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El rey de los veintiún mil millones - por Salomón Lima
Web: https://estudio807.wordpress.com/
Percibió una leve esperanza antes que su cuerpo volviera a la Tierra.
Cuando abrió los ojos se dio cuenta que estaba en al epicentro del impacto. Sentía choques eléctricos en cada milímetro de su cuerpo. Se recostó en la tierra calcinada, no lo soportaba. Sus indicadores se reactivaron, advirtieron una radiación en el ambiente similar a mil bombas de hidrógeno, la temperatura no descendía de mil cuarenta y ocho grados Celsius y una presión de treinta y dos atmósferas. Sobre él llovían los fragmentos mezclados de una ciudad y un asteroide pequeño.
No sirvió para nada.
Se levantó para explorar el cráter después de mirar a la nada durante una hora, diecisiete minutos y veintitrés segundos. Tal vez encontraría algo interesante para su colección. Los choques eléctricos desaparecieron. Caminó sin rumbo por diez días, igual como lo hizo durante… Se tiró del primer precipicio que encontró. Se estrelló contra el suelo de arena.
Al levantarse recordó lo que vio en aquél satélite. Uno de los siete principales que lo mantenían con vida. Sabía de su existencia pero no tenía idea de cómo llegar a ellos, puesto que la civilización se había extinto hace cuatrocientos noventa y tres años, tres meses, dieciocho días, nueve horas, quince minutos y veintidós segundos.
Él vio morir a la penúltima persona.
Lo recordaba, recordaba todo, su cerebro, al igual que todo su cuerpo fue sometido a un cambio biomolecular. Sus células no envejecían, su cuerpo no podía ser destruido y cuando era sometido a situaciones extremas este se adaptaba para hacerlo invulnerable. Todos estos cambios no eran gratuitos, consumía cantidades colosales de energía. Y la única forma de recolectarla era mediante quinientos cuarenta satélites alrededor del mundo. La única función de estos era recolectar tanto de energía como datos. Los que de verdad importaban eran otros seis que les daban los análisis e instrucciones y el principal que los controlaba.
Toda la Tierra era su propiedad, la recorrió entera un par de veces. Tenía un punto en particular al cual siempre volvía, el último museo que quedaba en pie. Guardaba ahí todas las cosas que le parecían interesantes. Se sentaba en una réplica de trono egipcio a contemplar su colección, le agradaba ver como lo que recolectaba se mezclaba con las reliquias. Donde antes un cuchillo ceremonial era más importante que un cuchillo de mantequilla, esa diferencia no existía. Cada objeto contaba una historia en particular y no la de una época o raza en general.
Fue utilizado. Fue secuestrado. Fue obligado a convertirse en un héroe y salvador.
Cerca del museo construyó un taller donde hacia experimentos. En él construía vehículos o mecanismos que lo pudieran acercar a los satélites, pero al llegar a ellos no podía hacer nada, pequeños campos de energía desviaban todo daño que fueran a recibir. Y si no podía con los recolectores…
Él no podía controlar a voluntad las modificaciones de su cuerpo, ni la energía que utilizaba. Simplemente ocurrían. Él iba a sobrevivir lo mismo que la humanidad y en ese entonces se creía que serían eternos. Visitaba cada país y conversaba con cada presidente, todos acordaron que mientras él tuviera el control total, todo sería perfecto.
Pero él no controlaba todo lo referente a él mismo y lo perfecto duró ciento tres años, dos meses, treinta días, trece horas y cincuenta y seis segundos.
Los únicos datos que le sirven de los satélites son los impactos de objetos celestes. Él último lo recibió con los brazos abiertos y una milésima de segundo antes de la colisión su cuerpo fue teletransportado dentro uno de los satélites.
Ahora solamente se dedica a construir mecanismos que lo ayuden a destruir los satélites. Probar que alguno funcione. Y hacerlo siete veces.
Los únicos momentos en los cuales el generador que tiene por corazón trabaja en un noventa y ocho por ciento es cuando se calcula la trayectoria de un cometa o asteroide y estos tengan probabilidades de colisión del cien por ciento.
Hola Salomón Lima,
Soy tu vecino de arriba y trataré de comentar tu relato lo mejor que pueda.
Si te soy sincero me resulta complicado comentar tu relato porqué en una primera lectura me ha resultado confuso, no acabado de entender la historia.
