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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El anciano y las acacias - por Manuel Pla Martí

Web: http://plamarti.wordpress.com

El anciano encontró la llave en la cerradura de la puerta, y sintió un gran alivio y unas intensas ganas de orinar. Atravesó con pasitos cortos la terraza mientras apartaba con los pies la hojarasca de las acacias, y abrió.
Había salido a las seis de la mañana, en ayunas. Tenía cita a las ocho en el laboratorio para dejar una muestra de orina; también tenían que extraerle sangre.
Se había levantado a las cinco, había ido al baño y en un frasco transparente, orinó con esfuerzo. Fue un chorro entrecortado y desigual, que le mojó los dedos, salpicó el suelo y desbordó el frasco. Lo secó con papel higiénico, lo tapó, se lavó las manos, se mojó la cara y las cuatro canas ralas; luego se fue a vestir.
Una semana antes, el médico le había dicho, después de introducirle el dedo índice en el recto y hurgar hasta hacerle saltar las lágrimas: «Esta próstata está muy abultada». Hoy iba al laboratorio, y en quince días tendría que regresar para recoger los resultados de los análisis.
Salió, introdujo la llave en la cerradura y cerró la puerta; luego, mirando las flores amarillas de las acacias, pensó: «Qué belleza». A las siete y media estaba guardando fila en una acera húmeda junto a otros veinte pacientes.

Abandonó el laboratorio con el brazo encogido, aguantando con una mano el pegote de algodón que la enfermera la había puesto sobre el pinchazo. Atravesó lentamente la calle, y en el kiosquito, Dios es amor, se comió una arepa de huevo y se tomó un vaso de peto caliente.
Pagó con un billete que llevaba doblado en el bolsillo de la camisa, guardó el vuelto y se encaminó hacia el mercado. «Hace tiempo que no voy por esos lados», pensó.
Observó el bullicio de los vendedores de carne, de fruta, de pescado… De todos los puestos lo llamaban: «¡Eh, abuelo, mira esos mangos!». «¡Abuelo, compra bocachico p’al sancocho!», y él seguía caminando. Al ver que no compraba le gritaban: «¡Carajo, vicario, métase la mano en el dril; total pa lo que le queda!».
Subió hasta el Paseo. Allí se entretuvo mirando las obras del bulevar y pensó que esas jardineras iban a durar muy poco.
El sol empezaba a calentar y le dieron ganas de tomarse un refresco. Bajó hasta la calle de las notarías, y se acercó a un trapiche. Pidió un guarapo con hielo y sintió que se le ensanchaba el corazón con aquella bendición azucarada que se le colaba por el gaznate. Fue a pagar, metió la mano en el bolsillo y sacó las monedas, pero notó que algo faltaba: «¡La llave!». Comenzó a buscar, se palpó la camisa, los bolsillos del pantalón. Nada. La llave había desaparecido. Se le ofuscó la mente, dio vueltas sobre sí buscándola por el suelo. Nada. El regusto de la caña de azúcar pareció ahogarle la garganta. Tenía que regresar sobre sus pasos.
Llegó al kiosco Dios es amor y preguntó por la llave; creyeron que les tomaba el pelo y a punto estuvieron de mandarlo al carajo.
Llegó a las puertas del laboratorio y en la recepción repitió si habían visto una llave. Nadie sabía nada. Un sudor denso le empapapó la camisa. La voz de una mujer le preguntó si se encontraba bien. Fue el mayor signo de comprensión que encontró en aquella búsqueda inútil.

Apesadumbrado decidió montarse en un bus y regresar a casa. «Lo que tuviera que ser sería», y sentado en la banca, junto a la ventanilla, trató de ordenar sus ideas. «¿Qué podía haber pasado?», pensó, y de pronto se le hizo la luz: «¡Tiene que estar puesta en la cerradura!».
Llegó frente a su casa, cruzó la terraza y el corazón le dio un brinco de alegría; toda su angustia se disipó: en efecto allí estaba.
Abrió la puerta, fue al baño y con el desahogo reflejado en sus ojos regresó a la sala. Sobre la mesa vio un pedazo de cartón. «Esto no estaba aquí», pensó. El cartón tenía algo escrito:
«Güebón laprosima ves
quita la yabe dela
chapa».
Se dio cuenta de que faltaba el televisor, el equipo de sonido, el cofre con las cenizas de su mujer… Al entrar en su habitación todo lo encontró revuelto.
Se sentó en la cama, miró a su alrededor y dijo en voz baja: «Habría sido mejor no salir de casa».

