos minutos, vio cómo las luces iban quedando a su izquierda y dio gracias por no tener que lidiar con una tormenta. Aunque era una buena comandante y excelente piloto, no sabía cuáles podrían haber sido las consecuencias.

Poco antes del amanecer, el cansancio cayó como una losa sobre ella. La euforia de los preparativos y las horas de vuelo se acumulaban. Los párpados le pesaban tanto que le costaba mantenerlos abiertos. Amelia no tomaba té o café, así que sólo llevaba un termo con sopa y una lata de jugo de tomate. Tomó una taza caliente y consiguió animarse un poco.

Los primeros rayos de sol la despejaron totalmente. Se asomó a su ventanilla. Sólo divisaba agua a varias millas a la redonda. El gran océano moría en el horizonte. Lejos de desanimarse o impacientarse, Amelia disfrutó de ese momento y de todos los de aquel vuelo. La felicidad para ella estaba en el aire, allí se sentía libre y poderosa, capaz de alcanzar lo que se propusiera.

El corazón de Amelia dio un vuelco. La tierra apareció ante sus ojos como si hubiera salido de un escondite. Dudó por un instante si tal vez el cansancio le estaba jugando una mala pasada pero tras unos minutos y varios pestañeos, una enorme masa de tierra, rocas, arena y árboles se hizo más que evidente. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas por segunda vez ese día. Lo había conseguido.

Después de casi quince horas en el aire, la avioneta Amistad, que así se llamaba, aterrizó sin dificultad en un vasto campo verde. La orgullosa aviadora bajó del monoplano y saludó a un pastor que se acercaba entre sorprendido y curioso:

—¿Dónde estoy?—, preguntó Amelia.
—En el pastizal de Gallegher. ¿Vienes de lejos?
—De Estados Unidos.

Todo el mundo tiene océanos que cruzar. Tal vez sea una temeridad, pero ¿acaso saben los sueños de límites?

En recuerdo de Amelia Earhart

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8 comentarios

  1. 1. barojo dice:

    ¡Hola Merche!

    Un relato fantástico, desde luego.

    En cuanto a la forma, me ha parecido que está muy bien escrito, con un vocabulario bueno, sencillo, buen uso de la puntuación y con una buena estructura.

    En cuanto al contenido, el relato me ha atrapado, una historia muy bonita de superación, bien ambientada. El reto está muy bien conseguido.

    Mi opinión personal es muy positiva, me ha gustado muchísimo. Lo único que no me ha gustado (y es algo muy personal) es la “moraleja” del final. A mí me gusta que me dejen sacar mis propias conclusiones. Creo que la literatura pasa a ser del lector en cuanto se publica y, aunque es inevitable leer las ideas del escritor, me gusta que estén introducidas entre líneas, en los diálogos o descripciones.
    Al terminar tu relato he ido corriendo a wikipedia a leer sobre Amelia Earthart y veo que no hizo el viaje sola, ¿has excluido al acompañante por alguna razón?

    ¡Enhorabuena por tu relato!

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 09:59
  2. ¡Hola, barojo! Muchas gracias por tus comentarios. Me alegro de que te haya gustado el relato.

    Amelia Earhart primero realizó este viaje acompañada y después lo hizo ella sola, convirtiéndose en la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario. Yo he relatado este segundo viaje.

    Me paso por tu texto. ¡Muchas gracias de nuevo!

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 12:09
  3. 3. tilly dice:

    Hola Merche, un relato que me ha transportado lejos, muy lejos y he vivido el sueño de Amelia. Esta es la virtud de un escritor, hacer creíble la historia. Fascinante, enhorabuena. Si te apetece pásate por el mío.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 15:28
  4. 4. Cyrano dice:

    ¡Hola Merche!

    El relato me ha parecido muy bien escrito. Lo que mas me ha gustado es el optimismo que desprende, que algo tan complicado de hacer, lo narras como algo que la protagonista lo toma como natural. En una época de gran dificultad para superar estos retos atlánticos. Bravo por las mujeres aviadoras, creo que hubo varias y alguna desapareció en el intento.
    por cierto se lee muy fácil porque te pones en seguida en la piel de la protagonista.

