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La última - por Silver

La última

Mojó el pincel en la rojiza sustancia, haciéndolo girar suavemente entre sus dedos, procurando que las cerdas se impregnaran debidamente de color. Acercó entonces el utensilio al lienzo apoyado en frente suyo y trazó una delgada línea más. Repetía el procedimiento con calma, seguro de lo que hacía, dotando a la imagen de las luces y sombras que garantizarían un buen acabado final.

—Ah… ¿Recuerdas cuando nos conocimos? —suspiró—. Seguro que ya no…Seguro que lo olvidaste junto a tantas otras cosas. —Dejó reposar el pincel en un vaso lleno de agua turbia por la mezcla de colores, mientras, se acercaba a la boca un cigarro todavía humeante del cenicero a su vera.

La estancia se mantenía pobremente iluminada, sólo una lámpara vieja frente al ocupante y su obra procuraban, junto con los intermitentes relámpagos de la tormenta que azotaba el exterior, algo de luz para trabajar. Únicamente sus palabras y el repiquetear de las gotas sobre los cristales de las ventanas levantaban el manto de silencio.

—Yo puedo contártelo de nuevo, no me importa —dijo el hombre dando una calada—. Aun conservo muy fresco en mi memoria cuando fuimos a la casa de aquel bastardo. —Profirió una burlesca y seca risotada de desdén—. Si, por aquel entonces todavía vivía con mi padre. ¿Cómo olvidarlo? Era una tarde de invierno y él no había llegado. Aunque aquél animalejo suyo no nos quitaba ojo desde la jaula, silbando de vez en cuando. A ti te caía muy bien. —Una melancólica sonrisa surcó su rostro mientras cogía el pincel de nuevo—. Ese loro debe ser el único que le haga compañía ahora.

Un destello arrancó la imagen de los cuadros rotos al fondo de la sala, bajo la ventana junto la sucia chimenea; cerca de aquél sofá volcado y aquellas cortinas rasgadas. Llevaba tiempo sintiéndose colapsado, como atrapado en un reloj de arena en el que cada grano impactaba sobre su cabeza, dificultando su liberación al subir el nivel de la misma. Aplastado por el peso del paso de los días. Uno tras otro. Tan idénticos. Tan vacíos.

—Sí, allí fue donde creamos algo por primero vez. Juntos. —Volvió a reír con calma, apagando el cigarro en el cenicero—. Bueno…Pero todo eso ya pasó. Las cosas se torcieron mucho tras los años ¿eh? Vaya si lo hicieron. Nunca debí meterme en esos asuntos, aunque solo fue una de las tantas cosas que hice mal; una de las tantas que hicimos mal. Éramos demasiado jóvenes y queríamos que saliese demasiado bien. Parecía una buena manera de abandonar el mar de mierda que nos rodeaba. ¿Sabes que otro recuerdo mantengo en la cabeza como un maldito clavo? Tranquila, no digas nada, no me cuesta. —Mojaba de nuevo el pincel en el brillante y oscuro fluido carmesí—. Cuando recibí tu última carta, pude observar cómo el cartero cruzaba la calle y la dejaba en el buzón. Y mientras lo hacía, sabía que aquellas pretendían ser tus últimas palabras para conmigo. Ha pasado bastante tiempo ya…Y para serte sincero, he recorrido tortuosos caminos, querida. He hecho todavía peor las cosas; he hecho todavía cosas peores.

Repasó aquél último contorno con minucioso detalle, se alejó unos pasos y contempló satisfecho su obra.

—Si—proclamó para sí—. En tus propias palabras, «digno de un museo». Y aún así no te hace justicia.

La imagen en tonos escarlata presentaba una joven con cabellos rojizos y ojos claros que sonreía ladeando la cabeza. Dejó los pinceles sobre un pequeño soporte del caballete, al lado de la mesita llena de mezclas bermejas. Cogió el cuadro con ambas manos y se dirigió hacía la polvorienta y vieja chimenea sorteando el mobiliario derribado, apartó con cuidado las fotos y colocó el retrato.

