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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Quizas un sueño - por Pepa

Mientras recorro en coche la distancia que separa mi casa del nuevo trabajo, mi vida pasa delante de mí, como la película que sentada en una sala de cine ves pasar, y entre fotograma y fotograma aparecen espacios vacios que el tiempo y la distancia no han conseguido llenar.
Tendría por aquel entonces unos veintidós años. Acababa de licenciarme con matrícula de honor en historia del arte y del mundo antiguo. Me habían concedido una beca trabajo en el Museo Arqueológico de una gran ciudad, donde catalogaba y documentaba una serie de objetos hallados en una tumba, dentro de un yacimiento de gran valor. Trabajaba en una sala subterránea, en las dependencias del museo. Recuerdo que el calor esa tarde era asfixiante. El sudor que en un principio formaba gotitas sobre mi frente, caía ahora sin poder evitarlo en grandes gotas sobre la vasija que en ese momento estaba estudiando. Una pieza única de barro toscamente esmaltada, en cuya superficie había una serie de inscripciones que yo trataba de descifrar, entre las grietas y hendiduras que el paso del tiempo le había ocasionado. Al entrar en contacto con el sudor las grietas se dilataban y dejaban escapar de su interior una arena fina, que formaba a mi alrededor casi, un círculo perfecto. Esta arena parecía acompañarme a todas partes, estuviera donde estuviera, siempre estaba rodeada de arena que parecía crecer unas veces y menguar otras.
Al Salir a la calle, una fría ráfaga de aire me hizo estremecer. De repente una tormenta se desató, relámpagos como látigos fustigadores surcaban el cielo haciéndolo crujir violentamente, las ramas de los árboles se mecían en un baile frenético, descargando sus embestidas sobre las fachadas o los cristales de algunas casas, hasta romperlos. Remolinos de hojas, ramitas y papeles se formaban en cada esquina, en cada plaza. Y en el centro de todo aquel caos me encontraba yo, absorta, fuera de mí, como un testigo en la distancia, sólo que yo, lo vivía en primera persona. De mis zapatos, de mis bolsillos, de cada pliegue de mi ropa salían hilachos de fina arena que ascendían y se agrupaban en una masa compacta, que unas veces tomaba una forma y a continuación barriendo el cielo adquirían otra, para terminar convertida en una mancha espectral, que alargaba sus brazos implorantes hacia las arenas del desierto que avanzaban ansiosas hacia la población. La gente en sus coches desesperaba, el tráfico denso y caótico de una ciudad superpoblada se hallaba paralizado, el sonido de las bocinas era ensordecedor, las tiendas, los bares, los hoteles, cerraban sus puertas y apagaban sus llamativos neones. Las farolas de las calles envueltas en arena, iluminaban apenas lo que una pequeña vela.
Entre tanto sentí que flotaba, que mi cuerpo ascendía ajeno a mi voluntad, y me deje llevar, cerré los ojos, noté la arena arañando mi piel, una sensación de paz me inundaba.
Al despertar estaba tumbada en la cama de una clínica, llevaba la cabeza vendada a consecuencia de un traumatismo que no recordaba haber sufrido, como tampoco los pequeños arañazos en piernas, brazos y cara. Estuve dos días en observación, me hicieron pruebas, pero nadie supo explicarme como había llegado hasta allí. Tampoco recordaban que hubiera habido una tormenta de arena.
Al llegar a mi apartamento me di cuenta de que lo habían registrado, mis papeles estaban revueltos, no entendía lo que estaba pasando. Llamaron a la puerta, era el cartero, traía una carta del museo. Comunicándome que debía de abandonar el país lo antes posible, mis servicios ya no eran necesarios, los fondos para seguir las investigaciones se habían agotado. Me acusaban de manera informal del robo de una vasija, esta acusación se podría convertir en formal si no desaparecía, decían poseer las pruebas que lo demostrarían. Sabía de lo que eran capaces, y aunque algo aturdida y desconcertada por todo lo acontecido, levante el auricular y pedí un taxi para las tres. Ya nada me ataba aquel país, empaquete mis cosas rápidamente y salí. Quería oler sus calles, sentirlas, empaparme de su esencia por última vez. Me sumergí entre sus callejas atestadas y llenas de color, aspirando la vida que latía a mí alrededor. Llegue a una plaza fresca y sombreada, donde el tiempo y el ruido parecían no haber penetrado. Levante la vista al cielo y la silueta de un loro surco el azul limpio de la mañana, al tiempo que su graznido estridente llenó el espacio devolviéndome a la realidad de mi inminente partida.

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5 comentarios

  1. 1. Helena Sauras dice:

    Paso a comentarte el relato,las impresiones que me ha dejado y algunas sugerencias.

    LA FORMA
    Es un texto con un ritmo lento. La lectura se hace un poco monótona, pues las frases son bastante largas. Te recomendaría que algunas las acortaras para darle más agilidad. En lugar de usar algunas comas, pon mejor puntos y seguidos. Por ejemplo, en la descripción de la tormenta se hace excesivamente largas.

    Las comparaciones que usas de la tormenta me han parecido originales y propias (ej: relámpagos como látigos fustigadores). En cambio, al principio del relato, la comparación de la vida como una película, me ha parecido demasiado tópica.

