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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El baúl de los recuerdos - por Nube Blanca

Web: http://mis-aventuras-literarias.blogspot.com

El anciano encontró la llave en un rincón lleno de objetos innecesarios, mezclados entre las motas de polvo que sólo servían para darle un toque abandonado al cajón de la mesita. La llave tampoco estaba aislada de todo el mercadillo de cachivaches y telarañas, y su color antes dorado, se había convertido en una pieza de hierro oxidada.
Al tocar el objeto con las manos arrugadas sintió que podía respirar con más facilidad de algún modo, y su boca se convirtió en una sonrisa de melancolía. Puede que estuviera pensando en su difunta esposa, o tal vez estuviera pensando en su juventud, pero la cuestión es que sus ojos lagrimosos se iluminaron ligeramente. Así pues, cogió la llave y se levantó con cuidado, ayudando a su espalda posando una mano sobre el lumbar, mientras su cara de alegría se mezclaba con la de dolor.

Salió de aquella habitación de olor rancio, y cruzó el pasillo de blanco y negro, pues los retratos que colgaban en las paredes eran fotografías antiguas; de cuando él todavía era joven y ágil. Continuó andando por el corredor, dejando atrás las puertas a ambos lados hasta que llegó a una puerta con un cristal de color amarillento. Lo abrió con un ruidoso chirrido que despertó a toda la silenciosa casa, pero como vivía solo desde hace tiempo, nadie más se dio cuenta, ni siquiera la mujer sonriente de la fotografía más cercana. Se dirigió a la entrada cruzando por el salón; espacio repleto de pinceladas de pasado. Cogió otra llave, esta vez de color plateado y bastante nuevo comparando con el resto de los objetos de la casa, y al segundo siguiente el anciano ya estaba en el portal, con la puerta principal del piso cerrado. Subió todas las escaleras lenta y pesadamente, hasta que llegó al cuarto y último piso del edificio, donde se encontraban los trasteros. Abrió la suya, y entró a este otro espacio antiguo y perdido en las épocas de los comienzos de los años cincuenta.

Allí, en otro rincón donde la luz que entraba por una ventana del tejado apenas alcanzaba, había un baúl al cual no se le distinguía el color original, cerrado con un candado también oxidado. Al anciano se le encendieron los ojos al mirar la cerradura, y pacientemente pero a la vez sin poder contenerse, giró la llave en el agujero. Un chirrido avisó a los cuatro vientos que el pasado había sido otra vez expuesto ante el mundo, en la oscuridad del ático desordenado.

Había una fotografía, una gabardina, varias llaves, un reloj, una carta todavía sellada, varias monedas inservibles para el mercado actual, un libro fino, y entre otras cosas, también una pequeña caja de terciopelo.

Primero cogió el libro, y pasó las hojas, intentando retener las pocas palabras que era capaz de leer a causa del rápido movimiento de cambio de hoja para no perder mucho tiempo. Al llegar a la última hoja, miró al reloj, comprobando que efectivamente, todavía tenía tiempo de sobra.

Entonces, tomó las llaves, la carta sellada y las monedas anticuadas, y cuando las guardó con mucho esmero en el bolsillo al tratar de piezas clave de su pasado, se levantó apartando la vista del baúl y dirigiendo ambas manos de nuevo al lumbar. Al poner la espalda del todo recta, se encaminó hacia el otro lado del trastero, a la pared opuesta, la cual estaba prácticamente oculta por unas cajas. El anciano apartó varias fácilmente, pues estaban vacías: su única función era tapar la pared. Detrás había una pequeña puerta de acero, una caja fuerte. La abrió utilizando las dos llaves guardadas en el baúl, y dentro, entre más pertenencias que ya se encontraban allí, dejó la carta sellada y las monedas anticuadas de tal forma en que llamaran la atención al abrir la puerta de acero.

Miró otra vez el reloj, y al darse cuenta de que el momento estaba a punto de llegar, se vistió la gabardina y abrió la caja de terciopelo. Tal y como lo esperaba, se encontró con un revolver. La observó con detenimiento, y sonrió tontamente, aunque su piel se hubiera erizado a causa del miedo sin remedio. Se sentó entonces sobre el baúl, y mientras abrazaba a la fotografía con la pistola en la sien, pronunció lo que siempre quiso decir:
"Vuelvo contigo, Ana"
Se oyó un disparo, y a continuación, el ruido del coche del hijo que venía de visita.

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15 comentarios

  1. 1. alohomora dice:

    Buenas tardes Nube Blanca. Me ha gustado mucho tu escrito. Con ese toque melancólico y esas palabras tan bonitas con que describes todo. Mi enhorabuena.

    Escrito el 17 junio 2016 a las 17:30
  2. 2. Autor dice:

    Deja con un sabor agridulce y lamento decirlo pero no es por la historia en si.

