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La cajita azul - por Anastasio de la Torre

El anciano encontró la llave en una cajita azul con incrustaciones nacaradas, la misma cajita azul que aparecía en todos sus sueños, e inmediatamente supo qué hacer con ella.

Era algo extraño, muy extraño. Él un hombre apocado e indeciso, que jamás había tomado una decisión en su vida, al que asustaba cualquier novedad y que consideraba a los aventureros como locos peligrosos, cogió su mochila, la rellenó con algo de ropa, unos cuantos sándwiches envasados y tres botellas de agua, fue al garaje, arrancó su viejo Land Rover y salió de la ciudad por la autopista del Noroeste.

Sabía perfectamente lo que tenía que hacer, donde tenía que ir y en cuanto tiempo hacerlo, era puro instinto. En su mente iban juntándose imágenes, sonidos, olores que en su tiempo carecieron de importancia pero que ahora estaban encajando unos con otros hasta formar un relato limpio y unívoco, pero aterrador.

Llegó a las inmediaciones del enorme volcán que dominaba todo el valle, aparcó el coche, cogió sus cosas y se dispuso a avanzar por el serpenteante camino que subía, entre centenarios árboles, hasta el cráter; tras media hora de curvas y revueltas encontró un claro donde se levantaba una construcción de piedra seca que en tiempos había sido un refugio de pastores, empujó la vieja puerta de madera y entró a una estancia amplia, luminosa y extrañamente limpia. Respondiendo a un repentino impulso, contó trece losas en la hilera inmediata a la bisagra superior de la puerta y posó sobre ella la palma abierta de su mano izquierda.

Justo enfrente se oyó un ligero ruido, y algo se elevó desde el suelo de tierra pisada. Era una plataforma con una pequeña cerradura en la que el anciano, sin dudarlo, introdujo la llave de la cajita azul.

Un pasadizo se abrió a sus pies, y comenzó a descender por la empinada escalera de la que no se adivinaba el final. Tras pisar el quinto peldaño, un portón se cerró a sus espaldas y la oscuridad más completa se apoderó del túnel, pero fue en ese preciso momento en el que él empezó a entender.

Toda la sabiduría que los hombres han estado buscando durante milenios se le apareció como recordada, comprendió de golpe la naturaleza del Universo, supo que el gran error de los pensadores humanos había sido creer que el mundo era tal y como lo apreciaban ellos, que todas las teorías existentes obviaban el hecho de que tanto la razón como los sentidos son limitados e igual que hay sonidos que el oído humano no es capaz de percibir tampoco se pueden entender todas las dimensiones de la realidad, que el corredor por el que bajaba era lo que había convenido en llamarse un agujero de gusano, un corredor que conectaba dos lugares del tejido del espacio-tiempo.

Supo que siempre habían existido personas que los conocían pero que lo mantenían en el más absoluto secreto, supo que muchas de las cosas que aparecían como grandes misterios en la época de la que estaba saliendo tenían una fácil explicación, desde la construcción de la pirámides hasta la vida del más allá, desde los cuentos de Borges hasta el eterno retorno de Nietzsche.

Supo que eran incontables las veces que había atravesado un pasadizo similar; a la memoria le vinieron en una rápida sucesión cientos de paisajes, de tiempos, de amores, de risas, de llantos, de tristezas, cientos de vidas, de las que, por encima de todo, le quedaba una única permanencia, la de saber que había sido siempre él quien las había vivido.

Y por último supo que tras aquella claridad que empezaba a adivinarse a lo lejos habría otra habitación que estaría situada en no se sabe que tiempo ni que lugar y en la que al entrar, olvidaría completamente todo lo que estaba recordando hasta que, otra vez, volviera a encontrar la cajita azul con incrustaciones nacaradas.

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6 comentarios

  1. 1. Isolina R dice:

    Hola, Anastasio de la Torre:

    Me ha gustado bastante tu relato.

    En cuanto a la ortografía, solo te señalaré que faltan cuatro tildes en interrogativos indirectos: “dónde tenía que ir y en cuánto tiempo hacerlo”, “no se sabe qué tiempo ni qué lugar”.

    En cuanto a la puntuación, yo cambiaría algunos signos.

