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Viaje hacia los sueños - por Naima

Abel estaba sentado sobre la arena de esa playa, solitario y meditativo. Sabía que tras la inmensidad del océano le esperaban incontables misterios y aventuras por descubrir. Tal era su ansia por embarcarse, que ya en su mente estaba recorriendo las selvas y los bosques, los ríos y las montañas que le esperaban al otro lado. Podía palpar el olor a libertad recorriendo todo su cuerpo y acelerando su sangre mientras exploraba mentalmente las posibilidades que ahora se abrían ante él. El cielo estaba nublado y se sentía la quietud presagiando la llegada de la tormenta, pero nada de eso importaba, pues en poco tiempo él estaría bañado por nuevas luces y colores explorando esos mundos.

Ya le habían hablado del nuevo continente, de la salvaje naturaleza que allí imperaba y de sus gentes más conectadas con la tierra, y no podía imaginar mejor destino para su vida. Nada le ataba, pues se encontraba sólo en el mundo. Huérfano de ambos padres y sin familiares que se ocuparan de él, hacía varios años que había aprendido a buscarse la vida y a sobrevivir en un mundo a veces cruel y materialista. Él sólo quería mantener su libertad y ser amado y respetado por su interior y no por las riquezas materiales que poseyera. Y estaba seguro de que nadie le juzgaría al otro lado. En su ser más profundo presentía que allí le reconocerían inmediatamente como a uno de los suyos.

Un barco asomaba a lo lejos cruzando el horizonte. ¡Al fin! Se trataba del transatlántico que le llevaría a la tierra prometida. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Sin dudarlo, comenzó a caminar por la arena rumbo al muelle para esperar su llegada.

En ese mismo momento estalló el cielo y pudo ver un rayo cayendo sobre el mar e iluminando todo el horizonte. Segundos después, la lluvia irrumpía cayendo de repente. Abel corrió con sus pies descalzos sobre la arena. El chaparrón caía muy intensamente, así que decidió refugiarse para tomar aliento bajo el techo del museo naval. Desde allí aún podía observar en la lejanía el barco acercándose más y más a tierra firme. De repente, se dio cuenta de que no estaba sólo; a su lado se encontraba una solitaria gaviota empapada que también había decidido refugiarse de la tormenta. Él la miró a los ojos y le envió en silencio un mensaje de calma que ella pareció comprender. Hacía tiempo que había aprendido a comunicarse con los animales y ver las almas en sus miradas. Habiendo recobrado el aliento, se despidió de ella bendiciéndola en silencio y continuó corriendo.

Apenas sin resuello, Abel llegó al puerto. Había por allí varios centenares de personas que, como él, esperaban la llegada del barco que les conduciría al tan ansiado continente para comenzar una nueva vida. Sin dudarlo, continuó corriendo hasta llegar al lugar donde había quedado con su amigo. Buscó entre la muchedumbre pero no le encontraba, su baja estatura le impedía ver algo entre la multitud. Dio unos saltos tratando de asomarse, pero esto no parecía servir de nada. ¿Dónde estaría? Al fin, decidió recurrir a la mejor táctica para encontrarle, que consistía en hacer el silencio en su interior y desde allí sentir a su guía interna que todo lo sabe orientándole hacia su ubicación. Le tomó unos momentos conseguir llegar a ese estado de calma entre tanta agitación, pero al fin lo logró. Entonces escuchó dentro de él una especie de impulso hacia una determinada dirección y para allá corrió sin pensárselo dos veces.

Es así como logró encontrar rápidamente a su amigo. Se trataba de un hombre de unos treinta años que también iba a viajar en ese barco. Era él quien le había hablado de las maravillas del nuevo continente y llevaba mucho tiempo compartiendo con Abel sus aventuras, ayudándole además en numerosas ocasiones para que pudiera comer o vestirse a pesar de sus penurias.

Abel saltó sobre él dándole un gran abrazo y ambos corrieron hacia el muelle para tomar posición.
El barco ya estaba cerca. Rápidamente pusieron el plan en marcha, enrollándose Abel en una alfombra que su amigo llevaría al hombro para que el niño pasara desapercibido al subir al barco.

Todo salió como esperaban y Abel logró colarse en el barco con la ayuda de su amigo. Una vez allí, contempló maravillado un magnífico arcoiris en el horizonte hacia el que se dirigían. Respiró con alivio profundamente, sabiendo con certeza que al fin haría realidad sus sueños.

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8 comentarios

  1. 1. Melisa dice:

    Hola, Naima!

    Qué linda historia sobre la búsqueda de la libertad! Podría ser tranquilamente el primer capítulo de una novela.

    Te escribo algunas sugerencias que se me fueron ocurriendo mientras leía el relato:

    En el primer párrafo, cambiaría “meditativo” por “meditabundo”. Y pondría el punto final después de “colores”, para no repetir el verbo “explorar”.

    “Solo” cuando es adjetivo, no va acentuado.

    En el cuarto párrafo, usaste la expresión “de repente” dos veces seguidas.

    El sexto párrafo siento que está demás. La primera oración, que sí es necesaria para entender la historia, podría agregarse al final del párrafo anterior.

    En cuanto al reto opcional, marcaste la opción pero participaste sólo con una de las tres palabras propuestas. Eso me confundió un poco porque como vi la palabra “tormenta”, tuve que releer varias veces para asegurarme de que efectivamente no estaban ni “loro” ni “cartero”.