—Tú has sido la última mi amor. No podría ser de otra forma.

Se dejó caer en la butaca junto al caballete, apagó la lámpara y prendió fuego a la punta de otro cigarrillo. El candente extremo procuraba un fulgente punto anaranjado desafiando la negrura. Mientras expulsaba el humo canturreaba una canción grabada en su memoria. Mantenía la mirada fija en el cuerpo inerte y desnudo de la joven de cabellos rojizos y ojos claros que yacía frente a él. Solo aquellos destellos del exterior lo arrancaban de la penumbra, mostrando fugazmente la sangre seca y oscura sobre algunos de los pinceles. El estruendo de un trueno amortiguó el sonido de aquél disparo que quebró el silencio en la oscuridad.

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10 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Hola Silver: me parece que tu trabajo necesita pulirse (a mi criterio), quizás una segunda lectura te permita reacomodar los elementos. La presencia del loro me parece forzada por los requisitos. Igual la del cartero. La tormenta vá con el personaje principal.
    Pero la figura del reloj de arena me parece genial, por eso te digo que no puedes dejar perder esa metáfora valiosa en medio del tráfago de frases. Quizás un reordenamiento en la puntuación pueda darle mayor fluidez.
    En una segunda lectura se me ha hecho más fácil, al asumir el estado mental del protagonista.
    Un reto.
    Te felicito, me ha gustado leerte aunque he quedado con un sabor metálico en la lengua y no sé si es bueno o malo.
    Saludos.

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 17:11
  2. 2. Silver dice:

    Gracias por tu comentario, siempre es bueno recibir opiniones ajenas.
    Si es verdad que me he quedado con algo de ganas por saber más sobre tu comentario del «sabor metálico», pero supongo que siempre es mejor dejar esa incertidumbre en el lector antes que la indiferencia. En cuanto pueda me pasaré por tu relato, un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 00:29
  3. 3. lucrecia gordillo dice:

    Oh, la là ¡si que es fuerte! pero me queda una duda: si la carta era la última comunicación que ella tendría con él ¿cómo la mató y pintó con su sangre el cuadro? o ¿no fue así?
    Hago mías las palabras de Luis Ponce y creo que aún lo puede mejorar.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 01:21
  4. 4. Silver dice:

    Gracias por comentar lucrecia, y si, la carta pretendía ser en su momento una despedida por su parte, cuando lo dejaron. Pero con los años él ha estado torciéndose más y más, matando y pintando, hasta que decidió terminarlo todo con ella. Si tienes algún consejo no dudes en decirlo, gracias y un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 02:07
  5. 5. Otilia dice:

    Hola Silver,
    Las descripciones de tu relato son muy buenas, he visualizado la escena y atmósfera del crimen y suicidio.
    En cuanto a la forma, no domino la escritura de diálogos y sus normas de puntuación, pero creo que tienes que revisar tu historia. Tu personaje habla consigo mismo, ¿monólogo?.
    La frase, “…el lienzo apoyado en frente suyo” me chirría
    Buen trabajo.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 10:38
  6. 6. Silver dice:

    Gracias por comentar Otilia, se agradecen las opiniones. Respecto a lo que dices, bueno, el protagonista no lo ve como un monologo, él está hablando con ella, bajo su modo de ver las cosas, y así quería representarlo, como si de alguna manera escuchara una respuesta o la esperase. De todas formas puede que tengas razón, miraré de confirmarlo. Un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 18:38
  7. 7. Mayca Nasan dice:

    Hola Silver,

    En líneas generales me ha gustado tu relato; en cuanto a lo que no, coincido prácticamente con lo ya expresado por los compañeros. Algunas cuestiones no me quedaban muy claras al terminar de leer el relato en una primera lectura, quizás esa sería mi única crítica: sólo lo he comprendido del todo después de leer tus explicaciones. Si no se hubiese dado la necesidad de esas explicaciones, creo que el texto en conjunto hubiese ofrecido una visión más limpia, y en definitiva, sería más redondo.
    Aún así, lo dicho, me ha gustado tu historia y tu estilo, y espero leer más textos tuyos.