    Debo destacar la forma de narrar; poetica, con ambiente de pasado y melancolia desbordando por todas partes. Creas una atmosfera cautivadora que nos transporta hacia la vivienda del anciano, y sin que este diga palabra alguna hasta el final ya nos vas dando una idea de sus emociones, de sus cargas, de su problema: esta atado al pasado.

    El mayor error que puedo sentir como lector es que nunca nos hablaras de ello mas especificamente antes del gran acto final.

    “Salió de aquella habitación de olor rancio, y cruzó el pasillo de blanco y negro, pues los retratos que colgaban en las paredes eran fotografías antiguas; de cuando él todavía era joven y ágil.”

    La oracion anterior, ahi hay una buena parte para hacernos referencia a ella. Digamos que la hubieses escrito asi:

    “Salió de aquella habitación de olor rancio, y cruzó el pasillo de blanco y negro, pues los retratos que colgaban en las paredes eran fotografías antiguas; muchas de cuando aun estaba con ella.”

    Quizas a un lector bien entendido el final ya no lo tomaria por sorpresa y perderia el impacto. Pero como siempre, esta es solo mi egocentrica opinion.

    Tambien hay algunos descripciones que sobran o bien se podrian cambiar.
    Digamos:
    “Allí, en otro rincón donde la luz que entraba por una ventana del tejado apenas alcanzaba, había un baúl al cual no se le distinguía el color original, cerrado con un candado también oxidado. ”

    Podria ser:
    “Allí, en otro rincón donde la poca luz que entraba apenas alcanzaba, había un baúl de color difuso, cerrado con un candado oxidado.

    Transmite mas o menos lo que quieres decir con menos palabras y otorga un ritmo mas fluido. De igual manera se podria hacer en otras partes.

    Creo que eso es todo. Errores ortograficos no señalo porque soy pesimo para eso. Me enfoco mas en la historia. Cualquiera puede aprender a escribir bien, no cualquier puede aprender a crear universos con palabras.

    Animo y a seguir escribiendo.

    Escrito el 17 junio 2016 a las 17:51
  3. 3. Autor dice:

    Tambien, el final, lo mismo que con la mujer. La llegada del hijo debe ser mencionada antes.

    Mientras prepara su muerte podrias escribir algo como: escuchaba el telfono sonar a lo lejos, otra vez los hombres que querian comprar su casa, penso.

    Y entonces al final podrias algo como:
    Su hijo volvio a marcar nuevamente, se preguntaba porque su padre no contestaba, tendria que ir a visitarlo.

    Y una cosa mas, alguna ves lei que LA CAIDA DE LA CASA USHER, de Poe, era una referencia a la decreciente vida del amigo del protagonista. Esa la casa era un simbolismo del amigo. Algo mas o menos asi logra recrear con esta historia.

    El ambiente de la casa es el anciano.

    Escrito el 17 junio 2016 a las 17:56
  4. 4. Nube Blanca dice:

    Gracias a los tres comentarios, realmente se aprecian vuestros ánimos y correcciones. 🙂

    Escrito el 17 junio 2016 a las 19:33
  5. 5. Zelfus dice:

    El ritmo me pareció cadencioso y la manera de presentarlo creo que se podría acelerar para que contraste con el ambiente lúgubre que planteas. Me gustaron algunas imágenes pero a la historia le falta impacto, creo yo.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 11:28
  6. 6. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Nube!!!
    Te he leido porque tu relato tiene el mismo titulo que el mio, y la verdad son relativamente parecidos.
    Me ha gustado tu historia, pero creo que abusas de adjetivos, y eso hace que pierda un poco de ritmo. El lenguaje nostalgico le pega mucho y el final es bueno, pero yo lo habr’ia contado algo mas dramaticamente.
    Nos leemos!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 11:55
  7. 7. Viajero Histórico dice:

    El final del relato está muy bien pero la primera parte me ha gustado un poco menos. Creo que repites demasiadas veces lo viejo que es todo basándote en describir cosas antiguas, quizás sería mejor que algunas de esas veces simplemente dieses a entender las cosas en vez de contarlas de forma explícita.
    En general me ha gustado, espero que sigas escribiendo y mejorando 😉 y que te sirva mi consejo.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 12:18
  8. 8. Patricia Redondo dice:

    Yo diría lo mismo que ya han dicho por ahí, demasiado descriptivo y poco narrativo, le falta , a mi parecer, contenido a la historia. Pero es un buen ejercicio, a seguir para mejorar! Si tienes ganas de leer mi texto , es el 193. Siente libre de comentar, toda aportación es bien recibida!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 13:21
  9. 9. Perla Preciosa dice:

    Hola, Nube Blanca. Empezaré haciéndote algunas correcciones de estilo, y seguidamente te daré mi opinión personal sobre el relato en cuestión.
    “Lo abrió con un ruidoso chirrido que despertó a toda la silenciosa casa”:
    No es que esté mal, pero yo siempre recomiendo poner los adjetivos detrás del nombre, dado que es una estructura más propia del español que la anteposición, especialmente cuando los adjetivos en cuestión tienen al menos tres sílabas, y son más largos que el sustantivo al que califican. Mejor que “despertó a toda la silenciosa casa” habría sido “despertó a toda la casa que estaba en silencio”.