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37 comentarios

  1. 1. VarsoZergy dice:

    jaja le robaron todo

    Escrito el 17 junio 2016 a las 19:42
  2. 2. Marcelo Kisi dice:

    Hola Manuel!
    Qué bueno leerte! Soy tu vecino tres pisos arriba, el 162, así que me tocas leerte primero.
    Casi escribo de lo mismo: un anciano que es anciano, nomás, y le pasan cosas de anciano. Esas historias siempre encogen el corazón, quizás porque nos hacen pensar en nuestros padres.
    La historia en sí pareciera tener dos finales: uno es sabido porque lo develaste en la primera frase, por lo cual el lector pierde interés en la búsqueda, entonces narrativamente se puede reducir. El segundo es el que sorprende y ahí habría que invertir más.
    Creo que ese es el principal mérito de tu relato, la denuncia contra una sociedad que abusa de la vulnerabilidad de los viejos con cinismo puro. Me llenan de frustración las historias de vendedores telefónicos que logran con demasiada facilidad venderles cosas que no necesitan en absoluto, o demás estafadores. Me das inspiración para incursionar por ahí, creo que nuestros viejos se lo merecen.
    Además escribís muy bien, así que disfruté mucho con tu historia, por muchas razones.
    Gracias por eso!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 02:31
  3. 3. siullegna dice:

    Original relato casi policiaco. Esas frases cortas describiendo la acción poquito a poco son maravillosas, te mantienen la atención durante toda la narración con un excelente final. Enhorabuena Manuel.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 12:15
  4. 4. María Kersimon dice:

    Buenas tardes, Manuel,
    Un gusto leerte de nuevo. Voy por la tercera lectura. Te cuento. En la primera lectura me impactó y enganchó la primera frase. Contundente. La primera conjunción quizás sobra (“y”) pues luego se repite. Pero eso se nota en la tercera lectura. Estas primeras frases que cogen al lector de la solapa y lo arrastran al interior de la historia. Qué buenas. Como por ejemplo “José Palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado”. Aquí también hay dos “y” y viene de quien viene, así que no pasa nada. Tu primera frase y la que le sigue, de entrada, me hablaron de un mundo profano, parco en aspavientos y profundamente humano. como siempre sucede con tus personajes, éste es un ser de carne y hueso, humano a más no poder en su desnudez y vulnerabilidad. Sus pasitos cortos, sus chorros de orina irregular que desbordan el frasco y su forma de lavarse la cara y peinarse retratan la persona desde los rasgos más cotidianos. Tuve dudas acerca de si “Dios es amor” expresa la sensación del anciano al encontrar solaz en el quiosquito o si es el nombre del mismo.¿En tal caso quizás debería ir entrecomillado?
    Uno percibe el gesto del anciano al doblar el billete e introducirlo en el bolsillo y luego penetra con él en el rico ambiente del mercado y oye las palabras sonoras que le dedican al viejo. Vemos a través de su mirada crítica y conservadora las obras que se han realizado “a lo rápido” y con menos calidad que en su tiempo en que se hacían las cosas bien. Aparecen muchos nombres de comidas y bebidas desconocidas por mí (probablemente caribeñas) pero que suenan musicales y exóticas. Uno puede ir recreando la atmósfera de la ciudad. A la mitad del cuarto párrafo, tras el descubrimiento de la ausencia de la llave, la atmósfera apacible casi festiva del relato cambia radicalmente, al tiempo que la química del anciano vira del disfrute tranquilo a la ansiedad. El cambio está muy logrado. Las frases se acortan,se fragmentan, el ritmo sincopado se asemeja al pulso acelerado del hombre. Percibimos su nerviosismo y su confusión. Se agita, se desespera y se encuentra con la incomprensión. Durante todo el texto en general se percibe el lugar y el nivel de respeto que obtienen los mayores en la sociedad que se describe.
    Cuando parece que hemos llegado al desenlace positivo sobreviene la nota más cruel:se han aprovechado del despiste del anciano y no solamente le han robado sino menospreciado e insultado (“Güebón”). Un desenlace amargo en verdad porque arroja una nota pesimista sobre una sociedad que no respeta a sus mayores y sobre lo que le espera a uno de mayor en esta sociedad. La nota pesimista que, en realidad, suele estar presente en algún grado en los relatos de Manuel?
    Segunda y tercera lectura: el tiempo del relato se ve afectado por la obligatoriedad de empezar con la frase dada. Tu ya la sitúas al final, lo que te obliga a hacer una vuelta atrás para narrar el inicio de la jornada y lo solucionas usando el pluscuamperfecto. Mezclas unas frases con el pretérito perfecto, “había ido al baño y en un frasco transparente, orinó con esfuerzo. Fue un chorro entrecortado y desigual, que le mojó los dedos, salpicó el suelo y desbordó el frasco. Lo secó con papel higiénico, lo tapó, se lavó las manos, se mojó la cara y las cuatro canas ralas; luego se fue a vestir”. Me quedé pensando si era lo correcto. A mí también me pasó. El cambio de química y de ritmo después de la bebida dulce está muy bien logrado. El relato podría cerrarse con la frase “en efecto allí estaba” que nos devuelve al principio, y parece que así va a ser cuando… golpe de teatro.
    Me parece una elaboración muy lograda sobre hechos cotidianos harto anodinos que podrían pasar desapercibidos por insignificantes. Tu los describes de tal manera que les das significado y los haces relevantes.
    Muy bueno como siempre. Un saludo.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:17
  5. 5. Alush dice:

