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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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LA LÍNEA - por MOT

LA LÍNEA

El anciano encontró la llave en su sitio, donde la había guardado hacía ya tanto tiempo con la esperanza de no tener que usarla nunca. Pero ahora tenía que hacerlo, era imperativo. Abrió la caja fuerte, cogió una alargada caja de madera tallada, y con solemnidad y respeto volvió al salón, sin importarle lo más mínimo que la puerta quedara abierta, con la llave puesta en la cerradura.

El silencio era protagonista. Le ayudaba a que los pensamientos acudieran a su mente, educados y ordenados, lejanos y vívidos, y mientras él seguía con los preparativos, su memoria estaba trabajando y recordando.

Era un asesino a sueldo, así se ganaba la vida. Se había criado en Kanazawa, al amparo de una buena familia, y aunque era un joven samurái muy bien considerado, tuvo que huir para salvar su vida. En aquella época, en el continente europeo sabían y gustaban de las magníficas dotes de los samuráis, hecho que hizo que le fuera fácil empezar a trabajar. El continente tenía muchas ciudades y él vivía donde le salía un trabajo, sin importarle el país al que perteneciera. Antes de cumplir los treinta ya contabilizaba media docena de “encargos” y había recorrido cuatro países.

Y ahora, después de cientos de encargos de todo tipo, ese error, ese irreparable error. Nunca le había sucedido nada igual. Su línea siempre había estado muy clara: nada de niños. Nunca. Jamás. Pero ese último trabajo… Demasiado joven, demasiado guapa, demasiado futuro por delante, y aún así, se trataba de trabajo, solo trabajo, y tenía que seguir siendo así; si no lo hacía él, lo haría otro. Pero entonces vio lo que no tenía que haber visto. No debió entrar al baño a lavarse las manos ensangrentadas. No debió fijarse en la prueba de embarazo que estaba sobre el lavabo. Daba positivo. Salió después de vomitar.

A partir de ahí empezaron las malas noches, los remordimientos tomaron el control. Le asaltaban pesadillas en las cuales veía como una cara joven y guapa, con toda una vida por delante, se transforma en un rostro de horror; como la clemencia de sus tiernos e inocentes ojos le hacen llorar como un niño; como ve, cada vez que abre los ojos, la mirada rendida, resignada, piadosa, de la pobre chica cuando se da cuenta de lo inevitable, cuando le hunde el puñal en su corazón. También eran frecuentes las visitas nocturnas a su subconsciente, de un bebé que le pregunta, con una triste voz de niña, por qué lo hace, una vez, y otra, y otra, hasta que se despierta con el corazón latiéndola a toda velocidad, empapado en sudor. Aquello tenía que acabar, iba a acabar. Iba a limpiar su manchado honor samurái.

Se preparó según la tradición. Vestido con un impecable kimono blanco, se aseguró de tener al alcance el vasito con sake, que se debía beber en primer lugar. Compuso y escribió, sobre su abanico de guerra, sus últimas palabras, el yuigon, poema en el que se vuelcan los últimos pensamientos y las últimas emociones. Se sentó en el tatami, las piernas debajo del cuerpo, apoyado en los talones. Sobre una mesita baja depositó la caja de madera, al lado del resto de los objetos. Todo ello en el más absoluto silencio. Así debía ser, no había vuelta atrás.

Con suavidad y temple, como se coge a un recién nacido en brazos, el anciano abrió la caja y tomó entre sus manos el tantō, un tipo de daga afilada como una cuchilla de afeitar. Lo observó durante unos largos segundos, la punta hacia arriba, se tomó la bebida, le dio la vuelta al cuchillo e inspiró hondo. En el tiempo que dura una puesta de sol, todo hubo acabado.

El harakiri era, a veces, la pena capital por deshonra a la que se sometían los verdaderos samuráis, y el noble anciano, aunque deshonrado en su tierra por huir y por haber abandonado a su familia, pensó, en su último hálito de vida, que se marchaba con honor.

FIN

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8 comentarios

  1. 1. Algocar dice:

    Me ha gustado el relato y la clase magistral de historia Xd. Bien redactado, aunque a mí parecer con algunas faltas en el uso de los tiempos verbales.

