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Diconia y Yaco - por Kein V. Raad

Recién iniciaban los misterios eleusinos cuando Zeus, el que ase el rayo, observaba desde el Olimpo a las personas repetir el nombre de su hijo Yaco. En ese momento, cual ente invocado, el dios entró en el recinto y se acercó al crónida diciendo:
—Padre, veo con agrado cómo disfrutas el quehacer de los mortales. ¡Enhorabuena Museo introdujo en el Ática los misterios que hoy me permiten admirar tan singular belleza!
—¡Oh Yaco, tocayo del loro gris, la hija del cartero ha logrado hacernos convenir en algo! Por ello espero que una de sus hermanas sea suficiente compañía para ti cuando Diconia esté sentada junto a mí. —respondió Zeus.
—Conveniente es que recuerdes ahora la partida de Hera, la de alba piel. Algún día, la diosa que me engendró podría dar más valor a su honor y, por encima de su gratitud a los eleusinos, tampoco tolerar tus descaradas intenciones.
Yaco se retiró entonces de la recámara del panteón. Al salir, se topó en el camino con Poseidón, rey de la tormenta en el mar, quien luego de escucharlo narrar lo sucedido, y decir que buscaría a la mortal, le dijo:
—Para que tu encuentro con Diconia sea adecuado, pronto te tendré listo el mejor de mis caballos. Te obsequiaré a Kafkasios, aquél de crin dorada y altura prominente. Pero piensa bien cómo lo harás, no sea que atentes contra el linaje del hombre cuyo oficio Hermes considera tan noble.
Sí, esas palabras fueron amargas para Hermes. Siempre había manifestado su interés por tal caballo y cómo era de apropiado para él. Ahora presenciaba, tras una columna de fino decorado, cómo el animal era ofrecido a su hermano. De boca de Hermes, Deméter se enteró de la situación, y tras hacerle a éste una promesa, intentó disuadir a su hijo de aceptar el regalo; e incluso, de ir tras Diconia. Sin embargo, Yaco descendió en forma humana sobre tierras eleusinas esa misma tarde.
Aunque en Eleusis todo estaba revuelto debido a los misterios, Yaco no tardó en encontrar a su amada Diconia, la de viva mirada, y mucho menos en tomarla por esposa; ésta cedió ante su insistencia y algo de la elocuencia que había aprendido de Hermes.
Una noche, mientras el dios descansaba, uno de los siete hermanos de Diconia vino a ella con premura. Venía huyendo de las afueras de Atenas tras haber deshonrado a Poseidón, el de áureo tridente. Fue entonces cuando Diconia, en mala hora, resolvió sacrificar como tributo el caballo con el cual venía acompañado Yaco. Al despertar, el descendiente de Zeus llegó hasta el establo y advirtió la preciada sangre del animal que yacía sobre la arena.
—¡Mira lo que le has hecho a Kafkasios, tu obra será letalmente castigada! —exclamó Yaco al ver entrar a Diconia.
—¡Sólo los dioses saben porque he actuado de tan abominable manera!
Yaco, portador de la antorcha, partió inmediatamente de regreso al Olimpo. Al llegar encontró reunidos a Deméter, Zeus y Poseidón; a los que pronto se les unió Hermes, el mensajero divino. En la discusión, un poco acalorada, Zeus defendía la vida de Diconia, pues en secreto aún la quería desposar. Por su parte, Deméter hacía un esfuerzo por ignorar este hecho y apoyaba a su marido, al considerar que al sacrificio ejecutado por la mortal se le podía atribuir bondadosa justificación.
En el bando opuesto, Hermes abandonaba por momentos su sentimiento de rivalidad hacia Yaco, para argumentar, junto a él, la necesidad de hacer caer gran peso sobre Diconia y no dejar impune el crimen cometido en contra del deseado caballo. Sin embargo, su hermano estaba por bajar la guardia y no pedir la condena de su amada.
Luego de haber optado una actitud de exclusiva escucha durante la contienda, el gran Poseidón finalmente se pronunció:
—Debo decir que el sacrificio de Kafkasios, aunque a mí se ha ofrecido, no me ha sido del todo grato. Personalmente me encargaré de ir hasta Eleusis; y de hacer lo que se debe y algunos aquí no se animan a hacer. Sólo les pido un año sin cuestionamiento alguno para llevar a cabo la tarea que hoy mismo emprenderé.
Habiendo hablado así, Poseidón descendió del Olimpo, y al llegar a su destino, en forma de soldado sedujo a la dócil Diconia. En el consiguiente encuentro romántico, Diconia fue fecundada. Meses después, la eleusina dio a luz un varón cuyo nacimiento marcó su muerte a manos del prepotente dios.

