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LA POSTAL - por baltasar

LA POSTAL

Había tenido una de esas mañanas tontas, en las que todo te sale mal. Tenía un humor de mil diablos cuando sonó el timbre.
‒¿ Quién es? ‒pregunté en un tono desabrido.
‒El cartero.
No sé por qué, pero me pareció que tenía voz de loro. Será de tanto repetirlo cada mañana, me dije. Abrí la puerta del jardín. Puse el número del DNI, firmé donde me dijo y me entregó una carta certificada y urgente.
El sobre contenía una postal de un tono ocre, ennegrecido abajo, y ni una sola palabra.
Volví a la parte ocre de la postal, en la que ahora pude ver la cabeza de un perro semienterrado que miraba con tristeza hacia la parte alta de un paredón… ¡Claro! Perro semihundido en la arena. Era la reproducción de una de las Pinturas Negras de Goya que tantas veces había contemplado en el Museo del Prado.
Empecé a preocuparme: «perro semihundido en la arena». ¿No era esta la misiva que querían que recibiera? Calma, me dije. Miré el sobre. El nombre y la dirección eran los míos. Sin embargo, había dos cosas que no acababan de encajarme: desconocía al remitente y no había ni una sola palabra escrita en la postal. Esto último pudo tratarse de un descuido, ¿por qué no?¿Pero y el remitente desconocido? Además, las postales suelen enviarse sin sobre. Pero esta no solo venía certificada; certificada y urgente… No. Decididamente aquella postal contenía un mensaje.
¿Pero cuál? ¿De quién? ¿Qué es lo que querían decirme? ¿Era yo un perro? ¿Un perro que se hundía?
Mi preocupación fue en aumento conforme avanzó el día. Amenazaba tormenta cuando empezó a anochecer. Cerré la puerta con llave. Un rayo, seguido de un trueno, hizo retumbar el edificio.
Di todas las luces de la casa. Bajé las persianas dejando que desde fuera pudiera verse luz. Tenía miedo. Me acurruqué en un rincón del salón, fuera del ángulo de visión de cualquiera de las ventanas. Contemplé una vez más la triste mirada del perro, medio hundido en la arena, sin acertar a saber si se estaba hundiendo o trataba, por la angustia que reflejaba su mirada, de salir de la trampa ¡Estaba a punto de volverme loco! Pensé en llamar a la policía, pero desistí. ¿Y si fuera una broma, me dirían? También yo lo pensé, para en seguida desecharlo. Desgraciadamente tenía que tratarse de algo mucho más escabroso…
Un golpe fuerte y seco sonó en la terraza del jardín. Me asomé. Un perro moribundo yacía sobre las losas de la terraza en medio de un charco de sangre. Saqué el móvil y marqué el 091. Expliqué atropelladamente lo de la postal y el perro que acababan de arrojarme. Minutos más tarde llamó la policía y me apresuré hacia la puerta del jardín. Cuando llegaron, dos se dirigieron hacia mí. Otros dos se separaron rodeando la parcela.
Trataron de calmarme. Estaba muy nervioso.
Abrí la puerta de la terraza. El perro, muerto ya, había sido degollado. Llamaron a la policía científica. Poco después un equipo de policías, que se enfundaron en unos monos blancos, se dirigieron a la terraza. Estuvieron un largo rato efectuando su trabajo, envolvieron al perro en papel de aluminio y salieron. Todavía les quedaba la búsqueda de cualquier vestigio alrededor del jardín.
Cuando terminaron, me dijeron que tenía que acompañarles a comisaría para prestar declaración y poner la denuncia. Me aconsejaron me proveyera de la ropa que considerara necesaria ya que debería pasar la noche en la casa de algún familiar, hotel o donde les dijera.
Pasé tres largos días en el hotel en el que les dije me dejaran. Eran las nueve del cuarto día cuando me llamaron al móvil. Querían que me pasara por comisaría cuanto antes. Cogí un taxi. Cuando llegué me recibió un inspector.
‒Siéntese. ¿Conoce usted a esta persona? ‒me preguntó mostrándome una foto.
‒Sí. Es un alumno mío.
‒Es usted profesor de matemáticas, ¿verdad?
‒Sí, de 2.º de Bachillerato en el Instituto Británico.
‒¿Qué tal alumno es?
‒Algo introvertido. No es buen estudiante. Tuve que suspenderlo. ¿¡No irá a decirme…
‒Él fue quien le envió la postal y degolló al perro que arrojó a su terraza.
‒¿Han podido saber qué pretendía? ‒Pregunté realmente asustado.
‒No creemos que fuera a ir más lejos que a asustarle. Parece que tuvo un altercado serio con su padre como consecuencia del suspenso. El padre quiere disculparse con usted. El chico
ha sido internado en un centro psiquiátrico. Intentó suicidarse.

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7 comentarios

  1. 1. Inma CG dice:

    De genio. Igual habría dejado un final más abierto o con equívocos para terminar con un puntito de suspense inquietante pero la narración es realmente buena. ¡Me he metido en google para redescubrir el dibujo de Goya!

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 13:25
  2. 2. carril dice:

    el final a mi gusto bien
    Me ha aganchado.
    Haxte mirar la ortografia en algunos casos acentos o para en vez de pero.

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 16:57
  3. 3. beba dice:

    Hola, Baltasar:
    El cuento es muy ameno y está bien escrito.El ritmo entrecortado por los puntos corresponde a la tensión del agredido. El desenlace, en cambio, me pareciómás distendido y simple que el resto de la trama.
    No encontré errores de ortografía; sí, un uso indebido de “le”, en asustarle; debe ser “asustarlo”, por ser objeto directo.Y esta otra construcción debiera quedar así: ¿Y si fuera una broma? ‒me dirían.
    Saludos.
    Vecina 187

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 15:05
  4. 4. Baltasar dice:

    Hola, Inma:
    Muchísimas gracias por tu comentario.
    Sí, quizá un final abierto… Lo pensé, pero decidí cerrarlo.
    Encontraste El perro semihunido, de Goya, supongo.
    Ha sido un placer.
    Pienso comentar el tuyo.
    Un cordial saludo.
    Baltasar

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 19:45
  5. 5. Baltasar dice:

    Hola, beba:
    Gracias por tu comentario. Te debo comentar el tuyo, que lo haré.
    El final que comentas. Sí, puede ser.
    Mi “le”. Te diré: Soy castellano, y leísta, claro. No obstante si te asomas al DPD podrás leer: “Debido a su extensión entre hablantes cultos y escritores de prestigio (ni una cosa ni otra soy), se admite el uso de “le” en lugar de “lo” en función de complemento directo cuando el referente es una persona de sexo masculino”
    Un cordial saludo.
    Baltasar

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 20:08
  6. 6. Baltasar dice:

    Gracias, carril, por la lectura de mi relato.
    No entiendo muy bien lo que me dices con “para” en lugar de “pero”.
    Un cordial saludo.
    Baltasar

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 20:50
  7. 7. Yoli dice:

    Hola, Baltasar.
    Me ha gustado como has descrito la angustia del personaje. También he tenido que mirar en Google para ver como era el cuadro 🙂 En general muy bien.
    Si quieres leerme soy el 156

    Escrito el 28 mayo 2016 a las 12:33

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