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EL ANCIANO Y EL PINTOR - por SiulLegna

El anciano encontró la llave en la repisa de la chimenea. La guardó en el bolsillo izquierdo de su chaqueta negra. Guiñó un ojo a su reflejo frente al espejo antes de cerrar la puerta tras de sí minimizando el ruido. La ráfaga blanca de un automóvil rompió el silencio de su paseo bajo la arboleda. El azul claro en este final de la noche resaltaba el blanco más puro de esa luna partida por la mitad, como para hacer zumo, que imitaba al buen pastor recogiendo hasta la última estrella en el cobertizo que el universo tiene reservado para guardar el tiempo y la luz.

Llegó donde las casas miran al horizonte. Tras vencer la cerradura con su llave ascendió despacio por las escaleras. Con gesto mecánico subió las persianas y descorrió las cortinas, la fotografía de su hijo lo miraba con cierta complicidad. A través del amplio ventanal creyó ver a lo lejos la silueta de su amigo, un tanto difuminada, de pie frente al caballete, pinceles en mano junto a la casa desahuciada. El solo de un jilguero desencadenaba el blanco spirituals de la madrugada deshaciendo la quietud con sus acordes repletos de cadencia; una bandada de palomas con su buche hinchado a la manera de las prominentes cantantes góspel afroamericanas hacía los coros mientras picoteaban en la herida de un surco recién abierto; el ballet celestial del vuelo de dos cigüeñas anunciaba la llegada final del protagonista, el astro rey, desplegando sus balsámicos rayos que se extendían veloces por toda la llanura regalándonos la diaria porción de energía.

La cámara sobre el trípode tomó ligero protagonismo, las convergentes y divergentes lentes de su objetivo estaban captando el nacimiento de este nuevo día. El anciano corrigió levemente el enfoque y la dirección antes de apretar varias veces el disparador. Sentado frente a la computadora, pulsó en la carpeta “Amaneceres”, después en “Junio” y dentro de ella creó una nueva “Dia6” hasta donde arrastró las cinco imágenes obtenidas al tiempo que las observaba. Abrió el programa del correo electrónico y busco la dirección de su hijo. Escribió en el texto “Buenos días” y adjuntó la fotografía que había seleccionado previamente, después pulsó en enviar.

Apagado el ordenador dirigió una mirada al horizonte para tratar de confirmarse la presencia de su amigo. Con idéntica mecanicidad volvió cortinas y persianas a su estado original, antes del lento descenso por los escalones de madera. El color anaranjado del sol, el blanco madrugador de la escarcha sobre la hierba, el lento caminar de las hormigas por su trasegada senda hacia su cubículo hormiguero, las estelas casi paralelas, como surcos, que dejaban en el cielo los aviones, acompañaban al anciano en su camino al encuentro de su compañero que recogía ya sus útiles de pintor.

Era éste de cuerpo menudo envuelto en una bata blanca y cubierto de un ancho sombrero de paja. Sus ojos grises refulgían por encima de su poblada barba nívea. Sobre el lienzo la imagen de una abandonada casa, rodeada de verdes siembras con espigas acogiendo en su regazo rojas amapolas, junto a la que serpeaba un camino de tierra del que emergían los primeros rayos del sol a su izquierda.

Hablaron poco; solo de la magia del momento, de lo poco que duraba; que quizás era el cuadro que más trabajo le estaba costando pintar; todos los días madrugar para el trabajo de solo unos minutos. El anciano trataba de fotografiar el gesto elocuente de las finas manos del artista.

Corría un ligero viento que hacía ondear los papeles pegados con plástico adhesivo en la parada de autobús junto a “Mercadona” solicitando trabajo. El ruido alegre de los niños a la salida del colegio animaba el ambiente mientras el anciano subía al vehículo de transporte público, tras un abuelo que regañaba a su nieto por no esperarle, rumbo al hospital.

El doctor se había levantado después de escuchar al anciano. Caminaba pensativo, con la mirada fija en la luz fluorescente del techo y acariciando su mentón con la mano derecha.

—Bien, bien, bien… ¿A ver si lo he entendido? Dice usted que todas las mañanas ve a ese pintor, charlan amigablemente, y le retrata con su cámara. Pero cuando llega a casa y quiere ver las imágenes, ni él ni sus herramientas aparecen en las fotografías… Verdaderamente interesante… Tengo que pensar sobre todo esto muy despacio. Pero le diré lo que haremos hasta su próxima visita. Bajaremos considerablemente la dosis de su medicación.