Haciendo una segunda lectura he creído entender algunas cosas más, pero me sigue resultando bastante complicada de leer. En ese sentido, lo que principalmente puedo decirte es que, aún estando seguro de que habrán lectores más perspicaces que yo que captaran más cosas, creo que deberías trabajar la estructura de la historia para que el lector pudiera seguirla con facilidad.
En tu escritura se puede ver que tienes imaginación y que sabes trabajar con las palabras, pero el texto se hace difícil de seguir. Por ponerte algún ejemplo:
«No sirvió para nada.», no acabo de entender a que se está refiriendo el narrador.
«…durante una hora, diecisiete minutos y veintitrés segundos», el enumerar el tiempo de forma tan precisa, ¿a que se debe?, no veo que aporte nada al relato y vuelves a hacerlo más adelante.
Espero que no te hayan molestado mis comentarios y que te hayan aportado algo positivo.
Edu SC
Gracias por comentar Edu SC.
No me molestan, es cierto que debo tratar de hacer que los relatos sean más claros.
Por las partes que seleccionas, creo que debí colocarlo entre comillas para remarcar que es un pensamiento del personaje; y la presición de los números, no sucede solo con el tiempo sino con las demás medidas, pero con el tiempo se hace más tedioso. Es para mostrar que el personaje principal no puede pensar de otra forma que no sea exacta y eso es tedioso para él.
De nuevo, gracias por el comentario.
¡Hola Salomón!
Creo que es la primera vez que te leo. En cuento a tu relato, pues si es cierto que tienes que trabajar en la congruencia de ideas, para que no despistes al lector al leer tu historia. En ciertos apartados le seguí el hilo a tu relato, pero como te digo, hay otros que me dejaste sin pista para poder continuar. En cuanto a observaciones tal vez tu relato me pareció cargado de muchas cifras en minutos y grados, estaba bien hasta cierto punto, pero trata en la próxima de no pasarte, como tú mismo lo dices si le resulta tedioso a tu personaje pensar en cifras exactas, pues uno como lector también puede sufrir de lo mismo que pueda padecer el protagonista.
¡Fue un placer leerte!
Si gustas pasar por el mío, soy el 33.
¡Un Abrazo!
Hola Salomón Lima
En realidad a mi también me resultó confuso el relato; pero mas que nada no supe hacia donde iba.
Está muy bien escrito, tienes el dominio del lenguaje, creo que solo falta planificar la trama.
En esta expresión: “Él último” “El” no lleva acento. Y a propósito de “el”, revisa en el Word “búsqueda avanzada”, las veces que se repite él y el, te llevaras una sorpresa.
Eso es lo único que me hizo ruido en cuanto a gramática.
Espero ser un aporte.
Gracias por pasar por el mío
Saludos
Gracias por los comentarios Victor Hugo y Tavi.
En realidad aportan mucho, hace tiempo que no participo y no tenía muy claro cual era el defecto de lo que escribía, en particular en la forma de comunicarlo.
No me percaté de las repeticiones del “el” y el “él” y como afectan la sonoridad.
Nuevamente, gracias.
Hola Salomón, soy tu vecina Marazul. Si lees mi relato podrás comprobar que mi estilo es muy diferente al tuyo. Con eso quiero decir que considero muy enriquecedor ” la diferencia”. Cada escritor tiene su estilo, su sello particular y pienso que hay tantos estilos como personas que escriben. Está claro que escribes bien, que te desenvuelves muy bien con las palabras.
Personalmente me parece que el hecho de que las cifras sea un elemento tan importante en tu historia le aporta originalidad y esa frialdad que da lo exacto. Al fin y al cabo es ciencia ficción.
Mis humildes consejos: ten más en cuenta al lector. Piensa que no tiene por qué saber lo que tú piensas y dale forma y estructura al relato para que se entienda mejor.
Un saludo.
Marazul
Se me olvidó comentarte que me gustan mucho esas frases sueltas que introduces en el texto: “no sirvió para nada” etc….
Es una técnica que yo también utilizo muy a menudo. Y lo hago cuando quiero expresar la tensión emocional del protagonista o cualquier otro momento intenso de la narración. Creo que es muy acertado acudir a la prosa poética en esos casos porque relaja la tensión y en tu texto humaniza al personaje.
Nos leemos
Ya se ha dicho antes: Confuso, aunque creo que no es en si por la estructura del relato o su redaccion mas bien por la historia que se quiere contar.
Logras hacer que sienta la frustracion del personaje por su pensamiento exacto pero centrandolo sobre un contexto mayor hubiera quedado mejor. ¿Porque lo tiene, para que va usarlo o mas bien, que ocurrio a raiz de usarlo? Cosas por el estilo.