    Te pongo, como ejemplo, un párrafo entero:
    “Llegó a las inmediaciones del enorme volcán que dominaba todo el valle. Aparcó el coche, cogió sus cosas y se dispuso a avanzar por el serpenteante camino que subía, entre centenarios árboles, hasta el cráter. Tras media hora de curvas y revueltas, encontró un claro donde se levantaba una construcción de piedra seca que en tiempos había sido un refugio de pastores. Empujó la vieja puerta de madera y entró a una estancia amplia, luminosa y extrañamente limpia. Respondiendo a un repentino impulso, contó trece losas en la hilera inmediata a la bisagra superior de la puerta y posó sobre ella la palma abierta de su mano izquierda”.

    En el segundo párrafo tienes una oración corta al principio y otra larguísima a continuación, de cuatro renglones. Yo refrasearía el párrafo de otro modo. Te pongo dos posibilidades, solo como ejemplo:
    1ª “Era algo extraño, extrañísimo. Apocado e indeciso, jamás había tomado una decisión en su vida. Le asustaba cualquier novedad y consideraba a los aventureros como locos peligrosos. Pero en aquella ocasión cogió su mochila, la rellenó con algo de ropa, unos cuantos sándwiches envasados y tres botellas de agua. Luego se fue al garaje, arrancó su viejo «Land Rover» y salió de la ciudad por la autopista del Noroeste”.
    2ª “Era algo extraño, muy extraño. Él, un hombre apocado e indeciso ―que jamás había tomado una decisión en su vida, porque le asustaba cualquier novedad y consideraba a los aventureros como locos peligrosos― rellenó su mochila con algo de ropa, unos cuantos sándwiches envasados y tres botellas de agua, fue al garaje, arrancó su viejo «Land Rover» y salió de la ciudad por la autopista del Noroeste”.

    Yo evitaría la reiteración del verbo “ser”, sobre todo de “era/n”. Respecto a la reiteración del verbo “saber”, solo mantendría “supo”. Las demás veces intentaría buscar un sinónimo.

    Te repito que me ha gustado tu historia. Creo que tienes madera. Ánimo.

    Espero que mis sugerencias te sirvan.
    Saludos.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 18:11
  2. 2. Lauro dice:

    Hola!!
    Muy bueno tu relato. Mantiene la intriga hasta el final y deja al lector metido en la historia. Te felicito y sigue así.
    Nos leemos. Un saludo!

    Escrito el 20 junio 2016 a las 17:24
  3. 3. Yolanda Tovar dice:

    Hola, Anastasio:

    Me ha gustado mucho tu relato. Tienes un estilo de escritura muy pulido, aunque en el segundo párrafo he echado de menos algún punto. A mi me encanta la ciencia ficción y tu relato cumple con el género. Aún y así, la historia me ha recordado demasiado a la última película de Indiana Jones (por lo de los seres de otro planeta y su sabiduría).
    Me parece muy original la idea de tener la posibilidad de vivir tantas vidas, a pesar de que olvide las anteriores.

    Un saludo

    Escrito el 20 junio 2016 a las 18:58
  4. 4. Yoli dice:

    Hola, Anastasio.
    Me ha gustado tu relato. Se hace ameno leerlo y en general está bien escrito, excepto como ha dicho Isolina por las tildes, pero se lee bien. Original lo de viajar a otras vidas, me ha gustado.
    Si quieres leer el mio soy el 104.

    Escrito el 22 junio 2016 a las 11:17
  5. 5. Beluis dice:

    Gracias por tu comentario en mi texto. Soy Lauro también…

    Escrito el 22 junio 2016 a las 19:36
  6. 6. Menta dice:

    Hola Anastasio. Es muy bonito tu relato y me ha gustado porque todo lo inesxplicable me llama la atención.
    He anotado algunas cosas que quiero comentarte:
    1.- Dices ” cogió su mochila, la rellenó con algo de ropa”. Me suena mejor “llenó”. Rellenar entiendo que significa que una vez la llenó y las siguientes veces la rellenó. La RAE también contempla el significado de llenar totalmente, pero entonces quitaría el “algo”, lo siento como una contradicción. Bueno tú ya verás.
    2.- “empinada escalera”. Actualmente, en prosa, los adjetivos es mejor que vayan detrás del sustantivo. Yo buscaría otro adjetivo porque las escaleras suelen ser empinadas, por ejemplo: resbaladiza.
    3.- Gracias porque he aprendido lo que es un agujero de gusano.
    4.- Cambiaría algunos “supo” por otras palabras aunque tengas que rehacer las frases. No tienes problemas con el número de palabras todavía puedes incluir bastantes.
    Te buscaré en septiembre.

    Escrito el 25 agosto 2016 a las 07:48

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