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EL ROSTRO DE LA CULPA - por JOSE VICENTE PEREZ

El anciano encontró la llave en el agujero de la pared, donde solía dejarla. Era una escena que observaba a diario, mientras esperaba a que me abriesen la puerta de la academia, a la que acudía para intentar aprobar matemáticas. Éramos vecinos de rellano, en el último piso de un antiguo inmueble de la calle Espartero.
Y digo el último, aunque no fuera exactamente cierto. Compartíamos descansillo con el acceso a la buhardilla que ocupaba el viejo. Hubo un intento de querer vender el inmueble a una constructora, pero al parecer, fue el anciano quien lo truncó.
Antaño, en el piso de abajo, había una pensión que acabó por cerrar en cuanto el dinero se presentó, llamando a la puerta. El resto de vecinos hizo lo mismo.
Al dueño de la academia le alquilaron el piso como último recurso. Era un edificio que se caía a pedazos, y sentías al andar que el suelo se vendría abajo en cualquier momento.
Al hombre mayor, como estúpida venganza, le tapiaron el tramo de escaleras que subían a su buhardilla. Una puerta de aglomerado con una cerradura de juguete, servía de escudo protector.
Los demás alumnos se reían del pobre infeliz que subía y bajaba fatigoso la escalera, en busca de agua, de la fuente situada dos calles más allá. El hilo de luz que dejaba ver la rendija de la puerta, era vacilante, y lúgubre.
El hombre, nos ignoraba. Sobre todo si estábamos en grupo, sentados en los escalones, a la espera de comenzar la clase.
Algunas veces, yo llegaba pronto, y entonces el hombre me hablaba. Al principio, daba un poco de miedo, tan misterioso y cubierto de prendas que colgaban por todos lados.
Me contó que había sido profesor y que la muerte de un alumno en un accidente escolar, le traumatizó tanto que ya no levantó cabeza.
Confieso que jugaba a dos bandas. Si estaba solo, hablaba con él. Pero si me encontraba en grupo, la horda tiraba del orgullo y me unía a las chanzas contra el anciano.
Para todos nosotros, constituía un misterio qué ocultaría la puerta de contrachapado. Tanto, que decidimos vigilar las andanzas del inquilino hasta encontrar el momento de traspasarla.
El fatídico día, el pobre hombre volvió a guardar la llave en el agujero y se dirigió lentamente a buscar agua a la fuente. Llevaba dos garrafas de plástico en la mano. Si el camino de ida era lento y penoso, el de vuelta no sería menos con el peso de los bidones. Era el momento oportuno.
Mientras un compañero más timorato que el resto, se quedaba de guardia, por si volvía antes de tiempo, dos chicos y yo cogimos la llave y abrimos lentamente la puerta de madera.
El interior era una imagen grotesca de colchones, bolsas de ropa, muebles, libros, todo hacinado y amontonado sin orden. La sensación de asfixia que nos invadió hizo que otro compañero se asustase. Encima de una mesita ardía una bujía casi consumida. Los movimientos del chaval y la llama oscilante crearon una serie de sombras agigantadas, sobrecogedoras. En un momento mi amigo se sobresaltó, trató de huir, pero tropezó con algo en la penumbra. De repente la mesa estaba volcada y la vela prendía en unos colchones. Antes de que pudiéramos hacer nada, el habitáculo ardía como una tea.
Corrimos, sin preocuparnos de nada. Mientras bajábamos en tropel la escalera, oímos una explosión y supusimos que algún combustible había entrado en contacto con el fuego. La hoguera se extendía por el descansillo y consumía también nuestra academia.
Salimos a la calle asustados y nos dimos de bruces con el anciano que volvía con su carga. Al vernos comprendió que algo malo estaba ocurriendo en la casa y me agarró por el brazo al vuelo, impidiéndome escapar.
A gritos me pedía explicaciones, mientras sobre nuestras cabezas estallaban los cristales de las ventanas. Por fin me zafé de su garra y hui culpable y avergonzado. Pero él no me siguió. Empezó a subir las escaleras y se perdió entre el humo que bajaba ya a su encuentro.
Jamás olvidaré su mirada, preguntándose por qué le había traicionado.
Al final, salimos airosos de los interrogatorios. En cobarde comunión, todos declaramos que vimos al anciano salir y a los pocos minutos se propagó el fuego. El cargó con la culpa y se llevó a la tumba la verdad.
Pero no pasa un día sin que, al cerrar los ojos, vea el rostro crispado de quien me suponía su amigo.

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15 comentarios

  1. 1. Autor dice:

    Increíble, al principio cuando comenzaba a leer lo sentí algo lento. Una simple sucesión de vivencias que no llevaban hacía ningún sitio. Conforme avance la lectura te encariñas con el vejete. Lo describes tan frágil y necesitado que uno solo quiere ayudarlo. De esa manera logras identificarnos con el muchacho que de alguna manera, aunque sea solo hablándole mejora su dia, por eso cuando llega el hecho final, al menos a mi, me ha desconcertado e impactado. Excelente historia.

    No remarco errores ortográficos porque se me dificulta detectarlos, pero puedo decir que hay algunas comas sobrantes.

    Animo y a seguir escribiendo.