    Sigue trabajando duro pero siempre disfrutando, un saludo.

    Si te apetece y tienes tiempo, mi historia es la número 8.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 12:46
  2. 2. Roger/NHICAP dice:

    Hola MOT,
    Me parece una bonita historia, bien estructurada y que gusta leer. En mi opinión, hay algunos detalles formales que deberías revisar.
    En el segundo párrafo hay cuatro adjetivos consecutivos, resulta exagerado. Sería mejor: “…acudieran a su mente ordenados, mientras él seguía…”.
    En quinto párrafo, especialmente, describes los sentimientos del anciano tras eliminar a la joven embarazada. Aquí falta empatía con el lector, al menos a mi me ocurrió. No se trata de explicar sensaciones, sentimientos o emociones, sino que el lector experimente aquello que se ha tratado de reflejar. Creo que merece una reflexión.
    También en ese párrafo, empleas ,en varias ocasiones la palabra “como” como átona y debe ser tónica, con tilde: “cómo” Ej:”cómo la clemencia de sus tiernos…”, “cómo ve, cada vez que abre…”
    Esto me pareció lo más relevante para que tengas otra visión.
    El relato me ha gustado y la descripción de la preparación del harakiri es muy buena, muy visual. El reto, logrado.
    Un abrazo y buen verano.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 18:45
  3. 3. Laura dice:

    Hola MOT.
    Magnífica descripción de un harakiri.
    ¿Acaso había modo de que supiese que la mujer estaba embarazada si no era accidentalmente? Tal vez ya había cruzado esa línea sin saberlo.
    Por lo demás, nada que señalar.
    Sigue escribiendo

    Escrito el 20 junio 2016 a las 21:06
  4. 4. Robles dice:

    Buenas MOT!. Un muy estupendo relato. Muy correcto, una precisa ambientación en el mundo samurái y un texto con mucha calidad y muy bien detallado a nivel emocional. Mi relato es el 27, por si te apetece echarle un vistazo. Un saludo.

    Escrito el 21 junio 2016 a las 00:26
  5. 5. Caritobel dice:

    Hola, Mot. Aquí estoy yo. 🙂

    Arranco con lo técnico:

    “El anciano encontró la llave en su sitio, donde la había guardado hacía ya tanto tiempo con la esperanza de no tener que usarla nunca”. Cambiaría el «su» por «el». Sacaría la coma y la colocaría después de tiempo. Además, colocaría la palabra «más» para finalizar la oración. Para reforzar el sentido que él ya la usó con anterioridad.

    “Abrió la caja fuerte, cogió una alargada caja de madera tallada, y con solemnidad y respeto volvió al salón, sin importarle lo más mínimo que la puerta quedara abierta, con la llave puesta en la cerradura”. Que repitas «caja» dos veces seguidas no es lo mejor, trata de remplazarlo la segunda vez por otra cosa. Pondría punto después de «tallada», quitaría la «y» para comenzar la siguiente oración. Creo que lo que va después de «salón» no suma ni resta nada. En tono caso si querés poner énfasis en su actitud descuidada porque en realidad va a morir, solo dejaría hasta la parte que dice «abierta», lo demás ya se sobreentiende.

    En mi escrito este mes me recomendaron revisar el tema de los gerundios. Por lo que leí algo sobre el tema. En particular mi conclusión fue que si es posible evitarlos, mejor —sólo si es preciso usarlos—. Entonces, en esta oración ”su memoria estaba trabajando y recordando”, es mejor decir “su mente trabajaba y recordaba”

    Usas como 21 veces la “y”.

    “En aquella época, en el continente europeo(…)”. Pondría coma después de europeo.

    “El continente tenía muchas ciudades y él vivía donde le salía un trabajo, sin importarle el país al que perteneciera”. Repetís continente, que ya utilizaste en la oración anterior. No se si la expresión ” le salía un trabajo” sea, estéticamente hablando, la más correcta. “Sin importarle el país al que perteneciera”, ¿quién? No me convence tampoco esta oración, hubiese puesto ” sin importar al país donde tuviera que viajar”, o algo así.