    Esa frase no la considero apropiada, pues el lector ya sabe que es la protagonista, la que es la primera persona y además es el narrador de la historia, la frase la veo redundante: “Y en el centro de todo aquel caos me encontraba yo, absorta, fuera de mí, como un testigo en la distancia, sólo que yo, lo vivía en primera persona”

    PUNTO DE VISTA:

    El relato está contado en primera persona, cosa que hace que la protagonista se acerque más al lector. Lo único que la historia está contada en pasado y eso hace que la cercanía que podría haber de por sí, se aleje al no usar el tiempo presente.

    EL CONTENIDO:

    Es una historia que no engancha demasiado, pues la intriga que pudiera tener se sirve al final. Sugerencia: ¿y si ponemos el accidente al principio del relato?¿O el robo de la vasija?… Creo que ganaría puntos en cuanto al querer llegar al final de la historia.

    Ortografía: Faltan algunos acentos en algunos verbos al usarlos en pasado. (ej llegué, levante…).

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 15:13
  2. 2. Beatriz dice:

    Hola
    Tu historia es muy descriptiva y eso me gusta mucho.. hasta describes “las grandes gotas”.
    Muy bien
    Gracias por compartirlo

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 05:50
  3. 3. Isolina R dice:

    Hola, Pepa:

    Voy a hacerte una serie de recomendaciones. Espero que no te las tomes a mal. Las hago con la mejor intención, para ayudarte a mejorar y que en próximas escenas cometas menos fallos.

    Seguiré el orden de lo que he visto:

    1 En el título has puesto la primera palabra (“Quizás”) sin tilde. Date cuenta de que lo primero que leemos en Literautas son los títulos y los nombres o pseudónimos. De entre los muchos relatos publicados, elegiremos unos cuantos porque no tendremos tiempo de leer todos. El criterio de elección puede variar; pero que falte una tilde en la primera palabra no ayuda a tu texto.

    2 Procura que los párrafos no sean muy largos y que se vea bien la separación entre ellos. Muchos participantes damos dos veces la tecla “Intro” en el formulario cuando ponemos punto y aparte.
    Si los párrafos son demasiado largos y encima la separación entre ellos no se ve bien, el lector lo recibe como un tocho y puede pasar de leerlo.
    Ayuda que haya diálogos.

    3 Las oraciones dentro de los párrafos deben combinar diferentes extensiones: largas, medias y cortas. Las muy largas no convienen mucho. El texto resulta pesado. Para mí más de dos renglones y medio ya es una oración larga.
    Te pongo un ejemplo de una larguísima: “De mis zapatos, de mis bolsillos, de cada pliegue de mi ropa salían hilachos de fina arena que ascendían y se agrupaban en una masa compacta, que unas veces tomaba una forma y a continuación, barriendo el cielo, adquirían otra, para terminar convertida en una mancha espectral, que alargaba sus brazos implorantes hacia las arenas del desierto que avanzaban ansiosas hacia la población”. En ella hay cuatro “que”. No hay que abusar de la paciencia del lector.
    La primera oración del texto debe ser buena para que el lector se enganche. En la tuya faltan dos comas y una tilde, hay rima y para mi gusto resulta un poquito farragosa: “Mientras recorro en coche la distancia que separa mi casa del nuevo trabajo, mi vida pasa delante de mí, como la película que, sentada en una sala de cine, ves pasar, y entre fotograma y fotograma aparecen espacios vacíos que el tiempo y la distancia no han conseguido llenar” (hay rima entre “pasar” y “llenar”).

    4 El nombre de la carrera en la que se licencia yo lo pondría con mayúsculas: “Historia del Arte y del Mundo Antiguo”.

    5 Has utilizado varias temporales con “Al + infinitivo”: “Al entrar en contacto con el sudor”, “Al salir a la calle”, “Al despertar”, “Al llegar a mi apartamento”… Puedes combinar con otras formas: “Cuando llegué…”

    6 Has de fijarte para que no falten tildes: “vacíos”, “dejé”, “nadie supo explicarme cómo había llegado”, “levanté” (2), “empaqueté”, “llegué”, “surcó”.

    7 Revisa el texto para que no haya una mayúscula en medio de la oración: “Al salir”.

    8 Te conviene repasar los usos de los signos de puntuación. Sobre todo de la coma.

    Con tanta sugerencia puede que estés desanimándote y pensando que lo has hecho fatal. Creo, de verdad, que puedes escribir muy bien. Sigue. Tienes talento.

    Espero que esto te sirva.

    Saludos.

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 07:41
  4. 4. Otilia dice:

    Hola Pepa,
    La idea de tu relato me ha gustado. La lectura por esas frases tan largas no es fluida. Pienso que tienes mucha suerte con los comentarios de Helena e Isolina. Son una fuente de aprendizaje.
    No entiendo la frase “Sabía de lo que eran capaces”. ¿Por qué?
    Nos leemos. Saludos

    Escrito el 25 mayo 2016 a las 10:15
  5. 5. María Esther dice:

    Hola Pepa:
    He leído tu relato;es de un contenido interesante.Claro que te han señalado varios aspectos a corregir,que te digo,no solo te enseñan a ti, sino a todo el que los lee.La parte formal es muy complicada,y bueno tenemos que leer, hacer de nuevo, si realmente queremos escribir.Te lo digo yo que me doy cuenta de lo
    que he mejorado desde que escribí mi primer relato, en el mes de enero.
    Pero sabes, voy tratando día a día de superarme un poquito.Lo importante es perseverar, no desistir por motivo alguno.
    Suerte.Nos leemos.
    Maritel 65

    Escrito el 27 mayo 2016 a las 01:14

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