    Querido Manuel, gusto conocerte.
    Soy nueva en el blog y con ganas de aprender.
    Me gustó tu cuento , la fluídez con la que escribis y el hecho de hablar de las cosas cotidianas. y lo que los amigos te escriben lo comparto. A mí personalmente no me gustó la frase final:
    Habría sido mejor no salir de casa
    Me suena trivial y no expresa sus sentimientos.Se me ocurrió que podrías haber jugado con el cartel que leyó, la forma que lo escribieron o algo humoristico con eso. Sólo una idea
    Te sigo leyendo. Mi cuento es el 102

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:33
  6. 6. beba dice:

    Hola, Manuel: Aplausos por tu historia; impecable, pintoresca, realista, sin tragedia que ciegue para disfrutar las acacias. Me cuelgo del prolijo análisis de María que ilumina los cómo y los porqué de esta joya.
    Muchas gracias por tu visita y comentario.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 23:36
  7. 7. Manoli VF dice:

    Hola, Manuel.

    Tu relato nos lleva a acompañar a un anciano en la cotidianeidad de su vida diaria. Llevas bien la historia y nos introduces en el pensamiento y discurrir del personaje, pero ahora voy con las cosas que me han chocado un poco en la lectura:

    -En la primera frase: “El anciano encontró la llave en la cerradura de la puerta, y sintió un gran alivio y unas profundas ganas de orinar” Creo que la sensación de alivio es la prioritaria, por mucho que lo físico apremie, luego yo pondría: “El anciano encontró la llave en la cerradura de la puerta, y sintió un gran alivio a la vez que aumentaban sus ganas de orinar”
    -Salió, introdujo la llave en la cerradura y cerró la puerta; luego, mirando las flores amarillas de las acacias, pensó: «Qué belleza» Me resulta algo automática esta frase, que podría ser: “Salió y al cerrar la puerta le llamaron la atención las flores…” Lo de “Salió, introdujo la llave y cerró” carga un poco la lectura, aún cuando tu intención sea la de resaltar que cierra sin fijarse y con la distracción de las flores olvida la llave, creo que con decir que cerró la puerta bastaría, pero es una apreciación personal.

    También aquí se me hace algo automática: “Subió hasta el Paseo. Allí se entretuvo mirando las obras del bulevar y pensó que esas jardineras iban a durar muy poco.”

    Entiendo que quieres reflejar los actos y secuencias del personaje, pero veo aquí una forma muy esquematizada de su pensamiento: “pensó que esas jardineras iban a durar muy poco” ¿Por qué? tal vez podrías aclararlo un poco más.

    Finalmente, lo del kiosquito “Dios es Amor” al referirte a su nombre ha de ir en cursiva o entre comillas. También el diminutivo Kiosquito delata la presencia del narrador, pero son detalles apreciativos solamente.

    Tu prosa es buena y por eso te he detallado lo que, a mi juicio, la ha enlentecido un poco.

    Un placer leerte. Te invito a pasarte por mi escena (131)

    Un saludo, Manuel.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 14:13
  8. Para Manoli VF
    Gracias por leerme. Te tengo en lista de textos a comentar.
    Tienes razón en que algunos pasajes están redactados tipo telegrama, pero aquí juegan las 750 palabras de las que no te puedes pasar. Tal vez sea la manera que tengo de montar la historia. Primero la escribo tal como a mí me sale y ocupo unas 1200 palabras. A partír de ahí hay que empezar a recortar para encajarla en 750. Es muy difícil que esos cortes no se noten aunque hago el máximo esfuerzo.
    En Dios es amor, en efecto le faltan las comillas, ya me lo advirtieron más arriba.
    Y es cierto, siempre se podría hacer mejor de lo que se hace.
    Gracias por tu visita y saludos

    Escrito el 19 junio 2016 a las 16:47
  9. Para Beba:
    Gracias por darte la pasadita por mi texto. Tus comentarios son muy valiosos. Espolean las ganas de hacerlo cada vez mejor.
    Gracias de nuevo y saludos.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 16:52
  10. Hola, María Kersimon
    Muchísimas gracias por ese análisis tan exhaustivo que has hecho de mi relato. Quise reflejar, recortando mucho por cuestión de espacio, una mañana de un anciano común y corriente sometido a los problemas que aparecen a esa edad. Problemas de salud, de soledad, de incomprensión, de vulnerabilidad, en fin a lo que se encuentra una persona mayor, y se me ocurrió esta historia tan común y que a cualquiera le puede pasar. Lo de los nombres de las comidas corresponden en efecto al norte de Colombia, y la ciudad está ambientada en lo que era años atrás la ciudad de Barranquilla. Bocachico es un pescado de río; zancocho es lo que aquí se entiende por olla, pero con los ingredientes de la región; guarapo es un jugo de caña de azúcar exprimida. He querido mantener los nombres para darle un poco más de autenticidad. Las acacias, los robles y el matarratón son árboles que aparecen en calles y terrazas de la ciudad, lo mismo que los árboles de mango. En fin, todo muy típico.
    Veo por otro lado que eres una buena lectora de García Márquez. “El general en su laberinto”, creó mucha polémica cuando salió. Muchos opinaban que desmitificar la figura de Simón Bolívar no era bueno. Esos países se apropian de la figura de Simón Bolívar cada uno a su manera.
    Muchas gracias repito y ya me he pasado por tu relato. Muy bueno
    Saludos.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 17:24
  11. Para Siullegna.
    Garcias compañero(a) por comentar mi relato. Agradezco tus palabras.
    Voy a pasar por el tuyo.
    Saludos

