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Con museo y arena - por Autor

Un hombre se detiene al filo del abismo contemplando el horizonte frente a el. Observa las líneas que forman los planetas, las curvas que delinean las galaxias, el todo que conforma el universo y teme. Teme al infinito conocimiento accesible a al humanidad pero que ningún humano es capaz de asimilar, teme a la raza humana con ímpetu y violencia, teme en soledad. Pasan las eras y los imperios, pasan los reinos y llegan los gobiernos y se establecen imponentes bajo suelos de arena.

"¿Que buscas, yo te ofrezco…?" maúlla el loro.

"… la verdad" sentencia el hombre.

Una puerta se abre, se escucha la voz del Creador de las cosas, relampagueante, poderosa, como la tormenta de los siglos pero que arrulla a los niños al dormir. Se acerca hasta el vacío de la entrada y teme atravesar al mas haya, la duda lo consume, la incógnita de lo que puede encontrar no lo deja avanzar hasta que una mano toma la suya y lo guía mas haya de lo que puede imaginar.

"¿Que buscas, yo te ofrezco…?" ladra el loro.

"… la verdad" sentencia al hombre.

Las nubes se disipan y el sol se asoma en esplendor e ilumina la habitación dejando ver la realidad a la que se acababa de exponer. Toca las paredes blancas manchándolas de carmesí, camina por el suelo blanco manchándolo de grava, observa el techo blanco y permanece blanco solo porque no puede llegar hasta ahí hasta que de repente topa con lo invisible y palpa lo invisible y huele lo invisible y saborea lo invisible y lo invisible no era mas que un cristal.

"¿Que buscas, yo te ofrezco…?" ruge el loro.

"… la verdad" sentencia el hombre.

Mira mas haya de lo evidente, mira mas haya del cristal y no sabe discernir si era el o era el otro quien estaba ahí para contemplar. Y reza en la cima del muro con letras negras de tinieblas de esta manera: Museo, contemplen al hombre de ayer y hoy. Y el hombre era el mismo. Ayer y hoy y mañana también, siempre el mismo. Y contempla al primer hombre descansado bajo un árbol de luz y oscuridad y se alimenta aquel hombre de aquel árbol y nace el segundo hombre y mata y nace el tercer hombre y se prostituye y nace el cuarto hombre y nace el quinto y nacen los hombres que conforman la humanidad y la humanidad busca muchas perversiones y las perversiones se adueñan de sus almas y muren y vaga la humanidad muerta en la tierra y el hombre que contempla no puede mirar mas. Aparta la vista hacia el sol esperando quedar ciego, pero falla y se lamenta por ser cómplice y testigo, por ser hombre, por ser humanidad.
Vuelve a pasos agigantados al lugar del que partió, al abismo infinito, con la intención de caer en el y no volver y sale del mueso y atraviesa la puerta y se detiene en medio de la arena y contempla, contempla los reinos, imperios y gobiernos sobre la arena y cubren la existencia y cubren el abismo.

"Te ofrezco honra, gloria y poder. Pensamientos, palabras y hechos. Todo lo que este mundo te pueda ofrecer, todo lo que en la carne puedas soportar yo te lo daré" seduce el loro.

"Calla y vete ya, el hombre en perfección fue creado pero busco la perversión y tu no haces mas que ofrecerme vanidad. Calla y vete ya, yo busco la verdad" sentencia el hombre y el loro se echa a volar.

Y continua el hombre vagando entre la arena buscando la verdad, buscando la roca firme en la cual se pueda cimentar. Y los hombres se cansan y se desaniman y los hombres se pierden y mueren y los hombres no la logran encontrar y los hombres la encuentran y no creen y los hombres la encuentran y desprecian y los hombres prefieren la arena y los hombres escuchan al loro y los hombres conforman a la humanidad. La humanidad busca sin buscar y no encuentra. La humanidad se cansa y desanima, la humanidad se pierde y muere, la humanidad morirá.
Entre las aguas de la playa llega una carta del mensajero en manos de un cartero hasta la vista del hombre y el hombre la lee y encuentra la verdad, encuentra al roca firma en la cual se puede cimentar y el hombre como hombre que es no la creí continua el hombre vagando entre la arena, perdido y muerto hasta el final.

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6 comentarios

  1. 1. Salomón Lima dice:

    ¡Hola!