De lo que entendi en si, es un hombre comun y corriente que a raiz de un hecho adquirio algun tipo de poder e inmortalidad que llevo a la destruccion de la raza humana por su incapacidad por controlarlo, no en si que el fuera la causa si no que no pudo evitar que el causante produjera la consecuencia indeseada.
Animo y a seguir escribiendo.
Hola Salomón,
Tu relato es uno de los tres siguientes al mío en la lista (si quieres pasarte por el número 50, te prometo que lo leerás en 2 minutos ;) ).
Tu historia me ha parecido muy confusa, he necesitado leerla varias veces para (creo) entenderla un poco mejor. Lo malo es que ese ejercicio de re-leer una historia te puede hacer perder lectores :(
Así que mi primer comentario es que definas un hilo argumental para que el lector no se pierda.
Algunos apuntes:
* Repeticiones:
En las primeras líneas, repites “NADA”:
“No sirvió para NADA.
Se levantó para explorar el cráter después de mirar a la NADA durante una hora, …”
Creo que ya te lo han comentado, ¿pero qué es lo que no sirvió para nada? ¿la explosión?
También se repite “él” muy a menudo, mira este ejemplo, donde también repites varias veces “control”:
“ÉL no podía CONTROLAR a voluntad las modificaciones de su cuerpo, ni la energía que utilizaba. Simplemente ocurrían. ÉL iba a sobrevivir lo mismo que la humanidad y en ese entonces se creía que serían eternos. Visitaba cada país y conversaba con cada presidente, todos acordaron que mientras ÉL tuviera el CONTROL total, todo sería perfecto.
Pero ÉL no CONTROLABA todo lo referente a él mismo y lo perfecto duró ciento tres años, dos meses, treinta días, trece horas y cincuenta y seis segundos.”
* Pasado simple: es un tema muy delicado y difícil de arreglar (a veces hay que re-escribir la historia completa), pero que da sensación de que el texto está poco trabajado (no digo que sea tu caso, solo que lo parece).
Los verbos en pasado resultan muy sonoros y repetitivos. Es muy fácil de detectar si lees el texto en voz alta. Te pongo algunos ejemplos:
“CAMINÓ sin rumbo por diez días, igual como lo hizo durante… Se TIRÓ del primer precipicio que ENCONTRÓ. Se ESTRELLÓ contra el suelo de arena.”
“Sus células no ENVEJECÍAN, su cuerpo no PODÍA ser destruido y cuando era sometido a situaciones extremas este se adaptaba para hacerlo invulnerable. Todos estos cambios no eran gratuitos, CONSUMÍA cantidades colosales de ENERGÍA”
“GUARDABA ahí todas las cosas que le parecían interesantes. Se SENTABA en una réplica de trono egipcio a contemplar su colección, le AGRADABA ver como lo que RECOLECTABA se MEZCLABA con las reliquias.”
* Precisión y números: resulta bastante repetitivo, podrías intentar acortarlo un poco para no cansar al lector. A un texto futurista le va muy bien, es muy típica esa precisión, pero no debes abusar.
Me resultan muy curiosos estos dos párrafos:
“Se levantó para explorar el cráter después de mirar a la nada durante UNA HORA, DIECISIETE MINUTOS Y VEINTITRÉS SEGUNDOS. Tal vez encontraría algo interesante para su colección. Los choques eléctricos desaparecieron. Caminó sin rumbo por DIEZ DÍAS…”
Mira a la nada con precisión de hora, minutos y segundos, pero camina sin rumbo por diez días exactos (no durante X días, X horas, X minutos y X segundos). Como lector agradezco que sean “diez días”, pero la comparación es curiosa.
“… era mediante QUINIENTOS CUARENTA satélites alrededor del mundo […] Los que de verdad importaban eran otros SEIS que…” .
Si solo importan esos seis, los más de quinientos de antes parecen de relleno. Y comparados con la frase del principio:
“Al levantarse recordó lo que vio en aquél satélite. Uno de los SIETE PRINCIPALES que lo mantenían con vida…”
parece que se ha “perdido” un satélite de los principales.
* Echo en falta los “veintiún mil millones”, que se nombran en el título y no vuelven a aparecer en el relato.
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En resumen, es una historia muy original y se merece que le dediques un poco de trabajo extra, aunque creo que deberías empezar por definir bien el argumento para no perder lectores.
¡Gracias por compartirlo!