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El capitán Hanlock - por Jorge Luis Acosta Torres

Prefacio
Samuel Goldrith
Existe una curiosa singularidad humana sobre los “quizás”. Nadie piensa en los “quizás”, cuando las cosas parecen marchar bien. Nadie piensa en los “quizás” cuando eres próspero y todos esos sueños que creíste imposibles se encuentran al alcance de tu mano. Solo pensamos en los “quizás”, cuando las cosas se han desmadrado y no tenemos otra opción que vivir con las consecuencias de nuestros actos.
Mi hora de la desdicha comenzó con un hombre de dientes amarillos, una visita a una isla de arenas negras y una tormenta en altamar…
El hombre de los dientes amarillos se llamaba Xander Hanlock, y era capitán del bergantín ballenero donde yo trabajaba. El capitán Hanlock, era lo que muchas personas podrían considerar un auténtico malnacido. Su vida era como un museo de la decadencia. Se acostaba con las mujeres de sus amigos, se gastaba la paga de su tripulación en licor, y estaba endeudado con todos los prestamistas que había desde la isla Verdant hasta la Bahía de los Valladares y las tierras libres que había más allá.
Viendo un poco más allá de lo ruin, tramposo, alcohólico, mujeriego y traidor que era, al capitán Hanlock había que reconocerle, sin embargo, que era un hombre astuto. No listo, pero si lo suficientemente astuto como para saber cuando su cuello estaba en peligro…y tomar una decisión al respecto.
Voy a darles un ejemplo de ello. Nueve meses atrás, en el ultimo viaje que realizamos a la Bahía de los Valladares…el sub-oficial Richards, el contramaestre Michael y yo convencimos al resto de la tripulación de que debíamos deponer al capitán por el bien de todos. Los argumentos eran de sobra conocidos por todos nosotros… el problema del capitán no era tanto que tuviese deudas con los prestamistas sino que también tenía deudas con nosotros que no habíamos recibido ni un drakkan desde hacía tres meses; el problema no era tanto que bebiese poco o mucho, el problema era que lo hacía con nuestra paga además de la suya; el problema tampoco era que se acostase con las mujeres de cualquiera de nosotros ya que varios miembros de la tripulación también se habían acostado con una o varias sus furcias, el problema era que había contraído gonorrea y había contagiado tanto a nuestras furcias como a las suyas quienes a su vez habían contagiado a dos terceras partes de la tripulación y eso era simplemente imperdonable.
Llevábamos apenas dos horas haciendo el mantenimiento y reponiendo las provisiones con las escasas monedas que nos había cedido el contramaestre, cuando vimos una veintena corsarios armados con cimitarras corriendo tras el capitán hacía nuestro bergantín. Su objetivo era atrapar a nuestro capitán por alguna trastada que seguramente les había hecho. El del capitán era poner pies en la polvorosa antes de que los corsarios obtuviesen su muy justa retribución que por lo general incluía una que otra mutilación en el mejor de los casos o una sonrisa sangrienta en el peor. Mientras que nuestro objetivo era tomar el barco y dejarlo a él a su suerte en aquel lugar apartado de los dioses.
El que el capitán lograse salvarse de aquella turba aquel día fue producto del azar. En el momento justo en el que elevábamos las velas, recogíamos el ancla y John el Negro soltaba las últimas amarras del muelle, éste se tropezó con el capitán y cayó al agua, por lo que no tuvimos otro remedio que auxiliarlo con una cuerda para que trepara al bergantín.
El capitán, astuto como un zorro, interceptó la cuerda que le lanzamos a nuestro compañero para subir por la borda mientras que éste le seguía detrás en medio de una lluvia de puñales y maldiciones lanzadas por los corsarios en al menos tres idiomas distintos mientras poco a poco nos alejábamos de la costa y nos preparábamos para una persecución que duraría muchos meses…y nos traería muchos infortunios.

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13 comentarios

  1. 1. Alex dice:

    ¡Una historia genial!

    Mientras leía, visualizaba los acontecimientos, el gran barco, los corsarios espada en mano…

    Sólo comentarte que alguien inventó unas cositas llamadas comas, que te ahorran el viajar con botellas de oxígeno si tienes que leer un texto en público.

    Bromas a parte, faltan comas, no sólo para coger aire, si no incluso para dar fuerza al texto y que no se haga lineal.

    La parte del John el negro, el capitán y la cuerda, he tenido que releerla, por que no la entendía muy bien.

    Lo que más me ha gustado ha sido la introducción y como la has hecho girar hasta contarnos tu historia.

    Puede que haya alguna palabra que se repita en exceso (Capitán), pero es comprensible.

    ¡Ah! La frase que empieza: “El que el capitán lograse salvarse…” A mi me suena mal. Simplemente quitaría el primer “El” y creo que estaría mejor redactada.

    El argumento me ha encantado.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 02:12
  2. 2. Thelma López Lara dice:

    Hola Jorge,

    Me encantó tu relato. Las descripciones que haces sobre el capitán, los corsarios, hacen que uno como lector se meta en la historia. Yo me trasladé al lugar de los hechos.