    ” Demasiado joven, demasiado guapa, demasiado futuro por delante(…)”. Demasiados «demasiado».

    ” Pero entonces vio lo que no tenía que haber visto”. Pondría coma después de «entonces».

    “No debió entrar al baño a lavarse las manos ensangrentadas. No debió fijarse en la prueba de embarazo que estaba sobre el lavabo”. Usas dos veces «debió» muy seguidas.

    En el quinto párrafo haces un cambio de tiempo verbal que no está bien. Deberías haberlo dejado en pasado.

    ” A partir de ahí empezaron las malas noches, los remordimientos tomaron el control. Le asaltaban pesadillas en las cuales veía como una cara joven y guapa, con toda una vida por delante, se transforma (transformaba) en un rostro de horror; como( sacaría este «como) la clemencia de sus tiernos e inocentes ojos le hacen (hacían) llorar como (a) un niño; como( suprimiría el «como» ve (veía), cada vez que abre (abría) los ojos, la mirada rendida, resignada, piadosa, de la pobre chica cuando se da cuenta de lo inevitable ( cambiaría la frase por “ante lo inevitable”), cuando le hunde ( cambiaría por “al hundirle”) el puñal en su («el» en vez de «su») corazón. También eran frecuentes las visitas nocturnas a su subconsciente, de un bebé que le pregunta (preguntaba), con una triste voz de niña, por qué lo hace( lo había hecho), una vez, y otra, y otra, (cambiaria por «una y otra vez» hasta que se despierta (despertaba) con el corazón latiéndola (latiéndole a toda velocidad, empapado en sudor. Aquello tenía que acabar, iba a acabar (suprimiría esta frase «iba a acabar»). Iba a limpiar su manchado honor samurái”.
    Además, la oración que empieza en ” le asaltaban” y termina en “corazón”, me parece muy larga sin necesidad, intentaría colocar punto y seguido para acortarla un poco.

    “sobre su abanico de guerra”. “Sobre el abanico”.

    En el párrafo seis y siete otra vez repetís «caja» muy seguido.

    “tomó entre sus manos”. Mejor, “las manos”.

    “Lo observó durante unos largos segundos, la punta hacia arriba, se tomó la bebida, le dio la vuelta al cuchillo e inspiró hondo”. Punto seguido después de «arriba». Después comenzaría la oración así “Tomó la bebida, dio vuelta el cuchillo e inspiró hondo”.

    Resaltaría con comillas las palabras que son en otro idioma.

    Contenido:

    Trama: un viejo anciano samurái que cumple un encargo. Asesina a una joven, pero esta esta embarazada y él no lo sabe. Este hecho genera un malestar en su conciencia, porque se había propuesto nunca matar niños —en este caso un no nato—. El tormento por tal acto desemboca en su suicidio.
    Me parece que la linea que guía la historia es clara y correcta.
    Pero, la parte que no es muy contundente es la manera casual como el samurái se entera la cuestión del embarazo. Me parece demasiado casual. Me parece que debería ser algo más contundente que encontrar el test de embarazo en el baño. ¿Me explico?

    Opinión: me gusto la historia. Me gusta como escribís, y aunque existen ciertos detalles que se deben pulir, me parece que la esencia de lo que querés decir se transmite sin problemas.

    Espero que mis observaciones te ayuden. Nos leemos la próxima (creo que en septiembre).

    Estoy en el 159, si te apetece leerme.

    Besos 🙂

    Escrito el 22 junio 2016 a las 00:26
  6. 6. MOT dice:

    Hola a todos y gracias por el tiempo que me habéis “prestado”.

    Siento haber tardado en responder, pero ando justillo de horas libres, enfrascado entre un taller de escritura, que acaba pronto, y un seminario curso, un poco más largo que el taller, titulado: “¿Cómo contar historias que den miedo? De la narrativa gótica al transmedia” (ambos en línea)que me llevan un poco de cráneo, ya sabéis…Lo siento.