    Espero que mi comentario te resulte útil. Y ojalá vuelvas a escribir sobre Abel, sobre su nueva vida. ¿Consigue finalmente ser respetado por lo que es y no por lo que tiene? A eso sí que lo veo difícil! 😉

    Hasta la próxima!

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 18:51
  2. 2. Majencio dice:

    ¿Para cuándo la continuación de las aventuras de Abel?

    Porque esto es el comienzo de un libro, ¿no? De un buen libro, me atrevo a añadir.

    ¿En qué consiste eso de su guía interna? ¡Quiero saber más!

    En el relato se aprecia tu talento innato o el trabajo invertido (o, posiblemente, una mezcla de las dos cosas), y no me atrevo a poner ni quitar una coma.

    Qué pronto me contagia Abel sus ansias por viajar a otro mundo, sus ilusiones por llegar a un lugar nuevo, con todo por descubrir y lleno de posibilidades. Quiero montarme en el barco con Abel y conocer más de su vida (posiblemente) en la calle y luchando por sobrevivir cada día.

    Muchas gracias por el relato.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 09:48
  3. 3. rodrigo dice:

    Hola Naima:

    Estoy completamente de acuerdo con los dos comentarios que me preceden. La historia abre una clara puerta hacia una novela, una hermosa novela.

    Coincido con las pequeñas correcciones que sugirió Melisa, especialmente lo innecesario del sexto párrafo.

    El potencial de la historia en sí es maravilloso, la búsqueda de libertad. Y no puedo dejar de sentirme intrigado por la época en que se desarrolla el relato (una alfombra que se carga en un transatlántico sin duda es de principios del siglo pasado, por lo menos en mi imaginación).

    Saludos!

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 16:15
  4. 4. Naima dice:

    Muchas gracias por los comentarios! Me registré hace unos días por aquí.

    Desde que era niña escribo aunque lo tengo un poco abandonado hace años… usándolo sólo como medio de expresión. Y no había vuelto a mostrar nada de lo que hago a los demás, así que la verdad es que necesitaba algunas opiniones, muchas gracias por vuestra ayuda y consejos 🙂

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 20:37
  5. 5. Naima dice:

    Por cierto, debí de dar al reto adicional sin querer… Es la primera vez que participo por aquí, pero no era mi intención incluir esas palabras… Saludos 🙂

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 21:40
  6. 6. Wiccan dice:

    Buenas Naima,

    Un relato muy evocador, te puedo decir que como lector me hizo sentir mucha paz y esperanza, y eso es muy difícil de conseguir. Como a todos, me he quedado con ganas de saber que pasa, así que cuando quieras puedes retomar la historia. Una de las cosas que más me ha gustado y que no te ha mencionado ninguno de los compañeros es esa especie de “magia” que tiene Abel, que tanto sirve para comunicarse con los animales como para orientarse en la multitud, y me gusta porque lo relatas de una forma muy sutil, no está haciendo magia, es como si todos lo pudiesemos hacer si consiguiesemos conectar mejor con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. En cuanto a contenido creo que haces un buen trabajo, aunque hay una cosa que me pareció contradictoria, al principio se dice que Abel está solo y al final se dice que lleva compartiendo mucho tiempo las aventuras con su amigo. Entiendo lo que quieres expresar, no tiene familia que le ate para irse y se va con su amigo, pero si yo tengo un amigo con el que comparto tanto desde hace mucho no consideraría que estoy solo. Es un poco quisquilloso por mi parte, lo se, pero la imagen que te formas con el primer párrafo es de que no tiene a nadie, y al llegar al otro esa percepción de solitario y superviviente se pierde bastante.
    En relación a la forma, reconozco que cuando me gusta un texto y los fallos no son muy evidentes no le suelo dar muchas vueltas, creo que la historia prima sobre la forma si la forma no molesta y en tu texto me pasa un poco eso. Si te comento dos cosillas que me frenaron, se repite la palabra “arena” muy cerca una de la otra y en realidad no es necesario para el desarrollo de la trama así que yo eliminaría una de ellas. Se repite también el verbo “caer” en el cuarto párrafo varias veces (cayendo, cayendo, caía), hay veces que no se puede evitar pero en este caso con un sinónimo en alguna de las formas haría el texto mucho menos repetitivo.
    Espero haberte ayudado, muchas gracias por pasarte por mi relato y por tus comentarios. Por cierto, pese a lo que seguramente crees mi nick no viene de la Wicca sino de un personaje de comic.
    Un saludo!!!

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 20:08
  7. 7. Naima dice:

    WICCAN:

    Muchas gracias por leerme y tu comentario, me sirven mucho las opiniones de otros!! Desde niña no había vuelto a escribir para nadie, sólo para mí misma… Así que tu crítica constructiva me viene muy bien y la tendré muy en cuenta 🙂

    Estaba convencida de que tu nick procedía de la wicca jeje, ya que además tu relato coincidía un poco con la temática. Nos estamos leyendo, un saludo!!

    Escrito el 28 mayo 2016 a las 19:47
  8. 8. Naima dice:

    WICCAN:

    Me olvidaba de decirte que en cuanto a lo que comentas sobre la “magia”, estoy convencida de que es exactamente como tú lo explicas: todos tenemos esas capacidades y sólo debemos conectar más con nuestro interior para recordar 😉 Ahora sí, saludos!!

    Escrito el 28 mayo 2016 a las 21:00

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