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La profecía - por Eri

Fue un día de mayo, bajo una intensa tormenta primaveral, cuando nuestros destinos se cruzaron por primera vez.

El cielo empezó a descargar un fuerte torrente de lluvia en cuánto puse los pies fuera del museo.
Sin paraguas, ni gorro, con el cuál resguardarme del agua cero, comencé a correr como alma que lleva el diablo hacía mi casa. La cuál se encontraba a cinco calles de distancia de donde yo me encontraba.
No había recorrido ni dos calles, cuando ya estaba calada hasta los huesos, “maldita mi suerte” y “maldito el hombre del tiempo, que nunca atinaba con sus predicciones”.
Apenas lograba ver bajo la cortina de agua, que se había creado a mí alrededor, mi carrera era constante hasta que repentinamente alguien tiro con fuerza de mi brazo y me hizo caer al suelo dando un fuerte culatazo contra el asfalto.
Cuando me recupere de la impresión y me levante magullada. Me encontré rodeada de cuatro hombres jóvenes, a los que no había visto en mi vida.

-¿Que tenemos aquí? –Dijo el más alto de los cuatro, mientras me observaba divertido.

– Una palomita, una palomita empapada. – Dijo el que se encontraba justo a mi espalda

– ¿Qué queréis?, si es dinero os prometo que no llevo nada. Veis – dije asustada, mientras sacaba para fuera los bolsillos de mis mojados pantalones.

Sentí sus frías miradas clavadas en mí, como si de un bicho raro me tratara.

– Dinero, cree que queremos dinero. Que palomita más ingenua.- Dijo el alto, al que reconocí como líder, ya que era el que llevaba la voz cantante.

Intente mirar a mi alrededor buscando ayuda, pero no había absolutamente nadie por la calle, pensé en gritar, pero los gritos quedarían amortiguados por la lluvia y sería en vano. Así que con todo el aplomo que conseguí reunir, avance hacía unos de los huecos que había entre ellos e intente pasar por él. Pero volvieron a aferrarme del brazo y a arrastrarme de nuevo al centro en el que instantes antes me encontraba.

– ¿Dónde vas tan rápido, palomita? – Dijo el que estaba a mi derecha.

– No sé lo que queréis, pero debo irme, me están esperando y se preocuparan si no llego pronto, por favor. – Dije implorando al más alto.

Este cabeceo levemente y los otros tres automáticamente aumentaron las distancias conmigo.
Cuando creí que podría marcharme sin más y que todo quedaría en una mala pasada, el chico que aún no había abierto la boca me inmovilizo contra él y con un solo brazo. El corazón comenzó a palpitarme desbocado, la situación no pintaba nada bien y empezaba a pensar que no saldría indemne de allí.
Mientras tanto la calle seguía desierta, la lluvia caía sin cesar, y los relámpagos iluminaban brevemente el cielo.

Intente librarme de mi captor y aunque lo intentaba con todas mis fuerzas, apenas conseguía moverme.

– Ha llegado el momento. –Dijo el líder, mientras sacaba una especie de cuchillo largo y brillante y se aproximaba lentamente.

Su mirada se había vuelto salvaje y peligrosa. Sin duda iba a utilizar aquel cuchillo contra mí y yo no iba a poder hacer nada para evitarlo. Aunque apenas nos separaban unos cuantos pasos, se me hizo interminable, el temblor que tenía en el cuerpo aumento, mis indignadas y amargas lágrimas se mezclaban con la lluvia.
Era el fin, el tipo alto puso el cuchillo contra mi cuello y un fino hilillo de sangre comenzó a correr por él. Un nuevo relámpago ilumino el cielo, la presión de mi cuerpo desapareció repentinamente y con ella y ante mis ojos tres de mis agresores.

– Cuando del reloj de arena caiga el último grano y el loro negro extienda sus aterciopeladas alas, solo entonces habrá llegado el momento. – Dijo justo al lado de mi oído con una voz profunda, el que momentos antes me apresaba contra su cuerpo.

Cuando giré para encararme con él, solo aprecie vagamente una imagen borrosa y unos penetrantes ojos verdes que desaparecieron instantes después.

Regrese a casa temblando como una hoja, con frío, con miedo, un miedo que desde aquel momento anidaría en mi interior.

Increíblemente con la única persona que me cruce antes de llegar al fin a casa, fue con el cartero que montado en su moto regresaba como yo a su confortable hogar.

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5 comentarios

  1. 1. El Recreo dice:

    Buenas tardes Eri,
    En la parte formal, hay repeticiones “con el cual” “la cual” en primer párrafo. Además no llevan tilde. No es necesario que insista después de “tormenta” que digas “torrente de lluvia” “cortina de agua” “la lluvia caía…”. Revisa las rayas de los diálogos… los dijo van en minúscula.
    En lo relativo a la historia está muy logrados los diálogos y es muy dinámico y amena… pero el final me ha dejado tan frío, me ha faltado algo.
    Buen trabajo!