    El relato tiene un tratamiento estético que va de la mano con lo abstracto y conceptual del tema. Poético en buena cantidad. Suena bien. Personalmente me agrada.

    El problema está en la reutilización de lo repetitivo como acentuador, esto puede ser empalagoso y llevar a la redundancia, incluso te pasaste unas cuantas palabras. Pero eso no es lo relevante. En la descripción de los pasos de las generaciones de hombres y en el párrafo final, el uso de la “y” está al límite. Y, como se acentúa en la repetición, el “mas haya” habría que corregirlo por “más allá”.

    Volviendo al tema, este es interesante. El hartazgo, la búsqueda de la verdad para poder empezar y alejarse de la sociedad. Solo no me queda clara la última parte: Si le dieron la verdad y llegó a cimentar, ¿por qué siguió vagando y murió?

    Hasta la siguiente oportunidad.

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 22:09
  2. 2. Marazul dice:

    Hola Autor
    Como la mayoría de los textos filosóficos éstos pueden tener cantidad de significados, y el tuyo es pura filosofía: el hombre en busca de la verdad y el loro como representación de la imperfección de lo humano.
    Me gusta la estructura que le has dado al texto y las repeticiones son un recurso muy acertado para conseguir ese agobio, esa desazón que transmite todo el relato.
    Es verdad que hay que pulir varias cosas en cuanto a la parte formal pero yo no soy mucho de corregir. Prefiero siempre quedarme con la impresión que me ha causado el texto. Sin embargo, es verdad, que me ha llamado la atención ese “más haya”(ya te ha apuntado Salomón que lo correcto es “más allá”) y también “él” pronombre personal y que escribes sin el acento, como si fuese un artículo.
    Pero ya digo que me quedo con lo bueno, lo demás se puede aprender y con un poco de interés por tu parte corregir.
    Un saludo. Marazul

    Escrito el 22 mayo 2016 a las 12:26
  3. 3. Elvi dice:

    Titulo raro y poco comprensible, con contenido extraño. Se lee y hay algo que te atrae a la vez que te repele. Creo que esto puede ser una virtud o un enganche, pero te aconsejo como los compañeros
    que lo trabajes mas en todos los sentidos.
    Saludos.

    Escrito el 24 mayo 2016 a las 18:36
  4. 4. Jesús Lacupett dice:

    Hola Autor:
    Interesante tu texto, filosófico y quedé pensando…
    Corrige las observaciones que hacen Salomón y Marazul.
    No aporto más, pues estoy tratando de aprender a través de los relatos seleccionados.
    Estoy en el 189, por si deseas leer mi primer trabajo.
    Un saludo desde Viña del Mar, Chile.

    Escrito el 25 mayo 2016 a las 02:07
  5. 5. Tavi Oyarce dice:

    Hola Autor
    No voy a entrar en mucho detalle. Solo te diré que elegiste un tema que tal vez debieras abordarlo un poco más adelante. Lo digo porque teniendo un buen contenido se pierde en las muchas faltas ortográficas que tiene la historia. Ese es un fundamento primordial.
    Yo no sé cuantas veces revisaste la escritura, pero si trabajaste con word, esa página te soluciona gran parte de los errores.
    Pienso que lo que digo puede desmoralizarte, pero todos pasamos por lo mismo, debes revisar, revisar y revisar.
    Espero tomes a bien mis palabras que solo persiguen ayudar.
    Espero sigas escribiendo y muchas gracias por pasar por mi cuento.
    saludos

    Escrito el 26 mayo 2016 a las 19:12
  6. 6. Autor dice:

    Primaramente gracias a todos por comentar.

    Ahora bien, respecto al titulo nunca eligo uno si no que tomo el nombre de la propuesta de cada mes. Las faltas ortograficas no suelen ocurrir de manera tan espantosa, me justifico diciendo que lo mande a escazos minutos de acabar el tiempo limite o al menos eso creo, desconozco los tiempos exactos trasladadss a mi zona horaria. Esto mas el hecho de que no uso Word, el programa que tengo no tiene corrector, nisiquiera sugerencias. Uso una pagina de internet la cual no es del todo eficaz.

    Nuevamente gracias por comentar, tratare de seguir todos los consejos. Esta es una version corregida, si es que llegan a leearla espero sea mas de su agrado.