    Iré por orden. Hola Algocar.
    Me alegro de que te gustara el relato. Respecto a los tiempos verbales, no se trata de ningún error, al menos de forma consciente, dado que ahí opté por usar, adrede, el presente, pues me pareció más acertado para conseguir un efecto más real, más vívido en lo que eran sueños. Quizás me equivoqué, y tomo buena nota para futuras ocasiones, pero en mi mente sonaba bien… Un saludo y a ver si saco tiempo para leerte…

    Hola Roger/NHICAP.
    Un placer que mi relato te haya gustado. Tienes toda la razón en lo que dices, te lo agradezco. Quizás lo más difícil sea, para mí, lo de la empatía para con el lector, pero lo tendré muy en cuenta en adelante.

    Hola Laura.
    Gracias. ¡Qué haríamos sin la Wikipedia!…
    Efectivamente, tal vez ya la había cruzado antes, sin saberlo, pero al ser esa vez la primera para él, aflora el honor del samurái que lleva dentro.

    Hola Robles.
    Me siento halagado. Gracias. Intentaré pasarme por tu relato…

    Hola Caritobel.
    ¡Ahí, ahí! Albergaba la esperanza de que me visitaras, je je je. Gracias.
    Bueno, menudo bombardeo… A ver cómo salgo de esta…Muy de acuerdo contigo en mucho de lo que me dices (unos errores más graves que otros, pero todos importantes), de lo cual tomo buena nota para mejorar, que es mi meta aquí en Literautas. Pero, con tu permiso, voy a “defender” algunas cuestiones, cosa que no significa, de ninguna de las maneras, que sean correctas.
    1- Tema de las 21 “y” – Debe ser patológico, pero no puedo evitarlo; me encantan los párrafos en los que se usa en abundancia dicha conjunción, y a veces pienso que forma ya parte de mi “estilo”.
    2- Tema de los demasiados “demasiado” – Ahí está hecho de forma muy consciente, adrede, precisamente por lo pesado, duro, exagerado que suena. Igual que en los “debió”; misma postura… ¿Mi “estilo” de nuevo?
    3- Tiempo verbal del párrafo de los sueños – Te remito al comentario que le respondo a Algocar.
    4- Tema del abanico – Cada samurái poseía un solo abanico de guerra, sobre el que escribían el “yuigon”, y para ellos era tan sagrado como la katana. De ahí que haya escrito “su abanico de guerra”, el único y sagrado, y no “el abanico…”, uno de tantos.
    5- La cuestión del embarazo – Aunque parezca una tontería, hasta que ví esa escena en mi mente el relato no estaba completo, todo eran ideas confusas, y fue a raíz de ello que todo cobró sentido en mi cabeza, en un instante. Fue casi como un acto reflejo, y de ahí empecé a juntar piezas del puzzle. La verdad es que no vi ninguna necesidad de cambiar la forma de enterarse. Veo que quizás me equivoqué.
    Otra vez tengo que agradecerte tus consejos, esas valiosas clases de tu particular “taller de escritura” que tanto me ayuda… A ver si saco unos minutos para leerte, que me apetece un montón, y recibe de mi parte un respetuoso abrazote…MOT

    Escrito el 24 junio 2016 a las 15:51
  7. 7. tita dice:

    Hola, Mot

    La historia esta bien contada. Aunque hay uno que otro desliz en cuanto a tiempos verbales. El personaje está bien desarrollado y el final del relato es digno para un samurái.

    ¿Porqué el título?

    Saludos

    Escrito el 26 junio 2016 a las 05:23
  8. 8. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola MOT, también resulta para mí, la primera vez que te leo: aunque vengo participando desde hace unos dos años en este blog. Luego de una ausencia por varios meses, intento volver a escribir sin interrupciones. He disfrutado la historia que nos narras, la he leído con despacio, como saboreando las escenas que pasaban por mi mente. La nitidez me ha llegado con la descripción de la alargada caja de madera tallada y el impecable kimono blanco. Es una historia, entre todas las que comienzan aquí con: «El anciano encontró la llave en» que yo calificaría de exótica. Las que he leído, incluyendo la mía, son de historias occidentales.
    MOT, ha sido una buena participación la tuya. Espero que nos sigamos leyendo.
    Estoy muy agradecido por la visita que realizaste a mi escrito de este mes y por la nota que dejaste.
    Hasta pronto. Un saludo.

    Escrito el 28 junio 2016 a las 22:24

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