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 22:03
  2. 2. Alex dice:

    Hola Eri, encantado de leer tu texto.

    No quiero entrar en muchos detalles, pero en general, deberías hacer un esfuerzo sobre corregir las tildes. Si tienes dudas, repasa las normas de acentuación y como consejo, te diría que intentes colocar correctamente las tildes, hasta para dejar una nota en la nevera. Si te acostumbras a no cometer faltas, acabarás escribiendo correctamente de forma natural.

    Revisa el texto después de escribirlo. Varias veces. Aún así te dejarás alguna tilde. Te lo digo por experiencia.

    Sobre la repetición de palabras, tipo “fuerza” o “tormenta” o cosas por el estilo. Es cuestión de práctica y de reescribir y buscar sinónimos u otra forma de expresar la misma idea.

    A mi me pasa, que a veces me gusta una expresión, la encuentro poética y la quiero meter con calzador sea como sea. ¡Suele quedar como un pegote! Aunque una expresión te guste, a veces no encaja con el resto. Anótala para otro texto.

    Bueno, como no todo es malo en esta vida…
    La historia es cautivadora y me ha transmitido la ansiedad de la protagonista al verse sin salida. Quizás he echado de menos más descripciones del lugar, de los asaltantes, etc. Aunque en las 750 palabras quizás no había sitio para más.

    Al igual que en mi texto, queda la historia totalmente abierta a que el lector pueda imaginarse toda una sucesión de acontecimientos que no has escrito. Y eso a mi me parece muy bueno.

    Espero no haber sido demasiado duro contigo. No es mi intención.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 01:59
  3. 3. Yoli dice:

    Hola, Eri.
    En general me ha gustado tu relato, está muy bien descrito la angustia de la personaje. Para mí, el final ha sido un poco precipitado, pero en general ha sido muy bueno.
    Si quieres leerme soy el 156

    Escrito el 25 mayo 2016 a las 11:24
  4. 4. Erika dice:

    Hola muchas gracias a todos por leeros mi relato, y darme vuestra opinión, intentare poner todo en practica.
    Un saludo

    Escrito el 25 mayo 2016 a las 19:44
  5. 5. Isan dice:

    Hola Eri:

    He leído tu relato porque me ha llamado la atención el título, ya que el mío habla de eso y ambos comienzan de forma similar, con un día de tormenta. A partir de aquí nada que ver en la forma y el contexto, pero sí tiene cierta similitud por cuanto en ambos hay una profecía anunciada. La mía se cumple y la tuya no.

    Entrando en el análisis del texto, lo primero que llama la atención en la ausencia de tildes como ya te señala Alex. Si no he copiado mal faltan tildes en estas palabras: recuperé, levanté, avancé, intenté, procurarán, intenté, aumentó, iluminó, regresé, cabeceó. Todas son agudas ya que llevan la carga tónica en la última sílaba, por tanto llevan tilde todas estas. La importancia de las tildes es determinante en muchos casos. Aquí tienes un ejemplo: No es lo mismo mañana examen de inglés que mañana examen de ingles. En otros casos no tiene tanta importancia porque se sobreentiende lo que se quiere decir, pero siempre llama la atención.

    Otras cosas que he visto te las comento en orden de escritura:

    La palabra torrente es más apropiada para una avenida de agua en forma de rio, no a lo que cae del cielo.

    “Sin paraguas, ni gorro, con el cuál resguardarme del agua cero,…” quitaría las dos comas y uniría aguacero ya que es una sola palabra.
    “…el diablo hacía mi casa. La cuál se encontraba a…” Ese “la cual” no suena bien. Sería mejor quitar el punto, poner “que”.
    Después de las comillas del siguiente párrafo habría que poner PENSÉ.
    Entre “alguna” y “que” suprimiría la coma.
    “…había creado a mí alrededor…” en este caso MI no lleva acento.
    Repentinamente lo pondría entre comas.
    Después de suelo poner coma.
    Culatazo es el golpe con la culata de un fusil. Encaja mejor “culada”.
    Después de “magullada” cambiar el punto por coma.
    “…como si de un bicho raro me tratara. “ Poner SE en lugar de me.
    Después de calle poner punto en lugar de coma.
    “… avance hacía unos de los huecos que había entre ellos e intente pasar por él.” Mejor “hacia UNO de los huecos…”

    Como ves son pequeñas cosas (casi todas una raya en forma de tilde o de coma) que mejoran el texto y lo hacen más legible.

    Has tenido una buena idea para el relato y has sorprendido con un final inesperado que parecía que iba a terminar en una violación en toda regla y nos sorprendes con un rito de secta o algo parecido. Tal vez te has detenido demasiado en los detalles de lo que parecía una violación, pero creo que eso es precisamente lo que pretendías y crear un clima de temor.

    Hasta otra.

    Escrito el 29 mayo 2016 a las 12:39

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