    Escrito el 19 junio 2016 a las 17:29
  12. Para Alush.
    Muchas gracias por interesarte en mi relato. Como eres nueva no te tenía en la lista para leerte y comentar tu texto. Lo haré tan pronto como pueda. Si, en efecto, me inclino por lo cotidiano a la hora de escribir. Para algunos puede ser falta de imaginación, pero lo cierto es que los temas cotidianos dan para mucho. Yo creo que no hay historias malas. Hay historias bien o mal escritas. La virtud está en saberlas escribir.
    Puede que la última frase sea intrascendente, no se, no siempre es fácil encontrar la frase adecuada.
    Gracias y nos leemos.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 17:38
  13. Para Marcelo Kisi

    Hola Marcelo. Gracias por tu comentario. Leer que disfrutaste mucho con mi historia me llena de satisfacción, sobre todo por venir de donde viene. Para mí eres un referente. Si la literatura además de su parte lúdica no tiene un fin social, para mí está incompleta. Es preciso hablar de los dramas que afectan a las personas. Es necesario crear conciencia, y quien escribe, cada uno en su capacidad y medida, tiene en su mano una herramienta para que se visualicen, y así tal vez se puedan corregir, ciertas injusticias.
    He dejado mi comentario sobre tu texto. Muy bueno como siempre.
    Saludos y nos leemos.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 18:04
  14. Para VarsoZergy
    Hola.
    Gracias por pasarte por mi texto.
    Saludos y nos leemos

    Escrito el 19 junio 2016 a las 18:05
  15. 15. Isolina R dice:

    Hola, Manuel:

    Está bien esta historia del anciano que deja la llave puesta y un ladrón le roba en casa. Claro que no parece muy verosímil que el abuelillo sienta alivio y alegría cuando encuentra la llave en la cerradura. Hubiera sido mejor que la hubiera perdido en cualquier otra parte. Los cacos no hubieran tenido forma de ralacionar llave con vivienda y no hubieran entrado. Tener que llamar a un cerrajero para que le abriese la puerta y le cambiase la cerradura sería menos problema que lo que en verdad le pasó. Yo no hubiera hablado de “alivio” por hallar la llave perdida justo en el sitio peor donde pudo perderla.

    En fin, creo que la primera parte, cuando el anciano aún no ha notado la pérdida, se hace algo más larga de la cuenta, con demasiados detalles que no tienen importancia para la trama. Yo hubiera incidido mucho más en la búsqueda, desde el momento en que echa de menos la llave, y en la entrada en casa y el descubrimiento del robo. Teniendo en cuenta que solo disponemos de 750 palabras hay que ajustar muy bien.

    Me encanta tu estilo. Pero esta historia me convence bastante menos que la de la escena pasada. Veo en ella un planteamiento bastante más largo de lo debid, con un nudo bastante retrasado. En mi opinión, había que haber dedicado más espacio al nudo. Creo que esto es consecuencia de la forma de crear (como tú has dicho, cortando palabras de un texto más largo, hasta dejarlo en las 750).

    Yo no siento el entusiasmo que muestran los otros compas en sus comentarios porque me ha decepcionado un poquillo.

    Te señalaré algunas cositas para mejorar en cuanto a la forma:

    1 En: “Atravesó con pasitos cortos la terraza mientras apartaba con los pies la hojarasca de las acacias” se repite “con”, puedes cambiar el primero por “a”. Lo mismo pasa en: “Abandonó el laboratorio con el brazo encogido, aguantando con una mano el pegote de algodón”. Intenta decirlo de otro modo.

    2 Yo pondría coma en: “Al ver que no compraba, le gritaban”, “Apesadumbrado, decidió montarse” y “Al entrar en su habitación, todo lo encontró revuelto”.

    3 En: “pensó que esas jardineras iban a durar muy poco”, yo pondría “aquellas”.
    4 “empapapó” debería ser “empapó”. (¿o se dice así en tu país??

    5 Cuando el personaje piensa, las palabras textuales se entrecomillan. Cuando las palabras de los pensamientos del personaje nos las da el narrador y no son textuales no van entre comillas.
    Debe ser: “«¿Qué puede haber pasado?», pensó” (tienes “podía”, que es el tiempo que usaría el narrador, así que mal porque le has puesto comillas al pensamiento como textual).
    Debe ser: “«Lo que tenga que ser será»” o “Lo que tuviera que ser sería” (como ves he puesto con comillas la primera opción y sin ellas la segunda, tú tienes con comillas la segunda y eso es incorrecto).
    Los demás pensamientos que aparecen están bien.

    Nos seguimos leyendo.

    Espero que mis sugerencias te sirvan.