    Un hombre se detiene al filo del abismo contemplando el horizonte frente a el. Observa las líneas que forman los planetas, las curvas que delinean las galaxias, el todo que conforma el universo y teme. Teme al infinito conocimiento accesible a al humanidad pero que ningún humano es capaz de asimilar, teme a la raza humana con ímpetu y violencia, teme en soledad. Pasan las eras y los imperios, pasan los reinos y llegan los gobiernos y se establecen imponentes bajo suelos de arena.

    “¿Que buscas, yo te ofrezco…?” maúlla el loro.

    “… la verdad” sentencia el hombre.

    Una puerta se abre, se escucha la voz del Creador de las cosas, relampagueante, poderosa, como la tormenta de los siglos pero que arrulla a los niños al dormir. Se acerca hasta el vacío de la entrada y teme atravesar al mas alla, la duda lo consume, la incógnita de lo que puede encontrar no lo deja avanzar hasta que una mano toma la suya y lo guía mas alla de lo que puede imaginar.

    “¿Que buscas, yo te ofrezco…?” ladra el loro.

    “… la verdad” sentencia al hombre.

    Las nubes se disipan y el sol se asoma en esplendor e ilumina la habitación dejando ver la realidad a la que se acaba de exponer. Toca las paredes blancas manchándolas de carmesí, camina por el suelo blanco manchándolo de grava, observa el techo blanco y permanece blanco solo porque no puede llegar hasta ahí hasta que topa con lo invisible, palpa lo invisible, huele lo invisible, saborea lo invisible y lo invisible no era mas que un cristal.

    “¿Que buscas, yo te ofrezco…?” ruge el loro.

    “… la verdad” sentencia el hombre.

    Mira mas alla de lo evidente, mira mas haya del cristal. No sabe discernir si era el o era el otro quien estaba ahí para contemplar. Y reza en la cima del muro con letras negras de tinieblas de esta manera: Museo, contemplen al hombre de ayer y hoy. Y el hombre era el mismo. Ayer y hoy y mañana también, siempre el mismo. Contempla al primer hombre descansado bajo un árbol de luz y oscuridad, se alimenta aquel hombre de aquel árbol, nace el segundo hombre y mata, nace el tercer hombre y se prostituye, nace el cuarto hombre, nace el quinto, nacen los hombres que conforman la humanidad. La humanidad busca muchas perversiones las cuales se adueñan de sus almas y muren, vaga la humanidad muerta en la tierra y el hombre que contempla no puede mirar mas. Aparta la vista hacia el sol esperando quedar ciego, pero falla y se lamenta por ser cómplice y testigo, por ser hombre, por ser humanidad.
    Vuelve a pasos agigantados al lugar del que partió, al abismo infinito, con la intención de caer en el y no volver, sale del mueso, atraviesa la puerta, se detiene en medio de la arena y contempla, contempla los reinos, imperios y gobiernos sobre la arena que cubren la existencia, cubren el abismo.

    “Te ofrezco honra, gloria y poder. Pensamientos, palabras y obras. Todo lo que este mundo te pueda ofrecer, todo lo que en la carne puedas soportar yo te lo daré” seduce el loro.

    “Calla y vete ya, el hombre en perfección fue creado pero busco la perversión y tu no haces mas que ofrecerme vanidad. Calla y vete ya, yo busco la verdad” sentencia el hombre y el loro se echa a volar.

    Y continua el hombre vagando entre la arena buscando la verdad, buscando la roca firme en la cual se pueda cimentar.

    Los hombres se cansan y se desaniman.
    Los hombres se pierden y mueren.
    Los hombres no la logran encontrar.
    Los hombres la encuentran y no creen.
    Los hombres la encuentran y desprecian.
    Los hombres prefieren la arena.
    Los hombres escuchan al loro.
    Los hombres conforman a la humanidad.
    La humanidad busca sin buscar y no encuentra.
    La humanidad se cansa y desanima.
    La humanidad se pierde y muere.

    Entre las aguas de la playa llega una carta en manos de un cartero hasta la vista del hombre. El hombre la lee y encuentra la verdad, encuentra al roca firma en la cual se puede cimentar y el hombre como hombre que es no la cree. Continua el hombre vagando entre la arena, perdido y muerto hasta el final.

    Escrito el 29 mayo 2016 a las 22:33

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