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Los ecos de un tiempo pasado - por Bea

El anciano encontró la llave en el fondo de uno de los cajones de la mesa de madera de su librería. Era un lluvioso día de invierno, el agua golpeaba las ventanas estruendosamente y el viento se encargaba de zarandearlas confiriendo la sensación de que el juicio final se estaba sucediendo de puertas para afuera.

El señor Darcy intentó distraer su mente con la intención de aplacar su ya más que famoso temor por las tormentas, de modo que decidió leer. Había corrido al último lugar donde recordaba haber dejado su primera edición de Hamlet; El segundo cajón de su escritorio. Había rebuscado arduamente en cada rincón del cajón de nogal en busca del libro. Sin embargo, no fue "Hamlet" lo que encontró, sino una pequeña llave de metal con un rubí incrustado en su centro.

Se quedó mirando la diminuta llave con cara de absoluto estupor, al segundo saltó de su asiento en dirección a la chimenea. Cuando llegó allí el calor del hogar lo envolvía de forma reconfortante, pero no lo notó ya que toda su atención estaba puesta en la polvorienta cajita de metal situada sobre la repisa de mármol de la chimenea. Cogió el pesado objeto con manos temblorosas y comenzó a desempolvarlo dejando entrever en su parte frontal unas iniciales; J.B. «Dios mío», pensó dejándose caer en el sillón orejero situado frente a las llamas.

Metió la llave en la minúscula cerradura, la giró y al escuchar un «click» echó mano a la tapa. En su interior descubrió como una bailarina de madera ya casi totalmente descolorida daba vueltas y vueltas al son de una preciosa melodía ayudando al anciano a retrotraerse a tiempos ya muy lejanos, más concretamente a aquellos en los que las canas todavía no habían hecho acto de presencia en su pelo y podía beber grandes cantidades de brandy sin preocuparse por el mañana.

A su mente asomaron los recuerdos de una juventud salvaje y despreocupada la cual llegó a su fin el mismo día en el que su padre decidió prometerlo con la rica heredera de un imperio textil. «Gracias padre por comprometerme con lo que por seguro será una solterona amargada», recordó haber pensado cuando su padre le dio la nueva. Sus palabras por aquel entonces no podrían haber sido más desacertadas ya que la tarde en la que conoció a Jane Birch quedaría grabada en su memoria a fuego como la tarde en la que asomó a sus ojos el amor personificado. Aquella joven de cabellos castaños y ojos color miel era todo ternura y palabras amables.

Sin embargo, toda aquella ternura se fue apagando con el tiempo gracias a los desplantes y desmanes de un joven cuyo mismo ser era el centro de su universo. El matrimonio duró largos años en los que aquella joven flor del principio se mostraba ahora como una mujer frágil y enfermiza, quebrada por el mal trato de un esposo que tenía la capacidad de romper su corazón todos los días de algún nuevo modo.

Se quedó mirando como la bailarina daba una vuelta tras otra, azuzada siempre por la misma melodía. Después dirigió su vista, automáticamente, al óleo colgado sobre la chimenea. En él la joven Jane Birch sonreía dulcemente con su llave colgada al cuello, mirándolo desde su altar, con lo que él veía como una mirada acusadora. Cerró la tapa de la cajita de música de golpe.

Éste se intentó levantar del sillón pero notó una enorme punzada de dolor en su pecho. Respiró hondo intentando tranquilizar el torbellino de emociones que sentía su maltrecho cuerpo para así aplacar el repentino dolor que sentía. Lentamente éste fue remitiendo aunque sin terminar de desaparecer por completo, fue entonces cuando decidió volver a intentar levantarse otra vez, y esta vez lo consiguió.

Agarró con fuerza la cajita de música y comenzó a alzarla intentando dejarla en el mismo sitio de la repisa de mármol del que la había cogido. En ese mismo momento una punzada de dolor inmenso le partió el pecho haciendo que sus brazos cedieran al peso del metal el cual calló contra el anciano haciéndole una gran brecha en la cabeza y tirándolo de espaldas al suelo.

Se quedó tumbado de espaldas sintiendo como la sangre comenzaba a brotar por la hendidura de su cabeza, observando el espectral rostro de Jane, afligido por la culpa y la pena de haber malgastado algo tan hermoso. Esperando y sintiendo como llegaba su hora. En su mano una llave.