    Saludos.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 18:31
  16. Hola, Isolina:
    Eso de las comas es un caballito de batalla que requiere más atención, estás en lo cierto.
    Lo de empapapó, error, sobra un pa. Me di cuenta cuando ya estaba enviado.
    Esas o aquellas es una cuestión subjetiva. Pueden ser ambas.
    Las comillas están bien, lo que está mal es el tiempo verbal empleado
    porque lo que pretendo es expresar el pensamiento del personaje de manera textual.
    Muy pedagógicas tus intervenciones y por supuesto, claro que mesirven.
    Saludos

    Escrito el 19 junio 2016 a las 23:37
  17. 17. El Graffo dice:

    Hola Manuel,

    El principal pero que tengo con el cuento es el final. Esa frase habría sido un buen cierre si desde el principio mostrara un conflicto con la idea de salir.

    Por otro lado, también entiendo la dificultad que mencionas al escribir un texto de 1200 palabras y luego tener que reducirlo a 750. Un día en la vida de un anciano donde pasan tantas cosas da para muchas más palabras y tuviste que cortar mucho cada escena, lo que me lleva a la siguiente sugerencia: mostrar, en lugar de contar.

    En un párrafo dices “Observó el bullicio”, lo puedes hacer más pesado/dramático con acciones como empujones, gente cruzando de un lado a otro, tener que gritar para hacerse oír, etc. Así hay varias cosas que puedes cambiar como pensamientos, ideas de los personajes que son muy directas. Esto mejora la carga dramática del texto, pero tiene un problema: suele requerir más palabras.

    Por lo demás, otros lectores ya han hecho las observaciones sobre el resto de detalles.

    Gracias por comentar mi relato. ¡Espero leerte en Julio!

    Escrito el 20 junio 2016 a las 02:16
  18. 18. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Manuel,
    Me ha gustado el relato, como siempre. Pero esta vez me ha parecido que el final tiene poco gancho, simplemente le roban…
    Nos leemos!

    Escrito el 20 junio 2016 a las 16:14
  19. 19. Wiccan dice:

    Buenas Manuel,
    A mi me ha gustado el relato, pasando por alto esos detalles “técnicos” de los que sinceramente no fui consciente creo que haces un muy buen relato costumbrista al narrar el día de este anciando. En cuanto al tema de la trama tengo dos sensaciones contrapuestas:
    – la primera que es la que tenía mientras leía el texto era que no tenía muy claro en que momento enmarcar la historia tras ese primer párrafo inicial. Reconozco que probablemente fuera un fallo de interpretación mío, pero creo que ayudaría que el segundo párrafo empezase con una frase del tipo “recordaba tenerla a las seis de la mañana, tras salir en ayunas de su casa”. Esto me despistó un poco de la trama y en cierto modo coincido con los compañeros en que hace parecer que no existe un conflicto que resolver. En cualquier caso, pese a que tenía esa sensación, tal y como relatas la historia se disfruta igual porque pareces estar dentro de las situaciones que vive el anciano. Los nombres tradicionales de comida y expresiones que incluyes se agradecen y mejoran el texto pese a que no se tenga identificado a donde corresponden (un plus del texto que nos ayuda a culturizarnos)
    – Al terminar de leer el texto me salió una sonrisa y pensé, “mira tu, ya han jugado conmigo”. Me dejaste tener esa sensación que te comentaba sobre que el texto no me llevaba a nada nuevo y toma final, incluso con sorna del ladrón. Y entonces miré toda la historia desde otra persectiva, desde un punto de vista en el que la historia cotidiana tenía su valor y, aún así, me habías sorprendido sin salirte de esa historia. Evidentemente no me hace gracia que roben a un anciano, pero tras esa historia en la que parece que no tienes nada que descubrir encontrarte un ladrón con el humor (o mejor la mala leche) de dejarle la llave en el sitio donde la dejó el anciano y además una nota me pareció muy original.
    Formalmente ya te digo que no noté nada importante (quizás tuve el mismo despiste con el nombre del kiosko la primera vez, porque yo pensé que era el anciano alegrándose de comer algo despues del análisis tras estar en ayunas). Lo dicho, que me ha sorprendido y me ha gustado. Seguimos leyéndonos.
    Un saludo!!!