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5 comentarios

  1. 1. El Recreo dice:

    Buenas tardes Kein,
    El relato en su parte formal diría que falta espacio entre párrafos. Visualmente me causa fatiga. También creo que los diálogos tampoco aportan agilidad al relato. Se le ha dado un grado de solemnidad exagerado, para mi gusto que hace difícil su lectura.
    Respecto a la historia en sí, sin entrar en valoraciones mitológicas, me parece que hay un exceso de personajes. Recomiendan que no haya más de tres. Y aquí he perdido la cuenta de nombres propios Yaco, Hermes, Hera, Diconia, Deméter, Zeus, Poseidón…
    Además la estructura de inicio-nudo-desenlace no está muy lograda. Todo me resulta enrevesado y falta ese punto de tensión que hace que no mantenga mi interés. Las palabras arena y museo parecen algo forzadas en el texto.

    En definitiva, no me ha llegado, ni trasmitido este relato toda la fuerza y la imaginación que entiendo le has puesto.

    Ánimo para el siguiente!

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 21:23
  2. 2. barojo dice:

    ¡Hola Kein!

    Gracias por comentar mi relato, ya veo por qué lo hiciste 🙂

    Coincido en lo que ha comentado El Recreo, el texto parece muy enrevesado. Un vocabulario demasiado complejo que dificulta la lectura. Hay que dosificar también la riqueza de vocabulario.
    Algo que complica mi lectura es el orden en el que comienzas las frases o los diálogos, por ejemplo, “conveniente es que…”, en lugar de: es conveniente que… Parece un poco forzado el tono solemne. Además, no sé si serán diferencias culturales, pero la utilización de los epítetos también complica un poco la lectura. Tú juegas con el conocimiento más o menos general que tenemos de la mitología griega y de la épica, por lo tanto, utilizar los epítetos de la épica griega es algo bien pensado, pero (y con esto me refiero a las diferencias culturales, porque deduzco que eres de América Latina por la forma de escribir y no sé si las traducciones de la épica griega lo hacen así) para familiarizarnos con el relato es bueno usarlas tal cual: Zeus, el que amontona las nubes, Hera, la de blancos brazos, etc. El verbo asir en España es muy poco usado.
    Lo de tocayo del loro gris no lo he entendido.
    Hera no es la madre de Dioniso (Yaco) y Zeus no es esposo de Deméter (aunque tuvo una hija con ella). Todo eso crea una gran confusión en el lector.
    Mi consejo es que escribas la historia con palabras sencillas y en las revisiones posteriores le des algún toque de solemnidad, si es eso lo que quieres.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 11:32
  3. 3. Kein V. Raad dice:

    Hola, gracias por sus comentarios.
    Aunque no salió bien, la idea era hacer un mito inédito BASADO en la mitología griega. Por ello, los epítetos son inventados, Deméter llega a ser esposa de Zeus, etc.
    Veo que resulta ser una lectura compleja y pesada, por lo que, por ejemplo, se puede pensar que Yaco es hijo de Hera. Quizás la forma no fue la más adecuada.
    Sí soy de América latina. Palabras como ‘enrevesado’ no me son muy familiares, pero captó la idea.
    Gracias por pasar por mi relato, saludos.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 13:13
  4. Hola Kein

    A mi estas historias mitológicas no me fascinan. Pero la historia esta bien, solo que te falto mejorar algunas cosas que te han comentado ya y en las que estoy de acuerdo completamente.
    Cada ves que participamos aprendemos más, dímelo a mí que llevo tiempo ya en el taller y aún cometo errores.

    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 14:19
  5. 5. AleO dice:

    Buenas noches, Kein. Acá paso como “comentadora oficial” de tu texto, por estar debajo del mío 🙂

    Los mitos me gustan mucho y creo que, puliéndola, la trama es interesante. Te dejo algunas preguntas que quizás te sirvan como guía para repensar la historia: ¿por qué se menciona con gran frecuencia a Hermes al principio y comienzo y luego no tiene nada o casi nada que ver con el final? Él bien podría abogar por la muerte de Diconia, solo para ver sufrir a Yaco, por ejemplo (son solo sugerencias, no quiero inmiscuirme en la trama que depende solo de vos, claro). ¿Por qué Yaco se casa con Diconia a pesar de que Zeus la quiere para él? ¿Trae eso consecuencias? ¿No se disgusta Zeus con Yaco? ¿A qué hace referencia el mito? ¿Enseña, explica o cuenta el origen de algo? ¿Cuál es la función de Deméter?

    Coincido con los que te han comentado más arriba que simplificaría un poco la escritura, que complica el ritmo y la lectura. Le agregaría, además, un poco más de acción. Me refiero a que en vez de CONTAR cómo se debate por el futuro de Diconia, podrías MOSTRARLO, agregando diálogos y describiendo acciones.

    Creo que es un buen comienzo, que necesita ser pulido. Nunca terminamos del todo un relato, siempre siempre se lo puede mejorar. Muchas gracias por compartir una parte de vos mostrando lo que escribís, no dejes de hacerlo nunca.

    Te invito a pasar por el mío, es el 102. Saludos 🙂

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 02:35

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