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11 comentarios

  1. 1. Anna Trejo M dice:

    Bea:
    Tiene ese tinte necesario intrigante y feroz. Me gusta.

    Considero que particularmente ese estilo te va bien.

    Nos leemos.

    Escrito el 17 junio 2016 a las 19:20
  2. 2. Dante Tenet dice:

    Bea:

    Me ha gustado el relato, la ùnica consideraciòn la haría en el primer párrafo, pues al leerlo me diò la impresión que ya habìa encontrado la llave. Y luego en el segundo contas como la encuentra, eso solo eso , me confundiò por un momento.
    El resto me encanto, es de una tristeza poètica muy bien lograda.

    Nos estamos leyendo, estoy en el 67

    Escrito el 18 junio 2016 a las 00:02
  3. 3. Yoli dice:

    Hola, Bea.
    Me ha encantado tu relato, el como has descrito tanto al personaje como en los detalles de la casa. Me ha gustado el final, que lo ultimo que viera fuera a Jane, con esa culpa corroyendole.Saludos
    Si quieres leerme soy el 104.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 10:25
  4. 4. Alush dice:

    Hola Bea,soy nueva en este blog y en este arte de escribir. Me gustó tu cuento, la fluidez con la ecribis y el uso de la atmósfera que creas.
    No me quedó muy claro cómo el anciano entendió que la llave era de la cajita de música.El final dramático sorprende, aunque me faltan un poco de pensamientos sobre la vida con su mujer.
    Si tenes ganas mi cuento es el 102
    Un abrazo

    Escrito el 18 junio 2016 a las 14:43
  5. Hola, Bea:
    Has intentado recrear la mala conciencia de un anciano egoísta que no supo valorar la mujer que tenía. Podríamos decir que «en la penitencia está el castigo», y eso es lo que le sucedió al viejo.
    El contenido me parece bueno. Encuentra la llave por casualidad y esto le induce a abrir la cajita de música, que sirve de catalizador para traer a su memoria escenas de su juventud, cuando su padre le impuso una mujer para casarse y lo mal que se portó con ella a pesar de ser una joven bonita y de un gran corazón. La cajita de música, que tenía que ser muy pesada, es el detonante de ese ataque al corazón que hace que no pueda sostenerla con las manos, se le escurra y le caiga sobre su cabeza, produciéndole una grave herida que junto con el ataque al corazón se lo lleva de este mundo. Es un argumento.
    La forma tal vez tiene algunas grietas.
    En las dos primeras líneas repites “de” tres veces, y suena recargado.
    “confiriendo“ no es sinónimo de dando. Veo ese vocablo muy ampuloso.
    “el juicio final se estaba sucediendo de puertas para afuera”. Se estaba sucediendo no es correcto y toda la frase en sí, me parece un poco rebuscada.
    “El segundo”. Después de punto y coma, se sigue con minúscula.
    “como una bailarina de madera ya casi totalmente descolorida daba vueltas”. Ya casi totalmente descolorida va entre comas.
    “retrotraerse a tiempos ya muy lejanos”. Ese ya le quita frescura a la frase, es mejor suprimirlo.
    “cuyo mismo ser era el centro de su universo”. Yo suprimiría “mismo”.
    “con lo que él veía como una mirada acusadora“. Yo suprimiría “como“.
    “Éste se intentó levantar del sillón“. Se está hablando del anciano “este” es una redundancia, no hace falta en la descripción.
    “decidió volver a intentar levantarse otra vez”. Intentar sobra, lo que decide el anciano es levantarse de nuevo.
    “el cual calló contra el anciano”. Es cayó. La “ll” y la “y”, se confunde a veces en países de Sudamérica.
    Hay alguna falta de comas que no he señalado.
    Con mucho cariño y esperando que estas observaciones te sirvan, recibe un abrazo.
    Estoy en el 165. Nos seguimos leyendo

    Escrito el 18 junio 2016 a las 15:54
  6. 6. Saldivia dice:

    Hola Bea. Me ha gustado tu relato, de alguna manera me olí el final, pero tuve que leerlo todo para asegurarme, además mantienes el interés encendido con tus vívidas descripciones. El apellido darcy me suena de “pride & prejudice”, no se si tiene relación con este carácter; y Jane Birch es homónima de una algo polémica mormona que propone una dieta vegetariana; en todo caso suenan bien en el contecto de la historia.

