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Esclavos del pasado - por José Antonio Caudeli
El último hálito del sol se desliza por la empinada calle de adoquines, sombreando la centenaria casona. De fachada ilustre, digna del poder colonial español, fue aduana del puerto de Buenos Aires, hoy museo de su pasado virreinal.
Deleita al ojo moderno ver esas columnas barrocas, esas puertas de madera maciza revestidas de hierro, esos extensos salones tapizados de rojo que conducen a un patio andaluz de coloridos azulejos. Todo tan resplandeciente, como si fuera nuevo; y sin embargo, algo huele mal.
El Director del museo, el Lic. Augusto Muñoz, resuma fastidio dentro de su despacho. Hombre incrédulo de todo lo que no es tangible ni visible, enfrenta a sus empleados, que predican maldiciones de fantasmas dentro de las gruesas paredes. El servicio de seguridad primero se abstuvo de circular por determinados sectores, después renunció a la vigilancia nocturna y ahora no se consigue ningún reemplazo. Aunque parezca mentira, él mismo va a tener que velar por el invalorable patrimonio cultural que administra, para enrostrarles a todos sus estúpidas habladurías.
Se retiran, lo saludan con asombro. Cierra todo desde adentro y activa las alarmas.
«Tantas cámaras, dispositivos que se activan con un mísero movimiento. ¿A qué temen estos bobos en el siglo XXI?»
Todo dispuesto en la oficina de vigilancia, se encierra. Come una frugal ensalada italiana y toma algo de vino. Conversa por teléfono con su esposa, que desconfía. Con ese ánimo se acuesta sobre un amplio sillón convertido en cama improvisada, cerca de las 22:30; en una tranquila noche de verano.
Despierta sobresaltado. No por ningún sueño, tal vez una corriente de aire ha rozado su cara. Mira su reloj, son las 3:10 de la mañana.
Hay más viento que bambolea un poco las puertas y postigos. Duda de poder seguir durmiendo, entonces trata de levantarse.
Siente los pies pesados. Maldiciéndose por su ineptitud logra pararse para prender la luz, pero esta no hace caso.
Nada se enciende, hay un evidente corte de luz. Muñido de una vela, deberá recorrer las salas principales para cerciorarse de que es solo eso.
La puerta se destraba como si hubiera estado anquilosada por varios siglos. Al unísono, un extraño sonido contesta como respuesta a su irrupción en la sala.
Viene de lo más profundo. No tan solo del subsuelo, sino del mismo infierno. Son lamentos de hombres.
Terrible. Esos aullidos de dolor le retumban la cabeza, pero no quiere taparse los oídos.
A rastras, sigue a su orgullo que va escalera abajo, hacia la antigua bodega de esclavos.
Al llegar, la situación se calma y vuelca al silencio total. Ahora oye su respiración entrecortada y la vela, casi encima de su cara que chisporrotea.
Poco a poco empuja la pesada puerta. Sabe que adentro solo hay una representación escénica de unos negros, encadenados, que arrodillados sobre la arena de una ignota playa africana aguardan a ser transportados por los barcos esclavistas…que sus caras de resignación, que ya no soportan más la opresión…se tornan crueles…sedientas de venganza.
La vela titubea, se apaga.
Por la mañana, grande es la sorpresa de los empleados al ver que nadie les abre. Deben hacer uso de una llave de repuesto para ingresar.
El espectáculo que encuentran, es macabro.
El Director yace tendido de espaldas en el subsuelo. Con su cara de asombro petrificada por la muerte, y su boca llena de arena.
Hola José Antonio!!
Una historia inquietante, la tuya. Para mi gusto, abusas un poco de los adjetivos, con algunos menos la lectura se haría más ligera.
Donde dices “el Lic. Augusto Muñoz, resuma”, es ‘rezuma’.
Espero seguir leyéndote.
Un saludo!!
Te invito a visitar mi blog: reflexioneswc.wordpress.com. Este mes mi texto no ha sido publicado.
Hola Jose Antonio:
interesante y misterioso relato. A mí no me ha resultado “sobrante” la utilización de adjetivos, han acompañado a las descripciones acertadas que has utilizado. Buena presentación, nudo y desenlace, bien identificadas cada una de las partes. Trama que avanza. Relato de ágil lectura.
¡Buen trabajo! ¡Seguiremos leyéndonos!
Saluditos.
Me gusta, tu relato, es interesante y sigue una linea distinta de los que he leido. ¿Tendrá segunda parte?
Si te interesa, puedes leer elmío del capitan Hancock que es el 107
Hola José Antonio,
No te había leído nunca y me alegro de haberlo hecho pues tubestilo me ha agradado mucho. Tiene algo especial que promete. Ahora mismo no puedo definir qué es.
Ojo que muñir significa amañar, manipular. Creo que querías decir “equipado” y que has hecho un galicismo. También debería decir le retumbaba en la cabeza. Es necesaria la preposición.
En la frase ” el espectáculo que encuentran es macabro” sobra una coma.
El primer párrafo es una introducción muy buena: ágil, concreta, sitúa la escena y crea expectación.
El segundo párrafo es una descripción muy bonita. Ahora veo que lo que me llama la atención del estilo son las inversiones verbo – sujeto y adjetivo nombre. Lo hace un poco exøtico, quizás algo afrancesado.
Al margen, el relato lleva buen ritmo, está bien construido, es ágil y se deja leer… Aunque no creo en la venganza de los esclavos como concepto. ¿No han sido siempre marginados, ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos?
Yo también conté una historia de amazonas y esclavos… de Dahomey.
Saludos.
Hola José Antonio: Me ha gustado tu relato. Inquietante de principio a fín.Enhorabuena.Me alegro de haberlo podido leer.
Hola José Antonio, primera vez que te leo.
Carolina y María ya te han hecho muy buenas críticas.
Yo puedo decirte en cuanto al relato que me gustó.Encuentro que las descripciones crean el ambiente y la atmósfera adecuada.
Espero seguir leyéndote.
Saludos, Maritel 65
Gracias a todos por su valiosa crítica que encuentro muy educativa. Sabias correcciones que tendré en cuenta.
Hola José, gracias por tu comentario a mi relato; he leído el tuyo, el suspenso, la tensión y el personaje principal que no cree en cosas “sobrenaturales” me parecen una intro excelente para el desarrollo y final de la historia. Y a mí también me gustaría leer una segunda parte 😛
Nos leemos… ¡Exitos!
Buenas Jose,
Pues me sumo a los que te comentan los compañeros, creo que el relato está muy bien construido y que lo presentas de tal forma que la lectura se hace interesante y “obligas” al lector a querer seguir leyendo. En concreto, creo que lo que más me gustó es ese sentido de ambientación que das, es posible que a mi también me parezca que algún adjetivo me sobra para hacer más ágil el texto, pero lo que está claro es que consigues que el lector se introduzca en el ambiente de la historia, tanto por la explicación de los usos del lugar, como de las características del edificio. Preparas al lector a creer que algo puede pasar, no solo por los comentarios de los compañeros del protagonista.
A nivel formal, quitando el tema de los adjetivos que creo que es más una cuestión de gustos me parece que está muy bien. Ya te han comentado las cosas que noté, salvo una tilde que me falta en “pero esta no hace caso” en “esta”.
Gracias por compartirlo. Nos leemos. Un saludo!!!