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11 comentarios

  1. 1. Luis Ponce dice:

    Hola Siul Legna:
    gracias por tus generoso comentario en mi relato.
    En cuanto al tuyo, me ha gustado mucho la metáfora: “La ráfaga blanca de un automóvil rompió el silencio de su paseo bajo la arboleda”.
    Después he entendido una buena historia, pero se me ha perdido entre un excesivo vocabulario, bien escrito, con criterio, pero a mi parecer excesivo para el objeto.
    Es mi criterio, pero el uso excesivo de adjetivos pueden volver confusa la lectura.
    No hay recetas para escribir bien. Tu lenguaje me parece el de una persona instruida y amante de la lectura. No me gustan las normas al momento de escribir y desde el punto de vista técnico tu relato está muy bien hecho. Creo que cada uno tiene derecho a buscar “su lenguaje, su estilo” sino no hubieran existido los García Márquez o los Cela. Puede ser que con tu estilo encuentres una colección de seguidores y admiradores, pero para mi gusto, eliminaría en algo los detalles, para llegar a lo que verdaderamente me interesa:la belleza de un relato bien escrito y con un mensaje claro y enternecedor.
    Me ha gustado mucho leerte.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:59
  2. 2. lucrecia gordillo dice:

    Siul Legna:

    Comparto la opinión de Luis Ponce. Puedes disminuír adjetivos y darle así más fuerza a tu relato.
    Creo en tu anciano que a diario se encontraba con el pintor y nó en el médico.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 17:46
  3. 3. Laura dice:

    Hola SiulLenga
    Me pareció muy detallado el inicio, con descripción del amanecer, las imágenes son maravillosas.
    El final resulta inesperado ya que de ningún modo anticipa que las imágenes que toma del pintor son extrañas.
    El lenguaje y el estilo son muy cuidados.
    Sigue escribiendo.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 12:03
  4. 4. EndikaP dice:

    Hola SiulLenga:
    Hermosas descripciones, con un lenguaje utilizado a las mil maravillas, buscando la belleza por la belleza. Tu relato, para mí, tiene el fallo del final. No solo inesperado pero además casi imposible de prever. Esto no es más que una cuestión de gustos, pero creo que es más placentero para el lector cuando es capaz de anticipar estas cosas de alguna manera.
    Por lo demás un texto estupendo, con muy buena técnica.
    Un saludo

    Escrito el 19 junio 2016 a las 15:39
  5. 5. siulLegna dice:

    Gracias EndikaP, Laura, Lucrecia Gordilloy Luis Ponce por vuestros amables comentarios.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 18:07
  6. 6. Albión dice:

    Hola, SiulLegna
    Tu forma de escribir es muy poética y soñadora, pero hay algunas frases que no entiendo:
    “El azul claro en este final de la noche resaltaba el blanco más puro de esa luna partida por la mitad.” ¿Cómo puede ser el cielo azul claro si es de noche?
    “Llegó donde las casas miran al horizonte.”. Esta frase no me ha quedado muy clara, no sé a dónde se refiere.
    Me ha parecido más una novela, que un cuento: la descripcipón está muy bien elaborada y me gusta mucho, pero hay demasiada; en un cuento se trata de narrar los hechos que suceden y en una novela de describirlos.
    El contenido del relato lo has retratado con mucho realismo y de una forma muy elegante. La atmósfera que rodea a la historia está muy bien construida y, gracias a esa forma de narrar, te permite verlo todo en tu mente como si de una película se tratara, además de que hay ciertas frases que le añaden un toque de humor a la historia.
    El final me ha parecido muy impactante, ya que da un completo giro de tuerca a la historia.
    El diálogo que hay me ha parecido muy acertado y natural.
    Haces un excelente uso de las metáforas.
    Un saludo, Albión

    Escrito el 20 junio 2016 a las 09:35
  7. 7. siullegna dice:

    Gracias Albión por tus amables palabras. Al final de la noche cuando empieza a amanecer a veces el cielo es azul claro, con las casas miran al horizonte quise expresar la idea de campo abierto. Lo primero que escribí fue el dialogo final, luego surgió la primera parte de la historia. Gracias de nuevo por tus agudas observaciones.
    Un saludo.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 11:54
  8. Hola, Siul Legna.
    Me ha costado un poco seguir el itinerario de tus ideas y el itinerario vital del anciano, pero me he deleitado con tu forma de escribir. No sé si me equivoco, pero pareces preso de una súbita inspiración que te hace volcar sobre el papel o pantalla todo lo que te pide el cuerpo. Te recreas en los detalles y al margen de la trama sueltas parrafadas poéticas que de por sí justifican la escritura. Creo que disfrutas con esas metáforas, tan logradas, algunas, otras tal vez menos, pero que hacen soñar. Aunque la trama sea el producto de una alucinación debida al exceso de pastillas, creo que en este caso no es lo más importante. Lo que agarra son esos símiles que lanzas, como disparos de escopeta, a la cara del lector.
    “El solo de un jilguero desencadenaba el blanco spirituals de la madrugada deshaciendo la quietud con sus acordes repletos de cadencia; una bandada de palomas con su buche hinchado a la manera de las prominentes cantantes góspel afroamericanas hacía los coros mientras picoteaban en la herida de un surco recién abierto; el ballet celestial del vuelo de dos cigüeñas anunciaba la llegada final del protagonista, el astro rey, desplegando sus balsámicos rayos que se extendían veloces por toda la llanura regalándonos la diaria porción de energía.”
    Este fragmento es hermoso. Es poesía pura. Y todo el texto en general tiende más hacia el lirismo que hacia una verdad objetiva. A mí me ha gustado, pero…, y ahí expongo los inconvenientes. Cuesta interpretar el camino de tu narración. Al final, el recurso del médico aparece como muy providencial, para poder cerrar el relato y dejar al lector con un palmo de narices. Los tres últimos párrafos parecen pertenecer, por la forma, a otro relato. Se ven como descolgados del resto. Más objetivos, los otros, más poéticos. Parece como si el relato hubiera sido escrito en dos épocas distintas (pueden ser dos épocas distintas en tu ánimo, aunque sólo hubieran pasado unos minutos).
    Dominas bien el lenguaje pero la falta de comas es notable. No soy muy bueno analizando los fallos ortográficos, sintácticos y de forma, más bien me aburre, pero creo haber visto algunos que con cuidado se corrigen. Creo que tienes vena, lo que has de hacer es practicar mucho y , tratar de no ser un jeroglífico para el lector, porque si no éste se aburre y se larga a otro cuento. A algunos les puede gustar el estilo de tus metáforas, a mí me gusta, pero me consta que a muchos les puede parece aburrido y algo peor: cursi.
    Te animo a que nos sigamos leyendo, sabiendo de antemano que eso no es fácil. Todo el mundo escribe, es verdad, pero la excelencia son muy pocos los que la consiguen.
    Un abrazo.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 18:33
  9. 9. siulLegna dice:

    Gracias Manuel Pla Martí por tus inteligentes comentarios y analisis, sin duda reflexionare sobre ellos.
    Un saludo

    Escrito el 20 junio 2016 a las 19:06
  10. 10. María Esther dice:

    Leí tu relato porque me gustó el título.Luego de comenzar debo decirte que me sentí atrapada por la descripción,pero que me resultó excesiva y las oraciones demasiado extensas.
    No dejo de reconocer tu acertado vocabulario y lo poético de las metáforas.
    Ahora bien hay una historia que se va a narrar
    en este poético escenario;vemos actuar al protagonista, que saca sus fotos sin problemas;luego las pasa a la computadora, las envía a su hijo.
    En ningún momento, cuando las observa,dice que las imágenes no aparecen en la pantalla; porque si se las envía a su hijo es porque las está viendo si no qué le envía.Eso es incomprensible para mi.
    Luego cuando se va no solo habla con el pintor sino que fotografía los gestos de sus manos.
    Quiero decir con todo esto, que no existe la menor duda de de la existencia de las fotografías.Así que el problema está en la computadora,cosa que tampoco se plantea.Y acá mi pregunta: ¿por qué el anciano recurre al médico a plantearle el problema?
    El final me queda colgado.
    Nos seguimos leyendo.
    Saludos.
    Maritel 126

    Escrito el 26 junio 2016 a las 01:46
  11. 11. siulLegna dice:

    Gracias Maria Esther por tus comentarios sobre el relato. La narracion no pretende ser algo lineal, racional con explicaciones lógicas para todo, sino algo sugerente, imaginativo, que refleje los distintos modos de ver la realidad que puede haber, la falta de límites que nos propone el universo.
    De nuevo agradecido por tu lectura Maria Esther.

    Escrito el 26 junio 2016 a las 11:42

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