    Escrito el 20 junio 2016 a las 19:18
  20. Hola, Wiccan.
    Muchas gracias por tus palabras. Quien se mete en eso de la escritura, ha de tener muy presente que no es monedita de oro, para gustarle a todo el mundo. Si a eso le sumamos los fallos que se cometen, de forma consciente o inconsciente, pues sale lo que sale; y de las críticas se aprende, y mucho.
    Todas mis historias acostumbran a ser realistas, de tipo social y que toquen un poco la conciencia. Tal vez sea un poco pesimista y eso se refleja en mis escritos, alguien lo ha notado ya, pero es difícil ser autor y desconectarte por completo de tus personajes, Se logra, pero siempre queda un poso.
    Bueno, total para decirte que agradezco mucho tus palabras y seguimos en el tajo. El próximo mes veremos que nos trae.
    Precisamente antes de darme cuenta de tu comentario, estaba empezando a preparar el que tengo que mandarte. No he leído todavía tu relato. Y es que me organizo de la siguiente manera. Cuando aparece el listado de relatos el día 17 de cada mes, copio los quince o veinte que voy a comentar en sendas hojas de Word, luego debajo de cada relato debidamente leído, señalando y resaltando todo lo que me llama la atención, escribo el comentario. El tuyo es el inmediato y ya faltan pocos.
    Saludos.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 21:07
  21. Hola Graffo.
    Gracias por tu comentario. Tomo nota de tus palabras porque la realidad es la que comentas. Es mejor mostrar que contar, desde luego, lo que pasa que eso que es una ley en narrativa a veces se olvida o es difícil encajar. En definitiva, se hace lo que se puede.
    Gracias y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 21:14
  22. Hola Diego Manresa.
    Te agradezco tus palabras. Te sumo a la lista de comentarios pendientes. Voy a leerte en cuanto pueda.
    Con respecto al final del cuento, pues si, se trata de un robo que es lo más normal que suceda. Pudiera haber entrado el anciano en casa, encontrarse con el ladrón y haber muerto apuñalado, pero consideré que para ese caso y el contexto en que se desenvuelve la historia, era mejor un final semidulce o semiagrio, según como se mire. de todas maneras se que puede haber muchos finales y nunca serán del gusto de todos.
    Gracias y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 21:26
  23. 23. merchylam dice:

    Hola Manuel,
    Bueno, a mi si me parece coherente que el anciano encuentre la llave y sienta alivio y alegría, lo que no lo es tanto es que hasta que no encuentra el cartón no se dé cuenta de que le han robado. Más que nada porque cualquiera de nosotros al ver la llave en la cerradura pasando toda la mañana fuera lo primero es pensar: ¿Me habrán entrado a robar? Y entrase incluso con cautela incluso con temor por si un posible ladrón pudiera estar todavía en la casa. Y ese creo es el quiz de la verosimulitud.
    En la segunda lectura ya entendí el primer párrafo enlazado con el final más que nada porque no entendía lo de la terraza. Soy lentita, lo siento. Me preguntaba, ¿tiene el baño fuera? ¿En una terraza?. Luego ya caí e imaginé que te refieres a lo que aquí, al otro lado del charco grande, llamamos jardín. Una especie de jardín delantero.
    Como a Maria Kersimon, las bebidas y comidas, suenan exóticas, deliciosas, apetecibles.
    El final, no está mal, pero esa frase se queda corta. Yo creo que se sentiría, triste, desolado, vulnerable, perdido, inseguro…y ese sencillo no tenía que haber salido de casa, aunque imagino que quiere tener esa intención dramática, no lo logra del todo. Por lo tanto es un problema de espacio. De recorte.
    He leído que sueles hacer así, que escribes el suelo que te sale y luego recortas, o que en este caso te salieron 1200 palabras y tuviste mucho que recortar.
    Humildemente te doy un consejo; intenta no hacer eso porque se nos va de las manos demasiado. Permanece atento a la cantidad de palabras que llevas desde el principio. No pasa nada si te pasas 20, 50 palabras que ya son muchas, porque si no puede que recortes precisamente algo que hubiera funcionado. Cambia la historia si es necesario, párate y no sigas, cógela dos días después. Imagina otro final del que en principio tenías pensado. No corras, sin prisa.Porque, y a mi también me ha pasado en alguna ocasión, que hemos hecho un texto con 1000 palabras y luego recortarlo, es como tratar de recomponer un jarrón roto, se notan las fisuras.
    Aún así, la historia está bien, muy prosaica al principio, me ha dado hasta un poco de repelus, el hurgar del médico, pero muy visible y real.
    Estoy en el 157. Cuando puedas y te pases por allí, agradecería tus comentarios.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 23:34
  24. Hola Merchylam.
    Gracias por haberme leído, por tus opiniones y tus consejos. Son todos muy bienvenidos.
    Voy a leerte y comentar el texto, como no.
    Saludos

    Escrito el 21 junio 2016 a las 17:22
  25. 25. Jess Zyan dice:

    Ah, dios. Le robaron sus cosas al pobre hombre.
    Él inicio me arrancó un par de risas, sobre todo porque no esperaba una situación tan cotidiana como ir al baño.

    En el apartado narrativo, tienes un texto muy completo y digno de competir en cualquier concurso. Tu estilo narrativo se inclina mucho hacia las descripciones, y se ve que sabes sacar ventaja de ello.

    Un muy divertido cuento el que nos permites leer.
    Felicidades por este buen trabajo.

    Escrito el 22 junio 2016 a las 22:56
  26. 26. Isan dice:

    Hola Manuel:

    Tenía ganas de cumplir otras visitas de contestación para llegar a tu relato porque sabía que me iba a gustar y, efectivamente, así ha sido. La presentación ha sido un indicativo de lo que vendría. Me he imaginado la escena apartando la hojarasca, más por el efecto de ir arrastrando los pies que de un acto voluntario. Me ha parecido genial y la sonrisa que me ha provocado ha durado hasta el punto final.