    “Tal y como lo esperaba, se encontró con un revolver”.
    Ante todo, revólver. después, esta frase te habría quedado mucho mejor diciendo simplemente:
    “Tal y como esperaba, encontró un revólver”.
    Encontrarse con, es para las personas, más que para las cosas. Está claro que vivificas mucho el relato en general, de forma que la personificación la llevas a veces hasta el límite, como queda plasmado en la siguiente frase que te señalo, pero, aún así, esta queda mejor de la manera que te he señalado.
    “Se sentó entonces sobre el baúl, y mientras abrazaba a la fotografía con la pistola en la sien, pronunció lo que siempre quiso decir”:
    esta frase, además de decorar bastante el recurso mencionado de la personificación, dándole bastante viveza y emoción, decora también el final, que, al ser abierto e incitar a continuar la historia, nos dulcifica ese sabor agrio que teníamos en cierto modo al principio, con una descripción tan abundante que no sabíamos dónde quería llegar. No es que sobre nada, como te han dicho (al menos desde mi punto de vista), pero sí es cierto que hemos tenido la impresión de que el señor estaba paseando por su casa sin rumbo ni perspectiva. Está bastante bien, como te digo, yo lo seguiría. si te apetece pasarte por el mío, estoy en el 181.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 13:38
  10. 10. John Doe dice:

    Buenos días Nube, me ha gustado mucho el cuento, su forma lírica y poetica teñida de nostalgia y tristeza. Tiene imagénes poderosas y buen ritmo, el punto de giro del final me ha parecido muy bueno. Nos seguiremos leyendo, mi cuento es el No. 33 por si quieres pasarte.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 15:37
  11. 11. JOSE VICENTE PEREZ dice:

    Hola Nube:
    Pues me ha gustado mucho tu relato. Creo que todos nos hemos dejado llevar por un anciano solitario y sin muchas ganas de vivir. Creas una atmósfera interesante. Casi se puede sentir el tacto de las llaves en las manos del hombre. La historia se va desgranando poco a poco, como un buen vino que baja por la garganta. Es una historia que puede estar ocurriendo en el piso de al lado nuestro y lamentablemente, ni siquiera nos enteramos de la soledad que esta vida ajetreada nos depara.
    Felicitaciones y sigue escribiendo. Tienes madera de escritora.
    Josevi

    Escrito el 22 junio 2016 a las 17:56
  12. 12. Nube Blanca dice:

    Muchísimas gracias a todos los comentarios (otra vez) 🙂 !!!

    Escrito el 22 junio 2016 a las 20:08
  13. 13. Divasul Pereira. dice:

    Pintas con la palabra.Todo condice con el personaje, los sentimientos propios de la edad avanzada y sentirse solo.Puede que sean redundantes algunos adjetivos.Pero hay tiempo para sacar lo sabido.Me gusto.

    Escrito el 23 junio 2016 a las 20:26
  14. 14. José Luis Jaimes dice:

    Hola Nube blanca. A ésta altura paseo por los textos de simple currioso. No abundaré acerca de porqué en muchos relatos abundan ancianos que se toman el lumbar, como se dice por allí, o la lumbar, como por aquí se dice, lo que me hace pensar que son textos desprendidos de cabezas y manos jóvenes. Coincidiré con quien/es han dicho por allí que, se necesita mayor información de cuanta extrañeza nos causa la ausencia de alguien amado para, después sí, justificar el suicidio. Y te marcaría que me parece sustancial revisar que los sustantivos coincidan en género con los adjetivos. La imagen del corredor con las dotogracias es interesante y podría haber sodo el lugae a enriquecer. Espero volvamos a encontrarnos aquí.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 02:21
  15. 15. Luz Belinda dice:

    Saludos…Llegue aquí por casualidad.Una casualidad genial.Felicitaciones por este magnífico blog¡Me encantó! .
    Con respecto al texto de Nube,me gustó la atmósfera que crea.Tal vez pudiera mejorar eliminando exceso de palabras y adjetivacion.Dándole mayor énfasis a elementos vitales en el desenlace del texto.Creo es un buen texto y merece ser trabajado en esos detalles.

    Escrito el 12 julio 2016 a las 12:51

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