    Me gustó mucho la introducción sobre la palabra “quizás”, le da un realce a la historia. El final es de suspenso, esto hace que el lector se interese seguir leyendo.

    Gracias por leer mi relato, tomaré muy en cuenta tus sugerencias.

    Saludes.

    Escrito el 19 mayo 2016 a las 20:44
  3. 3. Kein V. Raad dice:

    Hola Jorge.
    Me gustó tu relato. Pienso que, en vez de abarcar varias situaciones, te centraste en una a la cual supiste darle vida y describir muy bien. Además, la introducción previa del capitán me pareció muy buena y oportuna.
    Estoy de acuerdo con el comentario de Alex sobre las comas, en algunas partes no vendrían mal unas adicionales.
    En un párrafo que me agradó sentí estar leyendo una extensión de la canción “El Problema” de Ricardo Arjona, jaja. El final de tu relato queda abierto a una continuación, lo cual siempre me parece estupendo.
    Saludos.

    Escrito el 20 mayo 2016 a las 01:30
  4. 4. Yoli dice:

    Hola Jorge.
    Me ha gustado tu relato, Está bien escrito(excepto por las comas)y me ha gustado la introducción, muy original y cierto 🙂
    Soy el numero #156

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 12:20
  5. 5. Robles dice:

    Buenas Jorge! Sublime narración. Se ve que ya estás bastante curtido en este campo. Un saludo.

    Escrito el 21 mayo 2016 a las 19:29
  6. 6. José Caudeli dice:

    Hola Jorge, gracias por pasarte por mi cuento. Me ha encantado el comienzo filosófico que crea el tono e inicia esta historia a manera de racconto. Has centrado perfectamente tu ojo descriptivo sobre el malo de la película. Me quedó falto de coherencia el haber hecho referencia al principio sobre una tormenta en alta mar que después no está contada en el relato.

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 22:42
  7. 7. Jorge Luis Acosta Torres dice:

    La tormenta iba a contarla después pero los caracteres no alcanzaban. No es un problema de coherencia es más de espacio. 750 palabras no son sufcientes para hablar de esa parte de la historia, por lo que la tormenta quedará para una tercera o cuarta parte del relato.

    Esto es tan solo el prefacio de una novela que estoy haciendo, falta todavía mucha tela por cortar.

    Escrito el 23 mayo 2016 a las 03:16
  8. 8. Jorge Luis Acosta Torres dice:

    Y se me olvidaba, el capitan Hanlock no es el villano de la historia, es más como el anti-heroe. Los villanos de la historia son peores que el.

    Escrito el 23 mayo 2016 a las 03:20
  9. 9. earendil dice:

    Hola JoséLuis.
    Bonita historia, sí señor. Acabo de leer otro relato que hace referencia a un hecho histórico y me ha parecido muy original, y vengo aquí y me sorprendes con una historia de piratas trepidante.
    Me uno al coro de felicitaciones que te han dedicado mis anteriores comentaristas, aunque también tengo que darles la razón en que no hubiesen venido nada mal unas cuantas comas, para no perder el resuello.
    Me ha gustado mucho esa reflexión personal del principio, sobre todo, viniendo de un hombre curtido en el mar y dedicándose al trabajo de cazar ballenas. Me imagino que en sus ratos libres le dará mucho al coco (permíteme la broma ☺)
    Me alegro mucho de haber pasado por aquí y disfrutar de “una de aventuras”.
    También quería agradecerte tu paso por mi relato y tus amables palabras.
    Un saludo.
    P.D. Se me olvidaba. Sólo un inciso. En esta frase: “En el momento justo en el que elevábamos las velas…”____hubiese quedado mejor utilizar el verbo “izar”, más comunmente utilizado en el argot marinero.

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 19:08
  10. 10. earendil dice:

    Soy yo de nuevo.
    Me disculpo por haberte cambiado el nombre ☻

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 19:10
  11. 11. Juana María FERNÁNDEZ LLOBERA dice:

    Hola José Luis! : Enhorabuena, fantástico relato. Si bien es cierto que, lo que te han comentado con anterioridad sobre las comas, yo también lo había pensado, por lo demás, me parece muy bueno. Me alegra haberlo leído.

    Escrito el 27 mayo 2016 a las 18:47
  12. 12. Yolanda Tovar dice:

    Hola, Jose Luis:
    Menudo relato. Trepidante,de fácil visualización y lectura, pero me ha sabido a poco. Si como dices, el capitán no es el villano (que ya me ha parecido egoísta y algo cruel)no quiero ni pensar cómo serán los malos de verdad.
    Coincido con los compañeros en los puntos que hay que pulir y añadiría la excesiva repetición de la palabra “problema” del párrafo 5.
    Gracias por comentar mi relato. Creo que tienes razón en cuanto a la escasez de información sobre la enfermedad, pero el límite de palabras es el que es y cuesta ceñirse a él.

    Escrito el 31 mayo 2016 a las 07:58
  13. 13. Jorge Luis Acosta Torres dice:

    El problema no es un error, es una sútil sátira de la canción de Arjona como dice Kein.

    Kein, pareces que fuiste el único que se dio cuenta.

    Escrito el 31 mayo 2016 a las 22:38

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