    Solo tengo la duda con “Se quedó mirando la diminuta llave con cara de absoluto estupor, al segundo saltó de su asiento”, no suelo relacionar el estupor con saltar inmediatamente en acción, no obstante esta es una apreciación meramente personal.

    Espero seguirte leyendo, ¡Éxito!

    Escrito el 19 junio 2016 a las 22:00
  7. 7. Perla Preciosa dice:

    Hola, bea. Ante todo,te diré que me ha gustado tu relato, pero, antes de explayarme más en este sentido, te voy a hacer una serie de correcciones estilísticas que aún no te han hecho:

    “Sin embargo, no fue “Hamlet” lo que encontró, sino una pequeña llave de metal con un rubí incrustado en su centro.
    Se quedó mirando la diminuta llave con cara de absoluto estupor”: mejor:
    “Se quedó mirándola”, pues ya has nombrado la llave, aludiendo igualmente al hecho de que era pequeña.

    «Gracias padre por comprometerme con lo que por seguro será una solterona amargada»: mejor:
    «Gracias, padre, por comprometerme con quien, casi seguro, será una solterona amargada”. Estás hablando de su mujer, y, por muy mal que te caiga, lo lógico es que uses el pronombre apropiado. En esto queda claro, desde luego, que el marido es un asqueroso machista, además de maltratador nato, que cosifica al otro sexo.

    “Se quedó mirando como la bailarina daba una vuelta tras otra”: “cómo” lleva tilde, pues es adverbio modal.

    “Fue entonces cuando decidió volver a intentar levantarse otra vez, y esta vez lo consiguió”: mejor:
    “Fue entonces cuando decidió volver a intentar levantarse otra vez, y esta lo consiguió”, para evitar la redundancia.
    Por lo demás, como te decía antes, me ha gustado bastante, tanto el tema en cuestión como el trato que das al protagonista al final de la historia. No es que me guste el sadismo ni maldesear a nadie, pero, a personas de este tipo, esta es una de las mejores cosas que les pueden pasar: morir trágicamente y a solas.
    Te animo a que sigas escribiendo y, si te apetece, mi relato es el 181.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 19:07
  8. 8. María Esther dice:

    Hola Bea:
    Tu relato se lee bien.Es una historia de amor dolorosa, diría yo, que se quedó encerrada en una cajita, cansada de dar vueltas al son de la misma melodía.
    Otros compañeros te hicieron varias anotaciones en cuanto a lo formal.
    Del protagonista, yo diría que cumple el difícil papel que le asignaste.
    Espero que sigas escribiendo.
    Saludos.
    Maritel 126

    Escrito el 22 junio 2016 a las 02:46
  9. 9. Juana Medina dice:

    Hola Bea,
    Creo que hace mucho que no leía algo tuyo. Encuentro fuerza y poesía en tu relato. También un ritmo excelente que nos lleva a no dejarlo ni distraernos hasta el fin.
    Muy bueno. Si quieres estoy en el 106
    Felicidades. Nos leemos

    Escrito el 22 junio 2016 a las 17:24
  10. 10. JOSE VICENTE PEREZ dice:

    Hola Bea
    Tu relato me ha gustado mucho. Sobre todo por la imaginación que demuestras al relatar bastantes avatares del protagonista. Como el resto de compañeros, he encontrado algún matiz a corregir, pero ya las han comentado antes. El argumento tiene riqueza y está bien construido como escenas. Los retoques de estilo y gramática ya se irán puliendo. Lo importante es que demuestras tener gran cantidad de ideas a contar. Más vale esquivar el temido bloqueo de ideas que me suele pasar a mí.
    Besos
    Josevi

    Escrito el 22 junio 2016 a las 18:26
  11. 11. Tatei Jautze dice:

    Hola
    Escribes: “su primera edición de Hamlet”, el título de la obra va entre paréntesis. Ese título se escribió entre 1599 y 1601, así que el señor Darcy vivía en esa época o en su librería se podían encontrar tesoros muy antiguos, aunque no creo que un libro con 4 siglos de antiguedad ande cambiando de sitio como si fuera cualquier cosa.

    Escrito el 8 agosto 2016 a las 15:03

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