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Tormenta de verano - por J.Sfield

Web: http://tecleandoalamanecer.blogspot.com.es/

Duró pocos minutos. En su pueblo, ubicado en un valle hermoso entre montañas, las tormentas de verano solían provocar riadas que arrasaban con todo a su paso y dejaban tras de sí un caos de ramas, piedras y arena que tardaban días en retirar de las calles. Los vecinos corrían a refugiarse en sus casas en cuanto comenzaba a llover. Aún no siendo de las más fuertes que Julio recordaba a sus ocho años, desde la ventana vio que la corriente ya casi alcanzaba el borde de las aceras elevadas, construidas así, a más de un metro sobre la calzada, expresamente para riadas como esa. Esa solución arquitectónica, junto a dos puentes estrechos en extremos opuestos del pueblo, permiten el tránsito de viandantes en riadas prolongadas.
Por la acera de enfrente apareció una silueta. Al principio, Julio no lo reconoció, pero detrás surgió la sombra inconfundible de Whisky, el perro del cartero. La tormenta debió sorprenderlos repartiendo el correo; iban empapados. El hombre llevaba el pelo lacio y mojado pegado a la cara, lo que hacía más pronunciada su nariz aguileña. La estampa le hizo sonreír.
―¡Ni se te ocurra abrir la ventana, eh! ―Su padre le leyó el pensamiento, porque era precisamente lo que iba a hacer, abrir la ventana, gritar y burlarse del cartero. Todos los chicos lanzaban mofas a Tomás cuando le veían, y él les gritaba haciéndose el ofendido, pero en realidad se apreciaban mutuamente.
El nivel del agua seguía subiendo. Tomás y Whisky giraban en la esquina de la calle del museo cuando de esta salió un tronco flotando que golpeó y desequilibró al hombre.
―¡Pico de loro ha caído al agua! ―Con el grito súbito no pudo evitar llamar al cartero por el mote que le habían puesto los críos.
Su padre se asomó y comprobó que la lucha del hombre contra la corriente era inútil.
―¡Llama a Fran, que baje rápido, a ver si podemos atajarle delante de su casa que se estrecha la calle! ―dijo el padre de Julio a su madre.
Fran vivía en la misma calle, unas casas más abajo, en la acera de enfrente. El niño corrió a mirar desde la ventana de su habitación, que daba a la parte baja de la vía. Vio a Tomás chapoteando calle abajo y a su padre correr para rebasar al náufrago. Se detuvo al llegar a una zona donde los bordillos quedaban ligeramente más próximos. Al momento, Fran salió de un portal justo frente a su padre. Fran llevaba una escoba en la mano. Los dos, arrodillados a la orilla y con el cuerpo inclinado sobre el caudal, alargaban su cuerpo todo lo que podían, uno usando los brazos y el otro el palo de la escoba, pero a Julio le parecía insuficiente, aún estaban muy alejados uno del otro y el cartero flotaba por la parte central del cauce. Tomás parecía agotado. La cadencia del braceo había descendido considerablemente. Si no hacía un último esfuerzo y lograba acercarse a una de las dos orillas, el rescate sería imposible.
Apenas quedaban unos metros para que Pico de loro llegase a la altura de Fran y su padre cuando vio aparecer por el callejón contiguo a la casa de Fran a una bola peluda galopando y salpicando el agua acumulada en su pelaje. Whisky corría como nunca lo había visto Julio. No estaba tan cerca, pero a Julio le pareció que el perro saltaba por encima de Fran. Voló y voló hasta aterrizar encima de su dueño. Perro y hombre desaparecieron bajo el agua. A Julio se le paralizó el corazón. Los segundos se le hacían eternos.
Al fin aparecieron, abrazados. El impulso de Whisky los hizo emerger cerca de su padre, que, no sin esfuerzo, pudo agarrarlos y tirar de ellos.
Fue al ver a salvo a Tomás cuando Julio no pudo evitar sentarse temblando en el suelo y romper a llorar.

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7 comentarios

  1. 1. GAIA dice:

    Bien! Me hizo entrar en la riada y sufrir con los personajes. Te felicito por tan buen cuento, corto y preciso.

    Estoy en el 114

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 17:07
  2. 2. Seruji-Lerel dice:

    Hola, J.Sfield.

    Ha sido un relato interesante con su introducción, nudo y desenlace apropiados y eso le da un final bien cerrado.