    Por poner una pega, las ganas de mear se supone que ya las llevaría antes de la carrera, pero por el tenor del relato parece que le entran al ver la llave.

    No sé si este relato tiene una intención profunda o una historia. Tal como está redactado no lo necesita. Para mí es suficiente que me haya parecido escrito con un fino humor, divertido y magníficamente narrado, con golpes geniales, Detalles que no tienen desperdicio, la próstata, la auscultación, el paseo, el mercado, la nota de los cacos, su comentario final.

    Los detalles que te han comentado se pueden corregir, pero el fondo no podías haberlo hecho mejor. Hasta el próximo.

    Escrito el 24 junio 2016 a las 23:55
  27. 27. charola dice:

    Hola Manuel! Tu relato me ha gustado. Al comienzo te diré sinceramente, no sabía adónde ibas con la descripción de las actividades del día del buen anciano, pero al final entendí perfectamente por qué nos relataste todo lo que hizo el protagonista. Buen trabajo.
    Felicitaciones.
    Te invito a leer el mío, estoy en el 176.

    Escrito el 25 junio 2016 a las 05:28
  28. 28. Jordi Lafuente dice:

    Hola Manuel.

    Lo primero, gracias por tus comentarios a mi relato. No he leido los comentarios de lo scompañeros así que puede que repita algo.

    Los saltos temporales que haces en tu texto son interesantes, pero también confusos. Por ejemplo, los dos primeros párrafos están escritos en pasado, pero el segundo es “más pasado” que el primero. Para que esto quede claro, podrías haber utilizado referencias mas claras: Al atardecer, el anciano encontró las llaves….

    No entiendo porqué el protagonismo de las acacias —que incluso están en el nombre— Cuando no tienen ningún papel determinante en la historia.

    Aunque no me suelen gustar los relatos de tipo “anécdota” todo este juego de tiempo es interesante. También me gustó el uso de localismos que crea una diferencia de tono entre el narrador y los personajes que se va encontrando.

    Me falta que lo que le va ocurriendo por el camino tenga relación con lo que le pasa. Como dice aquel, si lo quitas y sigue igual, no lo pongas. Podría encontrarse por el camino con un tendero que le quiera vender una televisión pero que él la rechaze argumentando que ya tiene una …

    Espero que te sirva.

    Escrito el 25 junio 2016 a las 14:46
  29. 29. earendil dice:

    Hola, Manuel Pla Martí.
    Es la primera vez que te leo y he venido movida, en parte, por algunos comentarios tuyos a otros compañeros y, además, por tu defensa de las historias realistas y cotidianas frente a las de ciencia ficción y fantásticas (en el acalorado debate que se montó al principio de mes)
    Tu historia no me ha decepcionado en este aspecto. Has escrito una historia de la vida cotidiana de un anciano un tanto desmemoriado, por cierto, tema más utilizado este mes para los relatos. No puedo dejar de reconocer que está muy bien escrito, sin faltas de ortografía ni de puntuación (salvo algunas pequeñeces que ya te han señalado). El lenguaje utilizado es correcto, sin demasiada adjetivación y con frases cortas que le imprimen un buen ritmo de lectura al texto. Sin embargo, como otros compañeros ya te han dicho, la primera parte se hace un poco larga, hasta que el anciano descubre la falta de la llave en su bolsillo. Está claro que con pequeños detalles, algunos muy sutiles, vemos el mundo a través de sus ojos, los de un anciano, y de cómo la sociedad trata a los mayores (que por cierto, me ha parecido un poco exagerada. Donde yo vivo jamás se han burlado de nadie por estar buscando nada, y menos una llave). Pero hasta ese punto la historia me ha resultado muy plana, no me aportaba nada especial que me llamara la atención. La frase del final se me queda corta. En ningún momento de la lectura, el anciano reniega de salir de casa sin ganas, o que no le gustase ir a pincharse. Debería haberse reflejado su disgusto desde el principio, así la frase final ganaría peso.
    En cuanto a la forma, ya te han aconsejado los que más saben de esto. Me han gustado mucho algunas palabras de desconocía y que he tenido que buscar: bocachico, sancocho, arepa, peto, guarapo… También has utilizado una expresión que donde yo vivo se escribe diferente: “guardó el vuelto”, que aquí decimos “las vueltas”.
    Ha sido un placer leerte.
    Un saludo.
    Nos leemos.

    Escrito el 26 junio 2016 a las 17:35
  30. Hola, Jess Zyan.
    Agradezco tus palabras. Me alegro que te haya gustado. En efecto, tal vez me incline más hacia la descripción que hacia el diálogo.
    He comentado tu texto.
    Saludos y nos leemos.

    Hola, Isan.
    Aprecio mucho tus palabras y espero que nos sigamos leyendo.
    He comentado tu relato.
    Saludos.