    Saludos!

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 19:29
  8. 8. Silver dice:

    Gracias Mayca Nasan, valoro el comentario. Es cierto que mi idea era no dar a entender del todo lo que pasaba. Que de alguna manera se notara esa forma errática de ver y plantear la situación del protagonista, sumiendo al lector en cierta atmósfera de confusión e intriga; con esa conversación que parece mantener con alguien aunque no reciba respuesta, yéndose de un tema a otro entre sus recuerdos mientras aparenta esa calma pintando. Así, al llegar al final, pretendía que el lector atara cabos, se llevara la “sorpresa” y lo entendiera todo. Aún así puede que en una primera lectura haya resultado algo confuso, como decís.

    Lo dicho, gracias y un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 22:56
  9. 9. Cryssta (Madrid-España) dice:

    Hola Silver, perdona mi tardanza en devolverte la visita, tenía demasiadas cosas que hacer antes.

    Tu relato me ha gustado mucho y a mí no me ha resultado confuso, será porque estoy acostumbrada a leer cosas de misterio.

    En general está bastante bien escrito, te diré lo que veo mejorable:

    – podías prescindir de “del cenicero a su vera” da la sensación de que el cigarrillo está humeante debido al cenicero, tampoco aporta mucho al texto, se supone que los cigarrillos se dejan momentáneamente en el cenicero

    – “solo una lámpara vieja frente al ocupante y su obra, procuraba, junto con…”

    – “Aún” lleva tilde porque equivale a “todavía”

    – “Sí” lleva tilde cuando es afirmación (repites este error más adelante)

    – “Aquel animalejo” sobra el “Aunque” y todos los “aquel” que has puesto no llevan tilde, pueden llevarla cuando existe riesgo de ambigüedad. De todas formas yo solo dejaría este primer “aquel”

    – no me acaba de cuadrar la expresión “arrancó la imagen” creo que quedaría mejor decir: “Un destello dejó vislumbrar la imagen de los cuadros…”

    – “junto a la sucia chimenea”

    – “cerca del sofá volcado y de las cortinas rasgadas”

    – “el peso del paso” hace un pequeño trabalenguas, es mejor decir “Aplastado por el paso de los días” el verbo “aplastar” indica que se ha aplicado un peso por lo que no es necesario decir “peso”

    – repites “demasiado”, creo que la frase quedaría bien diciendo: “Éramos demasiado jóvenes y queríamos que saliera bien.” Algo puede estar “muy bien” pero no “demasiado bien”

    – punto y coma tras “mobiliario derribado”

    – la última frase yo la pondría tras un punto y aparte y creo que quedaría mejor así: “El estruendo de un trueno amortiguó el sonido del disparo que quebró el silencio de la estancia.” no hay oscuridad puesto que hay una lámpara que daba algo de luz

    – yo creo que has cumplido con el reto, las palabras tienen sentido en el texto y no es necesario que tengan protagonismo, no es eso lo que se pide, solo que aparezcan

    Espero haberte ayudado.

    Un abrazo.

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 11:02
  10. 10. Silver dice:

    Muchas gracias por pasarte Cryssta, valoro tu aporte y el tiempo que has empleado en repasar cada uno de los puntos que ves mejorables. Añadiré unas cosas solo.
    – Lo del peso del paso lo puse adrede precisamente por que me resultó llamativo ese pequeño trabalenguas.
    – Lo de “demasiado jóvenes” y “demasiado bien”, la repetición quería ponerla a propósito y referirme a que buscaban que saliera demasiado bien para lo bien que podía llegar a salir (que no era mucho dada la situación que buscaba que se intuyera)
    – Y respecto a la última frase en realidad si que hay oscuridad pues apaga la lámpara.

    Solo eso, no quiero decir que no puedan ser mejorables esos puntos, solo que al menos era algo que no se me había pasado como podían ser otros. Lo dicho, muchas gracias y nos leemos por aquí.

    Un saludo.

    Escrito el 25 mayo 2016 a las 23:25

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