    Saludos

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 23:36
  5. 5. Eduardo Tapia dice:

    ¡Hola Merche!
    Gracias por comentar mi relato, te dejo aquí un comentario para el tuyo.
    Cosas positivas:
    -Muy bien integrado el reto, de lo bien colocadas que están las palabras y lo sumergido que quedo en la historia he tenido que repasarlo solo para asegurarme sorprendido de que estaban las cinco.
    -Bien expresado, bien redactado, bien puntuado… da gusto leerlo.

    -Encima es algo histórico, así que aprendes ¿se puede pedir más?

    Voy a intentarlo.
    Cosas que podrían mejorarse:

    -Un toque dramático: Lo que nos gusta de los pioneros y gente que realiza este tipo de hazañas es saber que tuvieron muchas dificultades, pero la parte del vuelo en sí, salvo por el predecible cansancio y la tormenta que avistó a lo lejos, los peligros han quedado en el segundo plano. Hubiera quedado más intenso si recordaras que este tipo de vuelos no era normal hacerlos solitario, sin copilotos, por el cansancio extremo.
    Si hubiera lidiado un poco más con la tormenta, asustándose en esos momentos de baja visibilidad o si una racha de viento la hubiera desviado un poco del rumbo y se creara cierta incertidumbre de sí al final lo conseguirá, lograrías dejar más poso aún en el lector, cualquiera entendería mejor que fue una heroína nacional en Estados Unidos.

    -En la linea de antes de darle drama, la wikipedia menciona que aunque no tomaba té o café, llevaba una sales para despertarse, a parte de la sopa. Estos detalles ayudan a recordar el peligro y la necesidad de concentración que requirió el viaje.

    -Las cosas “técnicas” del dialogo no las pusiste bien en la primera linea:
    “—¿Dónde estoy?—, preguntó Amelia.” Tras una interrogación no hay comas, antes de un verbo dicendi tampoco hay comas, y además el guión largo va pegado a lo que dice el narrador.
    Es como lo pusieron en la Wikipedia: —¿Donde estoy? —preguntó Earhart.
    Hay una entrada en Literautas sobre esto.

    Una visión global:
    Los errores que puedo encontrar son muy insignificantes y me he tenido que pasar más de una hora pensándolos.
    El relato en sí, creo que el hecho de que me haya leído la entrada de la Wikipedia sobre esta mujer tras leerte habla por sí mismo sobre lo bueno que es tu texto. Ojalá yo lograra despertar tanto interés con mis textos y así visitaran mi blog.

    Estoy en el 121, ya lo sabes.

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 16:57
  6. Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegro de que os haya gustado. A mi me encanta la historia de Amelia, así como de otros hombres y mujeres de la historia adelantados a su tiempo.

    He pasado también por vuestros textos. Gracias de nuevo a todos.
    Saludos.

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 10:38
  7. 7. Elvis Christie dice:

    Genial, Merche. Impecablemente escrito y puntuado, aunque también echo algo en falta la emoción. Pero soy consciente de que en un relato de 750 palabras que se leen con mucha facilidad (en tu caso) esa emoción llega con el final del relato, cuando te das cuenta de que la primera sorprendida de hasta dónde ha llegado es la propia protagonista. Por eso es posible que cualquier toque de aventura intermedio le restase importancia a ese final redondo.

    Creo que te ha salido un relato perfecto y me apunto tu matrícula para seguirte en posteriores relatos.

    Un saludo

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 12:48
  8. 8. María Kersimon dice:

    Hola Merche, ¡qué mujer era Amelía Earhart! Hemos de situarnos en 1932. Ninguna mujer aún conducía coche. Debió ser una aventurera total, fuerte, inteligente (había que saber matemáticas, mecánica y navegación según las estrellas me imagino, ya que ni siquiera tenían radio a bordo estas avionetas ( era una avío era chiquitita, roja sí, la Lookheed Vega, y muy bonita). Qué gran azaña, de verdad. Me ha gustado revista iría a través de tu relato. Una bonita historia.

    Escrito el 26 mayo 2016 a las 21:33

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