    Me ha cautivado y se me ha hecho muy corto al leerlo. Además, una vez he visto el ambiente que se mostraba en el relato, me he preguntado cómo colarías la palabra “loro” hasta que finalmente he visto el mote del cartero.

    Muy entretenido y de fácil lectura, me gusta 😀
    Nos leemos :L

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 18:03
  3. 3. Manoli VF dice:

    Hola J Sfield.

    Tu cuento me ha parecido muy bueno. La redacción está muy cuidada y la inclusión de las palabras es un acierto que, además, enriquece la narración, como ese ” Pico de Loro” usado de apodo. El ritmo y los elementos que vas introduciendo en la historia hace que la intriga por el desenlace aumente en el lector.

    La única sugerencia que te hago es la de separar más los párrafos, sobre todo antes y después de los diálogos, dónde te han faltado los espacios.

    Lo dicho, un placer leerte. Saludos!

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 20:03
  4. 4. GAIA dice:

    Hola J: Me ha gustado mucho tu relato, muy entretenido y ocurrente, el mote me encantó
    Enhorabuena
    Estoy en el 114

    Escrito el 17 mayo 2016 a las 20:50
  5. 5. drow_jack dice:

    Hola, J.Sfield.
    El reflejo de romper a llorar, me ha sorprendido. Supongo que cada persona es un mundo y es una reacción factible, pero me ha extrañado tras tan favorable final.
    A lo largo de todo el texto denoto un vocabulario cuidadoso y calculado, en cambio en el párrafo tras los diálogos, repites la palabra “cuerpo” de una frase a otra.
    Formalmente notable, y en cuanto el contenido, nos has regalado una historia humilde cumpliendo con el reto sin forzar palabras.
    Buen taller.

    Escrito el 18 mayo 2016 a las 04:25
  6. Hola, J.Sfield. Al parecer hemos usado los dos de la misma forma la palabra “loro”. Tu relato tiene muy buena ambientación, sabes meter bien al lector dentro del escenario. A mí me ha sido fácil imaginar la escena conforme la he ido leyendo, como el que ve una película en la mente. La historia, bien redactada, en general es buena, pero me gusta más el final. Tiene… no sé… su aquel, por decirlo de alguna manera. Te explico. Es un detalle casi inapreciable, pero muy significativo que no he pasado por alto.

    Si nos fijamos en la construcción de un personaje, debemos cuidar su coherencia desde el principio hasta el final del relato, para hacer de él un personaje real, creíble. Entonces leo que Julio rompe a llorar y es lo que me ha llamado la atención. Por un lado, llama Pico de loro al cartero, incluso para burlarse de él, no sólo para referirse a él. Y luego, tras salvar su vida, rompe a llorar. Es una reacción que sorprende, como bien dice drow_jack, sin embargo me la creo, la veo lógica, porque previamente, al principio del relato dices que tanto Julio como el cartero se aprecian mutuamente, a pesar de que Julio se burle de él, como niño que es. Otra cosa muy distinta es que Julio insultara al Cartero de forma dañina, de manera real, con maldad. De haber sido así, su reacción de romper a llorar al final, hubiera chirriado y roto un poco la coherencia del personaje de Julio. Como no ha sido así, me ha parecido perfecta esa manera de mantener la coherencia. Un saludo.

    Escrito el 23 mayo 2016 a las 23:42
  7. 7. Wiccan dice:

    Buenas J.Sfield,

    Un relato muy bien construido, sobretodo me gustó el final, con esa fidelidad del perro hacia su amo que no duda en tirarse al agua (y en general los perros son muy miedosos para eso) y el llanto final de Julio, dejando salir la tensión y preocupación por el cartero al que aprecia. La historia me parece muy coherente de principio a fin y los personajes aparecen muy bien presentados.
    A nivel formal te comento varias cosillas:
    – En “puestos del pueblo, permiten”, cambiaría el tiempo del verbo a permitían, ya que estás contando la historia en pasado.
    – A veces parece que se repiten demasiado los nombres y desconcierta un poco, porque se habla de muchos personajes en un texto muy corto. Intentaría no repetir nombres si no hace falta, por ejemplo en “Fran llevaba una escoba en la mano”, acaba de aparecer el personaje y con poner una coma y seguir la frase no es necesario volver a nombrarlo.
    – Me sobran algunas comas, por ejemplo en “padre, que, no sin esfuerzo” en la que eliminaría la coma anterior a “que”.
    Nos seguimos leyendo. Un saludo!!

    Escrito el 5 junio 2016 a las 18:41

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