    Hola, Charola.
    Gracias por leerme y agradezco que te haya gustado.
    Creo que todos tratamos de dar lo mejor cuando nos ponemos a escribir, pero a veces se consigue, otras no y otras a medias. En eso estamos.
    Tengo pendiente comentar tu texto que ya he leído y me ha parecido muy bueno.
    Saludos.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 06:03
  31. Hola, Jordi Lafuente.
    Gracias por tus comentarios.
    Las acacias las he tomado como elementos que distraen al anciano. Tal vez sin ellas en el relato no tendría justificación su distracción, pero claro, comprendo que todo es muy relativo.
    En lo de caminar por el mercado, lo único que quise es mostrar el gozo del anciano de volver a caminar por lugares por los que hacía años no pasaba. En realidad a excepción de la pérdida de la llave todo es muy subjetivo y pudiera haber sido sustituido por otro tipo de escenarios, pero salió así.
    Y de verdad que todos los comentarios sirven.
    Gracias y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 09:41
  32. Para Earendil
    Gracias por haberte dejado caer por mi relato, así tendré ocasión de leer el tuyo y comentarlo, que de otro modo hubiera sido más difícil.
    El tema del anciano desmemoriado es muy recurrente, se da mucho, desgraciadamente así son las cosas. Veo que haces un análisis bastante favorable, lo cual me satisface. Como ya he dicho antes, hay muchas limitaciones y condiciones para crear el relato de 750 palabras, al final cuesta bastante encajarlo; supongo que a todos nos pasa, y cansado de cortar y recomponer se deja, pensando que el próximo saldrá mejor. Tienes razón en las apreciaciones que haces sobre la frase final. Hay que dar pistas. En cuanto a las palabras, están en el vocabulario culinario diario de la gente del norte de Colombia.
    Saludos y nos leemos

    Escrito el 27 junio 2016 a las 13:11
  33. 33. Wolfdux dice:

    Con tan buenos y constructivos comentarios que te han hecho me limitaré a decirte que el relato me ha gustado. Ha sido divertido leer la nota del ladrón:
    “«Güebón laprosima ves
    quita la yabe dela
    chapa».”

    Sublime. Un saludo.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 18:07
  34. 34. Jordi Lafuente dice:

    Hola Manuel.

    Gracias por tus aclaraciones, ahora entiendo mejor al historia. De todas formas quería aclararte que cuando no veo el sentido del uso de un elemento, no es por el elemento en si, sino por el uso.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 19:52
  35. 35. Miriam Torres dice:

    Hola Manuel

    Ya sabes que siempre comento tus textos por el mero hecho de haberlos leído, pero sin ningún ánimo de crítica. Como ya he visto, las puntuaciones son tu “caballo de batalla” pero creo que es algo que nos pasa a todos.

    Lo primero es darte las gracias por las valoraciones de mi texto, el cual veo que entendiste bastante bien.

    Y lo segundo es que, una vez más, tu texto me ha encantado. Tiene un punto divertido, entre otras cosas porque me imagino al pobre ancianito y todas las cosas que le suceden ese día, y no puedo evitar reírme, aunque también me apene por la faena que le hacen en la casa. Los personajes son muy tuyos y es una marca como autor.

    Una vez más, te felicito.

    Escrito el 29 junio 2016 a las 20:47
  36. Gracias Miriam.
    Somos constantes en nuestras lecturas y en nuestros comentarios. Eso de la puntuación no es precisamente fácil y mira que trato de afinar la vista, pero siempre se escapa algo.
    Gracias de nuevo por tus palabras.

    Escrito el 30 junio 2016 a las 21:10
  37. 37. KMarce dice:

    Saludos Manuel:

    Muchas gracias por leer y comentar mi texto, ahora, haciendo tiempo he logrado llegar al tuyo.

    ¡Vaya relato! Me ha gustado de principio a fin. Si he visto algunos tiempos verbales simples, que a algunos aconsejan evitar; pero leyendo el texto, creo que se te hizo mas conveniente porque hay mucho que decir en tan poco espacio. Aunque pensé que eso de ir diciendo a “puntillas” todo lo que hacía el protagoinista, no es el estilo de mi predilección; a medida que leía comprendí que es “lo habitual” en la mente de una persona mayor. Mi abuela, hacía algo y “lo decía”, como una forma de reafirmar lo que hacía, era lo correcto.

    No he leído a tus comentaristas, así que no sé si he dicho algo repetido. Lo que sí voy a darte gracias es el lenguaje tan coloquial que has usado. ¡Me encanta! He encontrado palabras nuevas y expresiones que también utilizamos por este lado de América. Pero, todo ha sido muy visual para mí.

    En cuanto a la trama, me gusta mucho que desde el inicio ya sabiamos que él creía haber perdido su llave. Al menos yo, me sentí empática con el anciano, volviendo los pasos, en busca de su supuesta llave perdida. Mi papá es así, a veces me envía, cuando va para la calle, a buscar por toda la casa su llavero; para que después de un rato, toque el timbre en repetidas ocasiones y me diga: Las tenía en el pantalón (sí, ese mismo que lleva puesto).

    Creo que con mucho más espacio, se puede mejorar algunas expresiones de tiempo pasivo; pero aún con ello, he disfrutado con una enorme sonrisa línea por línea.
    Me gustó mucho esta historia tan cotidiana que seguro, más de alguno identificará a alguien que conoce. 🙂
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 6 julio 2016 a las 23:17

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