    Escrito el 17 junio 2016 a las 17:20
  2. 2. beba dice:

    Hola, José Vicente: Tu historia me pareció muy tierna, creíble y realista. Manejas muy bien la expresividad de los personajes y las imágenes físicas, como las del incendio. Tu estilo es apropiado a la historia, simple y claro. Quiero señalarte que usas comas entre el sujeto y el verbo, lo cual es incorrecto; por ejemplo:”El hombre, nos ignoraba. En cambio, está bien colocar coma antes del sujeto si has adelantado algo del predicado:”En cobarde comunión, todos declaramos que vimos al anciano salir…”
    Mi cuento es el 203

    Escrito el 17 junio 2016 a las 22:58
  3. 3. Patricia Redondo-Madrid-España dice:

    Buena historia, aunque al principio un poco confusa…uno no entiende muy bien como consigue llegar el anciano hasta su casa si le tapiaron el acceso por escaleras a la misma… el tema elegido muy bueno , y terrible : el engaño, la traición , la mentira …

    Mi texto está en la posición 193 por si te apetece pasar a leerme

    Saludos!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 08:02
  4. 4. Diego Manresa Bilbao dice:

    Buenas Jose,
    La historia es interesante, pero tienes que revisar los signos de ountacion, sobre todo las comas. Ponerlos mal quita mucho ritmo a la naraccion.
    Nos leemos!
    Un saludo

    Escrito el 18 junio 2016 a las 11:48
  5. 5. Jesús Lacupett dice:

    Muy buena historia, me impactó el final inesperado.
    Gran imaginación sigue así. Felicitaciones

    Escrito el 19 junio 2016 a las 00:10
  6. 6. Perla Preciosa dice:

    Me he quedado sin palabras, compañero, al leer tu historia. ¡Fíjate que todos hemos hecho gamberradas alguna vez, pero de esa magnitud…! La he leído porque me ha llamado la atención el título: pensaba que era otra cosa y eso que yo prefiero la tragedia a la comedia. Bueno, sigue escribiendo, pero con gamberros unpoco más sanos. si te apetece leer mi relato, es el 181.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 19:21
  7. 7. Shira M. Collins dice:

    Hola,
    Al principio un poco lioso el tema de la puerta, pero luego coge carrerilla. Tu texto muestra como solos podemos ser bondadosos y en grupo volverlos lobos.

    Saludos,

    Escrito el 21 junio 2016 a las 15:26
  8. 8. JOSE VICENTE PEREZ dice:

    Gracias a todos:Autor, Beba,Patricia,Diego,Jesús,Perla y Shira
    Vuestros comentarios son enriquecedores. Comentaros que estoy super orgulloso de haber vuelto con todos, a la cita mensual, tras fallar un par de meses por el maldito trabajo. El relato es mitad verdad, mitad ficción. Era una anciana, la que vivía en el último piso del edificio. Y los chicos, yo el primero si que entramos a echar un vistazo. Sólo que no provocamos ningún incendio. Teníamos catorce años y en cuanto la vela se movió y creó sombras, salimos como alma que lleva el diablo, muertos de miedo.
    Prometo leeros a todos y poco a poco comentar vuestros relatos.
    Abrazos y besos
    Josevi

    Escrito el 22 junio 2016 a las 18:32
  9. 9. Jose Maria Moya Baena dice:

    Impacta. Al margen de errores afines a seguidores de CSI o de “Se ha escrito un crimen”, la llave ¿de donde sale? …

    Gilipolleces, el lector tiene que pensar aun que le cueste.

    Buen Trabajo.

    Escrito el 23 junio 2016 a las 01:25
  10. 10. dante Tenet dice:

    Me gusto mucho, todo en primera persona, un aire intimista en todo el recorrido.

    Vale, hasta me quedaron ganas de saber que ocultaba en su buhardilla.

    Supongo que sus fantasmas.

    Nos seguimos leyendo.

    Estoy en el 67

    Escrito el 26 junio 2016 a las 00:58
  11. 11. Jisaen dice:

    Buena narrativa y la historia deja patente la relación entre el anciano y el muchacho, marcando bien el carácter de los personajes, cosa difícil en cuento corto.

    Este mes no pude ingresar mi historia por falta de tiempo, pero si desean pueden pasar a leerla en mi blog y dejar sus siempre bienvenidos comentarios y críticas
    http://jisaen.blogspot.pe/

    Felicitaciones

    Escrito el 28 junio 2016 a las 19:00
  12. 12. Jisaen dice:

    Buena narrativa y la historia deja patente la relación entre el anciano y el muchacho, marcando bien el carácter de los personajes, cosa difícil en cuento corto.

    Este mes no pude ingresar mi historia por falta de tiempo, pero si desean pueden pasar a leerla en mi blog y dejar sus siempre bienvenidos comentarios y críticas

    Felicitaciones

    Escrito el 28 junio 2016 a las 19:01
  13. 13. Amanda Quintana dice:

    Hola José, hermoso texto, pude ver con claridad el lugar, me llevaste a un sitio donde todo era claro, fue como dar un paseo. Me sacudió lo ocurrido allí y, ver al anciano entrar al lugar, fue una imagen estremecedora.
    Gracias por compartir tu texto aquí, fue lindo leerte.

    Escrito el 29 junio 2016 a las 13:09
  14. 14. lunaclara dice:

    Hola: tu relato es muy entretenido, tiene mucha acción y describes sin tropiezos. Te felicito.
    Al final, quizás, repites dos veces lo de la mirada acusadora del viejo. Y queda raro.
    Felicidades!

    Escrito el 12 julio 2016 a las 13:41
  15. 15. Rosario Nápol dice:

    Es mi primera opinión, espero te sirva. Me encantó tu cuento. Se siente muy real, todo detalle cuidado y fluye. Invita a continuar la lectura para llegar pronto a un final imaginado, ya que la vela te da una pauta de que “algo” dramático puede suceder. Desde mi punto de vista tiene ritmo y sonoridad. Te felicito.

    Escrito el 14 diciembre 2016 a las 00:36

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