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EL PRADO - por Lucrecia Gordillo

EL PRADO
Todas las mañanas, a las once, como que supiera leer el reloj, Arturo, el loro de mi abuela, empezaba a preguntar: ¿Ya vino el cartero, María? ¿Ya vino el cartero, María? Y no se callaba hasta que Don Francisco llegaba todo sudoroso, en bicicleta, vaciando de casa en casa, su gran bolsón de cuero. Mi papá recibía sobres de manila con información sobre cómo mejorar la crianza del ganado y cómo obtener mejores rendimientos. Mi mamá, revistas como Buen Hogar y Vanidades con lo último de la moda, recetas de cocina y lo mejor de todo: una novela de Corín Tellado.
Un día, Don Francisco, además de lo acostumbrado, dejó un sobre diferente, dirigido a mi papá, con una nota dándole la bienvenida como nuevo suscriptor a la inigualable LIFE y un ejemplar de edición especial que describía las obras de arte exhibidas en el Museo Del Prado, en Madrid, España.
Para entonces, yo tenía unos seis años de edad y quedé maravillada con las fotografías a color de las obras que, bajo el título de Grandes Maestros de la pintura en Europa, aparecían en aquel regalo de cultura que le enviaron a papá.
Mi mamá, que conocía mi alma y adivinaba mis pensamientos, me sentó en el gran sofá, y pegando mi espalda al respaldo del sillón estiró mis piernas, dejando los pies afuera, y colocó sobre ellas aquella muestra pictórica que nunca pude olvidar.
¿España, queda muy lejos, mamá? Pregunté ansiosa.
Sí, hija. España queda en Europa y para ir ahí tienes que hacerlo en avión, volar alrededor de catorce horas, sobre llanuras y cerros, sobre el mar y las montañas y de repente, ya estás al otro lado del mundo.
─Yo voy a ir, le dije
─Sí, mi niña, cuando seas grande vamos a ir juntas.
Mi madre murió y no lo logró. Su abuelo era español y había venido a América a establecerse. Ese era un punto de motivación para ella. Ir a conocer sus raíces. Mucho tiempo pasó hasta que en su nombre, pude hacerlo yo. Volé sobre el Atlántico, en una noche de tormenta, asustada por los rayos y el movimiento del avión pero finalmente, tenía ante mis ojos, las Meninas de Velázquez; Los Chicos en la playa acostados en la arena, de Sorolla; Adán y Eva, de Durero; y La Inmaculada, de Murillo. Éstas obras eran las que más recordaba de aquella mañana en que Don Francisco, sin quererlo, dejó en mi casa un sobre que me haría soñar y años más tarde me llevaría muy lejos, al viejo continente.

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6 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Lucrecia: grata lectura.
    El tema, la forma y la concreción en pocas palabras de un elemento vital en la existencia de una persona.
    Me parece que el personaje de la abuela, propietaria del loro, nada tiene que ver en el relato. Podrías suprimirlo y asumir la pertenencia del ave.
    En la enumeración de las obras de los pintores, utilizas los nombres de los cuadros, me parece bien, pero el cuadro de Sorolla se llama:”Niños en la playa”. Si utilizas los nombres para unos, deberías usarlos para todos.
    Son pequeños detalles que me ha parecido necesario anotarlos, pero en nada desmerecen lo bien redactado y la carga emocional que conlleva tu aporte.
    Te felicito.

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 16:55
  2. 2. Otilia dice:

    Hola Lucrecia,
    Nuestros relatos tienen en común la migración. En el mio, unos jóvenes vascos viajan a América.
    El tuyo se lee con fluidez y se palpan los sentimientos.
    En cuanto a la forma, creo que se te ha escapado Manila.
    Estoy de acuerdo con el anterior comentario sobre las obras de arte.
    En mi opinión, “…enviaron a papá”, no hace falta repetirlo, repasaría los tiempos verbales y cuidado con los diálogos.
    Buen trabajo.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 09:35
  3. 3. Verso suelto dice:

    Buen relato. Buenos detalles: la niña con los pies afuera, …
    Una sola cosa en el aspecto formal, en la frase “Sí, hija. España queda en Europa y para ir ahí tienes…” yo escribiría allí en vez de ahí, pero entiendo que es cuestión de opiniones, ahí queda correcto.
    Felicidades

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 11:01
  4. 4. Verso suelto dice:

    Gracias por tu aclaración en relación con el uso de allí o ahí. No sabía que allí se usa cada vez menos. Tomo nota

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 23:09
  5. 5. Tavi Oyarce dice:

    hola Lucrecia
    Una historia muy bonita pero no entiendo por qué la hiciste tan breve, teniendo la oportunidad y el espacio de crear un relato mayor. Tienes el lenguaje, la estructura, el tono, todo bien. solo que me quedé con gusto a poco.

    No obstante ello es un relato bello de una historia mu7y real.
    Ojalá te decidas en los proximos, darle más profundidad a la idea.
    Te felicito

    Escrito el 23 mayo 2016 a las 00:39
  6. 6. María Esther dice:

    Es una narración breve, pero realista,para cumplir un sueño que lleva dentro una historia familiar; historia que no se detalla pero se sugiere conmovedora por lo que significa irse a otro país alejado de sus seres queridos.
    Saludos .Nos leemos.
    Maritel 65

    Escrito el 30 mayo 2016 a las 01:42

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